ORGANIZACIÓN DE IZQUIERDA COMUNISTA DE ESPAÑA DECLARACIÓN DE LA SEGUNDA SESIÓN DEL PRIMER CONGRESO "TESIS GENERALES BÁSICAS" Rafael Márquez secretario general de la O.I.C.E. ALGUNAS TESIS GENERALES BÁSICAS PARA UNIR EN ESTE PERIODO, LA TÁCTICA Y LA ESTRATEGIA DE LA LUCHA POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA. ÍNDICE - NOTA ACLARATORIA. 4. 1. LA AUTOCRÍTICA POLÍTICA DE LA OICE. 6. 2. PRINCIPI0S GENERALES DEL MARXISMO-REVOLUCIONARIO PARA ANALIZAR LA CORRELACIÓN DE FUERZAS EN LA LUCHA DE CLASES. 18. 3. LA RELACIÓN NECESARIA ENTRE LAS CONDICIONES OBJETIVAS Y LAS CONDICIONES SUBJETIVAS PARA HACER POSIBLE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA. 23. 4. EL PAPEL DE LA TÁCTICA EN LA APLICACIÓN DE LOS PRINCIPIOS M-R A CADA SITUACIÓN HISTÓRICA CONCRETA PARA TRANSFORMAR REVOLUCIONARIAMENTE LAS CORRELACIONES DE FUERZA DESFAVO RABLES A LA POLÍTICA PROLETARIA DE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA. 27. 5. CRITERIOS GENERALES BÁSICOS QUE DEBEN PRESIDIR LA TÁCTICA DE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA EN EL ACTUAL PERIODO DE LA LUCHA DE CLASES EN NUESTRO PAÍS. 31. 6. LA IMPORTANCIA DE CONSTRUIR EL PARTIDO COMUNISTA EN LA ETAPA ACTUAL Y SU PROCESO DE CONSTRUCCIÓN HOY. 38. NOTA ACLARATORIA. Nuestro Congreso ha discutido ampliamente y ha aprobado el conjunto de informe-valoración-tesis políticas que contiene la declaración de nuestro Secretario General Rafael Márquez, y ha creído necesario difundir dicho documento como una parte de las declaraciones básicas que marca las líneas de trabajo político, elaborados por este Congreso. Por ello a pesar de que dicho documento sale firmado por nuestro Secretario General, hay que entenderlo y asumirlo como una parte de las declaraciones oficiales de nuestro Congreso y por lo tanto es un documento oficial de línea política de la 0.I.C.E. El retraso en la publicación de este documento elaborado en Febrero de este año (1976) hace que el marco de análisis en el cual se realizó la elaboración de dichas tesis, haya cambiado bastante y por ello algunas de las cuestiones ahí planteadas tienen que ser analizadas a la luz de la nueva situación creada en nuestro país, tal hecho no invalida la corrección de las tesis aquí enunciadas, pero sin lugar a dudas hoy dicho trabajo si fuera elaborado de nuevo lo habría de hacer sobre la nueva situación en la cual la reforma democrática dirigida por el bloque dominante y realizado en connivencia con la oposición democrático burguesa, se va consolidando progresivamente aunque con múltiples contradicciones que el proletariado debe tener presente a la hora de ir adecuando su táctica a cada nueva correlación de fuerzas que se cree. En lo esencial las líneas de trabajo que en el documento se trazaba estaban elaborados para una fase de más desfavorable situación para la política reformista del bloque dominante que la que hoy está creada, ello obligará a modificar el tipo de táctica concreta a defender; pero el conjunto de premisas básicas respecto a la relación táctica-correlación de fuerzas conserva una total validez, y es esta cuestión la que hay que extraer del documento de nuestro Secretario General, por ello consideramos necesario su estudio y aplicación por parte de toda nuestra organización en su quehacer cotidiano en la lucha de clases. Sevilla, agosto de 1976. 1. LA AUTOCRÍTICA POLÍTICA DE LA OICE. La autocrítica para un comunista, es un arma de clarificación y de avance en la lucha real por transformar la historia; nunca es un quejido inoperante, ni un acto de contrición hipócrita. Si nos hemos equivocado políticamente, lo hemos de reconocer abiertamente entre las masas, y entre sus vanguardias más avanzadas para que tal reconocimiento del error cometido, nos sirva para combatir con las masas, las secuelas políticas del error, y esta sea un arma eficaz para sacar a la lucha proletaria del impas político actual, en el que se encuentra hoy. La verdad siempre es revolucionaría y el juicio de la historia es el tribunal revolucionario, al que nos queremos someter continuadamente los comunistas de izquierda. Nuestra autocrítica debe tener más de autocrítica por inconsecuencias políticas con los análisis que ya veníamos realizando desde la IC nº7 (septiembre 1974) en adelante, y que de haberlos asumido creativa y revolucionariamente, hace tiempo que el cambio de táctica que la estrategia de Revolución Socialista, está demandando, se hubiera realizado; que no de autocrítica, porque nuestras formulaciones teórico-políticas fundamentales, contuvieron y contengan elementos erróneos, que hayan sido la base del actual momento de confusión y de falta de iniciativa política en la lucha de masas que la OICE ha estado expresando hasta la realización de este Congreso, en el cual se han vuelto a crear las condiciones de clarificación política y de concreción táctica para que otra vez nuestra organización tome la iniciativa política de la lucha de masas. Por ello a la hora de realizar un balance de lo que hemos hecho políticamente, habremos de situar con claridad, lo que ha sido errores de táctica, por insuficiente comprensión y desarrollo de los contenidos estratégicos de conjunto, sobre los que dicha táctica se ha sostenido; de lo que han sido errores de estrategia y de tesis teórico-ideológicas. No hacer tal distinción nos podría llevar a dos posiciones liquidacionistas y equívocamente autocríticas, de lo central de nuestra ortodoxia teórico-política. Vamos ha hacer un breve y sintético recuento de los lugares teóricos-políticos, de donde parten nuestros errores de fondo; y donde se sitúan nuestros errores de táctica: 1º. Nuestro pasado "circulista" y de negación antiburocrática de un concepto Stalinista del partido, se ha sostenido sobre muchas y peligrosas ambigüedades teórico-político que han permitido que en nuestras filas, hayan existido posiciones claramente antipartido, y ello ha estado poderosamente presente en el tipo de concepción política que hemos defendido entre las masas respecto al tipo de relación masas-organizaciones-Anticapitalistas-Partido que en la mayoría de los casos han fomentado unas posiciones comunistas-libertarias, absolutamente contrapuestas a la teoría Marxista-Leninista sobre el Partido en la lucha por el Socialismo. A la vez este tipo de concepciones anti-partido han sido un factor poderosamente negativo, a la hora de construir el centralismo democrático en el interior de nuestro Partido, lo cual ha debilitado enormemente nuestra acción política entre las masas permitiendo que se defendieran cien prácticas "tácticas" distintas cuando no contrapuestas, y ha favorecido corrientes autonomistas y federalistas, en el concepto de partido a construir. Todo ello ha redundado muy negativamente en el tipo de Partido Marxista Leninista profundamente centralizado, y ampliamente democrático, que la lucha por la Revolución Socialista demanda, y que su ausencia en esta hora histórica, se demuestra como muy grave. Nosotros afirmamos que el Partido Comunista es la vanguardia dirigente del proletariado en la lucha por la destrucción del sistema capitalista y por la construcción del Socialismo y el comunismo, por ello la existencia del Partido Comunista es la condición imprescindible para luchar consecuentemente contra el capitalismo y por el Socialismo. El Partido Comunista tiene como objetivo permanente y fundamental la lucha por constituir al proletariado en clase dirigente, en la lucha por transformar la historia hacia el comunismo. Tal función dirigente la realiza el proletariado tomando el poder político del Estado y dirigiendo desde ahí la culminación de la eliminación del sistema capitalista y del Estado burgués y dirigiendo la construcción del Socialismo hacia el comunismo. Por ello el Partido Comunista lucha permanentemente por crear las condiciones políticas y organizativas que hagan posible que las masas asuman directamente desde su autoorganización revolucionaria y democrática, tanto la lucha por destruir el Estado burgués como la dirección del proceso de construcción del Socialismo; el Partido Comunista sólo puede decir que está desarrollando correctamente su función de vanguardia dirigente de la lucha revolucionaria y comunista del proletariado, en la medida que logra elevar a la autoorganización de las masas a su función dirigente en la lucha por la Revolución Socialista, en todas y cada una de las fases por las que ésta atraviesa. Desde tal perspectiva estratégica básica, afirmamos que el Partido Comunista no tiene pretensiones de gestionar directamente desde su propia estructura, el Estado Socialista de la Dictadura del Proletariado, el Partido Comunista lucha porque la Dictadura del Proletariado sea ejercida en el Estado Socialista por los Consejos Obreros, estructura de democracia directa construida por la autoorganización revolucionaria de los sectores explotados y oprimidos que ha constituido el bloque proletario dirigente de la Revolución Socialista; en la conquista de tal objetivo político se concreta el objetivo del Partido Comunista de que el proletariado como clase hegemónica dirige la construcción del Socialismo. En el proceso de transición hacia el Socialismo sigue desarrollándose la lucha de clases, y el capitalismo lucha por restaurar su dominación a través de múltiples vías, por ello el Partido Comunista sigue siendo la vanguardia dirigente que lucha por impedir retrocesos políticos en el proceso de construcción del Socialismo, y garantiza con su acción dirigente, que tal proceso de transición avanza hacía el comunismo. Nosotros no negamos que en un momento determinado pueda darse una situación de profunda amenaza de involución política en el propio seno del Estado Socialista, por que posiciones derechistas amenacen con hacerse con la dirección del Estado, en tal caso el Partido Comunista podría y debería asumir la dirección organizativa de dicho Estado, pero ello lo haría en una perspectiva de transitoriedad, hasta que se hubieran reconstruido las condiciones políticas y organizativas, que hiciera posible otra vez que la autoorganización revolucionaria y democrática de las masas (los Consejos Obreros) volvieran a retomar la total dirección, orgánica y política del Estado Socialista. Tales situaciones, las entendemos excepcionales, y en todo caso expresan también que el Partido Comunista ha cometido errores en la tarea de crear las condiciones políticas necesarias para que las propias masas asuman la autodirección revolucionaria, por ello a la vez que afirmamos la posibilidad excepcional de gestión transitoria del poder del Estado por el propio Partido Comunista, afirmamos que ello sólo podría ser transitorio, y orientando toda su acción, en crear las condiciones necesarias que devolvieran todo el poder político a las propias autoorganizaciones de las masas. 2º. Nuestro pasado espontaneísta teorizado a algunos niveles, ha hecho que menospreciáramos en nuestro quehacer político entre las masas, el papel de las prácticas organizativas, como algo a defender políticamente por parte de las masas; de una forma cuasi espontáneamente, esperando que de tal acción espontánea se desarrollaran las condiciones políticas entre las amplias masas, de comprensión del papel revolucionario y pro-estatal que deben llegar a conquistar la autoorganización de las masas y así nos encontramos que en muchas de las prácticas desarrolladas por nuestro Partido si bien se rendía tributo teórico-verbal al problema de la organización masiva del proletariado, en la práctica se luchaba como si con unas organizaciones anticapitalistas ultraminoritarias, y un tipo de radicalidad espontánea en la lucha de masas, ya estuvieran presentes las condiciones subjetivas necesarias para hacer la Revolución Socialista; ello no solo ha repercutido de una forma criminal en el proceso de no asumimiento organizativo de las masas de su proyección pro-estatal, lo cual las impide poder tener hoy un mayor protagonismo político en la crisis abierta en nuestro país, sino que ha consolidado una corriente espontaneísta ultra-izquierdista (antiorganización de masas anticapitalista y anti-partido comunista centralizado y potente) que es hoy una corriente liquidadora de la política anticapitalista entre las masas, porque intentan ligar sus prácticas aventureras, a la política anticapitalista y de Revolución Socialista, con lo cual pretenden hundir en el descrédito a la política anticapitalista que dicen defender. Algunos militantes confundían el objetivo estratéqico básico de nuestra concepción sobre el papel dirigente en el Estado proletario de la autoorganización de las masas, con el papel que hoy transitoriamente desarrollan las organizaciones anticapitalistas en la lucha por crear las condiciones políticas y de conquista de las libertades que hará posible la autoorganización revolucionaria y democrática de las propias masas; tal confusión les llevaba a situar al mismo nivel la defensa de la autonomía proletaria y de la independencia de clase que se debe realizar en las autoorganización democrática que las propias masas construyen, con la autonomía y la independencia de las organizaciones anticapitalistas; y así llegaban a negar que el Partido pudiera proponer directamente a las masas líneas tácticas y estratégicas de acción política, si las organizaciones anticapitalistas no habían aceptado, o no entendían, la política que el Partido propusiera para cada momento concreto. Nosotros decimos que las organizaciones anticapitalistas son un estadio político-organizativo en la lucha por construir la conciencia de clase del proletariado, y son como parte organizativa de la lucha por construir la autoorganización revolucionaria y democrática de las masas, y como tal son una organización de transición, que va modificando sus funciones en la medida que las propias masas asuman la política anticapitalista, y que está llamada a desaparecer en la medida que la política de democracia directa que preconizamos los comunistas, sea asumida en una perspectiva consejista por las propias masas; por ello mientras que los Consejos de fábrica y los Consejos Obreros es una parte permanente y estratégica de la política de Revolución Socialista, así como el Partido Comunista es un instrumento fundamental y permanente hasta el comunismo, las organizaciones anticapitalistas son un instrumento de transición llamado a desaparecer. Por ello es erróneo negar la posibilidad de que el Partido defienda directamente entre las masas su táctica y su estrategia, y que debe supeditar su acción directa entre las masas a la mediación de las organizaciones anticapitalistas. El Partido defiende entre las masas su política general y concreta, y con ella refuerza el papel de la política anticapitalista entre las masas, y ello construye a la vez organizaciones anticapitalistas. Tal cuestión debe quedar clara, como debe quedar claro que los ejes básicos de nuestra política de defensa de la democracia directa, la independencia de clase y la autonomía proletaria se desarrolla en la relación Partido Comunista- autoorganización de las masas, y que por ello las organizaciones anticapitalistas siendo un instrumento necesario de la lucha anticapitalista en este periodo, son órganos de transición que no pueden sustituir ni la acción independiente del Partido, ni la autoorganización de las propias masas como el lugar básico de realización de la autonomía proletaria y de la independencia de clase. Concluimos diciendo que la lucha por la política de Revolución Socialista basada en los Consejos Obreros, se sostiene fundamentalmente en la relación Partido Comunista-autoorganizción de las propias masas, y que las organizaciones anticapitalistas son una organización transitoria que es necesario construir para hacer posible que esa relación Partido Comunista-autoorganización de las masas, se desarrolle lo más amplia y efectivamente posible, en los distintos períodos por que atraviesa la lucha de clases, hasta que el proletariado haya tomado el poder instaurando la Dictadura Proletaria. 3º. Los problemas anteriores están estrechamente ligados, a nuestra falta de claridad teórica y política, respecto al problema del Estado Proletario a construir, y ello ha hecho que no combatiéramos entre las masas de una forma eficaz, por darle a sus luchas por la defensa de sus prácticas organizativas de lucha por las libertades políticas, una clara dimensión de lucha por el Estado Proletario. Ello ha hecho que involuntariamente contribuyéramos a potenciar posiciones anti todo tipo de Estado, es decir anarquizantes y espontaneístas, en el espacio de masas que ha ocupado la política anticapitalista; y que hoy son sin lugar a dudas el principal lado débil políticamente del actual auge de lucha de masas, por lo que atraviesa nuestro país en esta hora de cambios históricos. El proletariado debe conquistar una profunda y amplia comprensión acerca de su papel en la lucha por destruir el Estado burgués y en la lucha por construir el Estado Socialista; el proletariado debe conquistar como clase vocación de clase estatal, es decir, debe comprender la necesidad de luchar por convertirse en clase dirigente en el seno del Estado Socialista; ello implica que a la vez que se educa al proletariado en la necesidad de que se plantee con su lucha política la destrucción del Estado burgués, tiene que proyectar con dicha lucha su aspiración a conquistar el Estado para destruirlo y construir sobre sus cenizas el nuevo Estado Proletario. Mal favor se le hace al proletariado si se le hace descubrir nada más que la necesidad de destruir el Estado burgués y no se le explica que debe de construir el nuevo Estado Socialista. La crítica principista al Estado que no clarifica la naturaleza de clase del Estado, y que en ello, reside la cuestión central del problema del Estado, no ayuda a crear las condiciones políticas para que el proletariado se forme una consciencia pro-estatal, y ello desarma política e ideológicamente al proletariado en la lucha política que en el seno del propio sistema capitalista se desarrolla para definir que clase hegemónica el poder del Estado, los comunistas de izquierda hemos de jugar un papel positivo en la tarea de educar al proletariado en su acción política diaria de lucha por destruir al Estado burgués, para que tal acción la desarrolle en la perspectiva de preparar su candidatura política a la dirección del Estado Socialista de la Dictadura Proletaria basada en los Consejos Obreros. 4º. Ha habido una total carencia de teorización política de los períodos de transición en la lucha por destruir el sistema capitalista y por construir el Estado Proletario. De tal forma que si bien nuestros principios básicos no dan lugar a que se pudiera negar la defensa que hacíamos y hacemos de la tesis marxista de los períodos de transición; en la práctica se funcionaba y defendían posiciones políticas prácticas de tipo "Blanquista", es decir de asumir de hecho que el período de transición iba a durar unos días o que quizás no iba a existir. Todo ello ha dado lugar a identificar la caída de la Dictadura terrorista, con la toma del poder por el proletariado, y a negar la posibilidad de existencia del sistema capitalista bajo otra forma política de Estado que la tradicionalmente dominante en nuestro país en los últimos 40 años. Ello lleva inequívocamente a posiciones catastrofistas de hecho, y a olvidar y negar la teoría marxista de los períodos de transición y el problema del peso de la correlación de fuerzas entre las clases, en la lucha de clases, para determinar la táctica, más adecuada para cada situación histórica. La lucha de clases no sigue una línea de avance rectilíneo, sino que está sometido a avances y retrocesos, y en todo momento la línea de actuación política de la burguesía está determinado por el peso de la fuerza revolucionaria de la acción del proletariado; sí el proletariado está debilitado políticamente, o cae bajo ilusiones reformistas y democrático burguesas, dejando el sendero de la política independiente y de clase, el bloque dominante podrá iniciar un proceso de reforma democrática restringida que intenten ser un factor de pacificación aparente de la lucha de clases, y abriría con ello un nuevo período de desarrollo capitalista, pero sobre bases más favorables para una política burguesa de colaboración de clases, que implique un retroceso para la política de Revolución Socialista, y un salto cualitativo en la política de desarrollo del capitalismo monopolista de Estado, en especial en su integración al bloque imperialista europeo. De lo que haga el proletariado, depende que estos planes modernistas y expansionistas de autotransformación del Estado terrorista en una Monarquía Constitucional de democracia restringida y autoritaria, llegue a buen puerto o naufrague en el camino. 5º. Los elementos políticos anteriormente señalados, junto a una débil explicación de carácter puramente táctico, que supone para los comunistas el problema de la utilización o no de los cauces legales burgueses ha dado como resultado, que en la práctica, el problema de los cauces legales, es defendido de hecho como una cuestión de principio estratégico lo cual implica forzosamente, un desarme político para la lucha de masas en el período que se ha abierto y que actuará de factor aislante y ultraminoritario, para la política anticapitalista, si ésta no es capaz de sacarse de encima tales prejuicios teórico-políticos, de claro signo anarco-comunista y espontaneísta. Los comunistas nos planteamos la utilización o no de los cauces legales, en función de en qué medida éstos pueden ser utilizados de una forma revolucionaria para hacer avanzar la política anticapitalista entre las masas; en la etapa anterior donde tales cauces eran profundamente odiados por las masas, y esto les llevaba a su no utilización el boicot a los mismos tenía un sentido, en esta nueva fase donde las ilusiones reformistas están creando un nivel de utilización amplio por parte de las masas, los comunistas debemos plantearnos sin vacilaciones de ningún tipo la utilización revolucionaria de tales cauces, para defender también desde ahí, la política anticapitalista y de Revolución Socialista, no plantearlo así y defender una política de boicot por principio sería caer en posiciones "puristas" de no utilización de los cauces legales por principio, y ello es ajeno a la teoría y a la práctica Marxista-Leninista. 6º. Y por último y como culminación (o como inicio da igual) de todo el conjunto de errores políticos de fondo antes señalados, ha habido una súper valoración del tipo de conciencia de clase existente; se ha confundido radicalidad espontánea y primitiva, con concienciación de clase políticamente madura. Se han fetichizado de hecho el significado político que para la clase tenía la utilización de unos métodos de lucha radicales, al margen de positivizar en el análisis, (medición política), el carácter real de tales prácticas de lucha de masas, y ello nos ha llevado a identificaciones groseras y forzadas, de la utilización de un tipo de métodos de acción, con una conciencia de clase políticamente madura. Tal error, está en la base de las prácticas aventureras e ultraizquiertidstas de suponer que el actual auge de la combatividad de masas, quiere decir condiciones políticas subjetivas en la clase, para desarrollar una política revolucionaria de clase para sí, es decir de lucha ya por la toma del poder por el proletariado. Es incuestionable que la clase obrera y el pueblo trabajador de nuestro país, posee una enorme combatividad y ha demostrado en innumerables ocasiones, tener una profunda conciencia de clase, tales características no sólo siguen presidiendo el actual período histórico de tránsito que estamos viviendo, sino que la combatividad proletaria ha aumentado considerablemente, este es el punto de apoyo básico de nuestra política de Revolución Socialista pero el que reconozcamos y prestamos reconocimiento de la dinámica objetiva, no nos impide reconocer la debilidad política sobre la que se sostiene y desarrolla la enorme combatividad de nuestra clase, reconocer tal debilidad política es el punto de partida imprescindible para poder cualificar el trabajo político de los comunistas entre las masas, creando con él, las condiciones políticas necesarias para transformar la enorme combatividad semiespontánea de la clase proletaria, en una combatividad anticapitalista y socialista. Las clases dominantes y la propia oposición burguesa cifran todas sus esperanzas de tránsito pacífico de un Estado terrorista (el franquismo) a un Estado de democracia restringida (la Monarquía Constitucional), en que el proletariado no sea capaz de fijar con precisión política de clase, cuáles son las tareas políticas que el proletariado tiene en esta hora de cambios políticos (lo que equivale a decir cuáles son sus tareas en la Revolución pendiente), no realizar tal tarea, significa-ría que el proletariado no jugará ningún papel revolucionario en este período, y que por ello el bloque dominante pudiera realizar la tarea de la autotransformación del Estado sin peligrosas desestabilizaciones. Por ello superar el espontaneísmo y el economicismo de la combatividad primitiva del proletariado, supone clarificar los objetivos políticos de clase del proletariado en esta contienda política en la cual estamos inmersos, y ello pasa por cualificar sus intereses anticapitalistas y pro-socialistas en unos programas capaces de dotar de un papel real a la combatividad del proletariado, y que le de a ésta un papel primordial en la lucha por determinar el tipo de libertades políticas a construir. Si nos quedamos animados en la contemplación de la combatividad proletaria, pero no definimos las líneas necesarias para superar sus lados débiles, nos estaremos comportando como meros espectadores de la historia y no como la vanguardia comunista del proletariado que con su acción política marca el camino que han de seguir las masas conscientemente, para que sea posible la destrucción del Estado burgués y el inicio de la Revolución Proletaria. Rectificar tales errores, es hoy una tarea urgente sin la cual la superación del actual impas político, que la estrategia y la táctica de Revolución Socialista está teniendo en la lucha de masas, sería imposible. Porque a la política represiva o liberizadora, que el bloque dominante irá aplicando en cada correlación de fuerzas cambiantes (para garantizar la superación de la crisis actual, pero sobre la base de garantizar la dirección del proceso de los cambios ha desarrollar), sólo se le puede oponer consecuentemente una táctica y estrategia de Revolución Socialista; porque la oposición democrática-burguesa ya ha demostrado ampliamente su incapacidad política e histórica para jugar una baza democrático-burguesa consecuente contra la dictadura terrorista, y por ello a pesar de sus juramentos permanentes de lealtad a la política democrática, irá sucumbiendo y claudicando a la política terrorista o de cambio desde arriba, que imponga el bloque dominante; y porque por otro lado, la política espontaneísta o anarco-comunista es absolutamente incapaz de organizar la más leve ofensiva capaz de hacer avanzar la política de Revolución Socialista entre las masas, para que ésta pueda tener un protagonismo histórico real, más allá de las proclamas en los papeles, y en las capillas de los sectáreos iluminados. Por ello, hacer avanzar la política de Revolución Socialista, es depurar de equívocos y confusiones el espacio político de la ICE, y de la política anticapitalista entre sus vanguardias revolucionarias y entre las masas. Nuestro lema debe ser depurar los errores, avanzando con las masas en la defensa de un programa de lucha por la Revolución Socialista en su quehacer diario. Sólo esto disipará la nube de pesimismo y confusión, que hoy invade las filas de los militantes más maduros y conscientes de la ICE, y hará posible recobrar la iniciativa política en la lucha de masas; condición imprescindible para conseguir que el proletariado y el Bloque Histórico Anticapitalista y Revolucionario tome la iniciativa en este momento de crisis general, a través de desarrollar una amplia y clara ofensiva, que sitúe cuáles son los objetivos a conquistar y cuales las batallas a librar. Con ello lograremos dotar a la actual combatividad existente, de su carácter realmente ofensivo a todos los niveles, y estaremos creando las condiciones para que la crisis abierta en el seno del sistema capitalista, y en especial en el Estado, sea aprovechada por el proletariado para avanzar realmente en profundizar la crisis económica y política del sistema capitalista, y haga avanzar las condiciones "subjetivas" (de conciencia y de organización) necesaria para que el proletariado pueda plantearse poner la lucha por la toma del poder y por la realización de la estrategia de la Revolución Socialista, en el orden del día de su combate de masas. 2. PRINCIPIOS GENERALES DEL MARXISMO REVOLUCIONARIO PARA ANALIZAR LA CORRELACIÓN DE FUERZAS EN LA LUCHA DE CLASES 1.— A la afirmación general del Marxismo-Leninismo de que para el capitalismo no hay situaciones sin salida en sí mismas, y de que lo que hace posible la superación revolucionaria de una situación de crisis capitalista es la fortaleza revolucionaria del proletariado para imponer una salida socialista a dicha situación de crisis, habría que añadirle la tesis siguiente: Existe una interacción dialéctica entre las derrotas proletarias infligidas por el capitalismo y la posibilidad de recomposición momentánea de dicho sistema a pesar de que éste se está debatiendo en una crisis general, de una envergadura tan profunda y estructural como es la actual fase histórica. De las derrotas proletarias extrae el capitalismo en los momentos de sus crisis más agudas, las fuerzas suficientes para recomponerse momentáneamente, y concederse una nueva fase de desarrollo hasta la posterior recaída en la agravación de su crisis permanente. 2.- El factor lucha de clases, está presidiendo permanentemente el desarrollo de la crisis capitalista las contradicciones internas que presiden todo el desarrollo capitalista y que lo orienta permanentemente a crisis cíclicas, se transforman en crisis activas y abiertas, por la intervención de la lucha del proletariado, que con su actuación revolucionaria agudiza dichas contradicciones inherentes a dicho sistema capitalista, y abre períodos de crisis general del sistema capitalista mundial. La dialéctica de la lucha de clases, no puede verse de una forma mecánica y estrecha solamente, en la lucha de la burguesía y proletariado siendo este enfrentamiento de clase el fundamental y el dominante de nuestra época histórica, actúan movidos por él, otros enfrentamientos de clases, tanto en el seno del Bloque de clases explotadoras, como en el seno del Bloque de clases explotadas, y es el conjunto de esta lucha de clases y de los procesos de recomposición de alianzas que en su seno se dan a nivel mundial; lo que hace posible que una crisis se convierte en revolucionaria, o sea superada por una fase de recomposición del sistema capitalista. (Todo proceso de crisis capitalista presupone una modificación en las relaciones entre las clases, y en las alianzas de clases en el bloque dominante, y si el proletariado no ha logrado salir de dicho sistema capitalista, es porque no ha sido capaz de articular políticamente la alianza de clases necesaria en el Bloque Histórico Anticapitalista y Revolucionario capaz de impedir la recomposición momentánea del sistema capitalista, y capaz de profundizar la Revolución Socialista. 3.- El momento de la salida de la actual crisis mundial del sistema capitalista, no se vislumbra por ningún lugar hoy por hoy, porque el imperialismo no ha logrado componer el conjunto de alianzas de clases necesarias para garantizar una derrota efectiva sobre los explotados y oprimidos de todo el mundo, y garantizar la solidez de dichas alianzas en el seno del bloque explotador, para imponer al conjunto del sistema, la dirección de desarrollo que las fracciones hegemónicas necesitan impulsar. A nivel nacional tal situación es idéntica, y el bloque dominante no ha logrado establecer el conjunto de alianzas de clases necesarias para garantizarse un respiro histórico que le permita una cierta fase de desarrollo. A pesar de la interrelación dialéctica entre la situación mundial y nacional, es obvio, que existe una posibilidad de superación de crisis interna, relativamente independiente del curso de la crisis mundial. Esa posibilidad relativa, se refiere a la conquista del tipo de transformaciones políticas que el capitalismo español necesita para entrar en una nueva fase de desarrollo. Pero para lograr tal cuestión, le es fundamental lograr el tipo de alianzas de clase, que le es imprescindible para superar la crisis actual derrotando momentáneamente la perspectiva de la Revolución Socialista, alejándola del norte de la lucha de los explotados y oprimidos. El capitalismo español necesita infligir una gran derrota a la política de Revolución Socialista del proletariado y del Bloque Histórico Anticapitalista y Revolucionario, si quiere garantizar la posibilidad de seguir desarrollándose en medio de la crisis general actual. 4.- El momento actual podríamos definirlo de estancamiento general en nuestro país, estancamiento que al prolongarse produce una situación de caos generalizado. El bloque dominante tiene el poder político y represivo suficiente, para impedir que cualquier alternativa de cambio democrático-burgués que pretenda ser llevado al margen de su dirección y hegemonía, fracase; o porque lo yugula drásticamente si la ofensiva democrática adquiriese caracteres peligrosos, o porque lo impida con su poder represivo que actúa como factor disuasorio del incremento de la ofensiva real de la oposición. Esta situación no resuelve de hecho, el tipo de reformas políticas que el capitalismo español necesita para garantizar un desarrollo ampliado, adecuando a la actual fase pro-imperialista que nuestras clases dominantes luchan por conquistar con su integración a Europa, pero garantiza evitar ser barridos del poder por el proletariado y cualquier oposición burguesa. Si el incremento de la presión revolucionaria de las masas se sigue dando y ello amenaza el poder real del bloque dominante entonces la represión crecerá sin limitaciones de ningún tipo. A la vez lo que es obvio es que el bloque dominante debe de pasar ya a una situación de ofensiva política y represiva, para hacer retroceder la lucha proletaria y a la oposición democrática-burguesa, y lograr superar el nivel de estancamiento y de caos que hoy reina en el país. Tal ofensiva no hará nada más que incrementar la explotación y opresión sobre las clases dominadas, incrementando las contradicciones del desarrollo capitalista, pero mientras el proletariado no tenga la fuerza real para quebrar revolucionariamente tal contraofensiva burguesa, el bloque dominante puede sostener tal situación de sostenerse en pleno proceso de estancamiento general. 5.- El incremento del caos y la desorganización general de una sociedad sin que se perfilen por ningún lado, salidas revolucionarias a dicha situación de caos si se da sobre la base de un poder represivo sólido de las clases dominantes, y una carencia de poder organizado real, de las clases dominadas, acaba convirtiéndose en un factor de derrota-masacre de las clases dominadas en manos del ala más terrorista del capitalismo nacional (o internacional, si el nacional no tiene la fuerza suficiente). Argentina es un modelo sobre el cual hay que reflexionar, como a otro nivel lo fue antes Portugal. Las clases sociales no pueden estar permanentemente en lucha sin ver una salida clara y justa a tal situación conflictiva, de lo contrario se entregarán a los brazos de cualquier cirujano de hierro que demagógicamente prometa resolver el caos existente, aunque para ello tenga que extirpar a la parte de la nación, que se supone causante del caos. Aunque a medio plazo los cirujanos de hierro no curan nada, sino por el contrario amenazan con producir una parálisis general a toda la sociedad por sus métodos expeditivos, durante cierto tiempo si son hábiles, logran trasladar el conflicto de la lucha de clases a otras esferas, (la ideología, la política, etc.), que permiten al bloque dominante aumentar su poder, y establecer mejores condiciones en el futuro para poder establecer las líneas de desarrollo que consideren más adecuadas para superar dicha situación histórica de excepción, previa decapitación de las fuerzas revolucionarias de su principal enemigo: el proletariado. 6.- En la etapa actual, las capas medias y la pequeña burguesía, simpatizan con la política antidictadura terrorista, que defiende y ha desarrollado ampliamente el proletariado durante estos 40 años de lucha heroica, pero si el proletariado no da una salida revolucionaria que saque al conjunto de la sociedad de el caos actual, estas capas y clases pueden pasar a aceptar pasivamente (cuando no con aplausos) una política ultrareaccionaria que castigue la política de Revolución Socialista del proletariado. Ese desencanto no se da de golpe, antes coquetearán con la política reformista y socialdemócrata, pero al comprobar la incapacidad de ésta, para resolver la crisis y el caos general, entonces pasarían a aceptar (o desear) tal salida del cirujano de hierro. 7.- Por ello la tarea central de los comunistas en situaciones de crisis como la actual es establecer unas líneas de superación clara de la actual crisis capitalista, que establezca las líneas de resolución de dicha crisis, fuera y en contra del sistema capitalista, y en una clara dirección de transformaciones socialistas. En cada etapa hay que marcar las batallas a librar, de acuerdo con el tipo de fuerza real que las condiciones subjetivas de la Revolución Socialista ha conquistado, no dejándose arrastrar a batallas para las cuales no están creadas las condiciones necesarias para garantizar el éxito mínimo, y que de librarlas pudieran significar profundos descalabros y derrotas históricas graves al proletariado y a la política de Revolución Socialista. Ello supone ajustar con profundo rigor científico, el tipo de transformaciones que se sitúan hoy en la lucha de clases, para que el proletariado conquiste el caudillaje real, de la lucha de todos los sectores del Bloque Histórico Anticapitalista y Revolucionario contra la crisis capitalista, y que demuestren con claridad a todas las clases explotadas y oprimidas, que el proletariado y la Revolución Socialista tienen una alternativa realmente superadora para dicha situación de crisis permanente -y agudizada en esta fase- del sistema capitalista, no se trata de posponer la política de Revolución Socialista para después de "resuelta" la crisis capitalista, como proponen los revisionistas y socialdemócratas de todo cuño y pelaje, colaborando con ello a restaurar el sistema capitalista de sus crisis inherentes a sí mismo, sino de definir una política permanentemente progresiva y alternativa, a toda crisis del sistema capitalista, tras respuestas realistas y de lucha por la Revolución Socialista, que profundicen en su conquista la política comunista entre las masas, y hagan avanzar realmente las condiciones para que la lucha por la toma del poder por el proletariado, llegue a ser realmente posible y viable. 3. LA RELACIÓN NECESARIA ENTRE LAS CONDICIONES OBJETIVAS Y LAS CONDICIONES SUBJETIVAS PARA HACER POSIBLE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA. 8.- Los comunistas de izquierdas y las vanguardias revolucionarios, no podemos caer en el mecanicismo catastrofista, de que por el hecho de que a nivel mundial el capitalismo está sometido a una profunda crisis general de tipo estructural, que ahonda sus contradicciones internas y radicaliza la lucha de clases objetivamente, y porque tal crisis tiene su paralelo (aunque sea con sus manifestaciones particulares en nuestro país agravado por la crisis de la estructura política (Estado y Régimen) que el capitalismo español se ha dado en estos 40 años; crisis, que es contestada ampliamente por una enorme combatividad espontánea y semiespontánea de las masas explotadas y oprimidas, no por ello ya están dadas todas las condiciones de coincidencia entre las condiciones objetivas y subjetivas, para que sea posible transformar ya la crisis actual, en una crisis revolucionaria, que lleve ya, al proletariado a tomar el poder. 9.- Que para afirmar que existe ya una crisis general (mundial) o sectorial (nacional) prerrevolucionaria no es suficiente con comprobar la agravación de la crisis económica, sino que debe darse también una profunda crisis en el seno del Estado capitalista, que haga imposible el gobierno normal por parte del bloque dominante y que se agudice la lucha política entre las distintas fracciones del bloque dominante, por cambiar ese Estado para poder adecuarse, garantizando su continuidad, a las nuevas exigencias históricas, que las masas proletarias levantadas en lucha revolucionaria planteen. Y lo que está dándose en nuestro país hoy, no es aún una crisis total del Estado capitalista, sino una crisis profunda de la forma de Régimen político terrorista, que éste había adoptado en estos 40 años, y que ello afecta también al conjunto del Estado, pero no de tal forma y amplitud que lo haga ya un instrumento incapaz de garantizar la continuidad del sistema capitalista en su conjunto, aunque sea en una situación de estancamiento general, porque su poder represivo, que le garantiza no ser desplazado del poder, y evitar que las alternativas de reformas capitalistas se puedan llevar al margen de él: no le garantiza crear las condiciones políticas necesarias para desarrollar la iniciativa de transformación de conjunto, que necesita para llevar a término las reformas profundas que precise en el seno de su Régimen político y del conjunto de su Estado. 10.- Todo lo anterior además debe, de haber abierto el camino para que en el seno de las amplias masas de explotados y oprimidos, se haya expresado activamente, que no están dispuestas a seguir viviendo como hasta entonces, y empiecen a movilizarse continuada y radicalmente contra el Gobierno capitalista, y a simpatizar con las ideas y los programas revolucionarios que se presentan como alternativas de conjunto, a aquella situación de crisis y caos general. El tipo de combatividad existente en las clases explotadas en nuestro país, se ha incrementado notablemente en los últimos 6 meses, y ello se enfrenta a la política concreta del bloque dominante, pero aún no puede afirmarse, ni mucho menos, que las masas hayan sido ya ganadas para la defensa de un programa estable de Revolución Socialista, y que haya sido totalmente apartadas de las ilusiones reformistas o democrático burguesas. 11.- Todo ello nos hace concluir que: si bien es absolutamente cierto que sin una crisis general mundial o sectorial (nacional) del sistema capitalista no es posible la Revolución Socialista; no lo es, el que el solo hecho de la crisis general haga posible ya la Revolución Socialista. Pero que una crisis general pueda convertirse en un proceso abierto de Revolución Socialista, son necesarias las siguientes condiciones, además de las antes señaladas: a) que una amplia franja de la clase obrera y el pueblo trabajador hayan descubierto activamente en la lucha de masas, que no existe salida real a sus necesidades de clase, dentro del sistema capitalista. b) que hayan hecho suya conscientemente, como su alternativa a la crisis general del sistema capitalista, un programa de lucha económica y política anticapitalista y socialista. Y que ese hacerlo suyo, se haya refrendado en la lucha continuada de centenares de miles de trabajadores. c) que hayan construido masivas y potentes organizaciones de clase y de lucha unitarias y centralizadas, que asuman las tareas de dirigir y organizar la lucha de millares de proletarios por tal programa anticapitalista y socialista. d) que exista un fuerte y centralizado Partido Comunista, que aglutine en su seno a decenas de miles de los mejores luchadores de la clase obrera y el pueblo trabajador, que han conquistado su función de vanguardia revolucionaria y comunista en la lucha de masas, y que defienden entre las masas, el programa de Gobierno que los comunistas defienden para ese período, así como los principios básicos de la lucha por el comunismo. Es por desgracia harto evidente que hoy por hoy, tales condiciones "subjetivas" imprescindibles, para hacer la Revolución Socialista, no están creadas en nuestro país, ello debe caracterizar también, el tipo de táctica y de combate a desarrollar. Soslayar u olvidar simplemente, la ausencia de tales condiciones subjetivas, en la definición de la táctica y en las batallas a librar, sería simplemente aventurero y criminal para la política de Revolución Socialista, y para la ICE. 12.- Por ello, los que a pesar de la durísima evidencia de las cuestiones anteriormente señaladas, defienden en el seno del MOE y de la TCE, que la actual crisis económica y política del capitalismo español, ya sólo puede resolverse revolucionariamente al margen e independientemente de que sea tan débil el grado de organización de las condiciones "subjetivas" de la Revolución Socialista; y no explican que el actual desajuste entre las condiciones objetivas y subjetivas hace inviable hoy por hoy, la conquista ya de los objetivos políticos máximos de la Revolución Socialista, (la toma del poder por el proletariado) entonces lo que están haciendo es garantizar políticas aventureras y maximalistas, que al actuar sobre una valoración errónea y falsa, de (triunfalista) la correlación de fuerzas, proponen objetivos y caminos que de seguirlos, conducirían al proletariado a una masacre, por establecer batallas a librar para las cuales no están creadas las condiciones necesarias, y con ello abrirían un período de desmoralización proletaria, que es lo que facilitaría la victoria de la contraofensiva de la contrarrevolución burguesa, representado por su ala más terrorista y totalmente contraria a ningún tipo de cambios en nuestra sociedad. 13.- En períodos de crisis como el actual, y ante una situación de enorme debilidad política de la burguesía, pero también debilidad política y organizativa del proletariado y el pueblo trabajador (a pesar de la existencia de amplias luchas de masas sindicalistas y espontáneas) la burguesía lo que desea, es que la vanguardia revolucionaria se lance a combates para los cuales no tiene la fuerza suficiente esperando así poder: a) descabezar a las vanguardias comunistas y revolucionarias. b) desacreditar ante los sectores más atrasados del proletariado y entre las capas medias, la política de Revolución Socialista, por aventurera. c) aislar al proletariado y a la política de Revolución Socialista del grueso del Bloque Histórico Anticapitalista y Revolucionario. Para pasar luego, a una contraofensiva general, que les de la fuerza necesaria para tener la iniciativa general, a pesar de la crisis y a pesar de su debilidad política. Con la clase obrera, desmoralizada y desmoralizada la vanguardia puede recuperar su poder de iniciativa parcial, a pesar de su crisis general. 4. EL PAPEL DE LA TÁCTICA EN LA APLICACIÓN DE LOS PRINCIPIOS MARXISTAS-REVOLUCIONARIOS A CADA SITUACIÓN HISTÓRICA CONCRETA PARA TRANSFORMAR REVOLUCIONARIAMENTE LAS CORRELACIONES DE FUERZA DESFAVORABLES A LA POLÍTICA PROLETARIA DE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA. 14.- El capitalismo quiere crear la sensación de que el caos económico y político, social actual, es el resultado de las pretensiones revolucionarias del proletariado y de sus programas comunistas; para ganar a la clase obrera para tal principio, utiliza a la socialdemocracia y al revisionismo que se prestan contradictoriamente, pues ello, también le ataca a ellos y a sus demandas democrático burguesas en la etapa actual- a tal campaña contra el comunismo en la forma de "lucha contra el izquierdismo", y que espera así, que la socialdemocracia le sea un apoyo real de hecho (y pagándole un precio muy reducido por tales servicios anticomunistas) en la tarea de cortar que el proletariado utilice revolucionariamente la crisis actual, logrando de éste, la colaboración en la tarea de restaurar el capitalismo, bajo el lema de "colaboremos ahora todos, en resolver la crisis actual y luego ya plantearemos el mejoramiento real, de la situación de la clase obrera"! El capitalismo espera pues de la crisis que le sirva para que el proletariado retroceda estratégicamente, y renuncie a la perspectiva de la Revolución Socialista en aras de un posibilismo reformista, es decir, espera reforzar el ala socialdemócrata en el seno del MOE en detrimento del ala comunista y revolucionaria. 15.— El hecho de que reconozcamos que en este momento no están creadas las condiciones, para que los objetivos máximos de la Revolución Socialista estén en el orden del día de la lucha de masas, no presuponen renunciar a que dicho objetivo estratégico presida la táctica y sustituir dicha estrategia marxista por una estrategia etapista; sino el buscar el camino, la táctica adecuada a dicha situación histórica para ganar a las masas para la estrategia y la táctica de la Revolución-Socialista. Hay que tener presente siempre que el hecho que en un momento dado no sea posible ya, plantear la lucha por la toma del poder, no supone derrota del programa de Revolución Socialista sino que hay que crear las condiciones para hacer posible tal perspectiva en el orden del día más inmediato de la lucha de masas. Lo que sin embargo busca siempre la burguesía, es que una derrota momentánea del proletariado se convierte en una derrota de la perspectiva de la Revolución Socialista entre las masas, por ello la lucha contra tal perspectiva de derrota histórica del proletariado y de retroceso histórico de la Revolución Socialista que pretende la burguesía, presupone la lucha a muerte tanto contra la corriente revisionista y socialdemócrata que lucha junto a la burguesía por derrotar la política comunista entre las masas y sustituir a ésta por una política de reformas que refuercen el sistema capitalista, como contra las políticas aventureras que pretenden con su acción justificar tal frente unido de la burguesía, la social democracia y el revisionismo, por hacer retroceder y derrotar la política comunista entre las masas. 16.— El Partido Comunista debe explicar en todo momento cuál es la correlación de fuerzas real en la sociedad, y cuáles son los combates que en ese momento pueden librar el proletariado. Clarificando que todo combate debe tender a centralizar y unificar la lucha del proletariado hacia la Revolución Socialista, luchando tanto contra las posiciones claudicantes, como contra la política aventurera. El conocimiento real del momento de la fuerza proletaria, es el mayor antídoto contra la desmoralización, el desespero inútil y el abandonismo, que sucede a los combates librados sobre la base de valoraciones erróneas sobre el tipo de correlación de fuerzas existente en el actual momento. 17.— El criterio general que en la lucha de clases debe presidir toda decisión sobre el tipo de combate a librar, es el de medir con precisión revolucionaria el tipo de relación existente entre las vanguardias y las masas, es decir, que nunca la vanguardia se lance a acciones porque vea que éstas "sean necesarias" para tomar el poder, si no está garantizado que las masas ya han descubierto la imperiosa necesidad de luchar detrás de la vanguardia (o delante) por tales objetivos. No plantearse tal medición de la relación real entre las vanguardias comunistas y las masas podría significar, de hecho, dar un salto en el vacío por parte de la vanguardia que sería utilizado por la burguesía para decapitar el movimiento sin que existan las condiciones necesarias para una automática recomposición de la vanguardia, porque el tipo de acción emprendida estaba a mil km. de distancia de lo que las masas comprendían y estaban en condiciones de asumir. 18.- Las masas y sus vanguardias revolucionarias deben descubrir que la Revolución Socialista no es un proceso lineal sino que es un camino zigzagueante con avances y retrocesos, y que hay muchas batallas a librar y perder antes de librar la definitva. Tal tesis debe ser ampliamente entendida por las masas hoy ya. 19.- Hay que saber convertir una batalla defensiva en un proceso ofensivo. Un período de declive momentáneo de la política de la toma del poder, en un período de ofensiva de la reconstrucción de las condiciones revolucionarias en la lucha de masas. Hay que llevar al MOE la idea clara del proceso zigzagueante de la Revolución Socialista, y combatir las ilusiones linealistas en la lucha de masas, que no son sino la preparación ideológica y política de la futura política etapista y gradualista en la lucha de masas y en sus filas de vanguardia, fruto de haber apostado todo en una sola carta y en única partida. Ello implica pues saber cuáles son las victorias del pasado a consolidar en los momentos de reflujo; cuáles son los procesos a avanzar para ampliar las conquistas proletarias y cuál es la táctica a desarrollar para hacer posible que la próxima batalla se libre con el máximo de condiciones favorables para la política de Revolución Socialista que defienda y desarrolle el proletariado, tras su vanguardia comunista. 20.— En la actual fase histórica de crisis general que atraviesa nuestro país, los revisionistas y catastrofistas coinciden en una visión absolutamente apocalíptica del actual momento, negándole al conjunto del bloque dominante la fuerza suficiente en su Estado para poder defender la continuidad por métodos terroristas si es preciso, su permanencia en el poder; dibujan un Estado en plena descomposición sin ninguna salida posible más que la de descomponerse, si existe una "alternativa política en frente" que se ofrezca como alternativa pacífica de salida política a la crisis de poder actual: tal visión catastrofista del enemigo de clase, la conjugan con una supervaloración del tipo de conciencia política existente en las filas del proletariado y el pueblo trabajador. La conjunción de estos dos factores, les lleva a infravalorar de hecho el tipo de organizaciones que las clases dominadas necesitan para hacer posible la derrota de la dictadura terrorista; y dibujan la lucha por la toma del poder como un camino que ya está trillado. A pesar de que el punto de partida de sus análisis es totalmente distinto, las posiciones aventureras y falsamente triunfalistas a las que llegan, son de igual signo, y de prosperar en las filas del MOE provocaría una qrave y profunda derrota a la política de Revolución Socialista. 5. CRITERIOS GENERALES BÁSICOS QUE DEBEN PRESIDIR LA TÁCTICA DE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA EN EL ACTUAL PERIODO DE LA LUCHA DE CLASES EN NUESTRO PAÍS. 21.— Los problemas de la táctica general deben ser analizados y encontrados desde el criterio irrenunciable de encontrar los caminos para ganar a las amplias masas para la lucha por la Revolución Socialista y la Dictadura del Proletariado, y para los principios de la realización del comunismo. Ello supone la teoría y la práctica de las tesis de la revolución permanente explicadas por Marx, Lenin y Trosky debe presidir nuestro quehacer político en la búsqueda y elaboración de los programas de transición que interpretando el sentir de las necesidades objetivas y subjetivas de las masas, les de, a éstas, una clara cualificación anticapitalista y de lucha por la Revolución Socialista. Es decir, situar objetivos que en el proceso de lucha por conquistarlos, hacen avanzar a las masas hacia los programas de lucha por la Revolución Socialista y el comunismo, a la vez que los aleja de toda ilusión de reforma pacífica del sistema capitalista. Ello supone, definir en cada etapa histórica de la lucha de clases y de la correlación existente en ese momento, las aristas más conflictivas para la existencia del proletariado, y definir una táctica que históricamente de respuesta a tales necesidades, que sirva para profundizar la crisis capitalista y fortalecer a la vez política y la organización de clase independiente del proletariado. 22.- La Revolución Socialista supone un largo camino en el cual se han creado las condiciones de disgregación del sistema capitalista bajo la praxis de la lucha revolucionaria del proletariado, que ha impuesto -después de largos avances y retrocesos- tal poder, e impide al capitalismo subsistir como hasta entonces, y que su proceso de transformación en el momento de su crisis más aguda, es aprovechada por el proletariado para lanzarse a la toma del poder. Por ello la Revolución Socialista no puede verse como un acto de un solo golpe, sino como un largo proceso de lucha revolucionaria del proletariado. El proletariado y el pueblo trabajador tienen que haber debilitado profundamente el poder del Estado capitalista, tiene que haber conquistado amplias parcelas de libertad obrera bajo dicho Estado burgués tienen a la vez que haber construido sus propias organizaciones de clase y de lucha que, desde dentro y fuera del Estado burgués, preparan las condiciones necesarias para lanzarse a la toma definitiva del poder del Estado, para destruir la vieja máquina capitalista y construir sobre sus cenizas el nuevo Estado socialista, sólo así el doble poder puede llegar a existir como factor real y como estadio desde el cual la culminación de la Revolución Socialista, previa toma de todo el poder por el proletariado, que así liquida revolucionariamente la situación de doble poder, y hará posible poner en práctica el programa del conjunto de la Revolución Socialista. 23.- Los factores que hoy no hacen posible plantear la lucha de masas ya de una forma inmediata, la lucha por la Dictadura del Proletariado son: 1º. Porque la crisis actual del Estado capitalista aún no está tan debilitada que le impida responder con una agresión contundente y efectiva a la política revolucionaria del proletariado. 2º. Porque la influencia de las ideas y presupuestos estratégicos de la lucha por la Revolución Socialista y el comunismo es débil y no ha ganado a amplios sectores de las masas, ni política ni orgánicamente. 3º. Porque algunas de las organizaciones que las masas construyeron para defender radical y consecuentemente sus intereses de clase contra el capitalismo (CCOO) se han pasado al campo de la social democracia y luchan por cortar la perspectiva de la Revolución Socialista en la lucha de las masas y se proponen como alternativa política y orgánica para restaurar el capitalismo sobre nuevas bases de racionalización democrática. 4º. Porque el Partido Comunista no está aún construido y su ausencia es determinante para dificultar la posibilidad de que la táctica y la estrategia de la Revolución Socialista conquiste a amplios sectores de las masas y organice disciplinada y activamente a sus vanguardias revolucionarias. 5º. Porque las organizaciones anticapitalistas que hoy existen son profundamente débiles políticamente y están penetradas de concepciones y prácticas sectarias y adialécticas, lo que impide que estén jugando el papel de vanguardias anticapitalistas que decenas de miles de luchadores del proletariado y el pueblo trabajador deben jugar. 24.- Lo que está facilitando al bloque dominante recomponerse en medio de esa crisis general de su economía y de su aparato político, son los factores antes señalados: por ello la tarea central de la izquierda comunista pasa hoy por: 1º. Evitar que los jefes social-demócratas y los jefes sindicalistas, conquisten a las masas para sus presupuestos burgueses, impidiendo así que la actual lucha de masas tenga efectos favorables al proletariado. 2º. En el proceso que se ha abierto, amplios sectores de las masas acuden a la CNS y a prácticas similares sindicales con ilusión reformista que los revisionistas y reformistas están sembrando en ella. 3º. La tarea de la ICE es estar allí donde están las masas luchando por sus reivindicaciones económicas y políticas, para transformar con las luchas en su propio desarrollo, en luchas anticapitalistas y revolucionarias. 4º. Por ello hemos de estar en la CNS, asociaciones legales (de vecinos, enseñantes, etc.) y similares para organizar consecuentemente la lucha por sus necesidades, para denunciar a los jefes socialdemócratas y el carácter burgués de su política, y para ganarlos en el propio proceso de lucha para el programa de la Revolución Socialista y la lucha por la Dictadura del Proletariado. 25.- Los presupuestos sectarios y elitistas de los verbalistas de "izquierda" que pretenden alejar a los comunistas de una relación política y orgánica amplia con las masas, en aras de un trabajo "circulista y propagandístico" deben de ser duramente combatidos, pues tal política aislaría a la ICE de las masas y permitiría que el descrédito de tal proceder, lanzara a las masas proletarias hacia los brazos de la burguesía y la socialdemocracia. No se trata de política de capillas ni de grupúsculos, es hora de política de masas y de prácticas organizativas de masas. 26.- Ello nos plantea la necesidad incuestionable de utilizar todas las plataformas legales burguesas que se vean adecuadas para facilitar la labor de la lucha entre las masas, y posibilitar el ganar a millones de proletarios para la estrategia y la táctica de Revolución Socialista, y para los principios generales y prácticas organizativas de la lucha por el comunismo. La ilegalidad no es un fin sino solamente un medio históricamente impuesto por una correlación de fuerzas desfavorable al proletariado, y por lo tanto hay que crear las condiciones para que la política de ICE sea defendida amplia y "legalmente" también entre las masas. 27.- Los comunistas deben de ganar su condición de vanguardia revolucionaria de las masas, en la lucha diaria de las masas. Por ello han de ser los más representativos y eficaces luchadores en todo combate de masas por más parcial que éste sea. Esta es una condición irrenunciable para llevar la política de ICE a las masas. Toda defensa de la política de ICE y crítica a la política socialdemócrata que se hiciera desde fuera de la lucha de masas, carecería de eficacia y sentido. Los objetivos revolucionarios de las masas se deben clarificar en el propio desarrollo de la lucha de masas, por confrontación de líneas políticas de clase desarrolladas en su propio seno y curso activo. 28.- La centralización y unificación "nacional" de la lucha proletaria en toda España, en todos y cada uno de los sectores sociales o frentes de lucha, es una condición "sine qua non" para hacer posible que el conjunto del Bloque Histórico Anticapitalista y Revolucionario asuma la política de la lucha por la Revolución Socialista. Ello implica una participación activa en la lucha de masas a nivel de todo el país, y en las organizaciones de masas que a tal efecto existan o se construyan, luchando en todo momento por unificar y centralizar a nivel de todo el país todo proceso de lucha, y luchando por cambiar en el propio transcurso de la lucha, el carácter político de los objetivos que presiden la misma. 29.- El saber lanzar un movimiento por las consignas justas para cada situación, es una de las principales características de la organización comunista, que así desautoriza los principios socialdemócratas y sindicalistas para los cuales no hay nunca "condiciones suficientes". Pero junto a esto, el saber replegarse a tiempo dirigiendo organizadamente la retirada cuando ésta sea necesaria, y evitar así profundos descalabros en las masas, es también una virtud obligada de todo militante y organización comunista. El tipo de método a desarrollar en cada momento debe de estar determinada por la correlación de fuerzas existentes a nivel general y a nivel concreto, los métodos de lucha no pueden establecerse a priori ni al margen de la correlación de fuerzas existente en cada situación histórica. 30.- La antipolítica, es hoy una de las grandes deformaciones que 40 años de la Dictadura terrorista han impuesto en algunas franjas de las clases explotadas, esta antipolítica ha estado también defendida y potenciada por las corrientes anarco-sindicalistas y anarco-comunistas. Ello se expresa en el miedo de las masas a que sus luchas concretas sean tomadas como luchas políticas; es el miedo, o la renuncia de algunos dirigentes a que su actuación de dirección se pueda ver vinculada a un partido u organización por aquello del miedo de las masas al "manejo" de los intereses partidistas u otras argumentaciones similares. Todo este conjunto de "demonios" antipolítica son sin lugar a dudas factores ideológicos y políticos que fortalecen la dominación burguesa, y que se proponen como factores de combate contra la política comunista entre las masas. Por ello la ICE debe llevar la política y el debate político entre las masas, debe defender contra la burguesía y el anarco-sindicalismo el derecho justo e inalienable de que los obreros se organicen en Organizaciones Anticapitalistas y partidos, que esto es una parte inseparable de la lucha por conquistar las libertades políticas para la clase obrera y el pueblo trabajador. No realizar este combate por llevar la defensa de tales derechos políticos para la clase obrera y el pueblo trabajador, en la lucha de masas, y silenciar oportunistamente la defensa de tales derechos, ante el supuesto peso de la antipolítica entre las masas, es hacer el juego a la burguesía más terrorista, y a la posición política anarco-sindicalista. 31.- La actividad de los sindicatos dentro del sistema capitalista moderno y desarrollado, es fundamental para la subsistencia de éste. Por ello el sistema capitalista lucha por establecer tesis de neutralidad de los sindicatos, respecto al conjunto del sistema social vigente, y en especial a los PC; con ello intenta neutralizar todo tipo de actividad partidaria de los sindicatos en la lucha de clases y desea hacer de ellos, correas de transmisión de la dominación del sistema capitalista, en las propias filas de la organización del proletariado, es decir conquistarlos para que defiendan un modelo de relaciones sociales de producción, que perpetúe la sociedad de clases. Predicar la neutralidad de los sindicatos respecto al Estado, Partidos y política en general, es luchar por mantener la práctica sindical del proletariado en el terreno de la burguesía, al impedir que desde la práctica reivindicativa organizada más elemental, los trabajadores adopten una actitud beligerante en relación a la política burguesa en cada situación y en todo momento, y defienden desde el principio hasta el fin de su lucha, la conquista del socialismo proletario. Por ello ante la política burguesa de la neutralidad de los sindicatos, partidos, Estado y política, la consigna de los comunistas debe ser: independencia de la patronal, del Estado capitalista, de los partidos burgueses, y de la política capitalista. 32.- La tarea histórica que la ICE tiene delante, exige que la OICE deba desarrollar en todo combate concreto y general una amplia y entusiasta tarea de divulgar la estrategia y la táctica de lucha por la Revolución Socialista y los principios del comunismo. Ello supone que en el seno de la organización debe desarrollarse una seria y profunda discusión ideológica y política para garantizar que toda práctica que la militancia y los comités desarrollan y defienden y potencian dichos presupuestos de una forma viva, rica y creativa. Sin la solidez de la militancia comunista, sin una rica vida organizativa en el seno de la organización comunista las tareas de defensa de la política de la Revolución Socialista en esta hora, son absolutamente imposibles; por ello construir el Partido Comunista es una de las tareas centrales que hace posible desarrollar hacia delante el combate para ganar a las masas para la política de Revolución Socialista. 6. LA IMPORTANCIA DE CONSTRUIR EL PARTIDO COMUNISTA EN LA ETAPA ACTUAL Y SU PROCESO DE CONSTRUCCIÓN HOY. 33.- Si los análisis hechos, respecto al carácter político de clase, de la lucha proletaria en estos últimos años, expresan una no hegemonía política de los presupuestos de Revolución Socialista, en esas luchas; y por lo tanto vemos cómo la crisis en el seno del capitalismo, por el aumento de la lucha proletaria no está siendo capitalizada políticamente por el proletariado, sino que por el contrario permite que la Dictadura terrorista pueda sostenerse a pesar de su enorme debilidad. Si este es el análisis que hacemos del balance histórico de la lucha en estos últimos años, entonces tendremos que concluir que el problema central del actual momento histórico es: de una crisis de dirección consciente en la lucha proletaria. 34.- Esta crisis de dirección consciente de la lucha proletaria no la entendemos en el solo sentido de la ausencia de un Partido Comunista, sino la entendemos como débil proceso de formación de la conciencia de clase anticapitalista y socialista. El Partido Comunista, sólo existe como auténtica vanguardia histórica en tanto y cuanto logra conquistar a las amplias masas a través de su lucha de masas consciente para la defensa de una política revolucionaria y es capaz en esa lucha, de potenciar la formación de organizaciones anticapitalistas capaces de aglutinar en su seno a miles de los mejores luchadores de la clase obrera y el pueblo trabajador. Y en ese proceso el Partido Comunista, recoge y organiza a los dirigentes más conscientes y maduros de dicha lucha de masas, que hacen suya la tarea de luchar organizadamente por conquistar a las masas para el programa de la Revolución Socialista y de la lucha por el comunismo. 35.- En este sentido la lucha planteada es doble: a) por un lado el problema de la clara diferenciación en la lucha de masas cotidiana de los objetivos anticapitalistas, de los objetivos reformistas como condición "sine qua non" para que las masas lleguen a asumir real y masivamente la lucha por el programa de la revolución Socialista; b) el problema de la construcción del Partido Comunista capaz de centralizar política e ideológicamente la voluntad del combate de las vanguardias más avanzadas de la clase obrera y el pueblo trabajador, que vinculándose a las masas desarrollan en su seno la lucha por conquistarlas para el programa de la Revolución Socialista. 36.- Por ello las condiciones que se establecen de tal reflexión a un primer nivel y estrechamente vinculado el análisis previo que enmarca esta reflexión orgánico-política, son las siguientes: 1º Necesidad imperiosa de desarrollo de la estrategia general de la lucha anticapitalista y por la Revolución Socialista, en la táctica concreta de la lucha de clases cotidiana en todo período histórico con todo lo que esto presupone de trabajo de sistematización teórica de la praxis de la lucha de clases cotidiana y de desarrollo de los contenidos de la estrategia general en la táctica concreta. 2º Necesidad de un estilo de trabajo entre las masas, y en el proceso de construcción de las organizaciones anticapitalistas, que garantice una amplia, estable y revolucionaria relación con las masas capaz de hacer posible que las propuestas de esas organizaciones anticapitalistas, sea asumida por las masas, y de que a la vez las modificaciones introducidas por las masas en el desarrollo de su acción revolucionaria sea integrada en los presupuestos políticos concretos y generales. 3º Necesidad de una mayor centralización democrática en el seno del Partido Comunista, capaz de garantizar la vida política necesaria para que todo el Partido asuma la unidad ideológica, política necesaria para poder responder efectivamente a la ardua tarea de dirigir y centralizar correctamente la voluntad confusa y dispersa de combate de las amplias masas. 37.- Todo este conjunto de reflexiones, nos plantea el problema del tipo de Partido a construir en esta etapa. Por los análisis hechos respecto a la débil vinculación política de las vanguardias comunistas con la lucha de masas y sus amplias vanguardias, el tipo de Partido que se debe construir es un Partido masivo de cuadros orgánicos de la lucha de masas. No se trata de un Partido de élites intelectuales desvinculadas de las masas y su lucha y elaborando al margen de organizar la intervención cotidiana en la lucha de masas, ni de un Partido de meros agitadores, sino un Partido de cuadros de la lucha anticapitalista de las masas que asumen en su práctica de conjunto la tarea de agitar, movilizar, organizar y elaborar colectivamente la teoría de la Revolución Socialista y de la lucha por el comunismos. 38.- Tal cuestión nos plantea incuestionablemente el problema del tipo de militancia a construir en el seno del Partido Comunista. No se está sabiendo conjugar la práctica militante que supone intervenir continuadamente en la lucha de masas, y la actividad militante de construir en ese proceso de intervención el Partido Comunista; o se cae en una actividad de agitar por la agitación, que no garantiza la cualificación política anticapitalista de tal agitación en la lucha de masas, o se cae en una práctica interiorista-orgánica que nos lleva a alejarnos de la lucha de masas revolucionaria. Tan negativa es la práctica organicista que nos llevará al ostracismo político, como la práctica de la acción por la acción, que no modifica profundamente la conciencia de clase del proletariado, al no ganarlo para el programa de la lucha anticapitalista y de lucha por la Revolución Socialista. El problema de cualificar hoy con mucho rigor la militancia en el interior del Partido, es el problema de cualificar el tipo de relación del Partido Comunista con las masas, lo que equivale a decir que es problema central del tipo de Partido Comunista, a construir: o Partido de agitadores sin principios comunistas, o Partido de élites burocráticas desligadas de las masas, o Partido de dirigentes comunistas de la lucha de masas. Esta y no otra es la cuestión. 39.- El tratamiento de tal problema está íntimamente ligado a la cuestión de la valoración que se haga respecto al significado histórico de la lucha de clases hoy, de las tareas centrales que fruto del análisis, derivan para la lucha de masas, y a las tareas centrales del proceso de construcción del Partido Comunista. Negar el tratamiento de la cuestión del Partido Comunista, en el marco de tales coordenadas de análisis, y parcializar el problema a un sólo aspecto (insuficiencia de práctica entre las masas o insuficiencia de teorización política) sería una forma falsa de tratar el problema, y sólo nos podría conducir a prácticas liquidacionistas, sean sindicalistas o burocráticas. Tal cuestión nos vuelve a plantear el problema de ¿qué tipo de Partido necesitamos en este momento? y tal cuestión a su vez nos plantea: ¿qué tipo de militancia y militantes deben de darse en el seno del Partido Comunista y entre las masas en este momento? y evidentemente, las dos cuestiones nos plantean su síntesis de funcionamiento orgánico del Partido Comunista, tras el planteamiento de ¿qué tipo de centralismo democrático hay que construir en este período?. Sólo el triple tratamiento del problema del Partido Comunista, nos llevará a una resolución revolucionaria, de tal cuestión en la OICE, hará de nuestra organización el embrión real del futuro Partido de Izquierda Comunista de España. 40.- La ICE debe conquistar su espacio político en la lucha de masas, clarificando ahí una táctica, y una estrategia que se proponga como polo de referencia claro y preciso para las amplias masas; ello plantea incuestionablemente que es imprescindible la existencia de un gran Partido Comunista, para llevar a cabo tal amplia tarea histórica. Por ello la necesidad de reagrupamiento de la ICE se hace hoy no sólo imperioso, sino prescindible para abordar las tareas que la lucha por la Revolución Socialista exige en el actual momento histórico; UNIDAD de principios en la Izquierda Comunista y UNIDAD organizativa, esto demanda hoy la lucha por la Revolución Socialista. Ello nos plantea que dado el actual grado de disgregación política y orgánica de la ICE, es hoy un eje central en la tarea de construir el Partido Comunista. Sólo quienes anteponen sus intereses de capilla sectárea y de ridículos reinos de [taifas] de liderzuelos sin conciencia de clase, por encima y delante de ese imprescindible reagrupamiento de la ICE quedan y deben quedar excluidos de esa gran tarea de construir el Partido Comunista, pues demuestran la no voluntad real de construir la unidad revolucionaria de la clase, al no ser capaces de construir la unidad política y orgánica de los comunistas de izquierdas. 41.- Ello supone incuestionablemente que hay que saber construir la unidad fundamental en la ICE; siendo en esto inflexibles y sin hacer concesiones de ningún tipo, sabiendo distinguir la necesaria flexibilidad táctica en esa unidad fundamental. Hay que definir cuáles son los puntos fundamentales de la estrategia y la táctica general que son imprescindibles unificar hoy ya, para trabajar juntos en el proceso unificado de construcción del Partido Comunista, y cuáles son los desacuerdos aceptables en la táctica, dentro de esa unidad en lo fundamental; de lo contrario nunca construiremos ese gran Partido Comunista que la Revolución Socialista y la actual hora histórica demanda a voces ya. No construir hoy un potente Partido Comunista, por divergencias secundarias en la táctica, sería y es un crimen histórico, romper la unidad de los embriones fundamentales que tienen que estar a la hora de la construcción de ese Partido Comunista, por divergencias tácticas, es la mejor expresión de una posición antipartido y anticentralismo democrático, que está en estrecha conexión con lo que las tareas de unificar y centralizar toda la lucha revolucionaria de las masas demanden en cada etapa histórica, demostrando los que así actúan, que entienden la unidad en un universo absoluto, que sólo existe en una cabeza idealista, o con unas pretensiones liderzuelas de redentores individuales del mundo. 42.- Consecuentemente con tales orientaciones políticas, la OICE debe asumir hoy un doble proceso: 1º Cualificar las tareas internas y externas en la lucha de masas y en las necesidades de avanzar en un proceso de construcción de sí mismo, como embrión del Partido Comunista. 2º Definir un proceso político y organizativo con el conjunto de organizaciones de ICE iniciar un proceso de construcción unificado del Partido Comunista y acelerar todo tipo de contactos en esta dirección que hoy es imperiosa e imprescindible para dar la respuesta que la lucha por la Revolución Socialista, está exigiendo. A la vez que inicia ese proceso de reagrupamiento de la ICE para construir un gran Partido Comunista debe de definir las bases políticas de una unidad táctica estable y amplia con un conjunto de organizaciones revolucionarias que sean conjuntamente capaces, de hacer posible en esa unidad en la lucha, conquistar un espacio en la lucha de masas real, que sitúe la política anticapitalista, como un polo de referencia real, sobre el cual articulan el avance de la política revolucionaria entre las masas hoy ya. RAFAEL MÁRQUEZ Secretario General de la O.I.C.E. DOCUMENTO Nº 2 DE LA SEGUNDA SESIÓN DEL PRIMER CONGRESO DE LA ORGANIZACIÓN DE IZQUIERDA COMUNISTA DE ESPAÑA.