PROPUESTA DE DISCUSIÓN DE UN GRUPO DE MILITANTES DE PLATAFORMAS Hace ya más de dos años de la existencia de Plataformas. Los objetivos que nos marcamos en aquel momento siguen siendo los mismos que ahora: 1º Impulsar, desarrollar y dirigir la lucha de la clase obrera por sus necesidades inmediatas de la forma más consecuente. 2º Hacer que las luchas que los obreros desarrollamos hoy por nuestras necesidades más elementales, se transformen en un aumento del grado de conciencia, combatividad y organización. 3º Agrupar en torno al programa político y a la organización de Plataformas a todos aquellos obreros de vanguardia que estuvieran dispuestos a luchar y organizarse permanentemente contra la burguesía. Pero consideramos que estos propósitos no se han cristalizado realmente. Y ello, porque después de este período no hemos sido capaces de lograr una unidad real ni tan siquiera dentro de nuestra misma organización (no existe un programa común de Plataformas, y en cambio sí programas distintos en una misma plataforma -véase los documentos elaborados por militantes de la Zona Franca-; ello lleva a que existan distintas Plataformas en un mismo sector -San Andrés y Zona Norte-, y a que incluso existan dos comisiones en una misma fabrica, y que las dos comisiones se coordinen cada cual con una Plataforma distinta -caso L. Sagrada Familia-. Plataformas no se ha ido configurando como la organización de clase en las luchas que se han ido desarrollando, y ni siquiera ha dado una alternativa como organización en las luchas que han dirigido las comisiones que se organizan en ella. Durante este periodo el revisionismo ha ampliado su influencia (no tanto en lo referente a las Comisiones Obreras de la Local, como en lo referente a Sectores), y este hecho lo debemos relacionar directamente con la incapacidad de Plataformas para plantear una alternativa clara y concreta a todos los niveles (recuérdese incluso la unión y ruptura con las C.O. del Bajo Llobregat, el que se nos "pasara" el hecho de Vigo, etc.). Estas razones las podemos echar alegremente al saco del olvido, o intentar justificarlas de mil maneras distintas. Pero entonces, si además de cometer un error intentamos justificarlo, lo que haremos será desarrollarlo más, lo que pondrá punto final a nuestro estancamiento en forma definitiva, a nuestro aislamiento de las masas obreras, a nuestra desaparición de la lucha de clases. Consideramos que si hoy día Plataformas existe y se mantiene como organización, no es debido a sus aciertos o al reconocimiento de sus errores, sino fundamentalmente a la necesidad que tiene la clase obrera (y en consecuencia sus elementos de vanguardia) de desarrollar las luchas al margen y en contra de los cauces legales, de la existencia de la organización de clase que impulse consecuentemente estas luchas. El hecho de que en Barcelona sea únicamente Plataformas quien preconice estos objetivos y formas de lucha, hace que se siga manteniendo, a pesar de que no los impulse consecuentemente. Pero por más necesidad objetiva que haya de la existencia de esta organización, no quiere decir que haya suficiente con recoger a nivel verbal o de principios los objetivos formas de lucha y de organización que las luchas más avanzadas vayan poniendo al descubierto; hace falta desarrollar todo esto, llevarlo a la práctica, DESARROLLARLO EN LA PRÁCTICA MISMA. Por ello decimos, que Plataformas existe por la necesidad que tiene la clase obrera de la organización de clase; pero el estancamiento de Plataformas, la agudización de sus contradicciones, el aislamiento cada vez mayor con el Movimiento Obrero (como organización, no como tal o cual C.0.), obedecen a su inconsecuencia de no llevar y desarrollar en la práctica lo que dice defender. Esta es la verdadera razón objetiva de su estancamiento, y el error que debemos analizar sin tapujos de ninguna clase. El que Plataformas no haya logrado incidir, desarrollar y dirigir las luchas de la clase obrera, obedece por una parte, al desligamen entre su programa político-real (su práctica) y las necesidades de la clase obrera, de sus luchas; y por otra, y como consecuencia de lo primero, a su debilidad política-organizativa, a su escasa unidad interna. La situación político-organizativa de Plataforma y sus actuales contradicciones internas (que no son más que reflejo de las que han existido siempre, pero que el recrudecimiento de la lucha de clases y el no desarrollar una práctica correcta han agudizado) es un problema que ya analizamos más adelante. En cuanto al desligamen entre su práctica y las necesidades de la clase obrera, creemos que se ha puesto de manifiesto que no se puede propugnar el boicot a los enlaces y jurados, la lucha contra la legalidad burguesa, la organización clandestina, la lucha ilegal, etc., sin responder a todas las implicaciones prácticas de esta alternativa. Es decir, organizar a los obreros de una forma unitaria, reprimir los intentos de quebranto de la unión obrera (ya sea en forma de enlaces, esquiroles, chivatos, etc.). No dar una respuesta al desenfreno de la represión (una respuesta que esté en consonancia con el desarrollo actual del Movimiento Obrero) significa arrojar al Movimiento Obrero a manos de la burguesía, sus perros policías y sus fieles aliados revisionistas. No se puede alegar el escaso grado de desarrollo de una determinada organización, puesto que si este es escaso, más lo será todavía si no damos una alternativa correcta y concreta en la práctica, ya que únicamente a través de desarrollar una práctica correcta, a través de responder a las necesidades que plantean las luchas de la clase obrera, iremos avanzando en la construcción de la organización de clase. Pero junto a este factor, que es esencial para que se desarrollen las luchas obreras, y arrojen saldos positivos, no podemos olvidar el de unir en un solo torrente a todos los obreros que estén dispuestos a luchar ante cualquier manifestación de explotación y opresión. La unidad de la clase obrera es algo innato en ella. Tal unidad es entorpecida y quebrantada temporalmente por las fuerzas que la burguesía tiene dentro y fuera del M.O. Una alternativa correcta debe plantearse este aspecto como una cuestión también esencial. ¿Qué política hemos seguido en la práctica? Hemos practicado y seguimos practicando un gran sectarismo hacia los sectores de vanguardia influenciados por el revisionismo (C.O., Sectores), o bien con los que "no están de acuerdo con nosotros" (Coord. Z.F., Coca, etc.). En lugar de intentar alcanzar una unidad cada vez mayor con estos sectores (no en base a la claudicación política, sino en base a la crítica y autocrítica en función de las exigencias de la lucha, de las necesidades reales de nuestra clase). Únicamente a través de este trabajo conjunto, de este trato persuasivo, podremos arrancar a los obreros honrados de la influencia del reformismo, sindicalismo o corrientes análogas. Los llamamientos a la unidad y a la generalización de las luchas caen en saco roto si no trabajamos diariamente por tal unidad, para conseguir elevarla cada día de nivel. A estas alturas es lamentable observar en muchas empresas la existencia de diversas C.O. sin apenas relación entre ellas; y aún más, la existencia de dos Platas en un mismo sector, de dos C.O. en una misma empresa y que se coordina con Plata. (L. Sagrada Familia). Esto quiere decir que reducimos el trabajo por la unidad a las octavillas y consignas, pero que diariamente hacemos muy poco para conseguirla. El no haber cumplido estas tareas, nos ha incapacitado tanto para dirigir las luchas de la clase obrera por sus intereses inmediatos, como para que estas luchas sirvan para elevar su grado de conciencia, combatividad y organización. El aumento de conciencia, combatividad y organización se logra fundamentalmente organizando la lucha en concreto, movilizando, y no a través simplemente de la agitación y propaganda contenida en las octavillas (aspecto que también ha sido bastante pobre en Plata.). La agitación y propaganda en papel mojado que los obreros ni siquiera recogen, si no contienen alternativas concretas adecuadas a la situación actual, a sus necesidades concretas. Nuestra clase se une y se fortalece únicamente en la medida en que da una respuesta clara y contundente a la explotación, en la medida en que usa sus fuerzas para contrarrestar las continuas ofensivas del capital y aprende a confiar en sus propias fuerzas, en la medida en que se enfrenta a los capitalistas en todos los terrenos. Este enfrentamiento real agudiza la visión objetiva de los obreros respecto a la lucha de clase, provoca su toma de conciencia. El crecimiento organizativo, la unidad interna (no ocasional, sino real y permanente) son frutos exclusivos de la aplicación correcta de una política correcta y revolucionaria en lo fundamental. A falta de esto, las crisis internas se van sucediendo inexorablemente. Junto a la necesidad de dar una alternativa correcta como el factor objetivo que homogeneiza Y DESARROLLA la org. de clase, tiene especial importancia el de dar una sólida formación a los militantes destacados del M.O. Esta tarea no la puede realizar el Boletín (y menos el nuestro, que se limita a informar de algunas luchas y que a veces en lugar de aclarar, confunde las cosas -véase artículo de Pegaso en el último Boletín-), ya que es un órgano dirigido al conjunto de la clase obrera y adecuado al nivel actual de conciencia de las amplias masas. En la medida en que la vanguardia proletaria tenga una visión más clara de la Historia y de la lucha de clases, de las experiencias fundamentales del M.O., podrá dirigir las luchas de forma más consecuente hacia la destrucción del capitalismo y la construcción de la nueva sociedad de los trabajadores. La formación y reflexión política de los obreros avanzados que integran la org. de clase o estén cerca de ella, debe correr a cargo de la misma organización. No podemos esperar a que tal o cual mente privilegiada, o grupo político, o a que exista el partido del proletariado, para formarnos en la experiencias generales de nuestra clase. Una de las más importantes experiencias es que hace falta un partido integrado por la vanguardia política del proletariado, capaz de asumir la dirección científica del conjunto de las masas obreras y populares. Pero otra experiencia tan importante como la anterior, es que tal partido revolucionario sólo llega a construirse ganándose a pulso la dirección de las masas a través de una práctica correcta y revolucionaria: únicamente así lo reconocerán las masas como tal. En nuestras condiciones ¿dónde está tal partido? Sólo la clase misma puede construirlo. Por eso es fundamental que los propios obreros avanzados, la propia organización de clase asuma las tareas de formación de todos los luchadores. La organización de clase no debe ni puede ser una organización dominada por este o aquel partido. Debe integrar a todos los obreros avanzados que estén dispuestos a luchar contra el capital en todos los terrenos, de la forma en que constantemente ponen al descubierto las experiencias más avanzadas de nuestra clase. Por tanto quien defiende que la organización de clase no debe cubrir tareas tales como la org. de la violencia, la formación política, etc., afirmando que son tareas propias de los grupos políticos, lo que está haciendo realmente es incapacitar a la organización de clase y a la clase misma para ello, e intentando (consciente o inconscientemente) convertirla en un apéndice de un grupo político que sin haber mostrado nada al proletariado, se autoconsidere su "verdadero" partido. La organización de clase debe tener una total independencia política y organizativa respecto de cualquier institución burguesa (es más, debe romper con ella en todos los sentidos, y combatirla); pero debe guardar asimismo una total independencia organizativa de cualquier grupo o partido que diga defender o que defienda realmente los intereses del proletariado. Estos grupos, incluso para constituirse en el auténtico partido obrero no deben imponer nada a las masas ni a sus organizaciones: deben ayudar a éstas a pertrecharse políticamente, a independizarse de la burguesía y del reformismo; deben ponerse a la total disposición de la clase misma. La relación política entre la organización de clase y el partido revolucionario, la capacidad de dirección de un determinado grupo sobre la organización de clase y el conjunto de las masas, vendrán dadas únicamente en la medida en que ambas organizaciones defiendan de verdad los intereses del proletariado y luchen consecuentemente por ellos. Mientras no exista el partido revolucionario, y para construirlo es necesario que los obreros avanzados, dispersos en diversas organizaciones asuman las tareas fundamentales que plantea la lucha de masas, la ruptura con la burguesía. Sólo ellos pueden construir el partido. SOBRE LA SITUACIÓN ACTUAL EN PLATAFORMAS Después de señalar las causas objetivas del actual estancamiento de Plata., creemos que debemos analizar las principales contradicciones que existen en nuestra organización a nivel interno. No creemos que haya que analizar en este escrito muy detenidamente los dos papeles que ha elaborado la plataforma de Z.F., ni todas las discrepancias que se han puesto de manifiesto en las distintas platas., pero si criticar los principales errores y vacíos políticos que contienen. Pero ante todo, es interesante destacar que ninguna de estas dos corrientes, u otras que puedan existir en plata., se han preocupado en organizar la lucha en concreto, la lucha diaria contra la burguesía de una forma consecuente, y no ya a nivel general sino incluso en una empresa o sector. Por una parte, la "Plataforma política de los trabajadores anticapitalistas" concibe a la organización de clase como LA QUE DEBE DIRIGIR EL PROCESO REVOLUCIONARIO; DEBIENDO POR TANTO HACER SUYOS LOS OBJETIVOS POLÍTICOS GENERALES (ESTRATÉGICOS) DEL PROLETARIADO (insurrección armada, expropiación de la burguesía, socialismo proletario, etc.), objetivos que la clase obrera no siente todavía como suyos, a su alcance, a pesar de que sus luchas no pueden conducir más que hacia allí. Por otra (la concepción del papel rosa), propone una organización de clase que se abstiene de organizar la violencia obrera en concreto, de formar a los obreros avanzados, afirmando que son tareas de los grupos políticos (esta concepción no la expresan sólo en el papel sino sobre todo en las discusiones y en la práctica). Dicho papel no aclara absolutamente ninguna cuestión, ni plantea la vía concreta para alcanzar la unidad de todos los obreros combativos, de todas las C.O. ¿A QUÉ CONDUCE LA PRIMERA CONCEPCIÓN? Pues conduce a restringir la organización de clase, a aislarla de las masas, a dividir una C.O. de otras, a no romper la influencia del revisionismo. Para que una organización de clase sea realmente una parte de la clase misma, su parte más avanzada, hace falta que se identifique plenamente con los objetivos que la propia clase comprende y por los que lucha en cada momento, que haga avanzar a los sectores más conscientes, etc. De la forma en que la clase obrera y su organización avanzarán hacia una comprensión más objetiva de la lucha de clases, elevarán el contenido político de sus luchas, será únicamente en la medida en que sus luchas la conduzcan ahí, en la medida en que sientan en su propia carne la explotación capitalista y lleguen por su propia experiencia a la necesidad de destruir a la burguesía como clase, en la medida en que sus experiencias les indiquen -cómo hacerlo. Si reconocemos que la organización de clase integra a los destacamentos más avanzados del proletariado, habremos de reconocer también que es erróneo y perjudicial propugnar formas de lucha o de organización, u objetivos que ni siquiera los sectores más avanzados de nuestra clase han hecho conscientes como suyos. ¡Menos declaraciones programáticas, y más organización de la lucha en concreto! Porque, lo repetimos, la única forma en que la clase obrera tomará conciencia de su situación, será a través del desarrollo de las luchas actuales, de su dirección bajo una política independiente de clase. ¿A DÓNDE CONDUCE LA SEGUNDA ALTERNATIVA? Consideramos que no ve la organización de clase como una organización independiente, sino como algo anejo y dependiente de un grupo político. Si esta alternativa fuera consecuente consigo misma llegaría a la conclusión de que no puede existir la organización de clase hasta que no exista el partido. Pero el partido surgirá única y exclusivamente del desarrollo de la lucha de clase, y es la organización de los obreros avanzados (la organización de clase) la que debe impulsar este desarrollo, y la que marca el grado de unidad política del que se debe partir para lograr un grado superior de unidad. El postergar una serie de tareas esenciales y propias de la organización de clase (propias porque son parte de la organización de la lucha en concreto y ello es de plena incumbencia de la organización de clase), que corresponden a las necesidades obreras actuales (organización violencia, formación de los obreros avanzados, etc.) hasta que algún grupo político esté en condiciones de hacerlo, equivale a crear las condiciones para retrasar al máximo la construcción de la organización de nuestra clase, y también la construcción del partido revolucionario. Equivale también a condenar de antemano las luchas al fracaso, y por tanto frustrar su posterior desarrollo. El que estas concepciones hayan tomado cuerpo dentro de plataformas, no hace más que corroborar su aislamiento y su estancamiento. Pero junto a estas contradicciones, lo más lamentable son las vías que se han adoptado para su solución. En lugar de utilizar la persuasión y la reflexión política, la crítica y la autocrítica más honestas, la discusión (y particularmente en Z.F.) parece más bien un pelea callejera entre grupos rivales de niños. El afán de unidad es algo innato en la clase obrera; viene de sus necesidades más profundas. La división en sus filas es algo deseable sólo por la burguesía, y en consecuencia por su influencia en el seno del M.O., ya sea a través del revisionismo o de grupos políticos pequeño burgueses, o a través de nuestras propias influencias burguesas. Hay que trabajar real y correctamente para alcanzar la unidad. Esto comporta dos cosas: basar la unidad en la lucha por las necesidades reales de nuestra clase; y utilizar unos métodos correctos de trabajo, persuasivos y no disuasivos, críticos y autocríticos y no sectáreos, métodos que están determinados justamente por el afán y la necesidad de unidad que vienen de la clase obrera. Los métodos incorrectos, basados en la disuasión y el estrecho espíritu de grupo, están caracterizados por el afán de la burguesía en quebrar la unidad de la clase obrera. Y esto no sólo dentro de Plata: hay que impulsarlo en todas las organizaciones obreras, por más dificultades que la burguesía, el reformismo o los grupos pequeño burgueses metan por medio. ¿CÓMO PODEMOS ROMPER ESTE ESTANCAMIENTO? Como decíamos antes, sin tantas declaraciones programáticas, y con más organización de la lucha en concreto. Durante mucho tiempo y aún en la actualidad, ha existido y existe una gran confusión respecto a las diversas formas de organización del proletariado, y a sus relaciones recíprocas. Unas tendencias confunden la organización de clase con el partido, sustituyen a este por aquella, dando a la organización de clase objetivos propios de un partido (trabajadores anticapitalistas, Pta. Z.N., Pta. del Vallés). Otras identifican la organización de clase con el partido, la sustituyen por él, lo que quiere decir que creen que ya existe tal partido (papel rosa y tendencias afines). Esta confusión se extiende a nivel general, no es exclusiva de un determinado grupo o sector (experiencias de C.O.R., O.S.O., Proletario, etc.). En la mayoría de los casos han sido experiencias negativas que no han conducido a avanzar hacia la construcción de la organización de clase. En general, en aras de la no claudicación política, se ha desarrollado en todas partes un sectarismo que nos ha conducido a acrecentar la desunión de los militantes avanzados del M.O. y a aislarnos de las masas, abandonando a numerosos obreros honrados en manos del reformismo y del sindicalismo. Las formas que ha revestido la unidad en la mayoría de las luchas en las que han coincidido fuerzas políticas diversas, han consistido en fórmulas superficiales que no han permitido alcanzar una real unidad; cuando no se han quedado simplemente en formas de coordinación o "unidad de acción" para cuando durara la lucha. Una de las experiencias más significativas fue quizá la de los Comités unitarios, a pesar de estar plagada de errores sustanciales que no condujeron posteriormente a formas unitarias y permanentes de organización. Lo positivo fue que todas las tendencias políticas partieron de la necesidad de la unidad obrera, e intentaron constituir una organización unitaria. Lo negativo fue que esta organización jugó un papel de coordinación y adopción de acuerdos puramente momentáneo y accidental, sólo durante la lucha, y no durante la preparación de la lucha; y sólo a nivel de representantes de las diferentes organizaciones obreras, cosa que presuponía el que siguieran divididas. Lo acertado hubiera sido constituir ya una misma org. unitaria con todos los obreros dispuestos a luchar contra el capitalismo, dotarla de un funcionamiento democrático, cumplir los acuerdos tomados en las asambleas... A la hora de organizar la lucha de nuestra clase es imprescindible tener presente que el revisionismo ha ejercido durante mas de 30 años, y ejerce todavía una considerable influencia en el M.O. SOBRE EL TRABAJO EN TODAS LAS ORGANIZACIONES OBRERAS Durante mucho tiempo el sectarismo nos ha conducido a desarrollar un trabajo estrecho, encerrado en el marco de nuestra propia org., en el estrecho marco de nuestro ligamen, influencia o alcance directo en las masas. El actual estancamiento de Plata. y la existencia de grupos reformistas o sindicalistas (PC-Local, BR-Sectores por un lado; ORT, GOA, Plat. del Vallés por otro) que logran aglutinar a importantes sectores de vanguardia de la clase obrera deben hacernos reflexionar acerca de las causas que han determinado tal "auge" del revisionismo (nacimiento de sectores) y las contradicciones desatadas en Plata., nuestro aislamiento de las masas, nuestra incapacidad para llevar a la práctica una política correcta frente a la burguesía y sus agentes reformistas... Para ello es de vital importancia hacer hincapié y aclarar el problema de la unidad de nuestra clase y de todas sus fuerzas conscientes, como factor imprescindible para organizar la lucha diaria contra la explotación. Hay que analizar, pues, cómo se constituye la clase obrera en clase consciente y organizada, a partir de la lucha por qué objetivos, de cuáles formas de organización. 1) Partimos, en primer lugar, de que la clase obrera es una clase que existe a nivel mundial, que tiene objetivamente unos mismos intereses colectivos (abolir la explotación capitalista) y que sus luchas diarias tienden realmente a la abolición del capitalismo y a la construcción de una nueva sociedad. Por ser una misma clase, con unos mismos intereses colectivos, la UNIDAD PROLETARIA es algo a lo que tiende y que exige cada lucha obrera. Al margen de lo que pensemos en un momento dado, todos los obreros estamos unidos objetivamente por nuestros intereses unitarios. 2) Cualquier intento de romper tal unidad real no puede provenir sino de la burguesía. Pero la clase enemiga no puede por su propia cuenta engañar y dividir al proletariado, es decir, mostrando abiertamente su verdadera cara; los obreros sabemos bien que de los explotadores no puede venir nada bueno. Pero la burguesía, para romper la unidad, cuenta con un poderoso aliado: el revisionismo parásito que, proclamándose por los objetivos históricos de nuestra clase, los traiciona e intenta encarrilar las luchas obreras hacia donde conviene a los capitalistas, la legalidad, la vía pacífica, de forma que la clase obrera no tome conciencia de su situación y se integre en el sistema burgués. El capital cuenta asimismo con los grupos políticos radicalizados de la pequeña burguesía que, con su sectarismo y su espíritu individualista de grupo sabotean la unidad proletaria, considerándose el "partido de la clase obrera" sin haber mostrado nada a las masas, intentando construir su org. de clase, despreciando a los sectores obreros bajo control revisionista y facilitando ese control. 3) Debido fundamentalmente a la degeneración de los dirigentes de las org. obreras tradicionales (PC, PSOE...) algunos años después de la Gran Revolución Socialista de Octubre, y a las grandes derrotas provocadas por su traición, la influencia del revisionismo y del reformismo en nuestra clase se ha convertido en el principal sostén del sistema capitalista. Pero esta influencia es a la vez algo real y ficticio. Real porque domina a importantes sectores obreros. Ficticio porque la lucha de clases pone al descubierto cada día el carácter de nuestros objetivos de clase, las formas revolucionarias de organización y de combate, y porque incluso la lucha de estos sectores bajo control reformista desbordan a este constantemente, enteramente incapaz de encerrar la lucha en los marcos de la legalidad burguesa, creando las condiciones para la construcción de la organización de clase realmente unitaria e independiente. Debido asimismo a la influencia del revisionismo, la construcción de una nueva alternativa revolucionaria es un proceso difícil y contradictorio, en el que se experimentan continuos avances, pero que ante todo es impulsado por la propia lucha real de las masas que es lo primero que rompe al revisionismo. Pero si bien es cierto que la radicalización de la lucha de clases conduce al rechazo por parte de la clase obrera de la política y de las direcciones reformistas, no es menos cierto que estas no podrán ser expulsadas del seno del M.O. sin organizar conscientemente dicho proceso de ruptura; los obreros revolucionarios no podemos esperar que los sectores bajo control reformista reconozcan su política traidora de una forma espontánea y rompan con el revisionismo. La liquidación de la influencia reformista exige desarrollar un intenso trabajo dirigido a demostrar la justeza de nuestra alternativa allí donde estén estos sectores integrados de forma "real y ficticia" por el revisionismo, para agudizar y dar salida a las contradicciones que existen entre su programa y las necesidades reales de nuestra clase. ¿Cómo lo podemos hacer? En primer lugar hay que partir de la situación real de nuestra clase, tal como ella es objetivamente, de sus diversos niveles de conciencia. Partiendo de esto nuestra actividad debe orientarse, por una parte, a organizar a todas las fuerzas obreras dispuestas a la lucha contra el capitalismo, construir una amplia y abierta organización, donde quepan todos los obreros honrados que ven la necesidad de luchar, por bajo que sea su nivel de conciencia. Todas las tendencias del M.O. deben estar integradas en tal organización masiva, luchando por ganarse su dirección sobre la base de la más amplia democracia, de la lucha anticapitalista. Tal organización sólo pueden ser las COMISIONES OBRERAS UNITARIAS. Por otra parte, para dar una dirección política revolucionaria a aquella amplia organización de clase, para quebrar la influencia del reformismo y garantizar su independencia de la burguesía es preciso UNIR Y CENTRALIZAR A LAS FUERZAS MÁS CONSCIENTES Y AVANZADAS DEL PROLETARIADO. Todos los obreros que hemos roto conscientemente con la política legalista y pacifista del reformismo debemos unirnos en una misma organización, articulada a nivel nacional: sólo así será posible presentar batalla a la política burguesa y reformista a la vez, impulsar y organizar una tendencia revolucionaria en el seno de las Comisiones Obreras unitarias. Estos dos aspectos y formas de organización, son los que, combinados, van a permitir construir la organización unitaria del proletariado. La realización del uno es la garantía y la condición del desarrollo del otro. Somos conscientes de que hay pocas experiencias al respecto, y que el camino que señalamos no va a ser fácil; entraña muchas dificultades, y va a encontrar la oposición de todas las direcciones reformistas y burocráticas incapaces de reconocer sus errores, a las que interesa más la conservación de sus tinglados que la unidad proletaria. Pero también somos conscientes de que este es el único camino a través del cual lograremos superar la división y la influencia del reformismo en nuestra clase. Los dirigentes revisionistas lanzan constantes cantos a la unidad, y culpan a los sectores de izquierda de la división existente. Con ello, y sobre todo con el sectarismo y la incapacidad política de aquellos sectores, los reformistas han logrado engañar a muchos obreros, separándolos de las tendencias de izquierda. Hay que tomar la palabra a los que verborrean sobre la unidad: lo dicen para frenar el empuje de las masas y justificarse. Pero a ellos es precisamente a quien menos interesa la unidad, y así vemos que cuando alguien presenta alternativas concretas para lograrla, no tienen más remedio que desenmascararse en la práctica ante la base de sus propias organizaciones. De la misma forma que el reformismo es el principal vehículo de la política burguesa en el M.O., el sectarismo y la inconsecuencia política de los diversos grupos de izquierda es el principal factor que determina la actual influencia y recomposición del propio revisionismo. Por ello decimos que tal influencia es a la vez real y ficticia: se basa fundamentalmente en los errores y la incapacidad de los sectores de izquierda, en desechar y deformar totalmente experiencias de la lucha. ¿Por qué se oponen todas las burocracias pequeñoburguesas a la unidad de acción y organización de todos los obreros que han roto conscientemente con los cauces políticos del capital (CNS, Convenios, enlaces y jurados, vía pacífica)? Porque en realidad tales direcciones no están interesadas en aplicar lo que dicen, en organizar la ruptura de nuestra clase con la burguesía. Pues la única manera de llevar a cabo un programa de lucha ES ORGANIZANDO UNITARIAMENTE A TODAS LAS FUERZAS CONSCIENTES DE TAL PROGRAMA. La única forma de romper a la CNS y de aplicar una política independiente de clase, de organizar la violencia obrera e imponer sus reivindicaciones es UNIENDO EN UNA MISMA ORGANIZACIÓN INDEPENDIENTE DE CUALQUIER GRUPO POLÍTICO A TODOS LOS OBREROS QUE ESTÉN A ESE NIVEL DE CONCIENCIA, POR LA DIMISIÓN DE ENLACES Y JURADOS, CONTRA LOS CONVENIOS, POR LA VIOLENCIA REVOLUCIONARIA, PARA DIRIGIR Y ORGANIZAR LA LUCHA CONTRA EL REFORMISMO EN EL SENO DE LAS COMISIONES OBRERAS UNITARIAS, CONSTITUYÉNDOSE EN TENDENCIA REVOLUCIONARIA ORGANIZADA. Solo así superaremos la actual dispersión de nuestras fuerzas. En definitiva, hay que desarrollar la lucha por la unidad a dos niveles: a los niveles generales de conciencia alcanzados por el conjunto de nuestra clase, Unión de todos los obreros combativos en las Comisiones Obreras Unitarias. Unión de todos los obreros avanzados que han roto con los cauces legales en la organización independiente de clase. Según el revisionismo en sus diversas formas, organizar cualquier tipo de violencia obrera es erróneo, puesto que lo único que se consigue es aumentar aún más la represión. Para los grupos reformistas y pequeñoburgueses, sindicalistas y demás, organizar la defensa de las luchas obreras frente a la represión, es agudizar la represión. ¿Cómo se acaba con la represión? ¿Escondiéndonos debajo de las piedras o haciéndole frente con sus propias armas? Llevada a sus últimas consecuencias, esta postura conduce a negar la necesidad de toda lucha contra el capital, puesto que cualquier acción obrera "puede agudizar la represión". Y la agudiza. Y con ello se prepara el proletariado para elevar su nivel de combatividad y de organización para acabar con toda represión. Todos los crímenes perpetrados por la burguesía contra nuestra clase desde el 65 (desde siempre) manifiestan que el capital necesita y está dispuesto a reprimir sanguinariamente toda movilización de masas que ponga en peligro sus beneficios. Pero la represión lo único que ha conseguido es generalizar y politizar el movimiento de masas, darnos a los obreros más conciencia de clase. Pero las direcciones reformistas y sindicalistas se niegan a tomar conciencia. Negando el carácter represivo y terrorista de la dictadura del capital lo que se hace es fortalecer esa dictadura, impedir que la clase obrera tome conciencia del carácter de clase del Estado y de sus propios intereses. Pero tan reaccionario como eso es negar la necesidad de organizar las justas respuestas violentas de nuestra clase frente a los crímenes de la represión, y negar que esa es una tarea propia de la organización de clase, tanto de las masas como de su vanguardia. Que hay que acabar con el Estado burgués es algo evidente: el Estado es el comité ejecutivo de los negocios capitalistas, su mejor instrumento para guardar su propiedad y su dominación de clase. Sin embargo también es evidente que el proletariado no está todavía en condiciones de conciencia y organización para destruirlo, y abrir la vía hacia la construcción de una nueva sociedad sin explotadores ni explotados y sin Estado. ¿Cómo forjar las armas del proletariado para su liberación? Organizando y desarrollando la lucha proletaria y popular en todos los terrenos, en los mismos terrenos en que se concreta la dominación de la burguesía (en el económico, el político-legal, político-militar, e ideológico). Hay que organizar unitariamente todas las formas fundamentales de la lucha de clases. Estas formas son diferenciables en abstracto, pero inseparables en concreto: son diversos aspectos de una misma y unitaria práctica de clase. ¿Cómo se concreta todo esto? En cuanto al aspecto económico, organizando la lucha de las masas por sus necesidades económicas más sentidas, contra los planes económicos de los explotadores (40 horas, 100% en caso de enfermedad o jubilación, etc.). En el plano político se concreta organizando la lucha proletaria contra el Estado político del capital, contra sus instrumentos jurídicos y legales de control y represión (CNS, Convenios, leyes represivas, etc.) y contra sus instrumentos policiaco-militares que ejecutan mediante la violencia todos los planes burgueses. La lucha política del proletariado consiste, por consiguiente, en sus reivindicaciones políticas (libertades políticas, Sindicato de clase, disolución de los cuerpos represivos) y en las formas políticas de lucha correspondientes a tales objetivos; ruptura con la legalidad capitalista, organización de la violencia obrera, etc. En el plano ideológico, la lucha se concreta en la formación de todos los obreros avanzados en el conocimiento de las experiencias principales de nuestra clase, en un método científico y crítico de pensar y actuar, armando a los obreros contra las influencias ideológicas de la burguesía. El no desarrollar la lucha obrera en estos tres aspectos (cuatro en realidad, pues la lucha política consta a su vez de dos formas, legal-ilegal, pacífica y violenta) conduce al espontaneísmo en sus diversas formas, e impiden el desarrollo ascendente del M.O. organizado, ya que no nos enfrentamos al sistema capitalista en todos los aspectos. Proponemos a todos los compañeros de Plata una discusión leal y abierta sobre todos estos problemas, un análisis crítico del desarrollo de nuestra organización y de la situación de todo el M.O., para superar el estancamiento, el confusionismo y la dispersión de fuerzas que, de mantenerse, no pueden conducir más que al cansancio y a la desmoralización, al engordamiento del reformismo. Hay que discutir a todos los niveles. En las Comisiones de fábrica y en las Coordinadoras. Pero lo mismo que las Asambleas se han mostrado como la mejor forma de que las masas participen en la dirección y organización de su propia lucha, así también creemos que nuestra discusión y aclaración sería más rica y profunda organizando Asambleas de todos los militantes de Plata., parciales primero, generales después. Y aún más PROPONIENDO ASAMBLEAS GENERALES A TODAS LAS ORGANIZACIONES OBRERAS, PARA SENTAR LAS BASES DE LA UNIDAD, CONSTRUIR UNA MISMA ORGANIZACIÓN, Y CREAR LAS CONDICIONES PARA GENERALIZAR LA RESPUESTA DE NUESTRA CLASE CONTRA LA EXPLOTACIÓN Y OPRESIÓN CAPITALISTA. POR LAS ASAMBLEAS GENERALES DE TODOS LOS OBREROS COMBATIVOS, DE TODAS LAS COMISIONES OBRERAS REALMENTE EXISTENTES, PARA SU UNIFICACIÓN EN UN CONGRESO OBRERO. POR LAS ASAMBLEAS DE TODOS LOS OBREROS QUE HEMOS ROTO CON LOS CAUCES LEGALES DEL CAPITAL Y EL REFORMISMO, PARA NUESTRA UNIFICACIÓN EN UNA MISMA ORGANIZACIÓN INDEPENDIENTE DE CLASE. ¡¡¡VIVA LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA!!! Un grupo de militantes de Plataformas Barcelona, Febrero 1973