TRIBUNA PÚBLICA CRÍTICA A LA TEORÍA DE LA ORGANIZACIÓN DE LOS COC FORMULADA EN "EL DOCUMENTO DE VIGO" Diciembre, 1973 La atomización actual del movimiento obrero (4 coordinadoras de C.O. y más de 15 "vanguardias", sólo en Cataluña), tiene múltiples causas. Unas son de tipo subjetivo: liderismo, disputas personales entre dirigentes de diversos grupos, etc. Otras son objetivas. Entra estas destaca la dificultad -debida a la clandestinidad- en la que nos encontramos para aclarar conceptos y posturas propias, confrontándolas entre sí. De esta manera, grupos que a lo mejor mantienen posiciones ideológicas afines, actúan por separado, sin que las pequeñas diferencias existentes justifiquen el perjuicio que se causa al movimiento obrero, manteniendo una división innecesaria. En todo caso, una cosa es cierta, y el DOCUMENTO DE VIGO de los COC lo prueba: existe una confusión total sobre conceptos tan importantes como "organización de clase", "vanguardia", "partido", así como sobre sus respectivas funciones y relaciones. Los grupos que aceptan el marxismo-leninismo, tal como lo entienden los leninistas ortodoxos, no tienen problemas. Lo dicho por el "maestro" hace 60 años sigue teniendo validez para ellos. Se han convertido en unos repetidores mecánicos, con escasa incidencia en la realidad contemporánea española, muy diferente de la rusa de principios de siglo. Pero quienes están conscientes de tal aberración, como los COC ("estamos convencidos de que el marxismo no es una teoría de dogmas") se encuentran desamparados ante la magnitud de los problemas que se les plantean. Y entonces, no se atreven a abandonar el leninismo, intentando hacerle sólo algunas pequeñas reformas, en el sentido de otorgar mayor importancia que la concedida por Lenin a las Organizaciones de Clase. Pero los que tales hacen, creyendo respetar al leninismo, desprecian lo que, precisamente, constituye su mayor mérito: su coherencia interna. La más mínima modificación invalida todo el sistema. El leninismo, o se toma o se deja, en bloque. Por eso, si cada vez son más los grupos, o los militantes, que no aceptan la intocable ortodoxia leninista, sin apuntarse por ello al no menos tradicional anarquismo, creemos que se impone un serio esclarecimiento teórico en el que participen tocios los militantes conscientes de que el problema que tiene planteado el M.O. hoy es el de su organización, y que este problema está íntimamente unido con el del origen de la conciencia de clase. De estos dos problemas derivan todos los demás. Aprovechando uno de los textos teóricos de los COC, EL DOCUMENTO DE VIGO, proponemos a los mismos COC que abran en sus publicaciones una Tribuna Pública en la que puedan ser expuestos con toda libertad los diferentes puntos de vista originales sobre estas materias. Creemos que esta iniciativa puede ser un paso importante que facilite el camino hacia la deseada unidad. A condición de ser capaces de superar viejas rencillas, prejuicios y sectarismos... CRÍTICA AL "DOCUMENTO DE VIGO" DE LOS COC Nos centraremos, en la crítica, en la teoría de la organización que los COC desarrollan en este documento. La molesta espontaneidad de las masas. A lo largo del texto, la espontaneidad es uno de los conceptos que se repite con más frecuencia, aunque sea para negarlo. Es muy instructivo estudiar la evolución de este concepto en el "Documento". Los COC se plantean explicar porqué ha surgido la lucha de Vigo, y llagan a una explicación incompleta que no explica nada: "la ley del desarrollo desigual y combinado". Esta ley ofrece unos elementos útiles para explicar las acciones de masas, pero no invalida la espontaneidad creadora de las masas; al contrario, la exige. Pero admitir la espontaneidad de las masas de forma crítica, es decir, valorando todo lo que tiene de positivo, es algo imposible para un grupo leninista, ya que rechazar el espontaneísmo es el primer paso necesario para asentar la función de la Vanguardia. En efecto, una vanguardia "conoce" las leyes de la Historia (en nuestro caso la ley del desarrollo desigual y combinado) y por lo tanto es capaz de prever y, por consiguiente, dirigir la lucha de las masas. Si se admite el espontaneísmo como un elemento más que ayuda a explicar la dinámica de la lucha de masas, el papel de la vanguardia no queda anulado, pero la élite leninista pierde su carácter mítico y se convierte en algo contingente, susceptible de crítica. Esto es algo que la "élite" no admite.' S in embargo, ley del desarrollo desigual y combinado no permite explicar algo que los COC reconocen como real e importante: "La amplia capacidad creadora y de acción de esas masas" (pág.3) Ante esta evidencia, que las principales luchas de estos dos últimos años nos confirman, caben dos posiciones: - negarla, como haría un grupo leninista ortodoxo. - admitirla forzadamente, como hacen los COC, pues aceptar declaradamente el espontaneísmo (en lo que tiene de positivo) supondría una "desviación" para los COC, a pesar de todo leninistas. Así pues, como por arte de magia los COC transforman el espontaneísmo (motor de la lucha de las masas en unas condiciones objetivas determinadas) en un estado de conciencia: "La memoria colectiva de las masas" (pág. 3). La contradicción existente en este análisis de los COC conduce fatalmente a una incongruencia final, al buscar afanosamente el papel que corresponde a la "vanguardia": "...como los revolucionarios saben interpretar el nivel real de conciencia de las masas para situarse un paso adelante de ellos" (p. 3). ¡Ahora se entiende por qué los COC transforman el espontaneísmo en un estado de conciencia! Quisieran explicar la creatividad de las masas y a la vez (al ser para ellos la espontaneidad una fase de la conciencia), sería posible medirla y conocerla. Ese sería el papel de la vanguardia. La incongruencia es demasiado clara, pero no hay otra alternativa: para un grupo leninista la espontaneidad de las masas es algo negativo, y por lo tanto no pueden admitir sus valores positivos, por más malabarismos que hagan. Siguen las contradicciones La evolución del concepto "espontaneidad" según los COC, no acaba en su desfiguración por razones "estratégicas", sino que continúa hasta su negación completa. Volviendo fielmente a Lenin, nuestros "desviacionistas" se hacen perdonar su pecado, ya que en nombre de "un aumento de la explotación y un endurecimiento de la represión políticas con una dinámica ascendente de la lucha de masas en nuestro país" (pág.9) reniegan finalmente del espontaneísmo: "Es por ello que decimos que no se puede hablar de espontaneidad... por ello, es falso y confusionista hablar de espontaneidad" (pág.9) Los COC olvidan que el espontaneísmo no está en contradicción con la realidad objetiva, sino que es un elemento más de ésta, aunque difícil de prever. Así, los COC pasan, pues, de valorar el espontaneismo (y de modo acertado), a deformarlo y posteriormente a negarlo. No obstante, ya casi al final del Documento, el espontaneísmo vuelve a recuperar parte de su sentido, aunque, claro está, bajo la forma tímida y conservadora propia de un grupo leninista vergonzante; los COC, olvidándose en la pág.32 de los anatemas lanzados en la pág.9, dicen: "Pero lo que sí queremos es apuntar los peligros que se pueden avecinar cuando ante la espontaneidad creciente de las masas y la radicalización combativa... no se encauza y dirige la lucha hacia unos correctos y reales objetivos...(pág.32) Lo que equivale a decir: "Por desgracia tenemos que reconocer que existe una espontaneidad creadora en las masas, pero ¡cuidado!, que si no se dirige... nos sobrepasaría!! "En todo este proceso de luchas ha faltado y falta una clara y decidida actuación enérgica de las vanguardias" (pág.32). Si ellas lo dicen... "Las masas necesitan verse protegidas por sus vanguardias más conscientes... necesitan encontrar en sus dirigentes el entusiasmo creciente y apasionado que está permanentemente dispuesto a situarse en la cabeza de cualquier lucha, dirigiéndola..." (pág.32) Hermoso canto al dirigismo exterior a la clase. Pero, afortunadamente, no concuerda con la realidad, pues las masas incrementan sus luchas cada vez más, sin esperar a verse "protegidas" por "entusiastas y apasionados" dirigentes surgidos no se sabe de dónde. De las luchas cada vez más radicales y violentas de las masas van surgiendo los elementos más conscientes que recogerán la expresión colectiva para darle un contenido organizativo adecuado. Así fue como surgieron las Comisiones Obreras, aunque luego, las "vanguardias" que se autoadjudicaron el papel de "protectoras" y "dirigentes" de las masas destrozaron la incipiente organización, con consignas lanzadas desde el exterior por burócratas "entusiasmados y apasionado". Pero cuando la experiencia de las masas se amplíe y multiplique, entrará en funcionamiento la famosa "memoria colectiva" que recordará a los trabajadoras que su emancipación sólo puede ser obra de ellos mismos. Para Marx, a diferencia de Lenin, la organización es la expresión del proletariado en lucha. Por lo tanto, la organización no puede ser algo previo a esa lucha. Un leninismo de estar por casa Antes de entrar más a fondo en la cuestión organizativa, quisiéramos destacar otro punto muy importante. Como estamos viendo, los COC son leninistas, pero a su manera. Ya hemos señalado que esta postura encierra muchos peligros. El aprovechar elementos desligados de una ideología conduce a los COC a múltiples contradicciones. El leninismo es demasiado perfecto en su lógica interna (lógica formal y nada dialéctica), como para poder desmembrarlo sin que se venga abajo como un castillo de naipes. Para colmo de males, los COC tropiezan en un punto fundamental del marxismo, que no es una mera divagación filosófica, ya que tiene una implicación sobre la cuestión organizativa. Nos referimos a la unidad de la conciencia y el ser social. Los CO admiten esta unidad (pág.9). Pero la desgracia es que los leninistas consecuentes no la admiten ya que para Lenin la conciencia no es más que un reflejo de la realidad material, lo único real. (Teoría del reflejo de Lenin, parte importante de su "metafísica" materialista). Ahora bien, para los marxistas revolucionarios, admitir la unidad de la conciencia y del ser social significa admitir los elementos positivos del espontaneísmo. No hay que olvidar que la unidad entre la conciencia y el ser social (realidad que es gran parte espontaneidad), significa relación dialéctica. Esto quiere decir que entre la conciencia y la espontaneidad no hay una separación absoluta. Sólo así se explica cómo a través de la lucha diaria se puede llegar a tomar conciencia de clase. Si entre la conciencia y la espontaneidad existiera una barrera, insalvable, como pretende Lenin el proletariado no tendría la posibilidad objetiva de alcanzar una conciencia de clase; la praxis revolucionaria sería algo absurdo, ya que la teoría estaría separada para siempre de la práctica. Resumiendo: los COC pretenden ser leninistas sin atreverse a serlo con todas sus consecuencias, pues su inserción real en las masas le permiten constatar algunas de las deficiencias del leninismo. Por otra parte, tampoco pueden ser marxistas revolucionarios, ya que, como hemos visto, no comprenden qué significa la unidad de la conciencia y el ser social. Como era previsible, esta incomprensión se manifiesta aún más abiertamente en la teoría organizativa. Al no comprender la unidad "conciencia-ser", los COC la reducen a una dualidad: la conciencia por un lado, el ser social por otro. Esta dualidad, que en Lenin ya existía, conduce obligatoriamente a otra dualidad: lo económico por un lado y lo político por el otro. Y finalmente nos lleva a su institucionalización: el sindicato y el partido como entes separados. Los COC querrían que en la Org. de Clase no existiera separación entre lo político y lo económico: "Hay que crear una organización que en su programa vertebre la unidad entre la lucha económica, sindical y política, como un todo indivisible" (pág.4) Pero esto es teórica y prácticamente imposible para los COC, que no admiten las consecuencias que se derivan de la unidad entre la conciencia y el ser social, y por consiguiente, entre la economía y la política, el sindicato y el partido. Partido y organización de clase Analizar el problema organizativo en los COC, es una tarea ardua y dificultosa, ya que son muchas las contradicciones, las repeticiones y los puntos oscuros. La necesidad del Partido leninista es justificada por los COC por dos causas, que en realidad no son más que una (pág.6): 1º. Por la cuestión del conocimiento (el partido es la suma de la praxis social y de la praxis científica) 2º. Por darse en el partido la unidad de la teoría y de la praxis. No queremos profundizar, porque nos apartaría de la cuestión debatida en la demostración de la invalidez de los dos puntos anteriores. Sólo diremos, apoyándonos en lo desarrollado acerca de la unidad "conciencia-ser social", que el fundamento teórico del partido leninista, es decir, la conciencia como saber aportado por los intelectuales a la clase (Qué hacer), destruye de entrada la relación dialéctica entre la conciencia y el ser social, es decir, la praxis. Esto tiene una consecuencia inmediata: EL PARTIDO ES ALGO EXTERIOR A LA CLASE, lo cual imposibilita que se de en él la unidad entre la teoría y la práctica. Captando esta incongruencia, los COC se apresuran a añadir: "Esto no significa dejar de afirmar el papel dirigente que han de asumir dichas Organizaciones de Clase Anticapitalistas" (pág.6). Aunque esto pueda parecer una modificación importante en la teoría del Partido leninista, en realidad no es más que una modificación formal como luego vamos a tener que demostrar, que conduce a una hipotética desvaloración del Partido en beneficio de la Org. de Clase. Pero entonces: ¿Para qué sirve el Partido? Sólo hay una respuesta: para integrar orgánicamente a la pequeña burguesía. Si del Partido los COC conservan sobre todo su fetichismo, su carácter mítico, de la Organización de Clase sólo mantienen el nombre, ya que para ellos pierde todo su sentido clase. En efecto, los COC niegan la necesidad de la unidad ideológica: "No se puede pretender que la Org. de Clase llegue a una férrea unidad ideológica" (pág. ) Esto equivale a decir que la Org. de Clase no puede ser verdaderamente una organización de la clase obrera, sino una especie de organismo interclasista que se basa en un nuevo "pacto para la libertad": la unidad en torno a unos abstractos objetivos anticapitalistas, lo que permite mantener una ficticia unidad político-organizativa. Sin embargo, y esto es una verdadera "innovación teórica", la Org. que tiene objetivos anticapitalistas, no puede tener objetivos socialistas. Esta contradicción está justificada: es la única manera de conservar, la pequeña burguesía en la Org. de Cl. Para los COC esta contradicción tiene otra justificación de orden táctico: "(Los objetivos socialistas) les separarán de las Masas, convirtiendo a la Org. de Cl. en una secta aislada" (pág, 6) Queda tan poco clara la diferencia entre el Partido y la Org. de Cl. que los COC se refieren entonces a unas misteriosas "tareas complementarias del Partido" (pág. 6) El callejón sin salida Ya tenemos a los COC en el callejón sin salida. De ahora en adelante, todos sus malabarismos verbales van a ir encaminados a buscar la salida imposible: COMO HACER PARA MANTENER LA COEXISTENCIA DE LA 0RG. DE CL. Y EL PARTIDO, SIN QUERER DESVALORIZAR UNO EN FAVOR DEL OTRO Observemos cómo se encuentran atrapados en este problema: "Por ello, creemos que hay que distinguir la función del partido y la función de la Org. de Cl; lo contrario significaría obligar a que las Org. de Cl. asuan tareas que les separan de las Masas y las conviertan en sectas aisladas" De lo que parece deducirse que eso es lo que le sucede a los partidos. Pero sigamos leyendo: "Ahora bien, eso no significa dejar de afirmar el papel dirigente que han de asumir dichas Org. de Cl., sino que significa que no se deben confundir las tareaa distintas y complementarias que en la lucha de clases deben desarrollar los partidos y la Org. de Cl." (pág. 6) En el primer párrafo nos dicen que hay que "distinguir la función del partido y la Org. de Cl." En el segundo párrafo nos aclara esto diciendo que "no hay que confundir las tareas distintas y complementarias". ¡Sí, señores; Perogrullo (el que a la mano cerrada llamaba puño), no lo diría mejor! Pero seguimos sin saber cuáles son esas "tareas distintas y complementarias" que justifican la existencia de un Partido, sin negar el papel dirigente de la Org. de Cl. Se pretende aclararnos, en parte, al decir que: "Es al Partido de los Comunistas... a quien le corresponde la labor más elevada de interpretación sintetizadora de la praxis de la lucha de clases" con lo que volvemos a la distinción entre los pensantes y los ejecutantes, la conciencia y el er social. Pero no se nos aclara el porqué de esta separación. Nosotros preguntamos: - ¿Por qué la clase obrera, que ejerce la praxis de la lucha de clases, es incapaz da hacer "la labor más elevada"(!) de interpretación sintetizadora? - ¿Dónde queda la memoria colectiva de las masas, que "espoleaba constantemente a la Org. de Cl. a reflexionar sobre su situación?" (pág. 3) Por no entender la unidad de la conciencia y el ser, de la práctica y la teoría convierten a la Qrg. de Cl. en un engendro cuya relación con las masas y con el Partido permanece en la más completa oscuridad. A un Partido Comunista adulterado (por consideraciones anticientíficas y casi diríamos morales) corresponde un sindicato (Org. de Cl.) también adulterado. Sólo se puede salir del círculo vicioso destruyendo el fetiche que es el partido leninista, y recuperando así la Org. de Cl. en toda su dimensión revolucionaria. !Ojo con las traducciones amañadas! En todo lo que venimos diciendo acerca de la Org. de Cl. nos apoyamos, en gran parte, en el mismo texto de Marx que los COC utilizan para justificar la existencia del Partido y de la Org. de Cl. Pero la traducción no es la misma, y ese error de traducción tiene una importancia fundamental. En efecto, dice Marx en el Manifiesto: "Los comunistas no forjan un partido distinto ("besonder", en alemán) ante los otros partidos obreros" Los COC en vez de "distinto", han traducido "opuesto" (pag.6). Este cambio, sin importancia aparente, transforma en realidad el sentido de la frase, invalidando la interpretación que de él hacen los COC. ES evidente que si los comunistas no forman un partido distinto de la ORG. de Cl. no significa que no estén organizados. Si así fuera, existiría una contradicción ya que el Manifiesto está firmado por "El Partido de los Comunistas". Esta contradicción se resuelve diciendo que los comunistas están organizados como grupo avanzado en el interior de la Org. de Cl. En el caso del partido leninista, esto no es posible, porque ya de origen, por su propia concepción (independientemente de la buena voluntad de sus componentes) es un grupo elitista exterior a la clase. (Los fundamentos teóricos que convierten al Partido en un grupo elitista se encuentran en el Qué hacer de Lenin. Y los resultados prácticos los ilustra la composición del 2º Congreso del partido bolchevique: sobre 50 participantes sólo había 4 obreros). En el confusionismo total: Quedando indefinida la relación Org. de Cl. -masas, los COC acusan de liquidacionista a todo el que confunda la Org. de Cl. y el partido (pág. 6). El argumento es definitivo: "Se pararía el auténtico desarrollo de la lucha de clases". (pág.6) Pero ya hace tiempo que Marx demostró que el motor de la Historia es la lucha de clases, por lo que, según los COC, ¡se estaría parando la Historia! A eso, Marx lo llamaba idealismo. El confusionismo entre la Org. de Cl. y el Partido se acentúa aun posteriormente, al analizar las enseñanzas derivadas de la Huelga general de Vigo: "...han evidenciado la terrible ausencia de una potente y unitaria Org. de Cl. anticapitalista a escala nacional, capaz de vertebrar estas luchas múltiples y dispersas tras una dirección... tras una correcta dirección política." (pág. 22) Los COC no creen que esta función pueda realizarla la Org. de Cl. Es necesario "el Partido Comunista capaz de dotar de una correcta unidad política al amplio Movimiento popular" (pág. 23). De aquí se deduce que la clase obrera necesita dos organismos para realizar la misma función. Pero esto sería "liquidacionismo" según han advertido antes. Esta es otra de las contradicciones de los COC: confundir el Partido y la Org. de Cl. contra su voluntad y en contradicción contra su primera tesis que distinguía los dos organismos. Pero supongamos, por un momento que no existe tal contradicción, que la diferencia entre el Partido y la Org. de Cl. es tan solo temporal, COMO parecen teorizar en otra ocasión: "Es utópico pensar que las Org. de Cl. anticapitalistas, que aún están en periodo de formación, puedan asumir una función de dirección... Por todo ello el Partido debe ser la síntesis teórica y política de la estrategia global de la lucha por el comunismo." (pág.22) De ser así, el partido sería previo a la organización de clase,(lo cual es antimarxista, COMO ya hemos indicado) y en consecuencia toda la táctica de los COC está equivocada, ya que ellas están por la construcción de una Org. de Cl., no en un futuro, sino ahora mismo: "Estamos convencidos, por ello luchamos, que debe trabajarse para la creación de una sólida, amplia y disciplinada Org. de Cl. anticapitalista a escala nacional..." (pág. 21) "Hoy ya es posible construir tal Org. de Cl. anticapitalista a escala nacional porque existen las bases." (pág. 22) Entre estas "bases" no figura la existencia del partido del proletariado, que también está en periodo de construcción: "COC lucha por ser uno de los núcleos que debe integrar la base de este partido proletario" (pág. 35) Entonces preguntamos: ¿Quién asume ahora las funciones de dirección? ¿Y luego, cuando la Org. de cl. exista? Y entonces ¿cuál será el papel del partido? Seguimos sin solucionar las mismas preguntas de siempre. Es tal la confusión de los COC que para disimularla recurren siempre a un conocido método: diluir el problema central en consideraciones generales. Al hablar del partido y no encontrar argumentos para apoyar sus tesis, empiezan por exponernos sin demostrarlo (ya que se limitan a transcribirlo, y además incorrectamente), un fragmento del Manifiesto, que analizado de modo más profundo y auténtico, ataca sus propias conclusiones organizativas. En otra ocasión dicen: "No nos preocupa si la imagen que damos de esta larga lucha para construir el Partido no concuerda con los cánones de la ortodoxia marxista, pues estamos convencidos de que el marxismo no es una teoría de dogmas..." (pág. 23) Frase digna de un Kautsky. Pero Kautsky era un revisionista consciente y decía qué puntos del Marxismo debían de ser revisados y por qué. Los COC no lo tienen porque no lo saben. Intentan sólo cubrirse de los posibles ataques de los puristas defensores de la ortodoxia. Y a este pretendido revisionismo (que no vemos dónde está ni en qué consiste), hay que añadir la hermosa frase antileninista: "Se cree en la capacidad de las élites, se desconfía en la capacidad de la clase." (pág.34) Ahora, de Kautsky hemos pasado a Rosa Luxemburgo. Pero la cosa no va más lejos. Los COC olvidan sus atrevimientos teóricos y acaban sentando la cabeza. Es entonces cuando hacen profesión de su credo leninista, con la frase que ya hemos citado más arriba: "COC lucha por ser uno de los núcleos que debe integrar la base de este partido proletario." (pág.35) El orden leninista reina en los COC.