LUCHA Y TEORÍA 4 JUNIO-JULIO 75 EDITORIAL FORD Y KISSINGER VINIERON A ESPAÑA (SE BUSCAN LACAYOS PRESENTABLES) El Presidente USA, retrasado mental socialmente reconocido y el profesor Kissinger (con cátedra de "maquiavelismo destructor" en la universidad de Illinois) parecen que están preocupados por España. Tan preocupados que se han decidido a visitarnos. Y hay un sector de la prensa española que ya ha entonado el canto del "¡Cuánto honor!". La realidad está muy lejos de esa alegría. La realidad nos encamina hacia el desprestigio de unos representantes del complejo militar-industrial yanqui, que hoy por hoy, sólo pueden ser recibidos "con todos los honores" y entusiásticamente en países dependientes, regidos de forma dictatorial como España. Pero además, los motivos son incluso más profundos. Tras la gran derrota del imperialisimo yanqui en Indochina, derrota que los acuerdos de París sólo intentaron disimulara, los USA necesitan reconvertir toda su estrategia mundial, todas sus esferas de influencia. Máxime cuando, ante la crisis del capitalismo, corren en el mundo unos malsanos aires "anticapitalistas y anti-USA", sobre todo en Europa: Italia, Grecia, Portugal, España... Por eso el Estado español puede servirles de gran ayuda en el presente momento. En América, el "Jefe de Personal" yanqui es claramente los Estados Unidos del Brasil. Los "Encargados" una serie de países: Chile, Paraguay, Uruguay, Colombia Venezuela... En Europa, y más ante la creciente inestabilidad, necesitan reproducir en lo posible, y aún mejorado, el mismo organigrama. Para ello ya cuentan con el "Jefe de Personal": la República Federal Alemana y sus dirigentes "socialistas". Necesitarían crear ahora "un Encargado en jefe", un "Lacayo distinguido": España e Italia están entre las opciones principales, vista la progresiva degeneración del "Imperio Británico". La ventaja que, cara a las obscuras negociaciones ya en curso para conseguir esa situación, posee el Estado español es que, al ser un estado prácticamente dependiente en su totalidad del imperialismo yanqui y alemán federal, al ser prácticamente un estado-lacayo las concesiones que los USA deberán hacer no tienen por qué ser demasiado importantes. Y la oligarquía española mientras papá Sam la siga protegiendo contra las furias de sus propios trabajadores, tan contenta. Por eso incluso desearía que entráramos rápidamente en la OTAN, a pesar de que este organismo esté también en plena decadencia, desprestigiado, y a pesar de que nuestra pertenencia al mismo sólo pudiera beneficiarnos a los españoles con una dosis mayor de bombas, radioactividad y peligro militar con y sin conflicto mundial. Porque la burguesía española, enfrentada a la inminencia de un cambio democrático o una ruptura democrática de imprevisibles (para ella) consecuencias, sólo está segura de poder pedir en las negociaciones una cosa que le puede ser concedida por el "gran gendarme mundial". Y esta petición humilde en la negociación consiste en el apoyo del capitalismo USA en el proceso de cambio del sistema totalitario del Estado español. Por eso, como trabajadores comunitaristas, como trabajadores socialistas autogestionarios, debemos entender la venida de Ford y Kissinger como un intento de prevenirse las burguesías española y americana ante la creciente importancia de la voz de los trabajadores en las luchas sociales de la España de nuestros días. Como revolucionarios no debemos hacernos demasiadas ilusiones con el cambio o la ruptura democrática: si no somos los trabajadores los que acabamos con el sistema, nadie nos va a regalar el control del poder político, social y económico en el futuro. Pero, sin embargo, nuestra influencia podrá ser mayor, cuanto más avanzado sea el proceso que siga al cambio o ruptura democrática que se avecina, cuanto mayor sea la importancia de la izquierda en este proceso. La visita de Ford y Kissinger y, sobre todo las negociaciones que por debajo se están ya realizando tienen por motivo fundamental la paralización de este proceso dentro de los límites estrictamente burgueses. Esas son las garantías que nuestra burguesía solicita en definitiva de sus principales patronos: garantías contra las luchas autónomas de los trabajadores, contra el empuje creciente de la clase. La orientación yanqui sería algo así como la "fragamanlización" de la Península Ibérica. Como el pueblo portugués está saliendo respondón, el plan necesita algunos retoques. La burguesía española tiene un único interés: que nada cambie. Pero como el que nada, nada cambie es hoy ya imposible, desearía que los cambios fueran los menos posibles, lo más figurativos posible y con UNA PROPAGANDA INTERNACIONAL BIEN AIREADA. PARA ELLO INDUDABLEMENTE NECESITA EL APOYO YANQUI. Lo importante no es la independencia, la seguridad o la democracia en el país. Y mucho menos el socialismo. Lo importante es QUE TODO CAMBIE PARA QUE TODO SIGA IGUAL. "APERTURA DE EXCEPCIÓN" Mal momento para la apertura. La crisis actual aumenta las tensiones y los conflictos, no sólo de la clase obrera si no de nuevos sectores que ven disminuir su capacidad de consumo. Los parados alcanzan cifras elevadas y algunas empresas ven amenazada su propia existencia. Integrar en estos momentos de profunda crisis, a la Clase Trabajadora puede resultarle muy difícil a la burguesía. El consumo no es alternativa cuando el poder adquisitivo de los trabajadores es muy bajo e incluso nulo en el caso de los parados. Cuando al sistema le fallan los mecanismos integradores, aumenta la conflictividad, y se recurre a los mecanismos represivos despidos, sanciones, detenciones... y Estado de Excepción. El Estado de Excepción del país Vasco no es más que la vuelta a la represión, para convertir lo que son movimientos colectivos de la clase trabajadora en cuestiones de Orden Público. La escusa para este recrudecimiento de la represión es la ETA como lo demuestra el hecho de que incluso se han trasladado detenidos de otras provincias a Bilbao y San Sebastián para someterlos al Estado de Excepción. Con el pretexto de la actividad terrorista de ETA se está desmantelando a todo el Movimiento Obrero existente y se intenta anular la combatividad de la clase trabajadora. La ETA, que por una parte cuenta con una organización a nivel de super-estructura muy bien montada y que por otra parte no necesita de un estado de Excepción pues sus militantes más combativos son muchas veces asesinados sin juicio previo en el mismo lugar de su detención, va a salir casi incólume como aparato. Quien va a sufrir los ataques de la represión será su infraestructura, los elementos con más incidencia en las empresas y barrios. Se calcula que entre Vizcaya y Guipúzcoa han habido desde el 25 de abril hasta el 13 de mayo, más de 2 mil personas detenidas. De éstas, 210 han pasado a prisión, muchas de ellas sin pasar previamente por el juez, hallándose a disposición del Gobernador. De todos los detenidos, sólo 15 pertenecen a ETA. La represión actúa sobre todas las organizaciones de base y sobre la totalidad de las organizaciones políticas. También en la calle se crea una sicosis de terror. La Brigada Especial Antidisturbios se pasea pidiendo la documentación a su antojo, registrando casas y desalojando bares y salas de fiesta. Todo aquél que en el momento de su detención no se encuentra debidamente documentado es trasladado a la plaza de toros, convertida en campo de concentración. A la extrema derecha, no reconocida como fuerza política dentro del régimen se le ha dado rienda suelta para que colme sus ansias represivas contra el Movimiento Obrero y popular. Todas sus acciones van dirigidas a incendiar casas, ametrallar comercios o a colocar bombas en bares y establecimientos que tienen relación familiar con algún militante de ETA. La burguesía recurre siempre a la estrema derecha en momentos muy conflictivos. Suelta los lobos para tranquilizar a los sectores de la misma burguesía que se asustan del alcance de las luchas. En momentos de calma vuelve a hablar de ella como fuerza de la oposición. Este Estado de Excepción no es el primero que cae en Euzcadi como tampoco es el primero que cae en el resto del país en los últimos 36 años. Pero tiene de particular que ha sido impuesto en un momento que algunos califican de "aperturista". Apertura hecha sin modificar ninguna estructura del régimen franquista. ¡¡más de un confiado en la apertura se ha dado con la puerta en las narices!! ESPAÑA 1936-39 COLECTIVIDADES Y AUTOGESTIÓN EN LA INDUSTRIA Tratar el tema de la autogestión obrera y de las colectividades, implica siempre y necesariamente volver a suscitar las polémicas básicas de la Iª Internacional. Frente a las posturas de los seguidores de Proudhon, defensores de la propiedad privada de la tierra, los socialistas marxianos y los socialistas antiautortarios, entre los que destaca Bakunin, opusieron el concepto de la propiedad común o, en otras palabras, la abolición de la propiedad y de sus consecuencias: reparto desigual y explotación de unas clases por otras. Las diferencias reales y los puntos comunes existentes entre las dos concepciones del proceso de cambio social quedan claros en el debate abierto en la Iª Internacional. Sin pretender entrar en la discusión de los conceptos de autogestión y colectivización, sí aparece como necesario puntualizar dos aspectos del tema: 1- Que en nuestra opinión los términos autogestión y colectivización, no son idénticos, ya que el término autogestión implica necesariamente una postura más radical, más de rotura con el sistema capitalista al representar necesariamente una NO aceptación del principio básico capitalista de la autoridad, una compenetración más amplia del concepto de clase en su conjunto y una mutación total de las relaciones socioeconómicas del sistema capitalista. Por el contrario el concepto de colectivización -sobre todo en su relación práctica: tipo cooperativas- no implica necesariamente la ruptura con el sistema, sino que, dentro de unos límites y en determinadas circunstancias, puede desarrollarse dentro de él. 2- Que las realizaciones prácticas de ambos conceptos presentan mucha más diferencias que los planteamientos teóricos, ya que mientras los Koljoses rusos son un claro ejemplo de una colectivización obrera dirigida por el Estado(2) de acuerdo con una visión marxista deformada del proceso de cambio, las colectividades autogestionarias de los obreros españoles durante los años 1936-1939, son la realización práctica de una revolución social, de acuerdo con las teorías anti-autoritarias. El porqué de la aceptación, por parte de la clase obrera española de la teoría anarquista, el cambio y deformación dados en los Soviets rusos de 1917 como consecuencia de la aplicación, incorrecta a todas luces, de la teoría marxista de la necesidad de un poder central que dirigiese el proceso de cambio social y las diferencias entre un proceso dirigido pon una amplia organización de clase (la C.N.T.) y un partido político (el P.C. ruso), son condicionamientos histórico-sociales cuyo estudio supera los límites de este estudio. Baste de momento señalar su importancia. Al analizar las enseñanzas y consecuencias de la autogestión obrera en la España de 1936-1939 volveremos, aunque sea de paso, sobre ellos. LA SITUACION DE LA INDUSTRIA EN 1936 La especial formación del bloque dominante en la España del siglo XX determinó una situación económica del país de total dependencia respecto al mercado exterior. Una burguesía basada en la coalición entre la Banca, la industria y los grandes terratenientes dominaba España desde finales del siglo anterior. La inversión extranjera en sectores importantes de la industria de transformación, la concentración de esta industria en zonas muy determinadas -Cataluña y País Vasco- y su especialización en ramas de producción (siderometalúrgicas en el Norte y textil en Cataluña), la concentración de la tierra en pocas manos, su abandono y la explotación que de la mano de obra agrícola acarreaba esta situación, son las determinantes más significativas de la falta de un mercado interior en el país, salvo las raras excepciones de las zonas industriales en las que la lucha obrera había conseguido un mínimo de poder adquisitivo a lo largo de continuos enfrentamientos. La guerra de 1914-17 abrió una etapa de prosperidad gracias a los mercados que representaban los países beligerantes; pero, si bien es cierto que constituyó una cierta mejoría para las condiciones obreras, sirvió tan sólo para el enriquecimiento de las clases dominantes y, en cierto modo, para agudizar la especialización industrial en los sectores ya señalados y para disminuir, potencialmente el mercado interior, relegado a segundo término ante la rentabilidad del comercio internacional. Primero la post-guerra con sus consecuencias de disminución del comercio internacional y luego la gran crisis capitalista del año 1929, ocasionaron en la industria española, de carácter eminentemente internacional, una grave situación que se agudizó por la retirada de capitales ante el advenimiento de la II República como primer paso y el triunfo del Frente Popular como situación política determinante. Las soluciones planteadas y no puestas en práctica por los dirigentes le la República para paliar el paro obrero, fomentar la creación de un mercado interior y disminuir los costes improductivos de la organización social, nada consiguieron. Ante el levantamiento militar del 18 de Julio de 1336, apoyado plenamente por los grandes capitales y los sectores más retrógrados (clero y clases medias), la situación de la economía española era muy crítica. No sólo en el sector agrario, amenazado por la guerra, sino sobre todo en el industrial. La retirada de capitales, el cerco exterior (en la práctica los sublevados contaban con el apoyo económico de los grandes capitalistas exiliados y el político y militar de regímenes parecidos, tipo Italia y la Alemania nazi) y el paro obrero eran la tónica general de la industria española en julio del 36. Frente a esta situación, en la zona en que el golpe militar fue sofocado, los obreros tuvieron un papel preponderante. La huelga general iniciada y su "lanzarse a la calle" sirvieron para sofocar la rebelión. El poder de las clases ligadas a la República quedó totalmente desbordado. La clase obrera, reaccionando ante el intento de retornar a situaciones anteriores inició por su parte un nuevo camino. LA AUTOGESTIÓN OBRERA DE LA INDUSTRIA “En cada teoría social hay una buena parte de utopía” Tras la huelga general que sirvió para derrotar la intentona militar de toma del poder, la clase obrera comprendió que no podía proseguir con el anterior sistema de organización general de la producción. Lo comprendió gracias a tres factores primordialmente prácticos: 1º El abandono que de las industrias habían hecho tanto los capitalistas como la mayoría de elementos directivos de ellas, ligados por conveniencia de clase, al capital. 2º La ineficacia demostrada reiteradamente por el Gobierno de la República para solucionar por un lado el problema del paro obrero y la crisis económica, y para evitar por otro, los intentos de recuperación del poder por parte del gran capital. 3º El enfrentamiento a los militares sublevados e indirectamente, a los capitalistas que les apoyaban, demostró a los obreros que sólo ellos podían derrocar al capital aprovechando las luchas internas de las clases burguesas; fruto del desarrollo tanto del capital, como consecuentemente, de la potencialidad de la clase o como clase revolucionaria tantas veces demostrada a lo largo de la lucha de clases. LOS HECHOS SE ADELANTAN A LA TEORIZACIÓN La necesidad vital de mantener el ritmo de producción, pese al abandono de los encargados de dirigir hasta entonces, obligó a la clase obrera a tomar en sus manos esta dirección y gestión de la producción industrial. Las teorías revolucionarias socialistas, tanto de los marxistas como la de los antiautoritaristas, se encontraron con que la realidad superaba sus planteamientos de tipo "táctico". De ellas el proletariado sólo aceptó poniéndolo en practica, su aspecto utópico, sus planteamientos más audaces, más innovadores, sólo aquellos que por su novedad y radicalidad podían ser fuente de cambios audaces en las estructuras sociales y origen, por lo tanto, de una nueva organización del trabajo, de las relaciones entre los miembros de la sociedad y de sus formas de vida y pensamiento. La clase obrera emprendió el camino de la REVOLUCIÓN SOCIAL. POSTURAS DE LOS PARTIDOS SOCIALISTAS Y DE LOS SINDICATOS Si algo hizo la clase obrera catalana en su espontaneidad, es poner en práctica las teorías antiautoritarias de los sindicalistas-anarquistas de la C. N.T. Desconfiando totalmente del Poder Central, y comprendiendo la vital necesidad de una nueva forma de organización social, la clase obrera catalana puso en práctica la teoría anarquista de la organización socio-económica. Las colectivizaciones (que implicaban necesariamente la Autogestión Obrera) se iniciaron en las industrias y alcanzaron por lo menos, carácter regional en dicho ramo. La ampliación del nuevo sistema de gestión social será el tema del próximo apartado. De momento lo que interesa señalar son las reacciones y compenetración existentes entre las diferentes concepciones sociales de la "colectivización autogestionada" (principio de la revolución social y las diferentes concepciones que tenían los partidos acerca del "cambio", así como los sindicatos influyentes en el Movimiento 0brero de la época. la C.N.T., de tendencia anarco-sindicalista, era en Cataluña la organización de base más extendida entre los trabajadores de la industria. Sus ideas anarquistas eran las predominantes entre los trabajadores que, en definitiva adoptaron su esquema de revolución social. No quiere esto significar que la clase obrera se identificase conscientemente con el anarco-sindicalismo, hizo, obligada por las circunstancias antes señaladas, el tipo de revolución que resultaba viable. El que esto correspondiera con las nada definidas teorizaciones anarquistas es accesorio. Ante el inicio de revolución económica que como primer paso realizaba la clase, es natural que los militantes de la C.N.T., una gran masa en el seno de la clase obrera de Cataluña, aportasen sus concepciones de la organización económico social. Y, dada la desconfianza ante el Poder Central y la atomización inicial del proceso, estas concepciones resultaron ser las más acertadas. La indudable influencia de los militantes cenetistas, muy activos en todas las luchas, resultó innegablemente decisiva para que el proceso siguiera en su desarrollo el esquema ideal del antiautoritarismo. Ante una clase obrera en lucha, frente a unos inicios de revolución social que correspondían plenamente a sus principios, es lógico que la C.N.T. se lanzase decididamente a la lucha y que favoreciese totalmente el proceso revolucionario. Sólo entonces la C.N.T. (que amplió sus principios puramente sindicalistas, obligada por la práctica de la lucha de clases) intentó cumplir el papel de ORGANIZACIÓN DE LA CLASE OBRERA, comenzando a participar en la lucha política que tanto había rechazado. La clase y la organización se identificaban hasta tal punto que, aun aceptando la identidad existente entre los principios de la C.N.T. y la práctica de la clase, nunca la Organización pudo atribuirse la dirección u orientación de la lucha. Era la clase la que realizaba su revolución. Los partidos socialistas, más desligados de la clase obrera en cuanto a su proceso diario de lucha, más preocupados por la toma y conservación del poder político, tuvieron que conformarse a la revolución cuando ésta ya estaba en marcha. Y aún entonces lo hicieron desde su prespectiva de "poder político", es decir, aceptando por medio de decretos y normas la "legalización" de la victoria proletaria. Y esto consecuentemente con sus principios de centralización, dominio del Estado y del Gobierno Popular; o sea de acuerdo con los principios marxistas ya debatidos en la Iª Internacional. El "Decreto de Colectivizaciones" de la Generalitat es un claro ejemplo de la postura de los partidos burocráticos ante la revolución obrera y campesina. (3). La concepción de que el proceso de la revolución debe estar totalmente centralizado en un Gobierno obrero y dirigido por él, está latente en cada apartado del decreto y, en general, en toda la postura de los partidos de "izquierda" ante la revolución socio-económica iniciada por la clase obrera. Las jornadas sangrientas y vergonzosas de Mayo de 1937 en Barcelona no serán más que la culminación de estas posturas, debidas sobre todo, a la mutación sufrida en el poder del "Frente Popular" de 1936. EL PROCESO AUTOGESTIONARIO. SU DESARROLLO El Decreto de Colectivizaciones no cambió nada en el proceso autogestionario de los obreros. La clase había iniciado su cambio social sin contar con el Poder, obligada por las circunstancias, había encontrado en los sindicatos de la C.N.T. el apoyo y la teorización que precisaba. Nominalmente el Gobierno podía o no "dar carácter legal" a la autogestión obrera; esto era un problema accesorio que poco podía influir en el desarrollo de la revolución inicialmente. La importancia real vino después, cuando el Poder se volvió contra las realizaciones obreras, base de un nuevo tipo de relaciones económico-sociales. Tras la huelga general que se desencadenó después de la rebelión militar, los obreros volvieron al trabajo, a las fábricas, y como queda ya señalado, se encontraron con que la mayoría de ellas, especialmente las mayores y más importantes, no tenían patronos ni directivos. Se vieron pues obligados a asumir la dirección de las mismas. La forma en que lo hicieron es hasta cierto punto espontánea, pero en modo alguno nueva. La clase obrera, como colectivo posee un caudal de experiencia acumulada a través de sus anteriores tentativas de ataque al sistema capitalista. En consecuencia, los principios de representatividad utilizados en la Comuna de París de 1871, se repitieron en las fábricas autogestionadas. Se eligieron unos representantes de taller con carácter revocable, sometidos totalmente a las decisiones de la asamblea o conjunto de trabajadores de la empresa, que son en definitiva los que deciden. Los sindicatos anarquistas afiliados a la C.N.T., potenciaron totalmente esta alternativa que cuadraba plenamente con sus planteamientos y la clase trabajadora encontró en la organización sindical el cauce adecuado para su proceso por lo que aceptó la estructura cenetista como propia. En las empresas en que el patrono no aceptaba el planteamiento obrero de autogestión, ni los trabajos dirigidos por el colectivo de la fábrica, era desplazado por los trabajadores. Fue preciso que el Poder establecido regularizase la situación estableciendo diferencias entre empresas colectivizadas y empresas privadas. En estas últimas, según el decreto, "la Dirección va a cargo del propietario o gerente, con la colaboración y fiscalización del Comité Obrero de Control". La dinámica del proceso autogestionario se vio fortalecida por las circunstancias adversas que económicamente concurrieron. La falta de materias primas o cuando menos su escasez fue la principal. El país se hallaba inmerso en una guerra civil; habían desaparecido los grandes capitales; las comunicaciones estaban cortadas o eran muy difíciles; el cerco internacional sobre España era ya un hecho... Todas estas circunstancias hacían que las materias primas necesarias para el desarrollo industrial escasearan o aumentaran su valor. Dentro del esquema cenetista (organización de base-sindicato-confederación) la autogestión obrera no podía pararse en el punto de la simple colectivización de la empresa por muy autogestionaria que fuese. La estructura debía ser ampliada al conjunto de la clase y adoptar formas cada vez más amplias para llegar a constituir la organización total de la sociedad. Las industrias no se quedaron aisladas. Se unieron en los sindicatos y compartieron así las dificultades y los beneficios. No eran obreros aislados que pertenecían a una empresa rentable o a otra que no lo era; todos los trabajadores del mismo ramo formaron una comunidad que permitía proporcionar trabajo a todos sus miembros, que establecía un salario común y que repartía tanto el trabajo como los beneficios (nota 4). Pero la unión en ramos no era suficiente, los salarios variaban de una rama de la producción a otra lo mismo que las posibilidades de trabajo a cause de la falta de materias primas o de la importancia concedida al ramo dentro de la nueva organización general de la producción. Para eliminar estas diferencias, para lograr la identificación total de cada proletario con el conjunto de la clase, se creó un Comité de Enlace que debería conducir a la federación de todos los sindicatos en una unidad total de la clase. La autogestión económica era ya una realidad. La clase obrera había logrado apoderarse del aparato económico y dirigirlo, no en beneficio de unos pocos, sino en beneficio de toda la sociedad. Consecuentemente, las relaciones sociales que se forjaron en el cambio eran diametralmente distintas a las que hasta entonces habían existido. La forma colectiva de autogestión se impuso. Asambleas, delegados revocables, unidad de los elementos económicos a partir de los más simples (la empresa) hasta adquirir carácter total (el Comité de Enlace). Un mundo nuevo aparecía en la Cataluña de 1936. La clase había organizado la sociedad a su imagen: ni opresores ni oprimidos, ni ricos ni pobres, igualdad de derechos igualdad de deberes. Y todo esto sin precisar para nada de un poder centralizado que dirigir a este proceso. La transformación había sido hecha partiendo de los elementos simples de producción, las empresas, y por medio de la consciencia colectiva de clase se había extendido, a través del sindicato y el Comité de Enlace, a toda la sociedad. La posibilidad de la autogestión de la sociedad por la clase obrera era ya una realidad. Y esto preocupó a los partidos burocráticos que vieron en esta organización social un principio de orden social en el que su papel quedaba totalmente marginado. Al principio, cuando se dio la confluencia de varios grupos políticos en el Poder -fruto del Frente Popular- algunos habían intentado participar en el proceso revolucionario a fin de dominarlo, dirigirlo e impedir en definitiva que se les escapase de las manos. Pero la inutilidad de sus esfuerzos a nivel "legalista" quedó reflejada por el desarrollo del proceso seguido por la clase obrera, que hizo nulos los decretos, las leyes y las recomendaciones de los representantes del Poder por medio de sus realizaciones prácticas. Por eso, cuando la disyuntiva "guerra-revolución" quedó eliminada gracias al acceso al poder del P.C.E. (diciembre del mismo año) los ataques al sistema económico obrero no se limitaron a unas leyes que el proletariado no había de cumplir, sino que, desde su puesto de dominio político, el P.C.E. inició prácticamente su campaña de destrucción del poder obrero. Si éste estaba basado en el dominio y autogestión de la vida económica, era lógico que desde el poder se atacase directamente esta base. Comorera (afiliado al Partido Socialista Unificado, de tendencia pro-Moscú) ocupó el cargo de Abastos de la Generalidad y desde allí promovió el desarrollo de la empresa privada. Era, a pequeña escala, una copia de la NEP soviética. La guerra, los hechos de mayo 1937 y la presión constante desde el poder acabarían con la colectivización industrial. La clase obrera, una vez más, no había podido realizar su revolución o, cuando menos, no había podido mantenerla. La reacción, de derechas o de "izquierdas", había acabado con él poder obrero. NOTAS PARA UN ANÁLISIS DE LA AUTOGESTIÓN EN LA INDUSTRIA La autogestión industrial en Cataluña a partir del 18 de julio de 1936 supone una experiencia cuyo análisis no ha sido, en nuestra opinión, realizado hasta ahora de forma imparcial. Los chauvinismos de tendencias o doctrinas han resaltado aspectos favorables y olvidado aquellos que han considerado negativos o simplemente "molestos". Si una lección puede desprenderse del proceso revolucionario es que la clase obrera no tiene más doctrina que la señalada por su propia dinámica y la lucha de clases, es decir, en la búsqueda de su liberación como clase oprimida y en la construcción de una nueva formación social, como alternativa al sistema actual. La clase no es marxista o anarquista. Sí es por el contrarío antiautoritaria ya que es el principio de autoridad el reflejo del orden social contra el que lucha. Es democrática y lo es en el sentido de que la autentica democracia solo se produce cuando ya no es necesaria. En las asambleas obreras no era preciso hablar de democracia porque la clase ya no la necesitaba, porque era realmente democrática. Dos aspectos consideramos necesario señalar: 1º La forma organizativa que la clase obrera catalana adoptó, convirtiéndose en vanguardia del proletariado mundial, fue la del desarrollo a escala social partiendo de la base. Una organización establecida, no por imposición o decreto, sino basada en la consciencia de clase como algo total y colectivo que parte de los condicionamientos materiales de cada proletario hasta alcanzar su carácter global. 2º El carácter de "organización de clase" que adquirió la C.N.T. durante el proceso revolucionario obligándola incluso a sobrepasar sus planteamientos puramente sindicales e intentar adoptar una postura global. Fue la clase obrera, de acuerdo con la estructura cenetista (fábrica-sindicato-conjunto social) la que hizo la revolución pero, indudablemente, en su seno la aportación de los militantes de base de la C.N.T. tuvo un importancia decisiva. Por el contrario, los partidos socialistas autodenominados "marxistas" y siguiendo de forma errónea los principios organizativos que el mismo Marx señalara al analizar la Comuna de París, anclados en su poder político, intervinieron de forma marginal en el proceso. Si no se desentendieron de él, dada la importancia real que tenían, sí lo observaron desde el exterior, desde una óptica que como ya hemos señalado, era la de un poder político que en la época era irreversiblemente un poder burgués. Estudio aparte merecería la postura del P.C. y sus ramificaciones en Cataluña. La teoría de los Frentes Populares en principio defendida, se convirtió en el dominio de un sólo partido y el predominio de la "lucha anti-fascista" sobre el concepto de la revolución social. Mayor mecanicismo en la aplicación de una concepción materialista de la historia de la sociedad no puede darse. El estalinismo, (variante del leninismo), las purgas de revolucionarios, las coaliciones y en defintiva las concesiones a la burguesía fueron la tónica general de la actuación del P.C. ante la revolución proletaria española simbolizada por la auto-organización tanto en la industria como en el campo o en los sectores de servicios. Finalmente quisiéramos introducir una polémica clásica en la historia del Movimiento Obrero al analizar la autogestión y la revolución española. Algunas organizaciones obreras se desentendieron del poder político y lo dejaron incólume. ¿Fue esto su fallo? Siguiendo las teorías anarquistas lo primordial era destrozar el poder estatal y actuar directamente organizando la producción, y sólo como consecuencia las relaciones economicó-superestructurales de la sociedad. Para los marxistas, el poder político-burgués no es válido, debe destruirse la máquina estatal existente y crear una nueva de carácter proletario. ¿Cuál de las dos soluciones es la más positiva para asegurar que el proceso revolucionario quede completado en un cambio total de la sociedad? Lo cierto es que la clase obrera catalana utilizó elementos de uno y otro camino. La falta de una concepción clara de la lucha de clases y de su práctica, facilitó que el poder siguiera en pie. Los políticos burgueses pudieron mantener cierta hegemonía y, en definitiva, dominar la situación a cambio de destrozar las conquistas obreras. No se destruyó el Estado (tesis anarquista) y además tampoco se le sustituyó por otro de claro carácter de clase, (tesis marxista). ¿Pudo haberse triunfado tan sólo destruyendo el poder estatal y ampliando socialmente las conquistas obtenidas? ¿Era realmente necesario sustituir éste Estado burgués que aplastó la Revolución por otro proletario, que le diese carácter "oficial"? Dos claros ejemplos de ambas soluciones ofrece la historia del Movimiento Obrero. Una es la de la Comuna de París en la que el aparato burgués es sustituido por un poder estatal proletario. Otra es la de los obreros catalanes, rechazando el poder político y concentrando sus esfuerzos en la organización práctica de una nueva sociedad, hasta cierto punto marginal en el contexto histórico de la España en guerra. Ambas fueron aplastadas. Una, la Comuna, por el poder burgués que presentaba todavía amplias posibilidades de expansión. Otra por la reacción de las "izquierdas" que presentían en el cambio de la Cataluña de 1936 una sociedad en la que su esquema revolucionario, basado en el principio capitalista de la autoridad y la centralización, nada podía hacer. La respuesta a estos fracasos parciales de la clase obrera debería buscarse más en el aspecto UNIVERSAL de la revolución proletaria que ambas revoluciones señalaron. La Comuna al proponer su organización como modelo a imitar por todo el proletariado. Los obreros catalanes al expresar el presentimiento en su ampliación a nivel de toda la sociedad de las responsabilidades inherentes a una autogestión. Una autogestión general que destrozaba totalmente un sistema social, el capitalista, basado en las diferencias de clases, en la propiedad privada de los medios de producción y en el reparto desigual de los beneficios. NOTAS: 1.- Por razones de espacio limitamos el artículo a las realizaciones autogestionarias en Cataluña. 2.- Andre Gide en su libro "RETOUR DE L'URSS" señala la falta de apoyo mutuo entre las colectivizaciones estatales de la URSS: "Cada una de ellas -son sus palabras- constituye una industria independiente organizada de forma capitalista;" 3.- El libro de ediciones CNT "COLECTIVIZACIONES" recoge íntegro el [...]. CAPITALISMO Y SINDICATOS (2) El triunfo de la revolución rusa abre en los años 20, un breve periodo en el cual el proletariado europeo se organiza para la torna del poder y la destrucción del capitalismo. En Alemania, en Italia, aparecen Consejos 0breros, en Inglaterra los delegados de taller, en USA la International Workers of the World... formas de organización autónomas ligadas a una clase obrera muy homogénea y por esta razón peligrosa para el capital. Por una vez, la iniciativa política está en manos del proletariado que consigue bloquear en distintos países el desarrollo y la acumulación del capital. Se establece el "cordón sanitario" para aislar a la URSS e impedir la extensión de la revolución soviética. La revolución, como hemos visto en los anteriores números de LUCHA y Teoría fracasa. El capital empieza una ofensiva amplia y articulada para destruir por la represión a la clase obrera en lucha. Sin embargo, los medios clásicos no hubieran sido suficientes. La cohesión de la clase obrera representaba en todo momento la posibilidad de un renacer de la lucha proletaria. La ofensiva del capital estuvo, pues dirigida a recomponer la composición política de la clase obrera, es decir, a destruir un proletariado (el de los años 20) peligrosamente unificado y con un poder real en las empresas (El obrero de la gran industria, era calificado y controlaba lo que hacía siendo imprescindible). El ataque capitalista para retomar la iniciativa contra el proletariado tuvo dos fases. La primera va ligada a los nombres de Taylor y de Ford, y es un preludio que culminará después de la crisis famosa de 1939. Taylor es el fundador de la "organizació científica del trabajo" es decir de la máxima racionalización en la explotación. Su consigna es: mejorar continuamente la productividad, con la utilización de la ciencia. Lenin será un ferviente admirador suyo a la vez que introductor de sus ideas en la "patria del socialisimo": "hay que organizar en Rusia el estudio y la enseñanza del sistema Taylor, su experimentación y adaptación sistemática." Para que funcione convenientemente esta susodicha "ciencia" del trabajo hay dos reglas clásicas de Taylor: - Un buen obrero hace exactamente lo que se le dice y jamás discute las órdenes. - La cooperación de los obreros es requerida bajo todas las formas posibles y la oposición nunca es tolerada. Las innovaciones de Taylor, al igual que las de Ford, repercuten directamente sobre la clase trabajadora. Con Taylor desaparece el obrero profesional, todo trabajo complejo se reduce a trabajos simples y la movilidad de la fuerza de trabajo es un hecho conseguido. Al modificar el proceso de trabajo con la introducción del trabajo en cadena, el obrero pierde todo control sobre el proceso productivo. Aparece una nueva clase obrera que no se siente orgullosa de su oficio, que es móvil e intercambiable según las necesidades del desarrollo capitalista. Un ejemplo para confirmar lo que decimos: en 1940 el 43% de los obreros de la Ford aprenden su trabajo en menos de un día. Es una clase obrera que no siente ilusión alguna por su trabajo, cuya lucha estará encaminada contra el productivismo, contra la esclavitud asalariada. La segunda fase en el ataque capitalista contra el proletariado, será la crisis del 29 y la aparición del Estado keynesiano. La famosa crisis del 29 produce la explosión de las antiguas estructuras y con la extensión del paro, libera la fuerza de trabajo que todavía se tenía por profesional. El paro masivo iguala y convierte en disponibles para cualquier tipo de trabajo a esta antigua fuerza. La crisis del 29 culmina y lleva a término final lo que Taylor con la aplicación de la ciencia en la fábrica había iniciado. La respuesta capitalista no queda encerrada en el interior de la empresa, no se limita a la reorganización del trabajo para hacerlo más opresivo sino que tiene un alcance mucho más general: el Estado keynesiano. No nos extenderemos demasiado ya que en LUCHA y TEORÍA nº 2 ("Otras consideraciones...") se hacía una breve exposición de los presupuestos y de las innovaciones introducidas por el Estado capitalista teorizado por Keynes. Una vez destruida la clase obrera de los años 20, el capital inaugura un nuevo modelo de desarrollo basado en la utilización de las luchas obreras para el propio crecimiento. El motor del desarrollo será la clase obrera siempre y cuando permanezca en el interior del sistema. Para posibilitar este modelo el Estado debe intervenir directamente, reabsorber los desequilibrios de la economía de mercado, planificar, etc. Es la nueva cara del Estado El "Estado-plan" que ahora está en crisis. ESTADO Y SINDICATOS EN EL CAPITALISMO AVANZADO Las organizaciones clásicas obreras, los sindicatos, estaban ligadas a una clase obrera muy específica cuyo común denominador era la cualificación. Después de la ofensiva capitalista que culmina en la crisis del 29, esta clase obrera es prácticamente inexistente. Alterada la composición política de la clase, la forma organizativa permanece únicamente como un esqueleto sin vida La institución sindical no tiene ningún interés para este nuevo proletariado, porque ya no puede hacer de ella ni un uso defensivo como antes del 29. La burocratización de los sindicatos no reside pues como dicen los trotskistas, en la traición de los dirigentes y otras tonterías, si no en que la clase obrera se da en cada momento la organización que le es más útil. Y como dice Pannekoek: "La potencia contrarevolucionaria (de los sindicatos) no será abolida, ni disminuida, por un cambio de dirigentes, la sustitución de los jefes reaccionarios por hombres de "izquierdas" o revolucionarios. La forma de organización por sí misma es ni más ni menos, la que reduce las masas a la impotencia, impidiendo que pueda ser instrumento de su voluntad". Cuando una forma organizativa ya no le sirve al proletariado, cuando la forma organizativa es una mera institución cuyos objetivos políticos no son revolucionarios, la burguesía salta sobre ella y la recupera para sí, volviéndola contra los trabajadores. Los sindicatos defensores del valor del trabajo jo, de la cualificación, de la ideología productivista (el trabajo bien hecho el mérito del trabajo, etc.) defienden objetivos perseguidos por la burguesía no es extraño pues que la clase dominante ante ellos exclame: "la organización por fin descubierta". Porque realmente, el problema esencial para el capital, es controlar de inicio los ciclos económicos. Para ello necesita un control político sobre los distintos capitalistas y un control sobre los movimientos obreros para mantenerlos dentro del sistema. El sindicato será el instrumento esencial de control sobre el proletariado y la lucha de éste, la base del desarrollo capitalista. A través de la gestión sindical de las luchas, la amenaza estratégica que supone la clase obrera debidamente controlada, juega la función reguladora siguiente: elimina los fenómenos de concurrencia cuando son peligrosos, obliga al capital a reformarse sin cesar introduciendo nueva maquinaria, liquida sectores atrasados e improductivos, permite la subida simultanea de salarios evitando los desequilibrios, etc. Si antes de la crisis del 29, el capital por lo general atacaba a los sindicatos y al nivel salarial de los trabajadores, a partir del 29 con la nueva organización capitalista del Estado, el sindicato se convierte en instrumento esencial de dominación política. En resumen, el sindicato al ligar la clase obrera al desarrollo capitalista tanto en los momentos de auge como en los de crisis (pensemos en la FIAT y en la Wolkswagen actualmente) destruye toda posibilidad de práctica autónoma del proletariado. Podríamos extendernos indefinidamente sobre cómo el sindicato se encarga de asegurar aumento de los salarios al principio del ciclo económico, cómo asegura mediante contratos y pactos sociales la rigidez salarial durante el tiempo conveniente, si las huelgas salvajes no lo tiran por tierra. etc. Pensamos que será más ilustrativo estudiar una "acción gloriosa" de los sindicatos de clase franceses. Es la mejor recopilación. MAYO-68 Para mostrar el papel de los sindicatos como mecanismos de integración obrera en el moderno sistema de explotación, podríamos basarnos en la reciente huelga de carteros franceses o en ejemplos históricos: la gran huelga salvaje de 1960-1961 en Bélgica y la actuación del sindicato socialista, el 69 en Italia... sin embargo es de todos conocido que el papel contra-revolucionario de los sindicatos de clase, alcanza su máximo exponente en el mayo-68 en Francia. Es en esta ocasión, que podríamos calificar sin exagerar de revolucionaria, cuando los sindicatos (independientemente de su contenido ideológico) mostraron realmente cual es su función. La crisis de mayo del 68 empieza el 22 de marzo en la facultad de Nanterre, aunque ya venía gestándose desde hacía un mes una amplia contestación, que no se expresaba en reivindicaciones concretas. Para impedir unas detenciones los estudiantes empiezan a enfrentarse con la policía. Por primera vez consiguen hacer frente a la dura represión y su respuesta es: barricadas, ocupaciones de facultades, de calles de barrios. Se trata de una verdadera insurrección aunque evidentemente limitada. La policía no retrocede y recurre a toda forma de violencia. La solidaridad obrera no se hace esperar y el 13 de mayo los sindicatos impulsados por un movimiento incontenible que ellos no han desencadenado, pero para no quedarse al margen y por tanto perder su control, convocan un paro general. Al día siguiente los trabajadores tienen que reintegrarse al trabajo. Pero en la fábrica de Nantes (aviación) en Flins (Renault) los obreros de modo espontáneo se declaran en huelga. El movimiento huelguístico se extiende por todo el país acompañado de algo completamente nuevo: las ocupaciones de fábrica. Se trata de una nueva fase en la lucha de clases. Este movimiento estudiantil termina con la sucesión periódica y controlada de las luchas obreras que anteriormente explicábamos. A partir del 68, cada vez le será más difícil al capital aprovecharlas en su propio beneficio. Una semana después del 13 de mayo, 9 millones de trabajadores están de huelga. Francia queda completamente paralizada.... Trabajadores y estudiantes se encuentran en las mismas barricadas en los mismos piquetes... a pesar de los intentos de los sindicatos para impedirlo. Por ejemplo la C.G.T. de la Renaul decía en un comunicado: "Sabemos que se prepara una manifestación de estudiantes y profesores esta tarde en dirección a la fábrica Renault... les aconsejamos a los organizadores vivamente que la lleven a cabo... rechazamos toda ingerencia exterior conforme a la declaración común de los tres sindicatos C.G.T., C.F.D.T. y F.O." De esta manera quieren impedir todo "contagio" y extensión de las consignas revolucionarias: poder obrero etc... Para frenar las ocupaciones y evitar que el movimiento revolucionario se generalice y afiance, los sindicatos buscan reconducir la explosión espontánea y radical al campo reivindicativo, que es el suyo. Para esto se ofrecen a la burguesía como interlocutores. En una declaración conjunta de la C.G.T. y la C.F.D.T, dicen: "las C.GT. y la CFDT están a punto para tomar parte en verdaderas conversaciones sobre las reivindicaciones esenciales de los trabajadores". Sin embargo, las burocracias sindicales no desdeñan el apoyo y la fuerza que les da el movimiento huelguístico de cara a sus negociaciones. Dirigiéndose a los trabajadores que hace tiempo que están en paro les comunican: "0s pedimos que paréis a partir de hoy el trabajo, que volváis a casa y que sigáis atentamente las órdenes dadas en los comunicados de nuestras organizaciones". Firman la CGT, la CFDT y FO, los sindicatos más fuertes. Poco después, el 25 de mayo se abren las negociaciones gobierno-sindicatos. Alzas de salario del 12,5 % de promedio y otras mejoras diversas. Es el conocido "pacto de Grenelle" que busca romper el movimiento unitario y autónomo a cambio de unos aumentos salariales. Seguí, jefe de la C.G.T., que había ido a exponerlo a la Renault, se encuentra con la oposición total de los obreros. Después de Renault, todas las fábricas rechazan este pacto y no se reanuda por tanto el trabajo. La estrategia de los sindicatos, ante la imposibilidad de un acuerdo general, residirá a partir de entonces, en fraccionar al proletariado, en desmantelar la huelga sector por sector, empresa por empresa. Los trabaja dores opondrán resistencia y los sindicalistas tendrán que emplearse a fondo. El día 5 de junio la CGT dice "En todo lugar donde las reivindicaciones esenciales han sido satisfechas, el interés de los asalariados es de pronunciarse en masa para la vuelta al trabajo". Los ferrocarriles, bastión de la CGT, reanudan el día 6 de junio el trabajo. Para ello los sindicalistas recurrieron a las falsificaciones de votos y al engaño (diciendo a cada nueva estación que en la anterior habían decidido trabajar lo cual era falso.) Podríamos citar muchos más ejemplos concretos en los que los sindicatos consiguieron aislar de todo apoyo a los obreros en lucha frente a la policía. Únicamente los obreros del metal se mantenían inflexibles. El 11 de junio la policía especial intervino durante varias horas contra los obreros de la Peugeot. Dos trabajadores fueron asesinados. Poco a poco; gracias a los sindicatos y a la policía el "orden vuelve a reinar". Renault, Citroen, volvieron al trabajo el 17 y el 18. Los trabajadores franceses reanudan el trabaja derrotados. Pero mayo del 68 ha demostrado lo profunda que es la crisis social y también cuales son los enemigos del proletariado. LAS FORMAS DE INTEGRACIÓN DE LOS SINDICATOS EN EL ESTADO Hemos visto como se integran los sindicatos en el Estado capitalista avanzado, hasta convertirse en importantes auxiliares reguladores del funcionamiento del sistema. Sin embargo, existen otras formas más indirectas de integración, es decir, variantes más represivas de dominación sobre el proletariado. Concretamente hay dos modalidades distintas: a/ Los sindicatos en el capitalismo de Estado (URSS, China , etc.) b/ Los sindicatos en las dictaduras capitalistas (España, etc.) Aunque sea brevemente, es interesante analizar las funciones de los sindicatos en estos países. SINDICATOS Y CAPITALISMO DE ESTADO La revolución rusa no eliminó al capital. Al contrario, los bolcheviques en el poder tuvieron que implantar una política económica, la NEP, encaminada a acumular el capital necesario que la burguesía todavía no había llevado a cabo. Para ello era imprescindible mantener el capital, con todo lo que esto significa: convertir a la clase obrera en mercancía (fuerza de trabajo), seguir con la esclavitud asalariada, inventar una ideología que santifique el trabajo,.. las huelgas generales del invierno de 1923 fueron la respuesta obrera. La contrarevolución bolchevique abriría el camino de la represión directa. En estas condiciones de supervivencia de las relaciones de tipo capitalista, la acción sindical tendrá desde un buen principio un papel fundamental. El sindicato será una de las articulaciones del Estado. Así lo reconocen los propios estatutos de los sindicatos soviéticos: "el X Congreso de los sindicatos soviéticos (1949) definen las tareas del sindicato en el orden siguiente: 1º organizar la emulación socialista para asegurar la ejecución y superación de los planes de producción, el aumento de productividad, la reducción de los precios...". En cuanto a los sindicatos chinos definen sus funciones así: "buscar el aumento constante de la productividad del trabajo, la realización y la superación de los objetivos productivos... reforzar continuamente la disciplina de trabajo como deber primordial y permanente" y si esto fallara por la rebelión de algún "elemento antisocial", "castigar de un modo apropiado los elementos recalcitrantes que cometen constantemente infracciones graves contra la disciplina del trabajo...". En resumen, los sindicatos en los países que se dicen socialistas, tienen funciones muy semejantes a las desempeñadas en los países capitalistas avanzados. Son los organismos encargados de encuadrar a la clase trabajadora para: a/ Manipular la fuerza de trabajo según el plan económico y las necesidades de desarrollo (En los países capitalistas avanzados es según el ciclo económico). b/ Son los encargados de aumentar la explotación: evitan las huelgas, establecen las primas, marcan los incentivos, aumentan las jornadas de trabajo, prohíben los cambios de tipo de trabajo, etc. Los sindicatos en la URSS, en China, etc., no son más que una correa de transmisión del Estado capitalista en manos de una clase dominante: la burocracia. SINDICATOS Y DICTADURA CAPITALISTA: ESPAÑA La última forma de integración de los sindicatos y del Estado, que analizamos, supone un proyecto de desarrollo del capital completamente distinto de los anteriores. La forma más pura de dominación y por tanto mejor ejemplo sería el nazismo. Este "nuevo orden" no busca la integración de la clase obrera y la utilización del antagonismo (lucha de clases) para el desarrollo sino que el fin perseguido es la anulación política del proletariado, o sea la desaparición de la clase obrera como clase política. Este proyecto de desarrollo unido a una ideología racista y jerárquica fue vencido en la I Guerra Mundial por los partidarios de las dos anteriores formas de dominación. Sin embargo no desapareció como tal, ya que ciertas variantes se mantienen todavía aunque ya casi nada tengan que ver con el fascismo típico. Un buen ejemplo es el de España. La Organización Sindical (0.S.) nació vinculada a "FET y de las JONS", como se establecía en el Fuero del trabajo y en la Ley de Bases: "la Ley asegurará la subordinación de la OS al Partido, ya que sólo éste puede comunicarle la disciplina, la unidad y el espíritu necesario". En cuanto a la O. S.: "la Organización Nacional Sindicalista del Estado (¡¡) se inspira en los principios de Unidad, Totalidad y Jerarquía... el Sindicato vertical es el instrumento al servicio del Estado, a través del cual realizará su política económica." En el año 1966 estos principios serían retocados y suavizados. La idea base que se encuentra detrás de estas leyes, es que la lucha de clases puede superarse. Que la puesta a punto de un sindicato vertical por ramas de producción, en el cual intervienen empresarios, técnicos y trabajadores, es la garantía de la paz social. Otros úntos complementarios son dictados directamente por el Estado. La disciplina del trabajo, los aumentos salariales son decididos autoritariamente por este organismo. Las consecuencias sobre la clase obrera son terribles: salarios congelados, subidas de precios, jornadas de 14 horas... son la base real del desarrollo capitalista en la España después del 36. Sin embargo en la primavera de 1956, ante el alza insoportable de los precios aparece el primer gran movimiento huelguístico en el norte y en Cataluña. La respuesta del Estado será conceder dos aumentos salariales en el mismo año (25% y 70%) cambiando su política salarial y cediendo por tanto ante el movimiento reivindicativo. La consecuencia inmediata fue la crisis de gobierno de 1956 y el apartamiento relativo de la burocracia falangista, incapaz de controlar al proletariado. La respuesta del capital a la ofensiva proletaria será recuperar en un brutal aumento de productividad lo que se ha visto obligado a ceder. El ataque al proletariado supone un cambio total en la estrategia del bloque dominante y los que la llevarán a la práctica serán los miembros del OPUS. Tiene dos fases que se interpenetran: a/ Promulgación de la Ley de la libre Contratación en 1958. b/ Plan de Estabilización de 1959. No nos interesa aquí señalar los objetivos específicos del Plan y sus efectos sobre la clase trabajadora. Lo que sí nos importa ahora, es señalar las consecuencias de la Ley de Convenios Colectivos. Para la burguesía los convenios suponen la posibilidad de incrementar la productividad, controlar los rendimientos, asegurarse un período de estabilidad etc. Bajo otra perspectiva, la presión obrera debidamente controlada incita a los empresarios a introducir mejoras en la maquinaria, en los métodos de trabajo, aumentando la competitividad. En definitiva el bloque dominante abandona su antiguo proyecto de desarrollo y adopta el modelo de los países capitalistas avanzados: la utilización de las luchas obreras como motor de desarrollo. Y aquí empieza el drama para la burguesía española. Como veíamos anteriormente la garantía del desarrollo capitalista en Francia, Alemania, etc., reside sobretodo en los sindicatos, o mejor, en la planificación concertada capital-sindicatos. ¿Existen estos sindicatos de clase en España? Por desgracia para la burguesía, su genuina forma de dominación, la O.S. es un engendro ligado a una burocracia no obrera, incapaz de asegurar la "paz social" durante el tiempo de duración del convenio y si en 1963 encauzaba el 10% de las reivindicaciones, en 1965 solo el l% ... en resumen, por las razones que sean, la burguesía española ha sido incapaz desde 1958 hasta hoy día de disponer de una forma de dominación sobre el proletariado eficaz y adaptada al modelo de desarrollo del capitalismo avanzado. ¿Y el futuro de la 0.S.? Evidentemente, es inseparable de las transformaciones a nivel general-, pero no sería de extrañar que la burocracia de la 0.S. para mantenerse, y por su cuenta, pactara con el diablo (la burocracia de "izquierdas"). Algún ejemplo concreto ya hemos analizado en nuestra revistac(Ver L y T nº 2 "La huelga del Bajo Llobregat"). El reformismo del capital, la burocracia estalinista y el nazismo, se encontraron en España en 1936, para liquidar el avance autónomo del proletariado hacia el comunismo. Ya nada debe sorprendernos. NOTAS ACERCA DEL TEMA CAPITALISMO Y SINDICATOS Como era previsible, las diferencias de enfoque que había en el consejo de redacción de LUCHA Y TEORÍA con relación al tema "Capitalismo y Sindicatos" que se manifestaron cuando se elaboró la primera parte del tema (ver L y T nº 3), han vuelto a surgir en relación a la segunda parte del mismo. Nadie debe asombrarse de esta situación. De siempre ha habido puntos de vista diferentes en el seno del movimiento obrero con relación a cuestiones de todos los niveles (desde la táctica diaria hasta la línea política general). Sólo nos debe preocupar esta situación si: a) uno de los puntos de vista no puede darse a conocer porque está ahogado por los demás b) la diferencia de puntos de vista impide la acción conjunta, la unidad de acción (aunque. esta acción se limite a editar y distribuir L y T). c) el nivel de la discusión no interesa a la clase obrera. Creemos que no estamos en ninguna de las situaciones anteriores y que, por lo tanto, vale la pena seguir manifestando los puntos de vista diferentes por medio del sistema "artículo-contraartículo". Tal vez en números sucesivos en que se planteen estos problemas intentemos exponer los puntos de vista opuestos en forma de diálogo mantenido en el consejo de redacción. Es muy posible que de esta manera se puedan seguir los diferentes puntos de vista de una manera más coherente, más dialéctica y, por tanto, más interesente para el lector. Con relación a las presentes "notas", se ha hecho una separación entre cuestiones de detalle y cuestiones generales. Analicemos ahora las primeras. CUESTIONES DE DETALLE Primera. No se ve claro que la primera fase del "ataque capitalista para retomar la iniciativa contra el proletariado", esté ligada a los nombres de Taylor y Ford. Más bien da la impresión de que ambos nombres se han puesto sobre el tapete para "cargarse" no muy objetivamente la postura de Lenin y el bolchevismo con relación a la aplicación del avance científico y tecnologico. En este punto hay una contradicción muy clara. Se intenta decir, al parecer, que el capitalismo, quiere liquidar el concepto de "profesión" porque este concepto está en la base de la fuerza del proletariado de aquel momento. Sin embargo, en LUCHA Y TEORÍA nº 3 se afirma en más de una ocasión que el sindicato profesional y aristocrático-obrero es un freno para el proceso revolucionario anticapitalista. Parece más correcto pensar que el desarrollo exhaustivo de la división y racionalización del trabajo se hace en ese momento porque se había llegado a la situación tecnológica que permitía hacerlo; y, a partir de aquí, profundizar en las repercusiones que tuvo para el movimiento obrero. Segundo. Tampoco está clara la segunda fase de dicho ataque. La crisis del 29, y las demás crisis del capitalismo se produce a pesar de los capitalistas y no como arma de sus ataques contra el proletariado. El Estado keynesiano no tiene como característica principal, ni mucho menos, el que las luchas obreras se empleen como motor del desarrollo. Lo que ocurre es que el capitalismo (y no solo las clases explotadas), en sus crisis y en sus propuestas para remontarlas, está haciendo lucha de clases; es decir, defiende sus intereses como objetivo inmediato y, por ser antagónicos objetivamente, ataca los de la clase trabajadora. Un ejemplo histórico creemos que basta para contradecir el simplismo de "luchas obreras motor de desarrollo": en los últimos 30 años, los índices más altos de desarrollo se han alcanzado en países (Alemania y Japón) en que el nivel de lucha obrera ha sido relativamente bajo. Allí donde las luchas de la clase se han prodigado (Italia, Francia, Inglaterra últimamente), los índices de desarrollo capitalista han alcanzado cotas mucho más bajas. Tercera. Ligar la burocratización de los sindicatos al hecho de que la ofensiva capitalista, al alterar la composición de la clase obrera, había hecho innecesario el sindicalismo, nos parece que es simplificar demasiado las cosas. Y ello, al menos, por dos razones: la primera, que desde mucho antes de tal ofensiva, los sindicatos obreros estaban luchando por unos objetivos mucho más amplios y en profundidad que los de los sectores más cualificados de la clase obrera. Tal vez sea interesante recordar aquí las luchas por la reducción de la jornada o, más aún, los planteamientos claramente políticos del sindicalismo revolucionario (al que no se hace referencia en ninguna de las dos partes del artículo). Y en segundo lugar, porque la afirmación anterior equivale a minimizar el problema de la burocratización, y el correspondiente giro a la derecha, no sólo de las organizaciones sindicales, sino de las otras formas de organización del movimiento obrero. Cuarta. La mención que se hace de los sindicatos en los países socialistas está fuera de lugar. Por más qué se llame "capitalismo de estado" al sistema existente en la generalidad de estos países, no es posible examinar el fenómeno sindical con el mismo prisma que en los países capitalistas. Entre una situación y otra ha ocurrido un fenómeno histórico de enorme importancia en todos los sentidos. Creemos que, por ello, no tiene ningún sentido (o, en todo caso, induce a error si no se matiza) decir que en tales países los sindicatos "tienen funciones muy semejantes a las desempeñadas en los capitalistas avanzados". Podemos y debemos hacer una crítica en profundidad al tipo de revolución que allá se ha hecho, porque esa crítica necesaria constituye uno de los elementos de progreso del movimiento obrero en su estrategia (por una revolución realmente social) y en su organización (hacia la autogestión a través de la real autonomía de la clase). Pero esa crítica en profundidad no creemos que pase por la simple equiparación de los sindicalismos capitalistas y socialistas ni, por supuesto, por la confusión entre capital físico o material (siempre necesario) y relaciones capitalistas de producción. VISIÓN GENERAL Esta visión general viene a ser como una síntesis de las dos críticas hechas a una y otra, parte del artículo sobre "capitalismo y sindicatos". Creemos que en ambas ocasiones se ha forzado la realidad histórica a fin de que cuadre en un esquema" previo que simplificadamente sería: el sindicato como forma organizativa de la clase obrera en lucha, ha sido, es y será negativo para la clase. En el intento de demostrar esa afirmación se han cometido, a nuestro juicio, dos errores a cual más grave. El primero es el de manipular la historia, es decir, interpretarla abusivamente, ocultar lo que no interesa, etc. Creemos que en las presentes y en las anteriores "notas críticas" se han dado elementos suficientes para fundar esta opinión nuestra. El segundo error es consecuencia del primero: cuando se fuerza la realidad histórica para demostrar una teoría determinada se está perdiendo la posibilidad de saber si realmente la teoría que se sostiene es cierta o falsa y, en este último caso, por dónde anda lo correcto. A nuestro entender el análisis debiera haber seguido pasos distintos a los que se siguen en el artículo que comentamos: se ha partido de una idea tan intuitiva como deformada, se la ha colgado la etiqueta: "sindicalismo" y se ha dado un paseo histórico dirigido a demostrar unas ideas previas. Se ha prescindido casi por completo del hecho histórico de que no ha habido un sindicalismo si no muchos sindicalismos muy diferentes entre sí. Se ha prescindido del hecho histórico de que cada uno de estos sindicalismos ha experimentado una evolución en el tiempo y de cuáles han sido las causas y las características de dicha evolución. Se ha prescindido del hecho histórico de que en cada etapa de la evolución anterior cada uno de los sindicatos no ha sido un elemento homogéneo, sino un conjunto de, por lo menos cuatro componentes que se influían mutuamente: una dirección con tendencia más o menos fuerte a la burocratización; unos militantes cuyas relaciones con la dirección han pasado históricamente de la sumisión a la contestación en diversas formas y grados; una masa de afiliados más o menos inerte, más o menos activa según el momento histórico; y finalmente, el resto de la clase, cuyas relaciones con el sindicalismo era necesario analizar (por ejemplo: ¿por qué tras el mayo francés aumenta la afiliación a los sindicatos si estos son traidores a los intereses de la clase?) Con estas notas no pretendemos dar una alternativa concreta al artículo al que se refieren. Hemos querido simplemente aportar una visión distinta, la de un grupo de redactores de la revista, sobre la forma de acercarse al análisis histórico del movimiento obrero. Si como dice Lefort ("Qué es la burocracia") "la crítica del partido bolchevique no debe consistir en una crítica de la concepción leninista de la organización si no en una crítica histórica del proletariado. Antes de convertirse en errores de Lenin, los errores del "Qué hacer" son la expresión de ciertos rasgos de la conciencia proletaria en una etapa determinada", nosotros creemos que el análisis crítico de toda organización del movimiento obrero debe simultanearse continuamente con el análisis en profundidad de la situación de la clase obrera en cada momento histórico. En este sentido, creemos que los actuales niveles de organización y conciencia de la clase obrera, así como los caracteres de la sociedad capitalista de hoy (crisis, grado de avance tecnológico, socializacion del consumo, manipulación ideológica, problemática de la vida cotidiana, etc.) apoyan y dan base a las teorizaciones y a las prácticas dirigidas a la construcción de nuevas formas organizativas y de lucha que rompan la división entre lucha económica, lucha política, lucha ideológica, etc. Pero el avance en esta línea revolucionaria de hoy, no es, sin más, argumento para desechar los avances revolucionarios históricos de la clase obrera. NUESTRAS EXPERIENCIAS LOS TRABAJADORES DEL MAR El mar pilar importante de la economía española, como todo sector productivo ha sufrido la transformación industrial, la puesta al día de unos métodos artesanales a otos más tecnificados. Este proceso de industrialización ha hecho del mar un importante centro laboral, que reúne a más de 300.000 hombres entre marinos mercantes y pescadores. A la vez los pescadores están repartidos entre los dos grupos en que se divide la pesca: pesca de bajura y pesca de altura. La conocida como pesca de bajura es aquella que conserva unos métodos de explotación artesanal y cuya esfera de trabajo consiste en zonas más o menos próximas a la línea costera y en la que el dueño de la barca es a la vez tripulante y hace trabajos que en pesqueros de mayor envergadura corren a cargo de los marinos. Generalmente el negocio es muy poco rentable porque lo que pagan los intermediarios es muy poco margen de ganancia después de cubrir los gastos de mantenimiento Y los salarios (a pesar de todo mísero de los pescadores. Agrava esta situación la constante disminución de los bancos piscícolas: apenas queda pescado y algunas especies tienden a desaparecer. La pesca de altura es la que ha experimentado el proceso de modernización de sus métodos de trabajo y la aplicación de las técnicas frigoríficas han transformado a los barcos en flotas-factoría que mediante el trabajo de los marinos -convertidos aquí en obreros industriales- se reproduce el ciclo de: extracción (del pescado=materia prima), conservación, almacenamiento y en algunas flotas incluso el embalaje a punto de ser distribuida directamente la mercancía. Las últimas luchas de los pescadores del Cantábrico, el malestar de las flotas pesqueras españolas, las reivindicaciones planteadas por los marinos mercantes, nos hacen descubrir la existencia de tensiones en el sector, debido a una política económica capitalista sin perspectivas e incapaz de dar salida a los problemas sociales que tiene planteados el proletariado del mar. LA PESCA DE BAJURA Las barcas familiares del litoral costero han dado paso a embarcaciones de pequeño tonelaje con una capacidad (las de tipo medio) de 5 a 6 tripulantes, divididos en: patrón, motorista y pescadores. Esta división de categorías implica una división del trabajo, que no está rigurosamente limitada, dado el número tan reducido de trabajadores. El rigor de la división existe a la hora del reparto de beneficios. Este reparto se hace de la siguiente manera: de la ganancia global que se saca de la venta del pescado en la Lonja, se deducen los gastos de mantenimiento y almuerzo; del resto, el 50% es para el armador y el; otro 50 % para la tripulación. El patrón gana dos veces más que los pescadores y el motorista una. Los gastos de reparación corren a cargo del armador. Suponiendo que no falten ningún día al trabajo, que la pesca sea buena y continua, un pescador puede ganar unas 14.000 pesetas mensuales. Las pagas extras son simbólicas, de mil a dos mil pesetas. Los métodos artesanales de trabajo, el trato directo y continuo entre el propietario y la tripulación, la forma como está establecida la repartición de las ganancias, hacen de este tipo de pesca una empresa familiar, donde el antagonismo entre armador y obreros queda muy diluido. A modo de síntesis podríamos enumerar los problemas de los trabajadores de la pesca de bajura, como: - Disminución y agotamiento de los bancos de pesca costeros (en los años sesenta se produjo un "desmadre" con total ausencia de visión, que ocasionó la casi absoluta desaparición de varias especies. Fueron los años felices de la pesca de bajura). - La existencia de los intermediarios, organizados en una estructura casi mafiosa y de monopolio, controlando totalmente los precios y el mercado. - La inexistencia de una política global del Estado hacia este sector que está completamente olvidado. Estos problemas originan conflictos a lo largo de toda la costa peninsular. Por una parte, los armadores se resisten a su aniquilamiento y luchan por la supervivencia de este sector de la pesca. Por otra parte, los pescadores, los trabajadores a sueldo, se unen a esta lucha para impedir el paro forzoso a que les puede conducir la desaparición de la pesca artesal. LA LUCHA DE LOS PESCADORES DEL LITORAL LEVANTINO ANDALUZ A principios de 1974, para preservar una fauna piscícola cada vez más amenazada y como forma de presión política ante el conflicto del Sahara, Marruecos decide extender su límite de aguas pesqueras a setenta millas. Esta medida afecta directamente a las 900 embarcaciones que desde Huelva a Alicante faenaban frente a la costa marroquí. Unos 13.000 tripulantes deambulan por las tabernas de los puertos pesqueros, en espera de que se solucione el problema. 23.000 personas del litoral levantino andaluz, además de Ceuta y Melilla, que vivían directa o indirectamente de la pesca en esta franja de mar, se ven afectadas por es te Decreto-Ley marroquí. Cabe decir, como dato curioso, que Marruecos no había aplicado hasta entonces su derecho a ampliar los límites pesqueros a causa de una extraña intriga palaciega. En efecto, parece que un tal Clot, de origen catalán, se convirtió en amante de la hermana de Hassan II. En pago de los favores que prodigaba su hermana, Hassan II le concedió el derecho de cobrar un canon por cada barca que faenara dentro del límite de las aguas pesqueras marroquíes. Este canon se conocía por el nombre de "clotada". Por las causas expuestas más arriba, Hassan decidió suprimir un buen día la famosa "clotada". LA HUELGA DE LOS PESCADORES DEL CANTÁBRICO El conflicto empezó en marzo de este año y lo iniciaron las flotas de Vizcaya y de Guipúzcoa, más tarde se les unió la de Santander. Lo que motivó la lucha fue la importación de anchoas, sardinas y túnidos de Francia, de los países del Este de Europa y algunos del Norte de África. Las importaciones bajaron los precios de las anchoas, no siendo rentable salir a la mar. En la lucha participaron los patrones-armadores, que no ven rentable el negocio, y los marineros, que apoyaron la acción. Los pescadores exigen poner fin a las importaciones, que son de menor calidad y hacen descender los precios de la pesca. Por otra parte, los consumidores no se benefician de la baja de precios, porque los intermediarios se quedan con la diferencia. La segunda reivindicación va contra los intermediarios, exigiendo que el Gobierno marque los precios para la venta de las distintas especies. Las autoridades contestaron que las importaciones estaban concertadas desde hacía tiempo. Ante esta postura, se continuó el paro. Nombraron una comisión representativa de los distintos puertos en lucha, para que fuera a exponer sus reivindicaciones a Madrid. El resultado fue que se limitaran las importaciones al aumentar las tasas de importación. Además, el Gobierno se vio obligado a fijar un precio mínimo de garantía, presionado por la lucha de estos marineros. LA PESCA DE ALTURA En los comienzos de la década del 60, los barcos se lanzan al descubrimiento de nuevas zonas de pesca. Se construyen las primeras flotas congeladoras que permiten almacenar el pescado a bordo, todo el tiempo que sea necesario. Es el nacimiento de los primeros buques factorías, que progresivamente van aumentando en número y son cada vez más las zonas pesqueras explotadas. En 1964 la flota española tiene 45 buques congeladores; en 1969 posee más de 200, que operan en sitios tan dispares como la costa oriental y occidental de África, Terranova, Bahía de Boston, costas de Argelia, la ruta del Gran Sol... Es la época de 1a revolución industrial en el mar, con la consiguiente formación de una clase capitalista, la armadora o empresarial, y la proletaria, los marineros. Este proletariado sin tradición de lucha, no presenta batalla durante estos primeros años. Las capturas son abundantes y compensan económicamente, aunque sea a cambio de agotadoras jornadas de 30 y 40 horas sin abandonar la cubierta. Las condiciones laborales en las que viven los marineros se parecen a las que sufría el proletariado en la época de la revolución industrial; la contratación se hace sin estar supervisada por ninguna autoridad oficial. Los camarotes son reducidísimos, escasea el agua potable, no existe aire acondicionado y la temperatura en ellos llega a alcanzar 45º centígrados, aunque los buques sean frigoríficos. Durante el tiempo que dura el contrato, el trabajador está expuesto a la buena o mala suerte de la pesca. Existe una masa salarial, o salario global, que se distribuye entre todos los tripulantes, sin que varíe con el aumento o disminución del personal. Los marineros llegan a estar entre seis y doce meses fuera de casa, según las campañas, y no tienen vacaciones porque no se les considera fijos. Además, existe una ley penal y disciplinaria que somete todo conflicto laboral a la jurisdicción del Tribunal Militar. A la hora de luchar contra todas estas formas de explotación, los trabajadores del mar se encuentran con la dificultad de tener que hacer frente a la dispersión que existe entre ellos. Cada buque-factoría es una unidad de trabajo que reúne a 15 o 20 trabajadores, y a veces hasta 40. Su paso por distintos barcos hace que en cada campaña los compañeros de trabajo sean distintos, lo que dificulta la comunicación y, por consiguiente, las posibilidades de organización. LA LUCHA DE LA FLOTA DE CONGELADORES MARISQUEROS DE HUELVA En 1971 se firmó el primer convenio colectivo de los buques marisqueros. Los armadores impusieron sus condiciones y las mejoras conseguidas fueron mínimas. Se fijó un salario mínimo y se estableció como tiempo máximo de permanencia en el barco once meses. Pero si lo conseguido fue muy poco, el avance en la toma de conciencia de este sector del proletariado fue importante. En 1973, los marineros, más organizados, se lanzaron a la huelga para conseguir sus reivindicaciones. Elaboraron un informe para apoyar sus peticiones, que en grandes líneas contenían los siguientes puntos: 1º. Sus condiciones de trabajo. 2º. La repercusión que en su vida psíquica tenía el trabajo, como consecuencia del agotamiento y aislamiento al que se ven sometidos. 3º. La situación económica del sector de los marisqueros, pidiendo un salario de 25.000 pesetas mensuales, control del peso y participación en la venta, contrato fijo, limitación de la campaña a 5 meses, con uno de vacaciones al final, y derecho de reunión, tanto en tierra como en el mar. Como puntos más importantes defendían la abolición del destajo y considerar como horas extraordinarias las que excedan la jornada normal de trabajo. Para mantener estas peticiones organizaron asambleas, encierros y manifestaciones, consiguiendo la solidaridad de otros trabajadores. Ante la noticia del apoyo internacional que recibían los marineros, Sindicatos dictó norma de obligado cumplimiento, que rebajaba considerablemente las peticiones de los trabajadores. LA MARINA MERCANTE Más del 50% de los marinos titulados navegan en barcos extranjeros, a causa de las precarias condiciones de trabajo en que se encuentran los marinos mercantes españoles, muy parecidas a las que hemos expuesto al hablar de los pescadores de altura. Los armadores españoles concurren al flete internacional, lo que significa que los precios de los transportes son los mismos para cualquier armador nacional o extranjero, por lo que, al pagar salarios menores, la ganancia de aquéllos es muy superior a la de los extranjeros. En un tiempo, la exportación de la mano de obra sirvió al Estado para disminuir el paro profesional y para conseguir divisas. Pero desde hace unos años, a los armadores españoles les es difícil conseguir el personal indispensable para sus barcos. El Estado acude en su ayuda, promulgando un Decreto que establece que las 2/3 partes de los 900 días que se necesitan de prácticas para obtener los títulos más altos se tienen que realizar en barcos españoles, con lo que se asegura durante casi dos años mano de obra barata en el mar. Al ser insuficientes los barcos para atender a los aspirantes a puestos superiores, descenderán aún más los sueldos y se agravarán las condiciones de trabajo, habitabilidad, etc. Los estudiantes de las Escuelas Náuticas de Bilbao empezaron un paro a raíz del Decreto. A este paro se sumaron otras escuelas y muchos profesionales. En una asamblea conjunta se redactó un documento con las peticiones, que fue pasado a firmar en todos los puertos y barcos españoles. A los dos mes ses de paro, el Gobierno les envió una circular amenazándoles de expulsión si no volvían a las escuelas. Poco a poco, los alumnos se han ido incorporando a las clases. A MODO DE CONCLUSIÓN Si tenemos en cuenta que sólo al iniciarse la década de los 60 puede España considerar el mar como sector productivo a gran escala, la formación de un proletariado moderno es muy reciente. Su experiencia es muy poca, y no resulta fácil superar la dispersión y la distancia que les separa. Las primeras luchas les han servido para tomar conciencia de clase explotada. Pero no olvidemos que este proletariado tiene unas condiciones de trabajo y de vida que nos recuerdan las del proletariado del capitalismo liberal. Es lógico, pues, que su objetivo inmediato sea exigir las mismas condiciones laborales y sociales que el resto de compañeros de clase. LA CRISIS POLÍTICA En números anteriores de lucha y TEORÍA, se ha ido analizando el fenómeno de la crisis capitalista desde la perspectiva económica y social. Toca ahora plantearnos los aspectos políticos de la crisis. Pero conviene recordar antes que como decíamos en el nº 1 de esta revista, es sólo a efectos de análisis que pueden separarse los distintos aspectos de una situación (la crisis) que no es la simple resultante del detonador de la energía (aspecto coyuntural de la crisis económica) ni se manifiesta sólo en el grado de descomposición social (crisis social), ni provoca mecánicamente la creciente ineptitud de las políticas clásicas para enfrentarse a ella (crisis política), ni finalmente, se explica exclusivamente por la "precipitación" e inutilización consecuente del "cemento social" que es la ideología (crisis ideológica). La cuestión de la crisis solo puede llegar a captarse mínimamente en profundidad obre la base del análisis conjunto de sus manifestaciones actuales pasadas y del proceso histórico contradictorio que lleva a ellas. Pues bien, en esa visión conjunta y global del fenómeno deben integrarse las distintas valoraciones parciales que venimos haciendo en sucesivos números de la revista y por tanto, también el análisis de los aspectos políticos de la crisis que introducimos a continuación. Cuando hablamos de crisis política nos referimos a aquellos aspectos de la crisis relativos tanto a las directrices y líneas de acción adoptadas por los representantes del poder político dominante en las sociedades capitalistas, como a las tácticas y estrategias asumidas por los centros de representación política de las clases y capas dominadas. En este sentido adelantamos que la caracterización externa de esta crisis política podría resumirse en el siguiente dato: los distintos centros de representación clasista (asociaciones, grupos, partidos, sindicatos, etc.) tanto de las clases dominantes como de las dominadas, han modificado sustancialmente sus planteamientos políticos iniciales y muestran ahora una imagen que poco o nada tiene que ver con sus proclamas originarias. DATOS DE LA REALIDAD Particularmente en los últimos tiempos son muchos los datos que expresan la crisis de los planteamientos y actitudes políticas en el capitalismo. Desde la pérdida de capacidad de convocatoria electoral de los partidos tradicionalmente representantes de la burguesía (elecciones presidenciales francesas y proceso pre-electoral italiano, por ejemplo), hasta la salida a la luz publica de los manejos y corrupciones de la vanguardia política de la burguesía dominante en las formaciones económico-social imperialista por excelencia (caída de Agnew y Nixon en USA, asunto Watergate, puesta en cuestión de la CIA, etc.) Desde la corrupción militar USA ligada a la de los gobiernos títeres de Vietnam del Sur y Camboya, hasta el papel progresivo del ejército en Portugal. Desde el fracaso de la unidad "popular chilena", hasta los nuevos intentos de formaciones unitarias en Francia y Portugal. Desde la generalización de la acción controladora del Movimiento Obrero por determinado sindicalismo (USA, Alemania, Austria, Inglaterra, etc.), hasta la extensión de nuevas formas de lucha obrera anti-capitalista y contestataria de sus organizaciones tradicionales (huelgas de mineros ingleses, lucha de los metalúrgicos alemanes, etc.) VALOREMOS ORDENADAMENTE ESOS DATOS 1º TENDENCIA A LA DERECHA El análisis de recientes experiencias electorales en los países de democracia burguesa (elecciones italianas de 1972 y alemanas del mismo año, francesas de 1969-70) muestra una tendencia generalizada de los votos a apoyar a los candidatos que se habían manifestado más conservadores en la campaña pre-electoral, y expresa un aumento de las representaciones de los partidos fascistas en los parlamentos; Cierto que en las últimas manifestaciones electorales se ha producido un crecimiento de los votos para los partidos clásicamente de izquierdas (SDP-socialdemócrata-alemán y PSF-socialista-francés), pero como tendremos ocasión de profundizar, ello posiblemente sea debido más a un corrimiento de esos grupos que a un proceso de izquierdización del electorado. Pero no es sólo con ocasión de las elecciones que se ha mostrado en los últimos tiempos la tendencia a la derecha de la generalidad de las actitudes políticas (en el poder y en la oposición) en el seno de los países de democracia capitalista. La evolución de los programas y de la práctica de los grupos políticos más caracterizados también muestra el mismo sentido. Así, se ha producido un reforzamiento evidente de las actitudes y planteamientos fascistas de la extrema derecha. El proceso italiano y los datos existentes sobre las acciones de la organización internacional fascista, parecen confirmarlo. No obstante, podría argüirse que no puede hablarse hoy del fascismo como fenómeno de masas; pero conviene tener en cuenta que este proceso sólo se da cuando el fascismo puede ejercer coerción social eficazmente, es decir, cuando controla los resortes del poder; históricamente se ha demostrado que si no es por la dominación social ejercida coactivamente, los fascismos nunca tienen incidencia en las masas. En definitiva, creemos que lo peligroso del fascismo clásico es que está ahí como alternativa posible de la burguesía dominante, para el supuesto de fallar los mecanismos "democráticos" de control de poder que hoy ejerce. En la misma línea, los partidos clásicos de derecha y de centro (liberales, conservadores, democracia cristiana) han seguido un proceso que podría caracterizarse como de paso de posiciones de defensa de la "libertad", del parlamentarismo y la democracia burguesa- particularmente en la etapa histórica inmediatamente posterior a la II Guerra Mundial- a otras actitudes matizadas en lo esencial por la defensa del "orden social", de la autoridad, del "ley y orden", por encima de todo. Ejemplos de esta actitud se observan claramente en proclamas recientes de los clásicos partidos USA, del partido conservador inglés, de la derecha francesa, de las democracias cristianas de Italia o Chile, etc. Pero es que incluso la tendencia a la derecha se ha podido observar últimamente como punto final circunstancial del proceso seguido por determinadas asociaciones políticas de izquierda. Ello es particularmente detectable en los partidos socialdemócratas y en los comunistas. De unos planteamientos iniciales de cambio social -con matizaciones revolucionarias, o reformistas- han pasado en ocasiones cada vez más generalizables a la defensa estratégica de posiciones políticas inicialmente pensadas como tácticas. Nos referimos a la actitud de reforzamiento, consolidación, mantenimiento y defensa de las estructuras democráticas burguesas vigentes en sus respectivos países. Este sentido creemos que tienen la teoría y la práctica asumidas por los partidos socialistas y comunistas de Francia en el último proceso electoral, de Italia en todo su particular proceso de crisis política y, desde luego más claramente en Chile, donde se produjo un claro enfrentamiento entre las posiciones políticas "democráticas" asumidas por estos dos partidos fundamentalmente, y las de "orden" protagonizadas por todas las formaciones políticas de derecha y extrema derecha, Pero la crisis de los partidos de izquierda clásica creemos que merece más atención; por ello más adelante intentaremos profundizar más en su análisis. 2º TENDENCIA AL AUTORITARISMO Los datos ordenados en los párrafos anteriores parecían hablarnos de la "derechización" de todas las formaciones políticas clásicas del capitalismo. Pero es que además, últimamente se han producido hechos y situaciones políticas que marcan con claridad, creemos, el sentido de un proceso general de las formaciones económico sociales capitalistas en su fase actual hacia actitudes y formas políticas autoritarias. Y conviene desmenuzar esta tendencia. De hecho, los datos que expresan esa tendencia autoritaria no son sino nuevas formulaciones del mismo fenómeno de "derechización": tendencia al orden y a la ley a la defensa de la autoridad, del control, de la jerarquía, etc. Síntomas particularmente explícitos de ese proceso son la consolidación de regímenes autoritarios en Sudamérica (Chile, Brasil, Uruguay, etc.) como consecuencia de la siembra USA, la generalizada beligerancia de la ultra derecha (USA, Francia, Alemania, Italia, etc.), etc. Pero también se observa esa tendencia a formas sociales autoritarias en hechos de más trascendencia: nos referimos a la generalización de los sistemas de control social en todos los niveles de las sociedades capitalistas (policías privadas, controles telefónicos, grabaciones, fichaje por computadoras, controles empresariales, reforzamientos de los aparatos represivos de Estado, etc.). 3º LAS CONTRADICCIONES DE BASE Ocurre, sin embargo, que no todo el proceso de crisis de las políticas de poder y de oposición en las formaciones sociales capitalistas, es tan mecánico y simple como podría deducirse de lo que hemos visto hasta ahora. A los anteriores "datos" habría que oponer otros más recientes que prefiguran un proceso tendencialmente opuesto al que expresan aquéllas: la particular "democratización" griega, el imprevisible pero esperanzador proceso hacia el socialismo en Portugal, las victorias anti-imperialistas (y en la línea general del proceso hacia el socialismo) del Sureste asiático, los resultados favorables a la izquierda clásica en las más recientes consultas electorales (Alemania, Francia), la relativa quiebra de los regímenes autoritarios de América Latina (Brasil a través de las elecciones, Chile por las contradicciones politicoeconómicas), la contestación interna e internacional a las maniobras corruptoras de los USA, etc. etc. Por otro lado, no puede afirmarse sin matizar que la tendencia a la derecha de los partidos de izquierda sea un elemento más de la crisis política actual. De hecho, nos referimos a las dos formaciones clásicas de la izquierda (socialdemocracia y comunismo), los social demócratas optaron hace tiempo por asumir el papel de gestores "honestos" del capitalismo, renunciando a sus planteamientos de transformación social hacia un proyecto de nueva sociedad que nunca habían elaborado seriamente. Los partidos comunistas, por su parte, siguen marcados por su tradición estalinista y no aportan elementos nuevos para el proceso al socialismo que pasen por la confrontación dialéctica con las realidades actuales del modo capitalista de producción; sus planteamientos tácticos y estratégicos de ahora no son actuales: alianzas con sectores de la derecha, despreocupación y represión de la democracia socialista, tendencia reformista social-demócrata, etc. Pero, además, las posiciones de defensa y apoyo a los regímenes democráticos burgueses por parte de esas formaciones de izquierda no pueden sin más ser tachadas de derechistas. Es un hecho demostrado que la conciencia de clase y la conciencia política progresa lentamente, en función de la propia práctica o de la acumulación de múltiples tácticas y experiencias ajenas. Y hoy puede observarse -es otro elemento contradictorio más de la crisis política- un avance cualitativo de la conciencia democrática de las masas, a pesar de la carga autoritaria y controladora de la ideología dominante y de un sector de la ideología dominada (ver en el próximo nº de lucha y TEORÍA el artículo "CRISIS IDEO LÓGICA"). Elementos-síntoma de esa conciencia son la actitud ante la "watergatitis" USA, ante la "ruptura" autoritaria chilena, ante los sucesos portugueses, ante el proceso de la lucha vietnamita y camboyana, ante las acciones de la extrema derecha... Está claro que, desde nuestra perspectiva, las estructuras democráticas burguesas no constituyen en absoluto una respuesta adecuada y coherente a esos niveles de conciencia democrática alcanzados por las masas. La democracia que exigen las clases explotadas no es una democracia formal (como la burguesa) sino una democracia real inserta en todos los órdenes de la vida social. Pero lo que posiblemente no puede desecharse de forma tajante en momentos como los actuales en que las clases dominantes abandonan su énfasis por sus propios y originarios planteamientos democráticos, es la posibilidad de progresar en la lucha real por el socialismo a través de la profundización y consolidación de esa conciencia democrática real de las masas. Por esto, creíamos necesario matizar la crítica de la actitud "democrático- burguesa" de la izquierda clásica. Un elemento más de estas contradicciones de la crisis política lo encontramos en el tema de las relaciones políticas internacionales. Los últimos conflictos (petróleo y materias primas, crisis general de la energía, sudeste asiático, oriente medio, etc.) muestran con relativa claridad la superación de las políticas de bloques de la fase de "guerra fría". Las relaciones internacionales se convierten cada vez más claramente en relaciones entre países explotadores (desarrollados capitalistas o socialistas burocráticos) y países explotados. Es por ello que los procesos revolucionarios de mayor o menor radicalidad que se han ido produciendo en los últimos tiempos sólo han avanzado en las zonas explotadas. Un cambio radical revolucionario en países de la órbita de los desarrollados chocaría en primer término con USA y en segundo con los intereses URSS; y obtener el apoyo soviético en este proceso comporta necesariamente renunciar a un modelo de socialismo de masas, realmente revolucionario en lo social y democrático en su organización. Finalmente, creemos que el principal de estos elementos contradictorios que explican esta crisis política se sitúa en el plano de las exigencias de la realidad social, de las exigencias de la base. Cuando hablábamos hace poco de consciencia democrática de las masas, hacíamos ya una referencia parcial a este elemento. Pero los datos que dan pie e estas consideraciones van mucho más allá: a/ En este camino de progreso social, la clase obrera se ha mostrado una vez más pionera en su práctica. Las luchas obreras y las formas de organización del Movimiento obrero para potenciarlas, extenderlas y hacer progresar un nuevo proceso hacia el socialismo constituyen en este sentido el elemento más dinamizador de la crisis política por la base. Las huelgas llamadas "salvajes" o espontáneas (en Italia, Francia, Holanda, Inglaterra, Alemania, etc.), la reivindicación cualitativa frente a las consecuencias de la crisis económica del capitalismo (inflación, paro, reestructuración de sectores, empresas marginadas, etc.), la coordinación al margen de los aparatos sindicales esclerotizados, la marcha hacia la unidad de la clase por la base pero intentando integrar en el proceso a los sindicatos más combativos (caso de Italia en el sector metalúrgico), la coordinación internacional de las luchas y la comunicación de las experiencias por la base ( Italia, Francia, Alemania) y no a través de la vía tradicional de las centrales sindicales burocratizadas son datos que expresan claramente el papel protagonista de la clase obrera en el proceso. b/ Pero las "exigencias de la realidad social" a que nos referíamos se manifiestan también a niveles más generalizables y globales. Son los aspectos de la vida cotidiana en el capitalismo. Cada vez está más extendida la conciencia popular de la ineficacia de los políticos clásicos (de poder y de oposición) para dar una alternativa real válida a los problemas que todo el proceso de crisis general del modo capitalista de producción (que es un proceso y no, por tanto, de ahora) va originando en las formas más inmediatas y mínimas de existencia, trabajo y vida. Cada vez salen más a la luz de las reivindicaciones y de las luchas obreras y populares (y de algunas teorizaciones, todo hay que decirlo) los planteamientos relativos a estas cuestiones: - Las condiciones de trabajo y su organización, fatiga física y mental. - Las condiciones de vivienda. Casas colmenas, barrios dormitorio. Falta de urbanización, desagües, agua, espacios verdes, reivindicación de tiempo libre y de su organización... - Las condiciones en que se desarrollan las relaciones de convivencia familiar y sus traumas. - Los problemas de aislamiento y soledad humana y todos sus síntomas y consecuencias: alcoholismo, drogas, suicidios, etc. - La cultura impuesta por el sistema (telenovelas, telefilms, prensa alineante...). Falta de escuelas y formación elemental generalizada y gratuita. - Consumismo, contaminación; envenenamiento del aire, del agua, de los recursos biológicos, etc. Todo esto integra una forma especial de vida creada y mantenida por el sistema de explotación social capitalista y soportada por la clase obrera y popular. Es evidente que el progreso en la concienciación de las clases explotadas pasa no sólo por los aspectos más directamente ligados a la explotación en el trabajo, sino -cada vez más- por la asunción de toda esta problemática. Es así, además, como se está forjando o se está en disposición de hacer avanzar una conciencia global anticapitalista que integre todos estos aspectos de lucha por la mejora de la vida cotidiana, por nuevas formas de vida y de organización de la existencia. Pues bien, es evidente que las formaciones políticas clásicas, (de derecha y de izquierda) no aportan en modo alguno elementos de alternativa a esas exigencias de la realidad social, a esa exigencia de la base. Y en la medida en que no dan respuesta política a los problemas reales agudizan su propio proceso de crisis. VAMOS A SINTETIZAR Todo lo que hemos ido viendo en números anteriores de esta revista (CRISIS ECONÓMICA y CRISIS SOCIAL) y en este mismo artículo nos permite concluir -al menos provisionalmente- que la clave de todo el actual proceso de crisis del capitalismo es la profundidad misma de la crisis. Lo que está en crisis es todo el sistema de organización económica y social del capitalismo. La crisis se plantea a nivel global de las formas de organización y vida en el sistema y en un grado de profundidad que hasta ahora era desconocido. Por otro lado, las políticas clásicas, con sus planteamientos tradicionales (la derecha encubriendo los problemas reales con modelos formalmente progresivos -democracia, justicia social, ley y orden, paz y tranquilidad, etc.- y la izquierda reiterando sin demasiada convicción objetivos generales de cambio más o menos revolucionarios o reformistas y poniendo en práctica políticas concretas que le permitieran mantener sus posiciones de incidencia social) no dan respuesta coherente y global ni a la crisis misma ni a los intereses reales de las clases en presencia. Los grupos políticos de la burguesía difícilmente podrían dar una respuesta global a la crisis por la incapacidad misma de la clase dominante como tal para enfrentarse globalmente a la situación. Todo lo más, aportarán salidas parciales que incidan dialécticamente en el proceso de progreso y cambio social, pero nunca podrán hacerlo retroceder por mucho tiempo. Este tipo de salidas parciales podrían ir desde el intento de control e integración de las actitudes políticas que hoy calificamos de centro izquierda e incluso de izquierda, capitalizándolas como propias hasta de retroceso a formas de control político social de extrema derecha, autoritarias. Hoy por hoy, parece señalarse como más factible, en términos generales, la primera salida política. Los partidos de izquierda clásicos, o se han convertido ya en gestores del capitalismo (socialdemocracias) o pueden caer en la trampa de la utilización que las clases dominantes hagan de sus planteamientos políticos en su propio provecho si la línea política seguida por éstas es la esbozada antes como más factible. En cualquier caso, las clases dominadas y explotadas carecen generalmente de una representación política que, en una línea de masas (no grupuscular) como corresponde a la progresiva generalización de la conciencia, se plantee la necesidad de dar respuesta global a la crisis del capitalismo (que es crisis de un modo de producción viejo) respuesta de fondo a los problemas capitales del control social por esas clases, de la organización democrática y autogestionada, de la ruptura y abolición de la división entre trabajo manual y trabajo intelectual, entre tareas de ejecución y tareas de dirección, entre lucha económica y lucha política, etc. Creemos que la respuesta política de las clases dominadas tiene que pasar por la construcción de esta a alternativa global a todos los aspectos de la crisis, sin perjuicio de que tácticamente se intente capitalizar al máximo la posible actitud política de la burguesía dominante, en el sentido de apoyarse en la izquierda tradicional como salida política.. Y la única forma de progresar en el objetivo general de dar respuesta a las crisis del modo de producción capitalista sin caer en prácticas contradictorias a corto plazo, parece residir en el fortalecimiento y extensión de las formas democráticas y autónomas de organización de las diferentes clases y sectores con conciencia de cambio social global. VIDA COTIDIANA VIVA SU PROPIA CATÁSTROFE POR 20 DUROS Después de dos horas y cuarenta minutos de retener el aliento se encienden las luces de la sala. Una masa de espectadores se apretuja en los pasillos de salida. Nadie ha encendido el pitillo hasta cruzar la puerta del vestíbulo. Acaban de ver El coloso en llamas. Fuera, una enorme multitud se agolpa esperando entrar en el local. Este flujo y reflujo de gentes expectantes, y ensimismadas ha adquirido categoría de marea ante varios locales cinematográficos de diversas capitales españolas. La "fabrica de sueños" ha lanzado su último modelo: la producción en serie de pesadillas. En todo el mundo capitalista, lo mismo en Madrid y Barcelona que en Nueva York, Milán, Roma o París, el público se agolpa en las colas. El primer mes de exhibición en exclusiva de El coloso en llamas ha proporcionado tan solo en el territorio de los EE.UU una recaudación bruta por encima de los mil quinientos millones de pesetas, batiendo por amplio margen la capacidad "productiva" de las películas de "escándalo apto para burgueses" como la famosa, Emmanuelle (película que gracias a los solícitos cuidados de los censores españoles no veremos). EXORCIZANDO LA CRISIS DEL CAPITALISMO INTERNACIONAL ¿Cómo hacer para cristalizar la angustia latente que desarrolla en nosotros una situación de crisis política y social, de forma que no revierta en una toma de conciencia de los oprimidos, empujados por ese mismo motor de la angustia pero enfocado de forma más política y racional? Un sistema que el capitalismo lleva largo tiempo utilizando ha vuelto a ponerse en marcha aunque esta vez, servido por potentes medios técnicos y económicos: Se trata de hacer cristalizar esa angustia latente sobre una realidad más sensiblera, como puede ser refiriéndola a la misma seguridad física individual. Se trata de dar al término de "crisis" un sentido atenuado. Y para ello lo mejor es alejarlo de sus fundamentos reales. Todo temor de paro, de recesión... debe ser utilizado y englobado por otro temor más violento, que se refiere más a lo inconsciente: el miedo a la muerte. Se intentará entonces transformar la comprensión de los problemas políticos, sociales y económicos en una especie de paranoia (temor de todo y de todos) que pueda mezclar las cartas, confundir responsabilidades. La crisis actual engendrada por las mismas estructuras de la sociedad en que vivimos, debe ser vivida, como un mal menor con relación a la crisis suprema: la amenaza directa a la seguridad física. Los discursos sobre las amenazas permanentes a esta seguridad física deben superponerse a las amenazas a la seguridad material de los trabajadores, a las amenazas que pesan sobre sus condiciones materiales de existencia en el capitalismo monopolista de estado, a las amenazas que pesan sobre su posible acción reivindicativa de clase o revolucionaria. En este sentido es típica la crítica de P. Colin en [...]. Los invitados, notables burgueses de la localidad, son las víctimas involuntarias (salvadas o sacrificadas) estaban allí por la inauguración. Los salvadores son los héroes o las víctimas voluntarias empujadas por el fanatismo de su jefe y por la ideología de servidumbre a la burguesía, a los "notables". Sumisión ciega a la jerarquía: las decisiones tomadas por el coronel de los bomberos o los oficiales aeronavales deben ejecutarse sin rechistar. No es necesario decir que el director no podía "perder el tiempo" con el problema de las responsabilidades, porque hay que mantener al espectador en tensión y, sobre todo, evitarle la "sobrecarga" de la reflexión. Así, se buscara para la ocasión un "chivo expiatorio" de servicio: un ingeniero de resistencias de materiales que ha hecho mal su trabajo. Todos los demás son maravillosos burgueses que se aman (que se lo dicen), que no tienen nada que reprocharse. Y el corazón del espectador debe palpitar muy fuerte a la vista de sus ángeles de la guardia en peligro. Esto es muy importante: hay que proyectar fuera los propios sentimientos, más que aprender a convivir con ellos. Y si es una figura de la clase dominante, mejor. Por eso los personajes de todas estas películas son de dos clases: los de a pie, que en este caso no pueden asimilarse a la figura del héroe desconocido porque los guionistas han tipificado en ellos los pequeños dramas del ciudadano medio. Y los dioses, nuevos héroes del tipo de técnicos, autoridades y "responsables". Unos héroes a los que la catástrofe proporcionará la posibilidad de demostrar su "humanidad" compadeciéndose de los ciudadanos de a pie, pero demostrando al mismo tiempo su temple indomable que revalida la autoridad de su clase social o la competencia técnica que la burguesía les atribuye. Por eso la utilización de los mecanismos de identificación del espectador (identificación proyectiva) con los protagonistas están al servicio de una interpretación de orden social con fines tranquilizadores. El cataclismo pone a prueba (y por eso angustia) para condensar y confirmar lo fundamental (por eso tranquiliza). De allí la posibilidad que dan estos films de descargarse de sentimientos propios de angustia, malestar, culpa, etc., gracias a la orgía angustiosa de buenos y malos. Y naturalmente, al final, todo se debe a la fatalidad que juega el papel fundamental en la "fundamentación" del argumento y que perfila nuevamente cómo en pleno siglo XX la burguesía sigue necesitando a nivel filosófico e ideológico, del idealismo. En algunos extremos el juego de la "Elle": "Está fuera de lugar hacerse el estrecho ante esta obra maestra de cine popular que en su conjunto es mucho más honesta y generosa que todos los pequeños panfletos crispados y monótonos que abordan con fuerza la etiqueta de films políticos." Al fin y al cabo, la misma función está cumpliendo en la prensa burguesa escrita y hablada la polarización de la información hacia el capítulo de "sucesos": raptos, asaltos, ataques a mano armada, violaciones, secuestros, incendios, cataclismos de todos los tipos, etc, que aumentan su "resonancia" en la pantalla gracias al apoyo de los medios audio-visuales. Así, asistimos últimamente a la invasión de este tipo de películas: La aventura del Poseidón, Terremoto, El coloso en llamas, Boeing 747 en peligro, Juggernaut, Los piratas del metro, Aeropuerto 1915, etc. LA ÚLTIMA FORMA DE NEGOCIO CAPITALISTA. En la áspera lucha por conservar el gran público que vienen librando los capitalistas ligados a la industria del cine contra la T.V. desde hace varias décadas, aquéllos han podido jugar solamente dos tipos de cartas: por un lado las derivadas de una disminución de la censura (al no poder jugar esta carta en España, se comprende que la crisis del sector cinematográfico pueda ser superior en nuestro país). Esta carta puede producir un incremento de films eróticos, no susceptibles, por el momento, de ser presentados por la T.V. o también, marginalmente, un cine que corresponda a las acritudes estéticas o políticas de minorías cualificadas y cuantificables en término de minimercado. La otra baza ya no se apoya en el mayor campo de "apertura" sino en las especiales características del cine como medio audio-visual: mayor tamaño y mejor definición de la imagen, estereofonía regulada con un incomparable mejor y mayor nivel de fidelidad en el sonido... Y ha sido sobre esta ventaja sobre la que la industria cinematográfica ha pisado el acelerador. El espectáculo propuesto por los films catastróficos no se basa sólo en el gigantismo temático y las posibilidades de ver lo nunca visto, y sobre todo, de sentir lo nunca sentido. El cine catastrófico es por definición angustioso. El efecto de verosimilitud y amplificación de sensaciones está en función de conseguir este climax angustioso. LA SOCIEDAD EN LLAMAS Basta con atender a uno solo de estos films y demostrar cuales son los mecanismos psicológicos y sociales que pone en marcha para comprender de qué forma funcionan todos. Su principio común es el siguiente: no deben dirigirse a la inteligencia del espectador, ni a su razón. No deben hacerle reflexionar sobre nada. Ni tan siquiera deben intentar tocar sus aspectos afectivos maduros, no neuróticos. No. Esas películas deben dirigirse a los aspectos emocionales más infantiles, inmaduros y neuróticos del espectador. La: reacción del público debe seguir tres pasos repetidos las veces que sean necesarios hasta descartar en el sujeto toda posibilidad de análisis, de emoción auténtica (comprensiva y solidaria): 1) Crecimiento 2) Paroxismo 3) Descenso. Es decir: 1) Angustia 2) Miedo 3) Tranquilidad provisional. "El coloso en llamas", última muestra de la serie hasta el momento, ilustra perfectamente este mecanismo. Además, se permite el lujo (nunca mejor dicho lo de "el lujo" vistos los exorbitantes costes de la superproducción) de hacer, implícitamente, un elogio de los valores morales de una clase jamás llamada por su nombre en el film, pero siempre presente (la burguesía). El drama tiene un doble aspecto habiendo una relación directa entre ambos lados. Por un lado, el desarrollo de la catástrofe: la destrucción por el fuego de una construcción monumental, de las llamadas en España "singulares" (es decir, de aquellas con las que negocian los capitalistas ligados a los ayuntamientos). Series de caídas y contracaídas subrayan el gigantismo y evocan el vértigo. Por otro lado, la evolución psicológica de los personajes, que pierden poco a poco todo su empaque social para no ser en adelante más que actores de un drama. Unos tratan de impedir la tragedia. Otros la sufren. [...] fatalidad llega a rozar incluso lo ridículo: "Ruego al Señor para que nunca vuelva a pasar nada parecido" (El coloso en llamas). El fenómeno ideológico de masas que representa el triunfo de esta clase de películas no puede aislarse de los fenómenos paralelos que representan la moda de los filmes de misterio, terror y demonios, así como los basados en el consumo masivo del erotismo visual. En estos últimos, el erotismo abierto, sano, juega cada vez un papel menor, siendo sustituido por las más aberrantes desviaciones sexuales y deformaciones del amor. La trilogía filmes de catástrofes - filmes terrorífico-diabólicos - filmes deformadores del amor compone un cuadro coherente y sintomático de la psicología social y, por lo tanto, de la estructura de la sociedad actual en que vivimos, de la sociedad capitalista en su fase de capitalismo monopolista de estado. Apocalipticismo, totalitarismo, irracionalismo mágico, apoliticismo, eliminación de los valores de la unión, la solidaridad, el amor, etc., se detectan como síntomas cultivados con éxito por la industria cinematográfica. En resumen, todo el arsenal hollywoodiense para hacer creer a la gente en las inevitables amenazas que pesan sobre sus vidas, que la violencia y lo inesperado están en cada esquina, que es mejor dejarse llevar en vez de intentar comprender la otra "crisis", las otras "catástrofes" (las del capitalismo). O incluso para hacer creer que se trata de "catástrofes naturales", es decir, inevitables... una especie de "terremoto económico" ante el cual sólo se pueda "rogar al Señor para que nunca vuelva a pasar nada parecido".