LUCHA Y TEORÍA 5 EDITORIAL Lucha y TEORÍA, que ha publicado hasta hoy cuatro números, quiere iniciar a partir de ahora, una nueva fase de profundización y concreción de los presupuestos políticos que motivaron su aparición. Por esto partimos de una autocrítica de los números anteriores, en los que la poca homogeneidad política impidió avanzar realmente en la discusión y clarificación de los problemas fundamentales. Tenemos que reconocer la debilidad teórica de nuestros análisis de la coyuntura, y sus coqueteos con las posturas reformistas. Nuestra incapacidad para evitar las ambigüedades respecto al carácter de clase, de consignas como la autogestión, la autonomía, el autoritarismo... Nos ha faltado rigor al plantear los problemas de la violencia, del Estado, de la fase actual del capitalismo, y es más, cuestiones básicas, como la teoría de la organización no han sido abordadas verdaderamente. Hemos hecho propaganda de los consejos obreros, de la organización de clase, pero no hemos sabido situar la cuestión organizativa aquí y ahora. Pensamos, sin embargo, que no todo es negativo. Nuestra revista ha sido durante bastante tiempo una de las pocas que ha mantenido y propagado la tendencia del Movimiento Obrero cuya estrategia es la autonomía de clase. Por otra parte, las discusiones, que en ella han aparecido (sobre la crisis, sobre el sindicato...) han sido una forma concreta de tratar el problema de las diferencias, y algo casi completamente nuevo, por desgracia, en las publicaciones de los grupos de izquierda. Pero es hora de ponerse en marcha. Todas nuestras insuficiencias no son más que la aproximación a problemas reales... Y todos estos problemas exigen ser abordados hoy con profundidad y entera libertad crítica. Lo está exigiendo la práctica y la lucha de clases en nuestro país. Lucha y TEORÍA sigue en el propósito de querer ser una plataforma amplia de discusión y clarificación política. No avanzamos hacia ninguna definición de grupo, porque no lo somos ni pretendemos serlo, ni a corto ni a largo plazo. No queremos repetir la historia del dogmatismo grupuscular, tan corriente entre nosotros. No va a ser este el lugar que ocupemos. Creemos, por el contrario, que sigue siendo útil, hoy por hoy, que haya publicaciones por encima de los grupos actuales, abiertas a la participación y la crítica de cualquier trabajador o cualquier intelectual comprometido. Nuestro propósito es claro: impulsar, teórica y prácticamente, el avance de la conciencia y la organización autónomas del proletariado. Pero repetimos que Lucha y TEORÍA no es ni será nunca un grupo de "militantes" o "dirigentes" que a partir de un montaje teórico -el correcto, claro- busca reagrupar a la "vanguardia" para luego crecer y multiplicarse. El problema de la organización es un problema práctico, que debe resolverse en la práctica, o sea, en función del trabajo político que realicemos en la fábrica, el barrio, la escuela, el hospital, etc. Cualquier otro nivel de organización está en función de ese trabajo práctico y de las necesidades que en él surjan. Partir del grupo, del partido, es volver a los errores clásicos favorecidos por una ideología trasnochada que consagra la división entre pensantes y ejecutantes entre vanguardia y masa, entre listos y tontos, en definitiva. Teniendo todo esto claro, sí que pretendemos ser un punto de referencia y unificación de los revolucionarios, tanto independientes como de cualquiera de los grupos existentes. Que trabajemos juntos teórica y prácticamente todos los que partimos de presupuestos comunes de clase, es una necesidad acuciante. Pero Lucha y TEORÍA no va a ser el espacio formal de esa unidad tan necesaria. A lo más que puede aspirar Lucha y TEORÍA es a favorecer la formación de grupos de discusión que a partir de su práctica, y en función de ella, busquen una unificación práctica también. Cualquier tipo de coordinación está en función de los trabajos concretos a realizar, manteniendo, y estimulando la autonomía e iniciativa de grupos y personas. Decimos todo esto para responder a las preguntas que cualquiera se hace en cuanto llega a sus manos una publicación clandestina: ¿Quiénes son? - ¿Qué pretenden?. Unos buscan al hacerse estas preguntas, encontrar la "verdad revolucionaria" que les deje "todo claro" para, ahora sí, poder empezar a trabajar. Otros se limitan a colgar alguna etiqueta (anarquista, izquierdista, etc.) para quedarse tan tranquilos a la espera de que surja el milagro de la "linea correcta" a la que adherirse en cuerpo y dogma. De alguna manera nosotros pretendemos mostrar el error de fondo de estos y otros parecidos planteamientos, que par-ten de la teoría (idealismo puro y simple) como punto fundamental de referencia. LLAMAMIENTO FRENTE A LOS PACTOS INTERCLASISTAS: UNIDAD Y AUTONOMÍA DE CLASE Asistimos estos días a una fiebre aliancista sin precedentes. Los "consells", "juntas", "convergencias" y "federaciones" de todo tipo se manifiestan con gran alarde publicitario. Parece como si hubiera llegado la hora de la tan soñada unidad. Lucha y TEORÍA se opone a los pactos interclasistas que se desarrollan actualmente y en los que, por temor a quedarse aislados, participan también algunos grupos con incidencia obrera. Nosotros pensamos por el contrario, que es la hora de reafirmar la tendencia por la autonomía de clase, y llamamos a todos los grupos que la impulsan a cerrar filas, para que esta tendencia hoy difusa y dispersa en nuestro país, concrete sus objetivos y su organización. Sabemos que no es tarea fácil, pues conocemos los obstáculos que hay que vencer: * La ruptura generacional con los logros conseguidos antes de la guerra civil y durante los primeros meses de ella. * El monopolio de las organizaciones leninistas que mantienen a muchos, obreros revolucionarios en la creencia de que la Revolucion es imposible sin la "eficaz dirección" del partido. * El vacío teórico que casi nadie se preocupa de llenar de forma seria y sistemática, es decir, a partir de la práctica concreta de la clase obrera hoy día, y no con la varita mágica de los manuales sagrados. * La tentación anarquista, para quienes se refugian en una realidad que fue revolucionaria. * El aislamiento de la tendencia por la autonomía de clase, combatida tanto por la burguesía como por el reformismo obrero. * La falsa separación creada entre la lucha económica y la lucha política, que se concreta en sindicato y partido. No hay unidad posible desde arriba. Tampoco la habrá desde la base mientras estos obstáculos no sean vencidos. Llamamos a todos los trabajadores que se sientan identificados o concernidos por los planteamientos que se irán exponiendo en estas páginas, para que expresen en ellas sus opiniones, y reafirmen su existencia. Es hora ya de crear un núcleo importante que recoja las experiencias de luchas autónomas, las analice bajo el punto de vista de clase, y sepa extraer todas las aportaciones positivas, difundiéndolas después. Lucha y TEORÍA apoyará cualquier intento serio en esta dirección. Debemos decir pues con coraje, que la conquista del poder político que ya Marx ponía al orden del día de la lucha de clases, se presenta aun en nuestros días, en su forma primitiva o preliminar: como conquista de la organización de clase. Esta es la tarea urgente para todos nosotros. Pensamos que en los momentos actuales es necesario, aun a riesgo de equivocarnos, realizar un análisis lo más operativo posible de la situación actual. Este análisis debe desembocar en las cuestiones fundamentales que tiene planteadas hoy el Movimiento Obrero y a las cuales debemos buscar con urgencia las respuestas teóricas y prácticas. Avanzamos ahora el esquema de este análisis que iremos desarrollando en los próximos números. DE LAS LUCHAS OBRERAS AL TRIUNFO DEL REFORMISMO DEL CAPITAL. En 1975 los trabajadores no aceptaron de buen grado el ciclo económico impuesto por la burguesía. Los conflictos obreros fueron abundantes y duros. Como respuesta la burguesía congela los salarios y aplica el estado de excepción en el País Vasco. Se convocan elecciones sindicales en junio, con gran euforia participativa de los reformistas. La conjunción represión-manipulación ha sido determinante frente a una clase obrera combativa, pero que no consigue cuajar en unas formas organizativas autónomas frente al capital y frente al reformismo obrero. Al repliegue del Movimiento Obrero corresponde al auge de terrorismo, lo que conduce a la promulgación de la ley antiterrorista del 26 de agosto, que propicia el asesinato legal de varios miembros de ETA y FRAP. No existe respuesta obrera generalizada (excepto en el País Vasco) ni podía haberla a causa de la debilidad del Movimiento Obrero. Esta circunstancia es aprovechada por los partidos que creen representarlo, que se lanzan a pactar en su nombre con los evolucionistas. El internacionalismo del capital acude en ayuda de la salida que propugna la burguesía "reformista". El Estado español debe tener en cuenta las presiones exteriores de la mayoría de gobiernos europeos. Las condiciones están puestas para que los evolucionistas, el reformismo del capital, se salga con la suya. Sólo faltan dos requisitos: que se muera el dictador y que el Movimiento Obrero acepte pagar la crisis. El primer requisito se cumple el 20 de noviembre. SOBRE LA CRISIS. Somos conscientes de que no tenemos elaborada una teoría de la crisis. Sin embargo de algo estamos seguros: la crisis es el punto de partida obligado para una teoría de la organización y una estrategia de clase. Hasta los años setenta, las crisis periódicas del capitalismo han venido siendo utilizadas por la burguesía contra la clase trabajadora. La crisis era el momento de centralización y reestructuración tecnológica (intensificación de la explotación), que debía suponer un salto en la productividad. Entre una y otra crisis, la inflación ha sido el arma preferida de la burguesía para contener y regular la presión de la clase obrera (absentismo, lucha salarial...) que se oponía a un aumento de la explotación. ¿La crisis actual es del mismo tipo? No. La crisis que vivimos es de una dimensión superior, pues no es una mera fase del ciclo. Es una crisis que afecta al corazón mismo del sistema capitalista: el proceso de acumulación. Sus manifestaciones son múltiples: sobre producción, caída de la tasa de ganancias, crisis ideológica, social... Frente a ella solo hay dos salidas: la proletaria (avanzar hacia la Revolución Comunista) y la burguesa (reestructuración capitalista dirigida por las empresas, multinacionales, ya en marcha). LA CRISIS DE LA BURGUESÍA ESPAÑOLA La crisis internacional, que marca el fin de un modelo particular de desarrollo capitalista, no excluye a ningún país. España tampoco en esto es diferente, bien al contrario, aquí la crisis adopta su verdadero rostro: crisis de dominación política del capital sobre el proletariado. No hay solución económica posible, ni reactivación, ni estabilización. Solamente un pacto entre capital y trabajo puede proporcionar a la burguesía la garantía de que las reivindicaciones obreras serán compatibles con las necesidades del desarrollo capitalista. Por esto, la cuestión sindical pasa a un primer plano. Pero aceptar el pacto social tiene un precio: el reconocimiento del PC en su forma total o solapada. El reformismo del capital (el nuevo gobierno Fraga), todavía no parece estar dispuesto a ello. Su plan de ataque a la clase trabajadora, hoy por hoy, es doble: integración y represión. Es decir: 1o Reforma constitucional, lo que supone la readaptación de las instituciones a la nueva situación de clase, con la creación de una nueva legalidad seudo-democrática, que contente a sectores de la oposición y al capital internacional, por cuanto asegura un mayor control sobre el proletariado. A los que se quedan fuera, palo selectivo. 2o Ataque masivo a la clase trabajadora en la forma de un plan de austeridad (congelación salarial. sobreexplotación, represión...) a corto plazo. La finalidad es imponer una tregua salarial o derrota de la clase obrera, que permita a la burguesía coger fuerzas para llevar a cabo una reestructuración a más largo plazo. LA CLASE TRABAJADORA FRENTE A LA BURGUESÍA. La confianza en el cambio prometido por las derechas y las izquierdas del Régimen, el temor a una nueva guerra civil, la situación de crisis, la confianza en que "muerto el perro se acabó la rabia" y sobre todo l a debilidad de la clase obrera como fuerza realmente autónoma, caracterizan los primeros momentos de la fase juancarlista. Que todo seguiría igual a pesar de las promesas quedó claro en el indulto concedido. Ni apertura, ni cambio, ni libertades políticas. Se reforzaron las medidas económicas anti-obreras. El reformismo obrero ha sido el gran marginado del nuevo proceso social y de la reestructuración de las fuerzas políticas. Para cobrar protagonismo pretende utilizar su arma mas poderosa: la clase trabajadora y sus reivindicaciones, intentando llevar a planteamientos interclasistas (pacifismo, amnistía, etc.) el movimiento real del proletariado, que renace con extraordinaria fuerza en Madrid primero, y luego en el resto de España. El movimiento de huelgas "salvajes" (para la burguesía y los reformistas) en Madrid, se plantea en términos de clase: "Nos importa un bledo la crisis, queremos mas dinero". La enseñanza fundamental de estas huelgas es clara: La recuperación de la lucha por la Organización Sindical es imposible sin la ayuda de los reformistas. A su vez, la radicalización de las luchas demuestra que el reformismo obrero ha sido superado inicialmente por el movimiento. HACIA UNA RESPUESTA DE CLASE. La respuesta de la clase trabajadora a la crisis que el capital quiere hacernos pagar sólo tiene dos caminos: 1º El que está intentando ya el reformismo cuya perspectiva es capitalizar las luchas actuales para demostrar que sin él no hay pacto social, al tiempo que intenta encuadrar a los obreros en un sindicato único controlado por sus líderes. 2º La respuesta de clase, cuya afirmación implica el rechazo total de la sociedad capitalista y sus formas de trabajo asalariado y jerarquizado. Esta respuesta se manifiesta hoy bajo formas de absentismo laboral, indisciplina, rechazo del trabajo, sabotaje, y conflictos espontáneos cada vez más frecuentes y radicales. El problema fundamental que tiene planteado hoy esta tendencia es: ¿Cómo pasar de la respuesta individualizada y de la explosión espontánea a una respuesta colectiva y permanente capaz de impulsar el avance de la conciencia y la Organización de Clase en todos los campos, y provocar una crisis pre-revolucionaria cuya correlación de fuerzas sea favorable al proletariado? Es indispensable analizar las reivindicaciones obreras que impiden que el capital pueda salir triunfante de la crisis actual, pues ellas constituirían los elementos base del programa autónomo de clase. Paralelamente, y apoyándonos en la experiencia de la clase obrera habría que examinar diversos problemas que se plantean ya de forma ineludible: ¿Cuál ha de ser la respuesta de clase ante la cuestión sindical? ¿Cuáles son las tareas prioritarias que deben impulsarse actualmente? ¿Cuáles son las formas organizativas que se adaptan mejor a las necesidades actuales del Movimiento Obrero? ¿Cómo impulsarlas hoy y aquí? La respuesta a estas y otras preguntas debe ser discutida en profundidad, sacando todas sus consecuencias para lo que esperamos el trabajo personal y colectivo de todos los que se sientan interesados en este proyecto. LUCHA Y TEORÍA Nº 5 ENERO, 76