MANIFIESTO POR UN MOVIMIENTO CULTURAL 1º.- Porque consideramos la necesidad, cada vez más imperiosa, de incidir en una auténtica transformación de la sociedad española. Porque consideremos que no se trata en la hora presente de efectuar simple cambio de personas en el Gobierno, de grupos de presión política en los organismos legislativos. Porque antes bien, es preciso volver la libertad al pueblo, que supone no tutelarlo más, manejarlo, instrumentalizarlo, sino buscar su auténtica participación, su responsable gestión en todo el proceso de la crisis pública. Porque buscamos, en nuestra lucha, alcanzar una sociedad en la que economía, cultura, política, sean dirigidas colectivamente, autogestionadas, impidiendo la división entre trabajo material y trabajo intelectual, no consagrando otra representatividad para la mayoría, que la de esta mayoría instituida en auténtica y libre democracia popular. 2º.- Porque entendemos que la cultura no está al margen de la vida social, no es neutra en los conflictos sociales, sino, antes bien, está atravesada por la lucha de clases. Porque en toda sociedad, la ideología dominante es la ideología de la clase dominante y la existencia de una cultura alternativa a la burguesa dominante, no es posible si no es producido por el conjunto de los explotados y oprimidos, por los trabajadores en general. Porque una cultura operativa producida por los trabajadores, antes de su triunfo social en una sociedad socialista, sólo lo será en el ámbito de sus luchas, en el marco de sus lugares organizativos ampliamente considerados: barrios en lucha, fábricas en lucha, organizaciones de clase, etc... Porque entendemos que sólo se puede producir una cultura popular revolucionaria si se hace al hilo de esas luchas. Por ello estamos por crear un movimiento cultural que estrechamente unido a la lucha de los trabajadores, sea la cara específica cultural organizada de las luchas generales de los trabajadores. 3º.- Porque una lucha de ese tipo es especialmente importante en los momentos que atravesamos. Momentos de crisis general de la sociedad, que en el campo ideológico específico, se manifiesta por el intento de la burguesía de sustituir la ideología y modos culturales fascistas ya caducos, por otros liberales. Crisis, por una parte, en la que la oposición obrera, mayoritariamente reformista, no quiere incidir de una manera firme, ofreciendo alternativas de clase, sino defendiendo posiciones interclasistas, que no hacen sino reforzar los intereses coyunturales de la burguesía. Porque, en ese marco, los intelectuales progresistas están siendo instrumentalizados por los partidos, convirtiéndolos en dóciles objetos de lujo, sometidos al burocratismo dirigista del partido, en vez de proporcionarles la lucha codo a codo con la clase obrera, incidiendo críticamente en la lucha, por la libertad y la transformación científica y popular de la creación artística. 4º.- Por todo ello, en la era presente española, y en el campo específico de la cultura, habría que hacer: a) Contra la manipulación de la industria del ocio -entendiendo arte y cultura como una de las facetas de la misma- por cerebros creados, desarrollados y alimentados por el capitalismo y el imperialismo. Contra la división que estos cerebros crean entre productos de consumo alienantes para las amplias clases trabajadoras y museos cerrados y ferozmente clasistas para los consumidores de la alta burguesía y la casta de intelectuales privilegiados. b) Contra los dogmas de todo tipo. Contra los dogmas culturales específicamente. Hay que huir de las definiciones cerradas, manteniendo por el contrario, abierta la reflexión, buscando la definición mínima que permite seguir avanzando, y aún ella asumida en su relatividad. El propio marxismo hay que entenderlo como teoría abierta y en constante experimentación, ajena a las Iglesias, escolasticismos rígidos, dogmas, mero consumo de un pensamiento que ha de estar, por contra, en constante proceso de duda, experimentación y enriquecimiento. c) Contra el carácter ghettizante y elitista de la cultura; buscando la absoluta desacralización de la misma, presupuestando que esta fase de acción desalienadora, este proceso en cierta medida dirigista, ha de concluir un día con la desaparición del escritor o artista como funcionario o profesional, recuperando el arte y la cultura el carácter auténticamente lúdico que ha de tener en un nuevo mundo, donde todos los hombres tengan las mismas posibilidades para crear una cultura del ocio libre, ajena a las manipulaciones de los magos o burócratas que hasta hoy la han controlado y cosificado, igualitaria, siempre en función de la capacidad y nunca de la necesidad. 5º.- Por todo ello desde aquí convocamos a todas cuantos están interesados en una tarea de ese tipo, sean o no trabajadores directos, del arte y la cultura, estén o no encuadrados en colectivos culturales, a participar en la puesta en pie de un movimiento cultural capaz de incidir en la actual crisis social aportando una componente cultural auténticamente transformadora. La participación a que llamamos no es a refundar proyectos ya hechos o a firmar bonitos documentos tranquilizadores de conciencias. Llamamos a una participación activa o un proceso cultural sin hacer ni definir. Llamamos al debate, a asambleas de discusión, a creación de grupos de trabajo, de dinamización cultural. 6º.- Esta editorial, fiel a todas los presupuestos aquí expresados, sólo quiere ser un primer punto de partida de eso trabajo colectivo -alguien tiene que llamar-. Después sólo se reservará el papel de colaborador en las tareas. En ese sentido tiene la intención de programar para fechas próximas, unas conversaciones sobre el papel del arte y la cultura en la sociedad presente y futura, a las que se invita, desde ya, a todas cuantas personas deseen participar en ellas. Desde el proceso editorial y artístico -selección de textos, manipulaciones de las exposiciones plásticas, control de mercado, coste y distribución del producto, crítica y publicidad, premios, Academias, Museos, obra elitista y underground, etc.- hasta la posibilidad autogestiva cultural en una sociedad nueva, nos proponemos, con ponencias, discusiones y resoluciones mínimas y abiertas, incidir en un proceso de mayor acercamiento de la cultura al pueblo, único que en su conjunto, al par que conquiste la libertad política, puede realizar una auténtica revolución cultural.