Simón Sanadoval ESPAÑA HOY Sindicatos Verticales y Comisiones Obreras PRESENTACIÓN No hemos escrito este libro prin-cipalmente para dejar constancia histórica de esta batalla obrera, sino con la esperanza de poder o-frecer a todos los que luchan con-tra el capitalismo en la Penínsu-la una experiencia -con sus acier-tos y errores- en la que se des-arrollan algunas enseñanzas prác-ticas de posible utilidad. Nuestra Huelga, p. 237 Asistimos a una nueva fase de la lucha de clases en España: el franquismo tambalea, fracturado por las nuevas necesidades de la burguesía y los cada vez más frecuen-tes estallidos de la combatividad obrera. Llega a su fin un régimen basado en la su-presión de las libertades públicas, la eli-minación de las organizaciones clasistas del proletariado y del derecho de huelga, la represión implacable. Treinta y seis a-ños de "lavado de cerebros" a través de la propaganda masiva del apoliticismo y la conciliación de clases, desembocan en olas de conflictos. Las jornadas perdidas anualmente por huelgas se cuentan por mi-llones, las manifestaciones callejeras con- 7 gregan a decenas de miles de obreros, Vi-go, El Ferrol, Pamplona, han visto largas huelgas generales, originadas en conflic-tos económicos que pasaron rápidamente al plano político.¿Cómo se desarrolló este largo proceso? La derrota sufrida en la guerra civil de 1936-39 y la posterior expansión acelerada del capitalismo, han planteado a la clase o-brera española enormes desafíos a nivel te-órico y práctico. Para responder a ellos, los trabajadores tuvieron que empezar prác-ticamente desde cero -sin dirigentes, ni par-tidos ni sindicatos de clase- a lo que debe sumarse su total aislamiento en el plano in-ternacional. Sin embargo, continuando una tradición que hizo del proletariado español parte de la vanguardia más combativa en la lucha de clases, una riquísima experiencia se ha desarrollado en estos últimos treinta y cin-co años. Experiencia casi desconocida pa-ra el resto del movimiento obrero interna-cional, y que con este libro intentamos con-tribuir a divulgar, porque -reconociendo las condiciones especialísimas en que trans-curre la lucha de clases en España- es e-vidente que el proceso de desarrollo del ca-pitalismo va planteando problemas simila-res en todo el ámbito del sistema. Uno de los más candentes es el que se re- 8 fiere a los sindicatos. Creación espontánea de la clase, herramienta para la lucha por sus intereses inmediatos, ámbito inicial en el proceso de su politización, manifestación primera de la conciencia en si -es de-cir, de la conciencia que el proletariado ad-quiere de ser una clase diferente y opuesta a las demás, creadora de la producción y objeto de la explotación por el conjunto del sistema- los sindicatos han sufrido en lo que va de este siglo transformaciones fun-damentales, que los están llevando objeti-vamente a entrar en contradicción con los fi-nes para los que fueron creados. No es éste el lugar para plantear una discu-sión teórica -indispensable, por otra parte-sobre el carácter actual, el papel y las li-mitaciones del movimiento sindical desde el punto de vista de los intereses del prole-tariado. Pero, aún sin evaluar su importan cia, dos elementos fundamentales resaltan en esa transformación. Por un lado, y descontando el papel que desempeñan los sindicatos en las luchas e-lectorales interburguesas a través del apo-yo a uno u otro partido, aparece claramen-te la "institucionalización" del movimien-to sindical como parte de la sociedad bur-guesa. Esta institucionalización se hace e-vidente en todos los planos: desde la exis- 9 tencia de las leyes de asociaciones que re-gulan en todo el mundo capitalista el funcio-namiento, fondos, personerías y activida-des de los sindicatos, pasando por el hecho de que son las patronales las que descuen-tan las cotizaciones sindicales ( y por lo tan-to ejercen un control objetivo sobre fondos y afiliados), hasta la asociación de patrona-les, sindicatos y Estado en la prestación de las obras sociales, son innumerables los e-lementos que concretan tanto la integración del movimiento sindical al aparato estatal burgués como su dependencia de la patronal. Por otro lado, el crecimiento del proleta-riado y el desarrollo de su organización han convertido a los sindicatos en potencias e-conómicas, en ingentes estructuras con fuer- tes intereses materiales en e1 sistema, y que originan y sostienen una enorme cas-ta burocrática. Ambos elementos (integración al aparato burgués y enorme desarrollo material y bu-rocrático) determinan contradicciones cre-cientes entre los intereses y objetivos de la clase obrera y los del aparato sindical, con-tradicciones que la clase va resolviendo has-ta ahora en forma espontánea, y a veces vio-lenta: desde las huelgas salvajes nacidas en el otoño caliente italiano y que hoy son comunes hasta en el extremo Norte de Eu- 10 ropa, hasta la toma de Acindar hace pocos meses en la Argentina, los ejemplos abun-dan. En España se da el caso extremo de "insti-tucionalización": la organización sindical es formalmente parte del aparato estatal y hasta sus directivos son nombrados por el gobierno. Y es en España donde la clase ha dado el primer paso orgánico para resolver la contradicción a su favor, a través del mo-vimiento de Comisiones Obreras. Organismos unitarios de la clase, democrá-ticos y representativos, ilegales, clandes-tinos salvo durante un corto periodo, las Co-misiones Obreras (CCOO) son -desde 1962 hasta nuestros días- la dirección de la lu-cha obrera en España. Su crecimiento y grado de representativi-dad han dependido -en los diferentes mo-mentos de esa lucha- de la capacidad con que la vanguardia de la clase ha puesto en práctica, a pesar de la represión, formas e-ficaces de la democracia proletaria. Son las CCOO las que plantean los programas rei-vindicativos y las tácticas de lucha, organi-zan a la masa en los conflictos, se hacen cargo de la información y la consulta a las bases. De hecho, son el único interlocutor válido para la patronal, obligada por razo- 11 nes de eficacia a tratar con ellas, aunque lue-go sea el burócrata del sindicato oficial el que firma el convenio. Son, en fin, las CCOO, el factor que explica el número y la profundi-dad y extensión de las huelgas en la última dé-cada. Sin conocer su historia y sufunciona-miento, es imposible entender el auge soste-nido del movimiento de masas en España, ni valorar sus posibilidades en el futuro. Por cierto que también es necesario tener en cuenta sus límites . El auge de la lucha obre-ra, su extensión a otras capas de asalariados, los innumerables conflictos y huelgas , cada vez más largos, asomándose las más de las veces al plano político, no significan que la re-volución social esté a la vuelta de la esquina en España. Ni son garantía de que la actual cri-sis del franquismo pueda resolverse en bene-ficio de la clase obrera: las CCOO no suplen -ni pueden suplir- la ausencia de una organi-zación política que represente correctamen-te los intereses del proletariado, y lo dirija en su lucha por el poder. De hecho, de la larga crónica de combates, triunfos y fracasos que vamos a ver en el texto que sigue -a pesar de su violencia y de los evidentes contenidos políticos- no de-be desprenderse una perspectiva falsa: desde la perspectiva de la clase obrera, la lucha está todavía en el plano de la disputa 12 por el reparto de la plusvalía -en todas sus formas- y del enfrentamiento con el apara-to estatal como instrumento de la burguesía para asegurar la ex-plotación. Pero no se ha planteado co-mo una disputa directa por el poder políti-co. Y no puede plantearse aun como tal, por-que sólo se advierte la existencia de gérme-nes de la organización política que tendrá que hacerse cargo de plantear esa tarea y encabezar a la clase. El prolongado aislamiento que ha padecido el movimiento obrero español nos ha priva-do de su rica experiencia, a lo que debe a-gregarse el desconocimiento de las nuevas generaciones sobre los más elementales da-tos del proceso económico y político en la Península, desde la guerra civil de 1936-39 hasta nuestros días. Esto me ha obligado a dividir el libro en tres partes: la primera es una crónica del desarrollo del movimiento de masas en los últimos treinta y cinco años, en la cual he intentado establecer la relación entre lo es-pontáneo, los presupuestos teóricos y las consecuencias organizativas: lo que el pro-letariado español aprendió en la práctica y nos puede transmitir. La segunda es una antología de documentos 13 seleccionados tanto entre el material clan-destino que circula en España como entre el que se edita legalmente en el resto de Eu-ropa, y que he ordenado en función de las tendencias políticas que expresa. La selec-ción se ha hecho no sólo por los contenidos, sino también por el lenguaje: no es el me-nor de los méritos del actual movimiento o-brero español haber logrado formas de ex-presión despojadas de retórica y de slo-gans, haber llegado a un lenguaje directo y concreto, que expresa muchas veces conte-nidos políticos e ideológicos profundos, sin apelar a formas abstractas, poniendo aquellos al alcance de una masa que ha si-do deliberadamente des-politizada durante treinta años. La tercera, es un sintético esbozo del pro-ceso político que desembocó en el franquis-mo, seguido de algunos elementos sobre el desarrollo del capitalismo español, indis-pensables para ubicar la lucha de clases en un marco material concreto, y útiles para aquellos que quieran acercarse a la expe-riencia española impulsados por las necesi-dades de la práctica. Tanto en lo que se refiere a la crónica co-mo a los documentos, corresponde hacer u-na advertencia: aunque todos los datos y he-chos han sido rigurosamente confrontados chos 14 -el desarrollo del movimiento obrero espa-ñol pone una importante cantidad de mate-rial al alcance de quien se interese por él-no descarto que, como ocurre casi sin ex-cepciones en toda investigación individual, haya dado relevancia a algunos hechos y do-cumentos que no los tienen, y omitido (o subestimado) otros más importantes. En resumen: los errores y limitaciones de este libro son de mi exclusiva responsabi-lidad. Sus valores son mérito del proleta-riado español. Simón Sandoval Córdoba, marzo de 1975 15 EL MOVIMIENTO OBRERO ESPAÑOL BAJO EL FRANQUISMO Hambre, represión feroz, liquidación físi-ca de dirigentes y cuadros, ilegalización de los sindicatos y centrales de clase, su-perexplotación, encuadramiento y aporte obligatorios en los sindicatos policiales: el potencial revolucionario y el coraje indo-mable de la clase obrera española se ma-nifiestan a pesar y en contra de todos es-tos obstáculos. Y si bien la historia del movimiento obrero bajo el franquismo es, hasta 1955, la monótona historia del avan-ce unilateral de los explotadores, a partir de 1956, el proletariado vuelve a hacer sen-tir su presencia y se abre una nueva etapa en la lucha de clases. 17 1. El intento nacional-sindicalista En general, ea una ley cumplida siempre por el capitalismo: con el más débil, mayor explotación. Nuestra Huelga, p. 43 1936 La guerra civil recién comienza, y ya se toman en el campo franquista las primeras medidas para aniquilar las organizaciones de la clase obrera. El 25 de septiembre de 1936 se prohi-be toda actividad obrera (y patronal) de carácter sindical y político. Día llegará -afirma el decreto de la Junta de Defensa de Burgos- en que el gobierno que rija los des-tinos de España sabrá des-arrollar la única política y la única sindicación posible en toda nación organizada : la política y la sindicación que rijan y controlen los di-rectores de la cosa pública, como depositarios de la confianza del pueblo(1). En la misma fecha se declara fuera de la ley a todos los partidos y agrupacio-nes sociales y políticos que hayan in-gresado al Frente Popular, así co- 18 1937 1938 mo a las que hayan hecho oposición "a las fuerzas que coope-ran al Movimiento Nacio-nal"(2) Varias leyes y decretos disponen la incautación de los bienes de las or-ganizaciones declaradas fuera de la ley. Se unifican la Falange y la Comunión Tradicionalista (requetés), y se promulgan los Es-tatutos del nuevo Partido único, la Falange Española Tradicio-nalista (FET) y de las Jun-tas Ofensivas Nacional Sin-dicalistas (JONS), en los cuales se prevé la creación de los sindica-tos como organismos dependientes. Y el 9 de marzo de 1938 se promulga el Fuero del Trabajo, inspi-rado en la Carta del Lavoro de Mussolini, que expresa así sus ob-jetivos: "Renovando la tradi-ción católica de la justicia social y el alto sentido hu-mano que informó nuestra legislación del Imperio, el Estado Nacional, en cuanto es instrumento totalitario al servicio de la integridad (1) y (2): Citados por Bulnes (H. E. 1966). 19 20 patria, y sindicalista en cuanto representa una reac-ción contra el capitalismo liberal y el materialismo marxista, emprende la ta-rea de realizar -con aire militar y gravemente reli-gioso- la Revolución que España tiene pendiente y que ha de devolver a los es-pañoles, de una vez para siempre, la Patria, el Pan y la Justicia"(3). El Fuero prevé la organización de todos los "productores" (capitalistas y asalariados) en una sola estructu-ra, ordenada jerárquicamente bajo la dirección del Estado. Considera que el Jefe de la Empresa es responsa-ble de la misma ante el Estado, y que debe ostentar la representación y ser el que acuda al Sindicato en nom-bre de todos los productores. Durante ese año, nuevas disposicio-nes ordenan la dependencia directa de los Sindicatos del Ministerio de Organización y Acción Sindical, aunque "estarán en comunicación constante con FET y JONS para realizar (3): Citado por Bulnes (H.E. 1966) 1939 los ideales políticos de nues-tra Revolución Nacional Sin-dicalista en el campo de la Economía"(4). También se inte-gran a los sindicatos falangistas los antiguos sindicatos católicos, y se crean las Magistraturas del Trabajo, otra copia de la Italia fas-cista, que tiene por misión el "arbi-traje" en los conflictos entre los tra-bajadores (deben presentarse ante e- lla individualmente) y la patronal. Al año siguiente, se adjudica a FET y JONS los bienes incautados a los sin-dicatos de clase, y se transforma el Ministerio de Organización y Acción Sindical en Ministerio del Tra-bajo. Los "sindicatos" quedan a-grupados bajo el mando de la Dele-gación Nacional de Sindica-tos del Partido Único, "conferi-da a un solo militante (de la FET) y su orden interior ten-drá una graduación vertical y jerárquica a la manera de un ejercito creador, justo y ordenado"(5). Se establece que to-dos los mandos sindicales deberán provenir de las filas de FET y JONS, (4) y (5): Citados por Bulnes (H . E. 1966). 21 1940 22 "como garantía de que la or-ganización sindical ha de es-tar subordinada al interés nacional e infundida de los ideales del Estado"(6). Se nombra a un viejo falangista -Sal-vador Merino- Delegado Nacional de Sindicatos, y éste se lanza a estruc-turar la Central Nacional Sin-dical (CNS) mediante las leyes de Unidad sindical y de Bases de la Organización Sindical pretendiendo, junto con un numeroso grupo de falangistas, apoyarse en la "base social" así organizada e inmo-vilizada, para la disputa por el poder dentro del aparato del Estado fran-quista. El proyecto, que comienza a desarro-llarse con rapidez, tropieza a poco andar con la resistencia de la burgue-sía: el empresariado no ha financiado la guerra civil para ser base de ma-niobra de ninguna burocracia, ni víc-tima de su demagogia. En consecuencia, las Cámaras patro-nales eluden su integración en el apa-rato sindical, convirtiéndose en So-ciedades Anónimas. Aunque la es-tructura formal de la CNS sigue, aún (6) Citado por Bulnes (H.E. 1966) hoy, estando dividida en dos Seccio-nes -la "social" que agrupa a los asa-lariados de todas las jerarquías y la "económica" que debiera agrupar a los capitalistas-, éstos actúan en el Sindicato Vertical únicamente en lo que se refiere a los problemas labo-rales, imponiendo así, dentro mismo de la única organización permitida a los obreros, su fuerza de clase. Pero la defensa de los intereses de la pa-tronal en todo lo que se refiere al mercado nacional e internacional y a las relaciones económicas y políticas con el Estado, queda a cargo de orga-nizaciones que están fuera de la CNS. Esto, por cierto, no impide, sino que refuerza, su dominio sobre el movi-miento obrero: un ejemplo típico del carácter de clase (burgués) de los sin-dicatos españoles lo da el caso de Ju-lio Sáenz Chas, Presidente del Sindicato del Metal de La Coruña (1973) y dueño de Talle-res Chas, de los Varaderos Chas, accionista del Banco del Noroeste, adjudicatario de licita-ciones del Ayuntamiento, cónsul de Bolivia y de Suecia, y ex concejal... Merino es desalojado en 1941, y con él termina el intento nacional-sindi-calista: los sindicatos españoles con- 23 lím 26 servarán hasta hoy la estructura pro-porcionada por el proyecto falangista, pero, vaciados de su contenido como ámbito de lucha corporativa, serán en la práctica un aparato represivo del Estado de la burguesía monopolista. La burocracia será utilizada por ella cada vez que las contingencias del de-sarrollo capitalista exijan un aumen-to en la extracción de plusvalía o un freno a la agitación obrera. 2. La verticalización: los Sindicatos, apén- dice del Estado-guardián de la Doctrina Na- cional, son la piedra fundamental de la de- mocracia orgánica". | ? ¿Quién ha organizado el Sindica-to y la Magistratura? El Régi-men. ¿Quién instauró el Régi-men? El capitalismo. ¿Para qué son el Sindicato y la Magistratu-ra? Para maniatarnos a los tra-bajadores y, al mismo tiempo, a-parentar su defensa. Nuestra Huelga, p. 72 1941 La crisis de 1941 trae como conse-cuencia el desalojo de los viejos fa-langistas y el advenimiento de dos hombres de confianza personal de Franco: Arrese va a la Secretaria Ge- 24 1942 neral de FET y Girón al Ministerio de Trabajo. El Ministerio se transforma en un e-norme aparato: Instituto Nacional de Previsión, Seguro Obligatorio de En-fermedad, Montepíos y Mutualidades laborales, Delegaciones Provinciales, Escuelas y Universidades Laborales, Inspecciones y Magistraturas del Tra-bajo, abarcan toda la política del sec-tor, en detrimento de los "sindicatos". El vuelco de la Segunda Guerra Mun-dial, en la que la relación de fuerzas empieza a variar a favor de los Alia-dos (Francia, Inglaterra, EEUU y la URSS), produce también un cambio en la orientación de la política franquis-ta . Por un lado, se aprueban las Regla-mentaciones del Trabajo, en las que se establecen las normas para las clasificaciones profesionales, ca-tegorías, ascensos, sanciones, pri-mas, recompensas, etc., reserván -dose para el Estado hasta la fijación de los salarios, todo bajo la compe-tencia del Ministerio del Trabajo. Se eliminan así los Convenios colectivos a todos los niveles. Estas Regla-mentaciones serán el medio que posibilite, a través de una elevadísi-ma extracción de plusvalía, la fuerte a fuerte 25 acumulación "autárquica" del capita-lismo español hasta 1959, año en que la Ley de Inversiones, los compromi-sos con el Fondo Monetario Interna-cional (FMI) y el Banco Mundial, y las necesidades del capitalismo financie-ro internacional determinarán la aso-ciación de la gran burguesía española con los monopolios yanquis y europe-os . Por otro lado, de 1942 a 1945 son des-alojados los funcionarios políticos más comprometidos con el Eje (Ale-mania nazi, Italia fascista y Japón) y se sancionan el Fuero de los Es-pañoles (que fija las "garantías" ciudadanas) y la Ley de Referén-dum (que somete a plebiscito algu-nas decisiones de Franco), al mis-mo tiempo que se instaura el funcio-namiento de las Cortes (una caricatu-ra de Parlamento, de integración cor-porativa, al cual se ha agregado, en los últimos años, la representación de los "jefes de familia"). Si se re-cuerda que aún hoy en España todos los partidos políticos, menos la Fa-lange, están fuera de la ley, que no es lícita la libre asociación, ni exis-ten los derechos de reunión, expre-sión ni prensa, se verá cuales son los límites de esta democratización del 1943 1944 1947 régimen. En este marco, se autoriza la elec-ción directa de representantes sindi-cales a nivel de establecimiento, pe-ro un decreto establece que los car-gos deberán ser cubiertos por candi-datos elegidos de una lista confeccio-nada por el Delegado Sindical local (nombrado por el Estado), con apro-bación del Jefe local de la Falange; a igualdad de condiciones entre dos can-didatos, se elegirá a los militantes de FET y JONS. Así se realizan en 1944 las primeras elecciones sindicales, a las que la clase obrera hace un vacío total. Hasta 1947, el único cargo que se cu-bre por elección directa es el de en-lace, equivalente a lo que en la Ar-gentina son los delegados. Pero, en consonancia con la perspectiva corpo-rativa del franquismo, los enlaces no son votados en proporción a los obre-ros de la sección o línea, sino en fun-ción de los distintos oficios y/o cate-gorías de la empresa. En ese año se crea el Jurado de Empresa, or-ganisrno presidido por el patrón, que reúne bajo su dirección a algunos re-presentantes de los asalariados (los jurados, que, aún hoy, son los que obtienen más votos en cada categoría, 27 en la elección de enlaces). Así, se-gún se expresa en el decreto corres-pondiente, los obreros alcanzan "re-presentación y participa-ción adecuada en la vida de la propia empresa, y esta se transforma en verdade-ra comunidad de trabajo, cé-lula primera del Sindicato Vertical"(7). En este año se produce la primera manifestación de resistencia de ma-sas desde el triunfo del franquismo: u-na huelga general en Euzkadi ( las provincias vascongadas, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya), convocada por el Consejo Vasco de la Resistencia y las Centrales sindicales fuera de la ley: CNT (anarco-sindicalista) y UGT (socialdemócrata). El movimiento se realiza el 1 de mayo, y abarca cin-cuenta mil trabajadores, con centro en el astillero Euskalduna, en Bil-bao. 3. Resurge la lucha obrera: los primeros forcejeos . Nosotros somos parte de un pue-blo nuevo que empieza a desper- (7) Citado por Bulnes (H.E. 1966). 28 tar. Si se quiere jugar con noso-tros tal vez haremos despertar a este pueblo y algunos temblarán. Nuestra Huelga, p. 65 La guerra de clases terminó en 1939 con un millón de muertos y la aniqui-lación de las direcciones obreras, po-líticas y sindicales. Y en los años de la inmediata posguerra, el gobierno de Franco realizó una "limpieza" a fondo, expurgando hasta el último pue-blo de España de los militantes pro-letarios y campesinos que, en algún momento, hubieran tomado las armas a favor de la República, o simplemen-te la hubieran apoyado: fusilamientos y condenas a perpetuidad pretendie-ron remachar el aplastamiento de la clase, llevada a la derrota por una di-rección reformista que pretendió ga-nar la guerra renunciando a la revolu-ción. El hambre, la desocupación, la impo-sibilidad de emigrar para mantener a las familias obreras con los jornales ganados en los países vecinos -deter-minada por la guerra mundial-, y los sindicatos policíacos, se unen a la au-sencia de dirección política y a la ca- 29 1951 30 rencia de cuadros y militantes para hacer imposible toda resistencia. En 1951, la guerra fría y la recons-trucción del comercio mundial bajo la hegemonía yanqui traen el fin del blo-queo impuesto a España por los gana-dores de la segunda guerra, y la vuel-ta de sus embajadores a Madrid. El brutal proceso de acumulación "au-tárquica" reactiva la economía, y em-pieza a disminuir la desocupación. A-sí como en los años inmediatos a la guerra civil la inmigración interna se dirigió de la ciudad al campo (donde funcionó una primitiva economía de autosubsistencia y de trueque), co-mienza ahora el proceso inverso. Crecen el proletariado industrial y las capas medias, pero a sus sala-rios congelados se los traga una in-flación galopante. Ese año resurge el movimiento de ma-sas: en marzo, 12 días de boicot al transporte en Barcelona, violentos choques contra la policía, algunos muertos: 300.000 personas entran en un momento u otro en el movimiento contra el alza del costo de la vida. Los industriales pequeños y media-nos se suman a la protesta, motiva-dos por la escasez de materia prima, la falta de energía eléctrica, la des- 1953 igualdad en el reparto de divisas pa-ra la compra de insumos. En abril, la protesta alza 200.000 huelguistas en Euzkadi. En mayo se realiza la Hue1ga Blan-ca de Madrid: boicot a los transpor-tes, bares y espectáculos. En todas partes el régimen responde duramente: con la policía en la calle, y con sanciones y despidos en las fá-bricas. En algunos casos, y por cor-tos períodos, ajusta el control sobre los precios. Pero la oferta de traba-jo sigue creciendo, y las horas extras se tragan las energías de la clase: las jornadas de 12 horas son -hasta hoy-cosa corriente. Dos años después, el pacto con los Es-tados Unidos (construcción de gran-des bases militares y venta de exce-dentes, cuyo precio se invierte en Es-paña en la reconstrucción de la infra-estructura), y el préstamo del Exim-port Bank dinamizan aún más la ex-pansión económica. La demanda de ma-no de obra acelera la emigración del campo a la ciudad, mientras la infla-ción sigue carcomiendo los salarios. En diciembre, estalla la primera gran huelga por reivindicaciones in-mediatas en los astilleros Euskal-duna, de Bilbao. 31 La presión obrera se multiplica, y las necesidades de expansión de la indus-tria llevan al régimen a declarar, en 1954 1954, que el salario fijado por las Reglamentaciones puede consi-derarse como tope mínimo: los em-presarios que lo deseen podrán pagar por encima de él. 4. La clase obrera en pie: crece el movi-miento espontáneo. Nos habéis aplastado tanto. Nos ha-beis robado tanto: el Devenir pri-mas, pluses de distancia, expli-caciones; nos habeia sancionado injustamente tanto, que tenía que pasar esto a la fuerza. No le e-chen la culpa a ningún obrero. La tienen ellos. Nuestra Huelga, p.55 1956 En la primavera de 1956, una enorme ola de movimientos reivindicativos a-barca todo el norte de España. Desde Oviedo (capital de Asturias) hasta Bar-celona, pasando por Euzkadi, los con-flictos en apoyo de listas de reivindi-caciones se multiplican. La mayoría de ellos se desarrollan al margen del Vertical. La clase, sin or-ganización que la represente, confía la negociación a líderes surgidos de la fábrica o de la mina, militantes de 32 1957 cualquier corriente clandestina o -en la mayor parte de los casos- no afi-liados a ninguna, que le merecen res-peto por su firmeza. La represión es durísima en todos los planos: lock out patronal, despi-dos, arrestos, deportaciones, y se ceba sobre todo en Asturias. El ré-gimen no olvida que, desde la suble-vación de 1934, los mineros asturia-nos fueron la columna vertebral de la revolución social en España, y que,an-te la ocupación de Asturias por Fran-co, 18.000 de ellos se negaron a ca-pitular, alzándose al monte. Pero tampoco ignora que la situación económica del conjunto de la clase es desesperada, y decreta un aumento de salarios -que va del 25 al 75% se-gún las ramas- a efectivizarse en dos etapas: abril y noviembre. La expansión fortalece al Opus Dei que ocupa los ministerios económi-cos en 1957. (8)Girón queda en Tra-bajo, y la Jefatura del Vertical pasa (8) El Opus Dei es una suerte de "Her-mandad" que agrupa a los más cons-pícuos profesionales y técnicos con puestos claves en la estructura econó-mico-financiera. 33 1958 1959 34 a Solís. Boicot de 11 días a los trans-portes en Barcelona. En la primavera siguiente, se origina en Asturias un fuerte movimiento huel-guístico por un despido arbitrario que, antes de ser aplastado ferozmente por la policía, se extiende a Barcelo-na y Euzkadi. Las Reglamentaciones son ya un corset demasiado estrecho para el desarrollo capitalista español. La ex-pansión industrial está pidiendo a gri-tos flexibilidad sectorial, libertad en la fijación de costos, un diálogo direc-to con la mano de obra. Y el aumen-to constante de la producción y las ventas permiten ya conceder algunas migajas. A fin de año se promulga la Ley de Convenios Colecti-vos: su discusión, por cierto, esta-rá en manos del Vertical, y los au-mentos de salarios -se dispone ex-presamente- deberán estar relacio-nados con el aumento de productivi-dad obrera. Aún así, pasarán todavía más de dos años para que el mecanis-mo de discusión se ponga realmente en marcha(9). El equipo del Opus Dei promulga en 1959 la Ley de Inversiones (9) Ver cuadro en pag. siguiente 1960 Extranjeras y firma un pacto con el FMI. Se pone en práctica el clási-co plan de estabilización: una brusca recesión cubrirá ese año y el siguien-te, trayendo la desocupación entre sus lacras. La productividad obrera au-menta, los salarios siguen congela-dos. En este marco recesivo, la Huelga Nacional Pacífica, convocada por el Partido Comunista de España (PCE), en junio, fracasa, salvo en al-gunas regiones agrícolas de Andalu-cía y en contadas empresas industria-les de Madrid. También cesarán por dos años los mo-vimientos reivindicativos, mientras los jerarcas del Vertical se limitan a registrar la ofensiva contra la clase o-brera: "no se puede saber has- (9) Años Conve- Empre - Trabaja - niossas dores.1958113611959179 53.760427.686196016644.40387.084196141293.949 771.65219621.707649.4462.047.383Fuente: Diario Arriba, 16-2-1963. Citado por Bulnes (H.E. 1966). 35 1961 36 ta dónde llegará el paro(10)" dice Solís . En cuanto a la supresión de horas extra, el vicesecretario de Ordenación Social declara: "las em-presas afectadas en toda Es-paña son 28.775 (...) la media de la disminución sufrida por los trabajadores en es-ta reducción, en relación a los salarios que percibían, es del 23%". El despertar del movimiento obrero en los años anteriores moviliza a las centrales sindicales clandestinas, que están prácticamente reducidas a se-llos: la CNT, la UGT y la Solidari-dad de Trabajadores Vascos (STV) firman un pacto, constituyendo la Alianza Sindical (AS) que va a contar con el apoyo exterior de la in-ternacional católica (CISC) y de la que agrupa a los sindicatos de las demo-cracias occidentales (CIOSL). La reactivación económica se inicia lentamente en 1961, declarándose in-mediatamente los primeros conflic-tos relacionados con la discusión de los Convenios Colectivos: el primero estalla en la Compañía Auxiliar de (10) Paro: En España, desocupación. En todo el país se ponen en discusión salarios, normas de productividad, clasificación profesional, valor de los puestos de trabajo, incentivos y plu-ses, horarios, vacaciones, acciden-tes, enfermedades, jubilaciones. El mecanismo previsto se apoya en las estructuras del Vertical a nivel de em-presa (enlaces y jurados), pero el convenio debe ser luego aprobado por el Estado (que puede modificar por si cualquier cláusula). 5. En la lucha y para la lucha, nacen las Comisiones Obreras. Estamos en guerra y no puede ser de otra forma. Es la esencia del sistema capitalista: guerra del di-nero opresor contra el trabajo o-primido y lucha de éste para de-fenderse . Nuestra Huelga, p. 179 1962 En los primeros meses de 1962 em-piezan las huelgas en Euzkadi, y se extienden enseguida como un reguero a Valencia, Cartagena, Barcelona y Madrid, cubriendo para la primavera 37 38 todo el país. En la región de Asturias la huelga, comenzada el 7 de abril, es total el 1 de mayo. El pliego compren-de: 160 pesetas de salario mínimo y escala móvil; convenio colectivo con representación genuina; control obre-ro de los rendimientos; libertad de los detenidos; sindicatos auténticos. Y es precisamente allí, en Asturias, donde la clase obrera encuentra es -pontáneamente una forma de reempla-zar a los enlaces y jurados que, por o-tro lado, son desbordados en todas partes por los conflictos. En las Asambleas de los mineros de Asturias, en las bocas de los pozos, nacen las Comisiones Obreras, ( CCOO ), producto del ejercicio de la democracia proletaria, forma espontánea de organización unitaria de la clase para enfrentar la lucha por el precio de la fuerza de trabajo. Estas primeras Comisiones, no-minadas para un conflicto o simple-mente para la discusión de un punto del convenio, cesan al terminar e1 problema que les dio origen. Cuando aparezca otro, o se replantee el que se creía terminado, otra Asamblea dará origen a una nueva Comisión. In-cluso, la composición de las Comi-siones podrá variar durante su efíme- ra vida. Por otra parte, el casi per-manente funcionamiento de las Asam-bleas, impuestas por el auge del mo-vimiento, permite soslayar por el mo-mento la estructuración de un aparato organizativo que ligue a la Comisión con las bases. Ilegales pero no clandestinas, sin es-tabilidad ni organización formal, apo-yadas en la permanente participación de las bases, en la más amplia demo-cracia proletaria y en la revocabili-dad del mandato de sus dirigentes, es-tas CCOO seguirán extendiéndose a to-das las regiones del país, al calor de un auge reivindicativo que no cesa: has-ta septiembre van a ser 400.000 los o-breros en huelga, a pesar del Estado de Excepción(11) decretado el 4 de ma-yo que, si por una parte diezma las fi-las de activistas con arrestos y depor-taciones, por la otra añade un leño más al fuego. Estallan innumerables huelgas de solidaridad con los presos, deportados y despedidos (sobre todo en Asturias), y de allí, en la mayoría de los casos, se pasa directamente a la huelga contra el régimen: el movi-miento salta al plano político, conflu- (11) Suspensión de garantías, equiva-lente a nuestro Estado de Sitio. 39 40 yendo con las manifestaciones estu-diantiles y la acción de los partidos políticos proscriptos. En estas luchas obreras hacen sus pri-meras armas, con una activa partici-pación, las tres primeras organiza-ciones que nacen en la izquierda espa-ñola después de la guerra civil: el Frente de Liberación Popu-lar (FLP, conocido como Felipe), el Front Obrer de Catalunya (FOC) y el Euskadesco Socia-listen Baiasuna (ESBA), que a-ños más tarde constituirán las Orga-nizaciones Frente. El movimiento de masas entibia los a-teridos huesos de las centrales sindi-cales clandestinas: militantes de la CNT y la UGT, en desacuerdo con sus respectivas direcciones, se desligan de la Alianza Sindical creada en el 60 y fundan, con la Solidaridad de Obreros Cristianos de Ca-taluña (SOCC) la Alianza Sindi-cal Obrera (ASO), que trata de ha-cerse reconocer por las internaciona-les como la verdadera Alianza, y obtiene el apoyo de la FITIM (Federa-ción Internacional de Trabajadores de la Industria Metalúrgica), controlada por el sindicalismo yanqui (AFL-CIO) y alemán. 1963 En lo interno, la ASO se postula co-mo germen de la futura central sin-dical unitaria, proponiendo el desa-lojo de los representantes patronales y la conquista de los Verticales des-de adentro. Pero en los hechos, la A-SO, como la anterior Alianza, no logra desarrollarse, aunque sea al-go más activa que su predecesora. El saldo económico de las huelgas del 62 es el rompimiento definitivo de los topes salariales. En el plano políti-co, el lanzamiento de movilizacio-nes de masas contra el régimen. En lo organizativo, empiezan a difundir-se y a funcionar en todo el país las CCOO. En enero de 1963 el gobierno decreta un aumento general de salarios, aun-que por debajo de las necesidades mí-nimas. Pero esta movida desespera-da, que es un reconocimiento de las dificultades conque tropieza el meca-nismo de discusión de los convenios bajo la fuerte presión obrera, no al-canza a parar el movimiento: en los primeros meses del año las huelgas se suceden en la cuenca minera de As-turias-León y en el país Vasco. En la primera la huelga total du-ra dos meses, levantando 13 rei-vindicaciones: 2 relacionadas con la 41 42 solidaridad con los deportados y pre- sos del año anterior, 10 referentes a salarios y condiciones de trabajo, 1 en relación con el problema de la orga- nización sindical. En Bilbao los obre- ros se lanzan a manifestaciones calle- jeras en junio y en agosto, para exi- gir la vuelta de los deportados, reivin- dicación que se mantiene también en las principales huelgas de empresa, y que, tanto en Asturias como en el pa- ís vasco, se obtiene parcialmente. En Bilbao se forma un Comité integra- do por los nacionalistas vascos, la Ju- ventud Obrera Católica (JOC), la A- lianza Sindical y la Oposición Sindi- cal Obrera (OSO, agrupación obrera del PCE). Este Comité lanza la con- signa de un paro general de 10 minu- tos en todas las fábricas para el 7 de octubre, por dos reivindicaciones: la vuelta de los deportados y el rechazo de la sindicación obligatoria en el Ver- tical. "Buen ejemplo de un nue- vo tipo de reivindicación global que abarca un proble-ma ya en vías de solución (los deportados) y otro pro-blema, el sindical, que se hace cada vez más acucian-te", dice Jordi Blanc en su artículo sobre las huelgas, y prosigue: "La huelga es seguida por dece-nas de miles de obreros a la hora fijada. La repre- sión es feroz y el Comité de Huelga es desmantelado. Los trabajadores aprenden, a costa de sufrirlo en su carne, que la huelga ofrece demasiado blanco a la repre-sión y que la represión si-gue ejerciéndose a gran es-cala cuando la huelga supe-ra el escalón de la reivin-dicación económica". A partir de acá, y en los años siguien-tes, se recurrirá con preferencia a la huelga, paros parciales, trabajo a reglamento, paros rotativos, etc., pa-ra respaldar reivindicaciones de em-presa, y serán las movilizaciones ca-llejeras las que se harán cargo de las reivindicaciones políticas: libertad sindical, derecho de huelga, amnis-tías, contra la represión en todas sus formas(12). En junio se realizan las elecciones sindicales oficiales para jurados y en-laces, y son boicoteadas masivamen-te en Asturias, Santander y Euzkadi, y parcialmente en Barcelona y Madrid. (12) J. Blanc (H.E. 1966) 43 1964 De hecho, se considera que en 1964 sólo el 5% de los conflictos laborales fueron encauzados por la burocra-cia verticalista(13). En abril y mayo hay otra vez huelga total en Asturias, que coincide con huelgas reivindicativas en Puertolla-no y Riotinto, Cádiz, Huelva y Gui-púzcoa. El movimiento reivindicati-vo vuelve a surgir en Asturias en a-gosto. Según una publicación del PCE citada por Jordi Blanc en el artícu-lo de referencia, en el curso del año casi 700.000 obreros participan en las diversas acciones. En el año anterior y en éste se han multiplicado las CCOO en todo el pa-ís. La vanguardia natural de la cla-se, surgida de las luchas y de los in-tentos espontáneos de organización, y el PCE(14) han visto la necesidad de (13) J.M.Maravall: Trabajo y con-flicto social, Madrid, citado por Vidal (CRI N* 20/21) (14) El PCE fué el único partido polí-tico de base obrera que conservó su organización y mantuvo una línea po-lítica y una acción permanente en la clase desde 1939, aún bajo las tras duras condiciones de represión. 44 dar estabilidad y coordinación a las CCOO, y un trabajo en ese sentido se realiza en casi todas las regiones del país. Las Comisiones de empresa si-guen funcionando aunque termine el conflicto que les dio origen, y se cre-an organismos de coordinación que a-grupan a todas las CCOO de una rama industrial, y a todas las ramas de u-na provincia. En 1964, por iniciativa del PCE, nacen algunas Comisiones provinciales de ramas en Madrid, y de esta fecha también parecen arrancar, con una intervención menor del PCE, las de Guipúzcoa y Vizcaya. En Bar-celona se realiza la primera Asamble-a de las CCOO locales. El régimen contraataca: este año se i-nicia el primer proceso por "asocia-ción ilícita" a miembros de CCOO. Los procesos irán en aumento hasta el "1.001", fallado a principios del a-ño 1974, con penas de 6 a 18 años de reclusión. 6. El sindicalismo de integración como res-puesta del neo-capitalismo, y las CCOO re-formistas y legalistas. Esto se parece a lo que hacen los gitanos de mi pueblo. Cuando van 1965 a vender un burro piden diez veces más de lo que vale y así, por mu- cho que rebajen, siempre salen ga-nando. Aquí es lo mismo: La Em-presa pide la máxima y Vds. "con siguen" que rebaje algo, con lo cual ella se sale con la suya y lue-go el Sindicato dice que ha logrado un arreglo. Nuestra Huelga, p. 72 Los empresarios "desarrollistas" (la etapa de concentración industrial los produce en todas partes; en España tienen una revista que se llama Des-arrollo) empiezan a clamar por un nuevo tipo de Sindicatos: "...Noso-tros somos partidarios de que exista un sindicato fuer-te, que dé fuerza a los tra-bajadores para enfrentarse a la fuerza que tienen las empresas. El empresario, para dialogar abiertamente, tiene que encontrarse con gente que tenga un apoyo sin-dical... Si no se crean unos sindicatos fuertes y libres, el empresario español nun-ca irá a una verdadera co-gestión y a un diálogo"(15). (15) Jacobo Beltrán, director general Inmediatamente empiezan a expresar-se en el Vertical las teorías del sin-dicalismo de integración. El secretario general de la organización vertical recorre el país dando confe-rencias en las que plantea la supera-ción del sindicalismo de clases, que debe -según él- ser reemplazado por un sindicalismo de "participa-ción", superando los estrechos mol-des de la relación obrero-patronal, pa-ra actuar "en todos y desde to-dos los terrenos en los que se regula la convivencia: desde el administrativo has-ta el político general"(16). Es-te "todos" significa, eso sí, todo dentro del régimen, todo dentro de las leyes del régimen; el que pre-tenda mantenerse hostil al orden so-cial vigente, es porque quiere sub-vertir "el orden político-so-cial de los pueblos libres". En esta misma línea, el régimen pro-mulga la creación de los Consejos de Trabajadores, la Ley de Seguridad Social (que encomien-da estas funciones a las mutualida- de Cementos Asland, citado por Bul-nes (H.E. 1966). (16) Ver anexo I, 1 45 46 47 48 des laborales), la Ley de Coges-tión (1962, reglamentada en 1965), y el Régimen de Garantías a los enlaces y jurados de em-presas. Éste último porque en 3 años, según la misma organización Vertical, ha-bían sido expedientados y despedidos 18.000 representantes obreros. La nueva disposición no impide los des-pidos, ni mucho menos: se limita a disponer que debe darse vista a la or-ganización sindical en los expedientes de despido de jurados y enlaces an-tes de que la Magistratura falle sobre la procedencia o no de la cesantía. La propuesta de modificar y liberali-zar al Vertical encuentra rápido eco en el PCE: viene a afianzar su presu-puesto de que el franquismo ya no res-ponde a las necesidades de las clases que le dieron origen, que las fuerzas que lo sostienen están divididas, que es posible una transformación pacífi-ca dentro del régimen, como paso preparatorio para que, luego de su hundimiento, lo suceda una etapa de-mocrática bajo un gobierno de amplia coalición. Para estas fechas el PCE tenía una fuerte influencia en el movi-miento de CCOO y era hegemónico por lo menos en Madrid. El PCE lanza la discusión sobre el fu- turo del Vertical, proponiendo la tác- tica de su destrucción "desde aden- tro" (conocida en la jerga como el "co- po del Vertical"). Coherentemente con esta táctica, y estando en sus ma- nos la iniciativa, organiza las reu-niones de discusión en los locales mismos del Vertical, cedidos por los jerarcas que ya están embarcados en la línea del sindicalismo de integra-ción. En Madrid, por ejemplo, mu-chas discusiones se realizaron en el "Circulo Social de Manuel Mateo", con asistencia y participa-ción de autoridades del Vertical. Es-ta práctica tuvo dos consecuencias concretas: 1) La policía se interiori-zó plenamente del funcionamiento, lí-neas y hombres que activaban en las CCOO. 2) La discusión se alejó de las bases, de las Asambleas de fábrica, y se radicó entre los militantes más ac-tivos, en general tendenciados, y los jurados y enlaces "honestos", la ma-yoría de los cuales estaban interesa-dos -consciente o inconscientemente-en el trasvasamiento burocracional. También durante varios meses de e-se año se desarrollan conversacio-nes entre altos jerarcas del Vertical -con conocimiento y autorización de 49 1966 50 Solís, Delegado Nacional de Sindica-tos- y un grupo de dirigentes de la CNT: en ellas se llega a redactar una serie de acuerdos, cuyo objetivo es la unificación de los "sindicalistas" del régimen y los de la CNT para, previa modificación de la actual estructura vertical, construir una central de tra-bajadores que deje fuera a las co-rrientes revolucionarias y al PCE. Mientras tanto, el movimiento obre-ro no lleva miras de domesticarse; las huelgas toman en Asturias un ca-rácter más violento, y las masas a-saltan la Comisaría de Mieres el 12 de marzo. En Barcelona se realiza u-na gran manifestación en las calles, contra la legalización del nombra-miento de Juan Carlos como herede-ro de la monarquía española. 1966 marca la máxima apertura de la "liberalización" del régimen. Se lla-ma a elecciones sindicales, bajo el le-ma "Votad al mejor", lema que hace suyo el PCE, sosteniendo la ne-cesidad de aprovechar la legalidad: presentar candidatos de CCOO a to-dos los cargos de enlaces y jurados, copar así la organización oficial (su base, ya que los cargos por rama, lo-cales, regionales y nacionales, son competencia del Estado o de la FET), y negociar luego con el régimen -des-de una posición de fuerza- la trans-formación del Vertical en una organi-zación democrática e independiente del Estado, de los patrones y de la Fa-lange. Si no la totalidad de esta propuesta -con todas sus implicancias- la po-sición de presentarse a elecciones re-sultó abrumadoramente mayoritaria entre los activistas de CCOO. A ello concurrieron varios factores: 1) Que, como lo experimentaban directamen-te todos los obreros, la patronal re-cibía en toda España a las CCOO , y trataba con ellas los conflictos de em-presa. Y que las jerarquías del Ver-tical no se oponían abiertamente a es-ta práctica. 2) Que no había ninguna o-tra propuesta alternativa, fuera de al-gunas voces aisladas que en realidad se limitaban a propugnar la indepen-dencia y la clandestinidad en abstrac-to, sin plantear objetivos alter-nativos. Recordemos que, en 1966, las organizaciones que estaban a la iz-quierda del PCE eran incipientes, y recién comenzaban a elaborar el es-bozo de una línea. 3) La falta de for-mación y de experiencia de las nue-vas carnadas de activistas y militan-tes obreros que -nacidos al calor de 51 52 las luchas del 62 en adelante- no te-nían ninguna claridad ni sobre el ca-rácter de clase del Estado español ni sobre las características y necesida-des del nuevo capitalismo: la "oligar-quía terrateniente" y la economía "predominantemente feudal" eran to-davía el eje para los pocos que, bur-lando la censura y supliendo la falta de maestros o guías, conseguían acercar-se a los problemas teóricos. Enmarcado en esa perspectiva, en Ma-drid se presenta a las autoridades un escrito con más de 30.000 firmas, so-licitando: salario de 250 pesetas; es-cala móvil; derecho de huelga; obliga-ción de las empresas de ceder locales para asambleas; sindicatos represen-tativos y una auténtica campaña elec-toral. Así, se marcha en toda España a las elecciones sindicales, y los candida-tos de CCOO obtienen alrededor de 10.000 cargos sobre cerca de 70.000 elegidos. A ellos habría que sumar se-guramente varios miles más de "obre-ros honestos" que espontáneamente, en los lugares donde no existían CCOO, se presentaron al ver una apertura en el funcionamiento del Vertical. Este año marca también el punto más alto de influencia del PCE en el movi- miento de CCOO: respondiendo a las necesidades objetivas de la clase, pe-ro ayudadas en gran medida por el a-parato y expresando la línea del PCE, las CCOO se hacen definitivamente es tables, y se organizan por ramas, co-ordinadas por regiones. En enero, había aparecido en Madrid el documento "Ante el futuro del Sindicalismo" (Anexo II, 1) que, además de estar firmado (por or-den alfabético de apellidos, se aclara en el mismo documento) con indica-ción de la rama a que pertenece cada militante, festeja "esta oportunidad próxima de organización unida de los trabajadores, que ya se per-fi1a", desea que algún día "dispon-gamos del elemento legal que garantice la sola posibilidad del en-cuadramiento en la central sindical ú-nica..." y que "nuestras aspiracio-nes puedan realizarse por cauces pacíficos, cerrando definitiva-mente el ciclo de violencias que han ensangrentado en el último siglo a nuestra nación". En junio, ela-borada y firmada en el local del Ver-tical, se difunde una Declaración de las CCOO de Madrid (Ane-xo II, 1), donde se dice: "Rechaza-mos la clandestinidad que las estruc- 53 54 turas sindicales oficiales y los gran-des capitalistas nos quieren imponer. Nos negamos a ser considerados co-mo una asociación ilícita y segui-remos trabajando a la luz del día con nuestros nom-bres y señas por delante" (to-dos los subrayados son míos. SS.). Como contrapartida, se producen cam-bios en la línea de ASO: deja de pos-tularse la construcción de una central "única", para proponerse una central "democrática", y se plantea el traba-jo fuera de las CCOO. Entran en ASO la STV (desprendiéndose de la difunta Alianza Sindical) y la USO ( de origen cristiano). Mientras tanto, las bases obreras, a-lentadas por el triunfo electoral, to-man muy en serio la representativi-dad de sus nuevos enlaces y jurados, y empiezan a presionarlos con sus rei-vindicaciones postergadas durante 27 años. Las Asambleas se siguen rea-lizando, aunque las flamantes "Coor-dinadoras de CCOO", temerosas del desborde, no pongan ningún empeño en impulsarlas. El 30 de noviembre estalla la huelga en la Laminación de Bandas en Frío del pueblo de Echévarri, a 4 km. del centro de Bilbao. El moti- vo: reducción por parte de la Empre-sa de las primas por productividad, no entrega a los obreros de las tablas pa-ra cálculo de la producción, atraso de la entrega de las tiras de control de lo producido, abusos de autoridad. El movimiento abarca 600 obreros y va a mantenerse hasta el 15 de mayo del a-ño siguiente: ¡163 días! Al final se-ra quebrado por la combinación de to-das las formas de violencia que el ré-gimen puede ejercer, y los huelguis-tas deberán retornar al trabajo dejan-do afuera -despedidos- a los princi-pales dirigentes. Pero con un saldo positivo de conciencia y organización que se manifiesta claramente en el li-bro Nuestra Huelga, redacta-do y editado por los mismos trabaja-dores (ver Anexo III, 1), donde defi-nen así el conflicto: "Nuestra huel-ga no ha sido una batalla aislada contra unos hombres o una empresa. Ha sido el frente en que se han encon-trado -en un momento dado-la clase obrera y esa con-centración de poder y de ri-queza que constituye la esen-cia del capitalismo actual". El movimiento fué dirigido por una Co-misión unitaria que si bien no tomó el 55 nombre de CCOO tuvo sus caracterís-ticas esenciales. Suscitó la solidari-dad de vastas capas de la clase: el sos-tenimiento material de 600 familias durante cinco meses y medio, mani-festaciones y paros parciales donde en un momento o en otro entraron más de 40.000 trabajadores, pero no se lo-gró concretar una huelga general. 7. Represión policial, intransigencia em- presaria: estancamiento y crisis de las CC. OO. Sr. Cendra, estás haciendo mu-chos méritos. Con tu ayuda nos hemos unido todos los trabajado-res de Bandas. Con tu ayuda se ha lograda la campaña de solidari-dad económica más fuerte que ha existido entre la clase obrera des-de hace treinta años. Con tu ayu-da también se han beneficiado tus colegas capitalistas con varios pa-ros. Con tu ayuda toda Vizcaya es-tá en Estado de Excepción. Con tu ayuda ha habido y habrá más de-portados. ¡Cuánto mérito, Sr.Gon-dra! ¿Cómo te podemos pagar? Nuestra Huelga, p. 122 1967 El año se inicia con conflictos en la rama del Metal, en Madrid, que se prolongan hasta agosto. Por otra par-te, enmarcada en la dinámica ascen-dente de las bases de CCOO, viene, propuesta desde abajo, una moviliza-ción callejera en todo el país, que se 56 realiza el 27 de enero. Al llamado de CCOO responden no sólo miles de o-breros, sino otras capas de la pobla-ción, y aunque la dirección ha plante-ado un comportamiento "pacífico", las acciones desbordan largamente esa te-situra. En sus declaraciones posterio-res, las Coordinadoras de CCOO tra-tan de ocultar y desvirtuar el carác-ter violento de algunas acciones. Esta contradicción entre las bases de las CCOO y su dirección hegemoniza-da por la línea del PCE, se reprodu-ce también a nivel de fábrica: la diná-mica espontánea de la clase, alentada por la expansión capitalista y por el triunfo en las elecciones del año ante-rior, la lleva a plantear en todos los establecimientos sus exigencias inme-diatas. Sumándose a ésto, la radica-lización producida por las luchas mis-mas y por el renacer de la acción po-lítica origina la aparición de planteos anticapitalistas, que vienen a chocar con la línea de ''reconciliación nacio-nal" que el PCE lleva hasta el extre-mo de propiciar el entendimiento con las fuerzas represivas: por abajo -di-ce- son funcionarios de última catego-ría, oprimidos como nosotros por el régimen, y por arriba, hay grupos de oficiales patriotas y antiimperialistas. 57 58 Las consecuencias inmediatas de es-tas contradicciones se muestran en dos planos: La burocratización de las CCOO: la dirección orienta todo el trabajo fundándose en la acción de en-laces y jurados y en la delegación en líderes (militantes del aparato del Par-tido); se desalienta o sabotea la rea-lización de Asambleas; las discusio-nes sobre línea y tácticas se dan ca-da vez más lejos de las bases, en los organismos de coordinación; y poco a poco se va forzando la formulación de declaraciones políticas enmarcadas en la línea antifranquista, pacifista y legalista del PCE. La desorientación y el re-pliegue de activistas: aquí se suman por lo menos tres factores: 1) Empiezan a verse en la práctica los límites de la línea legalista, con el co-mienzo de la ofensiva patronal-poli-cial tanto sobre las CCOO como so-bre los enlaces y jurados elegidos el año pasado, y no se ha previsto ni se pone en práctica ninguna táctica para-lela. 2) Activistas con una corta prác-tica y ninguna formación, y no liga-dos a ninguna organización política van quedando de lado al no recibir es-tímulos para la participación directa en fábrica. 3) Un principio de crisis económica quita "techo" a las reivin-dicaciones inmediatas. En efecto, los salarios vuelven a ser congelados, mientras la inflación de precios crece. La patronal necesita eliminar obstáculos y comienzan los despidos: enlaces y jurados son expe-dientados, bloqueándose asilos mo-vimientos reivindicativos (ver Anexo I, 2). El Vertical comienza a efecti-vizar un fuerte control político sobre los cargos sindicales de empresa : se sanciona una serie de disposiciones que determinarán el "atamiento" de los jurados y enlaces, que terminan por perder toda posibilidad de acción independiente. Al mismo tiempo se intensifica la re-presión policial: los locales eclesiás-ticos (donde se realizaba la mayor parte de la actividad de las direccio-nes y coordinadoras -en base al pre-supuesto de que los curas eran en e-se momento la punta de lanza del gi-ro hacia la oposición de una parte de la base social del régimen-) se trans-forman en ratoneras: aparecen mi-crófonos en las salas donde se habían proyectado reuniones, la policía lle-ga muchas veces antes que los con-vocados y los va arrestando a medida 59 60 que aparecen. La identificación en-tre la patronal y el aparato represi-vo es tan estrecha que Camilo Alon-so Vega, presidente de Central Si-derúrgica -la Cámara que agru-pa a las grandes empresas del acero-es nombrado Ministro de la Goberna-ción (equivalente a nuestro Ministro del Interior). La contradicción entre bases y direc-ción, entre experiencia práctica y tác-ticas, entre conciencia de clase y lí-nea política, se manifiesta en las dos movilizaciones de masas del año: mientras que la del 1 de Mayo trans-curre pacíficamente -salvo en Tarra-sa, Cataluña, donde hubo un enfren-tamiento violento con la policía-, el 27 de octubre (70.000 manifestantes en Madrid), las bases desbordan la dirección y la emprenden a pedradas contra la policía. Se expresa así en forma violenta pero desorganizada la protesta contra el precio de los trans-portes y alimentos, y contra la polí-tica del régimen. El grado de comba-tividad de la clase puede medirse si se piensa que todo el aparato de las CCOO había programado la manifes-tación recalcando una y mil veces que debía ser netamente pacífica, dan-do expresas instrucciones para que nadie enfrentara a la fuerza pública, "pues en ella existía potencialmente un valioso aliado"(17); y, además, la po-licía ya había detenido a los dirigen-tes cinco días antes. En junio se concreta la Primera Reunión Nacional de CCOO. Barcelona no asiste: sus CCOO -funda-mentalmente la del Metal- tienen en lo político un enfoque anticapitalista que choca con las propuestas democrático-burguesas del PCE; y en lo táctico po-nen el acento en la actividad de las bases y el control y revocabilidad de enlaces y jurados (Anexo IV, l). En la Reunión, Andalucía se opone a las consignas de evolución pacífica y lucha en el seno del Vertical, planteando "el poder para Co-misiones", apoyada por Euzkadi (a pe-sar de los esfuerzos que el PCE había he-cho por "depurar" y hegemonizar esta última delegación. Los "esfuerzos ha-bían sido de tal tipo que la Comisión Obrera Provisoria de Guipúzcoa (COP G) denuncia "La maniobra de los que han tratado de os-tentar indebidamente nues- (17) Citado por autor anónimo, en "El año X de las Comi-siones Obreras" (Cuadernos del Ruedo Ibérico Nº 31/32) 61 62 tra representacion" y manifies-ta que los acuerdos tomados en la Reu-nión"están en abierta contra-dicción con nuestros princi-pios"). Por cierto que las oposiciones y au-sencias no impiden que se apruebe la Declaración que transcribimos en el Anexo II, 2 , donde se expresan los e-lementos fundamentales de la línea del PCE: a) Las CCOO no son una or-ganización, sino un movimiento abier-to; b) Su actuación es abierta y no clandestina, y se rechaza todo inten-to de impulsarlas a la clandestinidad; c) Utilización no sólo de los medios lí-citos, sino de cualquier medio legal; d) Adopción del Anteproyecto de Ley Sindical elaborado por las CCOO de Madrid como plataforma común para todas las CCOO; e) Saluda el auge del movimiento democrático y atribu-ye la represión no al régimen, sino a su sector "ultra"; f) Entre los puntos del programa ubica "Reforma a-graria bajo el lema la tie-rra para el que la trabaja"! El anteproyecto de Ley Sindical (a-nexo II, 2 ) comienza por tomar como base "la vida socio-económi-ca de los países democráti-cos" (burgueses), se plantea como c) punto de partida para el diálogo (con el Estado franquista), sostiene que se ha abierto la crisis "sin retorno" del Vertical y declara que ha llegado la hora de consumar "nuestras es-peranzas" y "la convenien-cia para el país de que s e establezca (¡el Estado franquis-ta!) un diálogo constructivo con las fuerzas del trabajo", considerando necesario que "se con-voque (¿el Estado franquista?) un Congreso sindical constitu-yente", para terminar, luego de es-tablecer una serie de bases, propo-niendo, como disposición transito-ria, la creación de una Comisión Mix-ta Liquidadora de los bienes del Ver-tical, que adjudique lo que de ellos co-rresponde ¡a los patrones! y a los o-breros (Subrayados y expresiones en-tre paréntesis son míos. SS). Como consecuencia de las maniobras previas del PCE y de los contenidos de la Declaración y el Anteproyecto, las CCOO de Barcelona y Bilbao se escinden de las Coordinadoras diri-gidas por el PCE. Guipúzcoa mantie-ne su alejamiento. En este año 1967 comienzan a tener vigencia real y a actuar con fuerza en el movimiento obrero y en los ba- 63 1968 64 rrios varias organizaciones políticas que se ubican a la izquierda del PCE. Del FLP, nacido en Castilla en 1959, se desprende Acción Comunis-ta en 1963. También después de ese año salen del PCE el Partido Co-munista Marxista-leninista, el P.C. Internacional (maoís-tas los dos) y el grupo Claudín-Sem-prún. Varios grupos apoyados en las reivindicaciones de las nacionalida-des van radicalizándose: el principal es la ETA vasca, pero hay que con-tar también el FOC en Cataluña y el ESBA en Euzkadi. Salvo los dos ma-oístas, el resto define como socialis-ta la revolución a realizar en España. En noviembre el Tribunal Supremo declara ilegales a las CCOO. Cuando el año termina, comienza a plantearse entre los activistas de las CCOO, y en el seno de estas incipien-tes organizaciones políticas, el pro-blema de la línea general para el mo-vimiento obrero, los objetivos, pro-grama y táctica para las CCOO. La represión viene de la mano de la crisis económica: el capitalismo ne-cesita eliminar obstáculos para los despidos y bloquear el movimiento reivindicativo. Con ese objeto, la pa-tronal propone el gobierno: -Aumento por parte de las empresas de su cotización para el seguro de desempleo. -Aumento de las prestaciones del se- guro de parados. -Pago por la empresa de un mes com-pleto de indemnización por despido. -Posibilidad de efectivizar el despi-do sin esperar la resolución del ex-pediente en la Delegación del Tra-bajo, aunque si ésta fuera negativa, readmitiría al despedido. El gobierno, con clara conciencia de que la libertad de despido trae como contrapartida la aceleración de la ten-dencia hacia la autonomía sindical, no acepta. En cambio, se agudiza la re-presión: se encarcela a dirigentes y activistas de las CCOO, se conside-ra procedentes los despidos basados en la pertenencia del trabajador a las CCOO, se aceptan cada vez con ma-yor facilidad los despidos de enlaces y jurados, y se concreta rígidamen-te el "atamiento" de los mismos des-de el Vertical. Sin embargo, ante esta escalada, las CCOO no cambian de métodos, aun-que en muchas partes hayan cambiado las direcciones: en Barcelona el FOC sustituye al desalojado PCE; en Vizcaya, Guipúzcoa, Navarra y Se- 65 66 villa las fuerzas predominantes no comparten su línea. Pero todavía no hay alternativa organizativa clara an- te la prohibición de Asambleas, no hay segunda línea para sustituir a los despedidos y los presos, no se en- cuentran métodos para la participa- ción de las bases, no se reemplaza por organismos representativos a las coordinadoras burocratizadas, salvo en Barcelona, donde nace la Coordi-nadora Nacional de CCOO de Cataluña. Ya en febrero, las CCOO de Barcelo-na habían presentado un Informe sobre las actuales tareas an-te la Conferencia de Europa Occidental por España, que marca claramente las discrepancias con la línea del PCE ( Anexo IV, 1) y se habían lanzado a construir las Comisiones de zona (ver mis-mo anexo) que, por otra parte, ten-drán una vida efímera. El 30 de abril y el 1 de mayo se rea-lizan movilizaciones masivas en to-do el país, y en ellas se manifiesta la lucha de líneas. Mientras las estruc-turas dirigidas por el PCE inundan Madrid de propaganda pacifista y a-nuncian a los cuatro vientos los luga-res de concentración, los núcleos di- 1969 sidentes del movimiento obrero y es-tudiantil organizan cuidadosamente in-numerables grupos que realizan ac-ciones agitativas y violentas, utilizan-do el tráfico para bloquear a la poli-cía y desapareciendo rápidamente pa-ra emerger en otro sitio con las con- signas España socialista y Po-der para la clase obrera. En Barcelona, con estas consignas, ma- nifiestan 15.000 personas. Para mediados de año empieza a re-activarse la lucha obrera, pero des-aparecen prácticamente las Comisio-nes provinciales de Vizcaya y la COP de Guipúzcoa. En todo Eüzkadi, las CCOO de base dejan paso a los Co-mités de Empresa, clandesti-nos, más estructurados, pero, al mis- mo tiempo, representativos de secto-res más reducidos. A fin de año, en Barcelona, 600 obre-ros se encierran en una iglesia como protesta por la intransigencia patro-nal ante un conflicto. La reactivación de la lucha obrera y la agitación estudiantil llevan al go-bierno a decretar el Estado de Excepción en todo el país en enero. A pesar de él, el movimiento reivindi-cativo asciende durante todo el pri-mer trimestre en Vizcaya y Barcelo- 67 68 na. Son luchas espontáneas, sin coor-dinación y sin dirección que capitali-ce: las CCOO se estancan en todo el país, salvo en Cataluña. El 30 de abril, los obispos de la pro-vincia de Tarragona hacen pública u-na carta: "Nuestros trabajadores tie-nen derecha a un sindicato auténtica-mente representativo, con autonomía organizativa, con independencia de to-da política, con libertad de reunión, ex-presión y acción, y con unos medios eficaces y justos para defender los de-rechos de los obreros". Es un año de discusión y de crisis en las organizaciones de izquierda: des-aparecen el FLP y las Organiza-ciones Frente (constituídas dos a-ños antes por la unión de FOC, ESBA y FLP). Nacen Cuadernos Rojos y Bandera Roja. Entre los acti-vistas obreros, y aun entre Los cua-dros y militantes políticos crecen el o-brerismo y las tendencias antiparti-do (incluso en las vertientes anarco-sindicalistas) como consecuencia del vacío político en que dejan a la clase, por un lado la línea reformista y pro-burguesa y las maniobras del PCE, y por otro la falencia del resto de las or-ganizaciones. Bandera Roja, los Círculos Co- munistas y las recien nacidas Pla-taformas de Cataluña constituyen de hecho un bloque "heterodoxo", en relación a la "ortodoxia" leninista a-cerca de la construcción del Partido de la clase obrera, que sostienen Proletario (IV Internacional), el PC Internacional (PCI) y el PC marxista-leninista (PCm-l). Desde mediados hasta fin de año, de-clina la lucha obrera. 8. El nuevo auge de las luchas obreras: las CCOO se reorganizan en una línea revolu-clonaria. Queremos que se conozca nuestro combate, queremos que todos los obreros y todos los oprimidos de España levanten la cabeza junto con nosotros y que a través de nuestra lucha, eleven su ánimo y se lancen también al combate. Pa-ra ayudar a ello vamos a explicar cómo han sido las cosas desde el principio. Llamamiento de los trabaja -dores de Navarra. 16/6/1973 1970 1970 se inicia con un conflicto de los peones de la construcción en Sevilla, que aún no estaba solucionado en ju-lio. En este mes, estalla otro de la misma rama en Granada: la discusión del convenio, en manos del Vertical, va demasiado lenta, y los obreros se 69 70 reúnen ante el local oficial. El Dele-gado sindical los conmina a retirar-se (eran 6. 000) so pena de no reanu-dar la discusión del convenio por 6 meses más; los albañiles se encres-pan ante la policía que pretende disol-verlos a la fuerza y la hacen retroce-der a pedrada limpia. Los guardias responden a tiros y matan a tres al-bañiles. La protesta subsiguiente -en-cierro en la Catedral- es sofocada por hambre, a pesar del apoyo de mu-chos curas de la región que, por o-tra parte, se quedó en pronuncia-miento. Una huelga del Metro (el subterráneo) de Madrid por aumentos y pronta fir-ma del convenio termina con la mili-tarización de todo el personal. Los bancarios se movilizan en protesta por un aumento insuficiente. En todo el país se realizan moviliza-ciones de masas contra los programa-dos juicios a militantes de ETA en Burgos, que tienen que ser primero suspendidos por el gobierno, obliga-do luego a conmutar las penas de muerte. En realidad, en todo el año se suceden los combates de masas, mientras que las CCOO siguen prácti-camente reducidas a sellos o peque-ños núcleos de vanguardia. En Tarrasa (Cataluña) una huelga textil se extiende tres meses, diri-gida por militantes del FOC que lue-go ingresan a la Liga Comunis-ta Revolucionaria (LCR) adheri-da a la IV Internacional. El 3 de diciembre se desarrolla la jornada nacional de solidaridad con ETA, y también en diciembre co-mienza la huelga de Harry Wal-ker (autopiezas, de Barcelona) por readmisión de despedidos, levanta-miento de sanciones, aumento sala-rial de 3.000 pesetas, supresión de los contratos eventuales: dura dos meses, y, si bien no termina con un triunfo total, deja un buen saldo po-lítico y organizativo; Comité Unita-rio, Asamblea Permanente, informa-ción constante a las bases, organiza-ción de la solidaridad no sólo en Bar-celona, sino de los obreros de la em-presa suiza-italiana de la cual la Harry Walker es subsidiaria (A-nexo III, 2). Los Circuios Comunistas se dividen en cuatro fracciones. En todo el país se multiplican las di-misiones de enlaces y jurados: ya no queda ninguno de los "honestos" ele-gidos en 1966: expedientados y des-pedidos, o renunciantes por haber en- 71 1971 72 contrado irrealizable su misión en de-fensa de los intereses de las bases. En febrero de 1971 se aprueba una nueva Ley Sindical (Anexo 1,3) y se llama a elección de jurados y enlaces. En marzo, las CCOO de Madrid ( lí-nea PCE) publican una declaración concurrencista, pero serán el PCE y Bandera Roja los únicos grupos políticos que tomarán esa posición. Todo el resto, maoístas, troskistas, socialistas, anarco-sindicalistas, y los militantes nacionalistas de Euzka-di, coinciden en el boicot. Los resultados marcan el retroceso del PCE: entre abstenciones y votos en blanco, se llegó al 50% en el con-junto de España, hecho que recono-cen las publicaciones del mismo PCE. En los grandes centros industriales, las cifras anti-concurrencistas fue-ron muy altas: Vizcaya: General Eléctrica, Babcock Wilcox, Euskalduna, Fires-tone (Basauri), Urib: del 95 al 99%.Naval: 77% (boicot). Guipúzcoa: Michelín (Lazarte), Alfa (Eibar), Luzuriaga: del 96 al 99% (boicot). Navarra: Torfinasa, Imenasa, Eaton I-bérica: del 78 al 93%. Pota-sas: 60% (boicot). Cataluña: Maquinista, Indo, Philips, H.Walker: del 70 al 90% (boi- cot). Seat: 50% (en blanco)(18) Es otro año de grandes luchas, cul-minando en las del barrio de Santa Coloma, en Barcelona, donde se ha-cen manifestaciones de 10.000 perso-nas. También en Barcelona se arras-tra durante meses el conflicto de la Maquinista Terrestre y Ma-rítima, que se iniciara a fines del año anterior. Y, allí mismo, se pro-duce un conflicto en SEAT (Fiat) em-presa de 27.000 trabajadores, que luego de un largo período de conflic-tos originados en un régimen interno fuertemente represivo, se niega a re-admitir a dos obreros que habían ga-nado juicios por despido improceden-te. Los despedidos ingresan a la em-presa, que es ocupada por los opera-rios, y defendida violentamente du-rante 12 horas del asalto de las fuer-zas de seguridad, resultando un obre-ro muerto. La huelga proseguirá to-davía 15 días luego de la toma. (18) Fuente: Experiencias del movimiento de CCOO, septiem-bre/73. Publicación en mimeógrafo, sin firma, parece ser de GRT y Lu-cha de Clases, en conjunto. 73 74 La violencia crece: el PCI lanza en varias manifestaciones grupos de cho-que que ponen en jaque a la policía, pe-ro, a consecuencia de ello, la repre-sión se ensaña contra esa organiza-ción y logra encarcelar a los princi-pales dirigentes y cuadros. El PC m-1 logra éxito en algunos lugares con sus llamamientos para que los obre-ros vayan a las manifestaciones con armas blancas. En todos los grupos políticos se dis-cute la línea respecto del movimien-to de masas, pero no hay concrecio-nes prácticas. En general hay un es-tancamiento en la acción de toda la vanguardia conciente, salvo Bande-ra Roja. Por su parte, el PCE lo-gra rehacer, aunque sea formalmen-te, algunas CCOO en su línea, funda-mentalmente en los lugares en los que consiguió la presentación de candida-tos a enlaces y jurados. La burguesía responde a la ola de lu-chas con despidos masivos. Y el Mi-nisterio del Trabajo, en un informe secreto a los organismos de seguri-dad, propone las siguientes medidas de represión: - Suspender la discusión de los con-venios en los casos en que amena- cen conducir a conflictos graves. 1972 - Prohibir las reuniones y Asambleas de trabajadores, aunque sean para tratar asuntos exclusivamente laborales. - Proceder a las detenciones preventivas de dirigentes obreros. Impedir la difusión de propaganda clandestina y la formación de piquetes. - Presionar a la prensa (sic) para que no publique ninguna noticia re -férente a conflictos obreros.^ ' El propio Ministerio del Trabajo, cuyas instrucciones son "no publi — car nada sobre conflictos o-breros", se ve obligado a declarar que en 1971 hubo 180.500 obreros en huelga. Y esto sólo se refiere a los conflictos en los cuales tuvo intervención el Vertical. El centro de las luchas se desplaza en 1972 a Galicia. Son primero los astilleros B a zán de El Ferrol, donde los obreros en huelga consiguen a -rrastrar a la calle a todos los trabajadores de la ciudad-puerto, y se pro duce una lucha violentísima, con a- (19) Fuente: La repression en Espagne. Dossier 1. Comité dfin-formation et de Solidarité avec PEs-pagne, Paris, 1973. salto al cuartel de policía, donde ca -en asesinados dos obreros. La huelga general de repudio, apoyada por los comerciantes y otras capas, dura una semana y se levanta sólo porque el go bierno militariza lost astilleros. En Vigo, poco después, . los obreros deBarreiros copian los métodos puestos en práctica en El Ferrol, y obtienen un triunfo total: la burguesía retrocede, los huelguistas obtienen sus reivindicaciones y vuelven al trabajo sin sancionados ni presos. Pero tres meses depués, cuando -tam bien en Vigo- los obreros de Citroen van a la huelga en solida -ridad con 9 despedidos, la burguesía , prevenida, no afloja: 17 días de huelga general son "aguantados" con firmeza por la patronal y el Estado. No se logra generalizar el conflicto a o-tros lugares de España: el PCE centra su campaña de esos días contra los Consejos de Guerra, y el resto de las agrupaciones y partidos se limi -tan a la solidaridad material y política, pero no llegan a movilizar . El conflicto termina con -289 despedidos y docenas de presos. De los despedidos, 159 fueron reincorporados pocos días después por gestiones de una Comisión mediadora y 25 por decisión de la Magistratura. Las cifras del Ministerio del Trabajo para 1972 son: 656 huelgas con 175.000 obreros y 659. 000 horas de trabajo perdidas. Según este informe a la cabeza, por numero de conflie -tos, va Barcelona (con 122) y la si -guen Guipúzcoa (95), Vizcaya (92), O viedo (90), Madrid y Pontevedra (49 cada una). Las CCOO de La Coruña, Sevilla,Gui püzcoa y Navarra, donde el PCE ha perdido la hegemonía, van estructurando una línea: las reivindicaciones inmediatas y la oposición al franquismo se enmarcan en una ciara pro — puesta antí-capitalista: se pone el a-cento en la acción directa y en la organización clandestina y permanente de las CCOO, con una estructuración profundamente insertada en las em -presas, al margen del Vertical. La consigna " C C O O son la o r g a n i zacion unitaria de la clase obrera" se opone a la reformista : 11 CCOO son el movimiento o-brero en mar chaIr . Se va viendo el resultado de la elaboración del año anterior. El PCI y una escisión del mismo, el PCI (LP), que dos años antes se habían retirado de las CCOO lideradas por el PCE, dan un acentuado viraje; no sólo reingresan, sino que eon la fundamentación de que "' hay que estar donde están las ma -s a s Tf, transforman la ruptura con el Vertical en una consigna propa — gandística, a concretar en el largo plazo. La ORT (Organi zación Revo-— lucio na ria de Trabajadores) nacida de un núcleo de militantes católicos que había comenzado como un grupo de trabajo sindical, constituida ahora en organización política (maoísta), desarrolla y precisa sulí nea y sus tácticas en el movimiento de masas, y en base a esta elaboración establece acuerdos exitosos con otras organizaciones para trabajar dentro de CCOO: las de Navarra, que adoptan esa línea, crecen y se desarrollan. En diciembre se realiza el II Congre sodelaLiga Comunista Revo lucionaria (LCR ),organización simpatizante de la IV Internacional -nacida el año anterior- que entre otras rectificaciones, orienta su línea en el frente obrero en función de participar y desarrollar las CCOO. Considera que éstas deben ser organismos de "Fr en te único délos 1973 trabajadores avanzados", e instrumento para la realización de la Huelga General Revolucionaria que -sostienen- derrocará al fran -quismo e inaugurará la revolución se; cial en España. Este es el año de mayor crecimiento económico de la última década. Pero, contrariamente a lo sucedido en 1966 (liberalización), la expansión va a-companada de un endurecimiento notable en la represión, a todos los niveles, pero especialmente sobre el movimiento obrero. Se producen des plazamientos en la burocracia esta — tal, y los viejos falangistas vuelven a los Ministerios. A fin de año se plantea en la Naval (astilleros) de Bilbao un petitorio por aumentos de salarios. Denega -do por la patronal, comienzan los paros parciales, con Asambleas dia — rias y "culebras" (recorrida de toda la planta por una fila de traba -jadores que va. sumando tras de si a los obreros de cada sección por don- de pasa), hasta el 30 de enero,en que la Empresa sanciona con 3 días de suspensión de empleo y sueldo a 800 trabajadores. Siguen ios paros, y las sanciones, hasta que en marzo caen 60 días de suspensión de empleo y sueldo sobre 3.000 trabajadores (la patronal aduce luego que sólo eran 1.300). Una vez la mayoría de los febreros en la calle, la dirección del conflicto (un grupo unitario de em — presa, constituido a ios efectos del petitorio) no logró mantener las pautas de acción seguidas adentro - A -sambiea, discusión y resolución democráticas, información permanen — te- ni tampoco coordinar la lucha con las restantes que se estaban dando por la renovación de los conve -— nios (en febrero había 15.000 obre -ros en huelga en la margen izquierda de la ría de Bilbao). Como resultado del aislamiento y la falta de información e iniciativa, se produjo la vuelta al trabajo de la mayoría de Los san donados, por medio de la presentación de una solicitud de readmisión impuesta por la empresa (ver Anexo III, 4). A las huelgas de Vizcaya, se unen en febrero y marzo paros, manifestacio nes y enfrentamientos con la policía en La Menera (Sagunto) contra la a-menaza de despido de 300 trabajadores. Desde enero, hasta avanzada la primavera, se extienden las huelgas de maestros y profesores (contratados ) en todo el país. A principios de abril, la policía tira contra los albañiles en huelga en San Adrián de Besos, asesinando a uno,lo que determina el estallido de movi -mientos de solidaridad en la región de Barcelona; más de 100.000 trabajadores participan. En las semanas siguientes, la agitación se manifiesta en la zona de Ripollet- Sardanyola (también Cataluña). Para el 1 de mayo, las manifestaciones abarcan Madrid, Valencia, Barcelona, Zaragoza, Valladolid, Elche, San Sebastián, Cádiz, Sagunto. Las de Madrid son las más violentas: en la convocada por el PC m-ly las organizaciones por él propiciadas, OSO -Oposición Sindical Obrera-y FRAP -Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico-, es ejecutado de una puñalada un inspector de la brigada político-social. En todo el país, las manifestaciones son menos numerosas (la policía cubre las ciudades) pero más violentas que en los años anteriores. En junio se produce un cambio de gobierno, con Carrero Blanco enlaPre sidencia, quien declara estar "listo para defender el orden por sobre todo"-. Pero ya en el mismo mes estalla lt huelga en Pamplona, la más impor -tante del año, en solidaridad con los obreros de Motor Ibérica, des -pedidos por exigir el pago de primas atrasadas. Desde-el 9 de mayo, er que se inicia el conflicto, hasta el 14 de junio, se suceden paros parciales asambleas y movilizaciones callejeras de los obreros de Motor Ibérj ca y de los de otras fábricas ,E1 14 de junio, los despedidos y sancionados se agolpan ante las puertas de la fábrica para impedir que salgan camiones con repuestos (vaciamiento) y la policía los reprime duramente.Esto desencadena una huelga general 50; 000 obreros entran en el movi -miento, acompañados por pequeños comerciantes, estudiantes ae escuelas secundarias, talleristas, profe -sionaies, etc. El movimiento termina el 23, con logro parcial de las reivindicaciones, sólo 8 despedidos-que son empleados en otras empresas -sin sanciones, y -lo más importante-con vuelta ordenada y unitaria al trabajo (ver Anexo III, 3). Casi al mismo tiempo, los obreros de CAF de Beasain ganan su huelga luego de dos meses de resistencia. En julio entran en conflicto los 2.500 obreros textiles delntelhorca (Má laga) que llegan a la huelga en agos -to. En setiembre es en Segarra (Valí d'Uxo), y en octubre, huelga de la construcción en Madrid, por la renovación del convenio: llega a abarcar 80. 000 obreros y se extiende más de dos semanas. Desde principios de noviembre hasta fin de año, huelga prácticamente general en las minas de Asturias, violentamente reprimida. Y, al mismo tiempo, otra huelga en la construcción, esta vez en Valladoiid, En realidad, la renovación de los coja venios cubre de conflictos todo el país en los tres últimos meses del año. Para todo el 73, A. López Campillo calcula 12 millones de horas de tra -bajo perdidas por huelgas' '. En el gobierno, el avance de los falangistas se completa a fin de año; en el nuevo Ministerio, organizado a raíz del ajusticiamiento de Carrero Blanco (literalmente colado por una bomba colocada por ETA), están ausentes los miembros del Opus Del Más que una pérdida de fuerza de es- (20) La stratégie des Commi-ssions ouvríéres,Le Monde Di -plomatique, Paris,févríer 1974. te grupo, que sigue detentando las manijas del poder económico, hay que pensar en un voluntario paso atristado tal vez para que los falangistas carguen con los costos políticos de u~ na nueva estabilización, prevista para 1974. En el movimiento obrero se manifiestan tres líneas; - Las viejas CCOO hegemonizadaspor el PCE, con 'cierta presencia en Ma drid -donde, por otra parte, parecen haberse opuesto a la huelga de la cons trucción- y en Asturias. En el plano nacional, llamaron para el 12 de di - ciembre aun movimiento de solidari dad con los procesados del 1.001, que tuvo escaso eco. - Las nuevas CCOO de Guipúzcoa, La Coruña, Navarra, Sevilla y Barcelona con una linea revolucionaria y antica- pitalista, donde participan la mayor parte de los partidos y grupos de la iz quierda (Anexo IV, 1, 2, 3, 4 y 5). En la misma linea, pero con planteos y organización más embrionarios, parecen estar constituyéndose organismos unitarios de base en Vizcaya, cuyas empresas estuvieron sembradas en los últimos años de diversos Comités, Comisiones y Plataformas, agrupando a minorías de vanguardia que no lograban unificarse ni tener estabili -dad. - Y el OSO (Oposición Sindical Obrera .sigla que cobijó has tal 963 o 64 a la fracción sindical del PCE, y que ahora es a-doptada por la tendencia del PC m-1 en el movimiento obrero), aunque plantea u na perspectiva unitaria, no se integra a CCOO. 1974 í "Grandes conflictos laborales signaron el año social español", titula El Cronista Comercial"de Buenos Ai -res un cable de AFP, publicado el 23 de diciembre, que reza: "Proliferaciónde conflictos laborales, extensión de las huelgas de carácter político e iiioperan-cia de los sindicatos oficiales vertica -les fueron los rasgos más salientes del panorama social español en 1974.SÍ bien el número de huelgas fué semejante al del año anterior, destacó la multiplicación de paros por solidaridad y de molimientos laborales en defensa de objeti -vos claramente políticos .Una huelgage-neral de carácter político, seguida por u-nos 200.000trabajadores, paralizó parcialmente el 11 de diciembre la vida económica del país vasco. (.. .) Gran parte de las luchas sociales en 1974 tuvieron como objetivo no sólo la defensa del poder adquisitivo sino también la exigencia de garantías en cuanto a seguridad en ; el empleo. Esta ultima reivindicación fué esencial en las negociaciones y los repetidos paros que se registraron en SEAT (...). Lo mismo sucedió en otra empresa del ramo, Authi, cuyos dbreros ignoran todavía a quien será cedida la f ir ma, en dificil situación, por su propietario británico Eeyland. La geografía de los conflictos sociales en 1974 reflejó la prioridad de ios tres grandes polos industriales del país;Cataluña, Euzkadi y Madrid.En las tres regiones, las huelgas cobraron especial relieve en empre sas filiales de grupos multinacionales. (. ..) En 1974, más aún que en años anteriores , se hizo patente la ineptitud de la organización sindical oficial para canalizar las reivindicaciones obreras. En diversos conflictos, el diálogo o el enfrenamiento entre patronal y trabajadores se desarrollóal margen de las es -truc turas del sindicalismo vertical. Este último se vio frecuentemente desbordado, ignorado y desautorizado por la ba se obrera. Algunos jefes de empresa,con cientes de ese hecho, prefirieron un con tacto directo con los representantes f,ile-galesrrdel personal, al contacto con buró" cratas sindicales sin representación". Hoy, ante la crisis del franquismo, corset ya estrecho para la burguesía española, el proletariado ibérico tiene la palabra. ANEXO I LA PATRONAL Y EL ESTADO 1. El Sindicalismo de integración ¿^El sindicalismo^/ ya no tiene por qué mostrarse insolidario y enemigo de un orden económico-social que ya no es el capitalismo propiamente dicho. El sindicalismo que, no obstante los requerimientos de estas realidades económico-sociales, pretende seguir manteniéndose en actitud insolidaria y hostil frente al orden social que las comprende, hay que concluir que no actúa por móviles estrictamente sindicales, sino movido por secta -rismo ideológico, por el compromiso de subvertir a cualquier costa el régimen político-social de los pueblos libres. Conferencia de Pedro Lama-ta Megías, secretario gene -ral de la CNS, en el Circulo Mercantil e Industrial de Vi-go, dentro del ciclo delXXIII curso universitario de verano sobre nEl sindicalismoeo mo vehículo de unidad socialn, 23-9-1965.(H.E. 196S,p.298) El sindicalismo del futuro, el que deno -minamos i,f sindicalismo de participación", rompe el raquítico marco de actuación de la relación obrero-patronal,/irrelevante en la actualidad y busca mayor espacio para su acción defensora de intereses sociai-eco -nómicos en todos los campos hasta los que tales intereses so han extendido. En definitiva, el sindicato de participación, f como institución social con propia sustancial! da4 con fines propios y- específicos,pretende jugar un rol importante y principal en la re -gulación de la convivencia social, no ya desde el área de la producción, sino en todos y desde todos los terrenos en los que se regula la convivencia: desde el administrativo al político en general. Conferencia de P. LamataMe gias en la VII Semana de Estudios de la Escuela Social de Valencia, julio/1965. (H.E . 1966, p. 298). 2. La lfnea dura de la patronal y el papel del Sindicato. Gabinete Técnico económico Sidero-Metalur gico. Sindicato Provincial del Metal i Con la mayor consideración, Al Delegado I Provincial de Sindicatos^ de la Representa- I ción Empresarial del más alto nivel, del í Sindicato del Metal de Barcelona, ¡ I Criterios expuestos: 1. Las empresas se sienten en el deber de convencer a nuestro Gobierno, para que actúe con la mayor energía con el fin de evitar la gestación, fuera de las empresas, de situaciones conflictivas políticas, que una vez instaladas dentro de ellas, quedan disfrazada^ de conflictos laborales con gran habilidad. La desvirtuación de los hechos reales no puede esconder de ninguna manera el ver -dadero fondo del problema, que intenta con solidar posiciones conflictivas laborales,¿ busando de la tolerancia de la Autoridad al permitir falsas actívidadesHdemocráticas" La seguridad y la estabilidad de nuestro Régimen, no tienen por qué quedar al arbitrio de organizaciones que únicamente sea-poyan en intereses internaeíonales de probada mala intención. La empresa no puede actuar con mayor energía en lo interno, y menos aun en la calle, contra esas organizaciones subversivas, 2. La Autoridad debería actuar en forma in mediata y severa, fuera de las empresas , contra los individuos, "comandos" y grupos activistas que están gestando ininte- rrumpidamente situaciones conflictivas.La actuación de la Autoridad dentro de'las empresas debería quedar únicamente para las situaciones de emergencia, que se presenten como consecuencia de una imprevisión o de circunstancias extraordinarias que con vengan cortar,, para evitar un mal mayor. 3. Las empresas no siempre conocen quienes son los activistas, pero pueden insinuar pistas e información para que la Autoridad pueda actuar e investigar actividades fuera de la empresa, cosa que, en la actualidad, no se efectúa con la suficiente energía para evitar lo que todos conocemos. La empresa no dispone de medios para reali -zar esas investigaciones, ni ésa es su misión. ; 4. Los Jurados de Empresa, han de estar debidamente protegidos y revestidos de autoridad, por ser el verdadero instrumento de diálogo con la Dirección de la Empresa; los Jurados no deberán más ser animados contra las Empresas por la Vicesecretaría de Ordenación Social, o Asesores Sociales Sindicales que en ocasiones los orientan tqr cidamente en una posición más demagógica que no consigue complacer a los activistas y, en cambio, crea una situación de confusionismo entre los Jurados-Enlaces y la Dirección de la empresa, que se traduce en un desprestigio de ambas partes y es aprovechado por ios grupos subversivos para conseguir su objetivo. 5.. La experiencia producida como conse cuencia de la resolución de la Magistratu ra del Trabajo, da origen a nuevos y má importantes conflictos que enrarecen el an biente social, en vez de ratificar las deci siones de las empresas," obligadas a establecer el orden y la disciplina. 6. Los despidos justificados, máxime e: los casos que nos ocupan, han de ser sien pre SIN INDEMNIZACIÓN, porque de h contrario se está creando el profesionalis mo del conflicto social y de la indemniza ción. 7. Ante las próximas Elecciones Sindica -les, cabe tomar las dpbicjias precauciones para evitar que al amparo de una falsa democracia, los grupos de presión activistas se apoderen de una supuesta represéntate-vidad, tanto en la Organización Sindical como en las propias empresas. 8. Lo Social y lo Económico van indefectiblemente ligados. La prosperidad del país se mide por la de las empresas. El escepticismo más absoluto ha invadido en estos momentos el ambiente de la dirección empresarial, que debe dedicar la mayor parte de su actividad a solucionar situaciones conflictivas descuidando la misión más importante, que es la creación de riqueza. 9. Es indispensable adecuar un sistema para que las empresas no contraten personal con antecedentes eonflictivos y profesionalizado en esa actividad. .... ¿["continúan críticas a la conducción e-conómica^/. Barcelona, 4 de febrero de 1971. Fuente; La Vaga.. . .p. 107, 3. La ley sindical de.1971 (fragmentos). TITULO I DISPOSICIONES GENERALES. Capítulo primero. Principios del sindica -lismo español. Art. Io. 1. Los españoles, en cuanto partí cipan en el trabajo "y la producción, constituyen la Organización Sindical. 2. La Organización Sindical, que forma parte del orden institucional definido en las Leyes Fundamentales, tiene como misión esencial contribuir, de acuer - ^ do con los principios del Movimiento Nació nal, a la transformación y desarrollo del sistema socio-económico, al progreso de la comunidad nacional, conforme a las exigencias de la justicia social, mediante el cumplimiento dé los siguientes fines: Tercero: el fortalecimiento de la libre y justa convivencia entre cuantos participan en el proceso productivo, integra- L dos en la comunidad nacional. í-..) Art. 4o. Son principios básicos en que se inspira la Organización Sindical Española y que se aplicarán a ésta y a las Entidades que la integran según la naturaleza de las mismas: - El de unidad, en razón a la consideración institucional del Sindicato como entidad natural de la vida social y estructura básica de la comunidad nacional, integra dora de los factores de la producción. V TITULO II ORGANIZACIONES PROFESIONALES. Capitulo primero. De la acción sindical en la empresa. Art. 12o. 1. Quienes participan en el trabajo y la producción en el seno de la empresa constituyen una comunidad, base ,ráe la que arrancan las estructuras sindicales. La acción conjunta de quienes integran esa comunidad de empresarios, técnicos y trabajadores se orientará a la consecución de ios fines de armonía y colaboración mutua que son básicos en la acción sindical. (.- -) TITULO III DE LOS SINDICATOS Y OTROS ÓRGANOS DE COMPOSICIÓN Y.COORDINA" CION. Capitulo primero. De los sindicatos. Art. 28o. 1. La administración y gobierno del Sindicato estará a cargo de su Presiden t# y de la Junta General. 3. La Junta General es el superior órgano colegiado del Sindicato. Estará constituida por Í^VAÚ número de representantes de la Unión de Empresarios y de la Unión de Trabajadores y Técnicos, elegí -dos por los miembros de sus respectivas Juntas Generales. Art. 29o, l. La Junta Genera! del Sindicato elegirá por mayoría de las tres cuartas partes de sus componentes, en primera, se gunda o tercera votación, la persona que os[ tentará la Presidencia del Sindicato Nacio~ nal, que será propuesta al Ministro de Relaciones Sindicales para su nombramiento. 2. Cuando no se alcance" la mayoría mencionada en el apartado anterior, el Ministro de Relaciones Sindicales nombrará a la persona que considere idónea para ' el desempeño del cargo entre las cinco que le sean propuestas por el Comité Ejecutivo del Sindicato , 4. Estarán incapacitados para desempeñar la Presidencia del Sindicato Na cional: (..0 3o, Los sujetos a expresa decla- ración de incompatibilidad por acción contraria a los Principios Fundamentales del Movimiento. TITULO V DEL RÉGIMEN JURÍDICO SINDICAL. Capitulo único . Art. 45o. 1. El Ministro de Relaciones Sindicales -oído el Comité Ejecutivo Sindical-y los Delegados Provinciales en el ámbito de su competencia -oidoelConsejoSindical-j-podrán suspender los Sindicatos, Asociaciones y demás Entidades sindicales que desarrollen actividades contrarias a esta Ley o a sus Estatutos, a los Principios Fundamen tales del Movimiento, o que impidan o coarten el libre ejercicio de los derechos individuales, familiares, políticos, sociales y e-conómicos definidos en las Leyes, o que estén en pugna con el cumplimiento de los fines de la comunidad nacional. El acuerdo de suspensión lo será por el plazo máximo de tres meses, dentro del cual se adoptarán las medidas encaminadas, a qué::cesen las causas que la originaron. En cualquier caso, dicho acuerdo será recurrible ante la jurisdicción competente. 2. De igual manera y por el mis -mo trámite, podrá acordarse la disolución de tales entidades, cuando dejen de cumplir se los requisitos que esta Ley establece pa- ra su constitución. (...^ Art. 52o. Los miembros del Comité Ejecutivo Sindical, los Presidentes de Sindicatos y Federaciones Nacionales, los directores de los servicios sindicales y los Delegados Provinciales de la Organización Sindical, pa ra el ejercicio de sus cargos respectivos, habrán de prestar juramento de fidelidad al Jefe de Estado, a los Principios del Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales del Reino. Texto aprobado por las Cortes Españolas el 16 de febrero de 1971. ANEXO II LAS CCOO REFORMISTAS A partir de la premisa de que ha llegado la crisis definitiva del franquismo, originada por la división entre las clases dominantes, se proponen construir organizaciones abier tas, presionar por su. legalidad, y copar el Vertical para obtener su reforma por vías legales. ¡Las GCOO se consideran un medio transitorio para lograr un sindicalismo independiente y democrático. 1. Las primeras definiciones. (1966) ANTE EL FUTURO DEL SINDICALISMO. Después de cuatro meses de un diálogo fraternal y sincero , un grupo de militantes del movimiento obrero hemos encontrado las bases sobre las que creemos que podría desarrollarse la lucha unida de los tra bajadores. Ningún exclusivismo ni espfri -tu de grupo nos animó a esta labor. Nadie ha pretendido que triunfe una u otra parte de las tendencias que actualmente tratan de representar a los trabajadores y la realidad de su lucha. Sólo nos animó, aun reconociendo la diversidad de procedencia deca da uno,, el mejor espíritu de servicio al movimiento obrero, por encima de cualquier ja tra consideración. Cuando llegamos al punto final de nuestro acuerdo básico queremos hacer llegar a to- dos nuestros compañeros, a todos Idsque comparten la misma lucha y las mismas as piraciones, el texto definitivo (. ..). 1. El sistema capitalista genera y con -diciona la lucha úc ciases. En un sistema socio-económico capitalista no hay posibilidad de armonizar ka.: dos bandos en pugna, situados en p--áei-aes contrapuestas . Por ello, en defo; - a y reivindicación de intereses contrapuestos e irreconciliables, no pueden admitirse " más organizaciones sindicales que aquellas que parten de esta clase. Repudiamos por tanto, los llamados "sindicatos1' actualmente" existentes le-galmente en la España capitalista en que estamos, fundamentalmente por'no ser instrumentos idóneos para la lucha que los tra bajadores necesitan desarrollar para la defensa y reivindicaeion de sus derechos. 2. Los trabajadores españoles han de luchar, por tanto, por la conquista del derecho de asociación obrera, universalmen -te aceptado y que nadie puede -moralmen-te- negarles; mientras que los sectores patronales han coa servado en todo momento sus organizaciones, sus posibilidades de reunión, de diálogo y acuerdo paralaac cion coordinada, ios trabajadores españoles han estado y están sometidos a la dura disciplina de una legislación que prohibe sus asociaciones y que, además, les impone el encuadramiento en unos ?T sindica^ 1. tos" estatales (cuyos dirigentes no han sido democrática y libremente elegidos por los trabajadores) que, para colmo, además, no les permiten defenderse eficaz -mente en la ininterrumpida lucha de clases, es decir, en la lucha justa que Jos trabajadores se ven obligados a desarro -llar, para la defensa y reivindicación de sus derechos, en un sistema socio-económico capitalista. 3. Los trabajadores, a lo largo delahis toria delKmovimiento obrero, han comprobado que su fuerza, su capacidad, proce-ce principalmente de la unidad de clase.Su mando pobreza, esfuerzos, experiencia y organización, han conquistado del sistema capitalista avances sociales que aunque limitados y circunstanciales, paurecían inalcanzables hace años. Pero, cuando la unidad se rompe, al igual que cuando faltan las bases elementales de libertad y de independencia, la acción de los trabajadores no es eficaz,o no puede desarrollarse. De ahí la importancia fundamental, la trascendencia indiscutible de la unidad, al igual que de la independencia y la libertad del movimiento obrero. 4. En virtud de la experiencia histórica, y atendiendo a las exigencias de la unidad, afirmamos que las organizaciones del sindicalismo obrero deben ser plenamente independientes de todos los partidos politi — eos. Reconocemos, sin embargo, la posibilidad de existencia de partidos políticos i-dentificados con las aspiraciones e intere -ses de la clase obrera. 5. Los trabajadores deben comprender claramente que forman un mundo margina -do por la sociedad capitalista. Ellos son los desposeídos, los que reciben las migajas de un sistema, socio-económico injusto, no sólo en dinero, sino también en cultura, en responsabilidad, en participación. Porque creemos que todo¡s los hombres son origina riamente iguales en derechos, la sociedad que les encuadra debe ser la sociedad de todos . Para ello, hay que cambiar las estruc turas de la sociedad actual, concebidas sólo para el beneficio fabuloso de unos pequeños grupos, y el beneficio marginal, mu- ! chísimo menor, de un sector inmensamente mayoritario, de la población. Con este ^ fin, los trabajadores, rechazando las ten - ^ taciones de la sociedad capitalista, que sólo aspira a prolongar su vigencia engañando y comprometiendo a las masas popula -res, tienen que organizarse con plena independencia para desarrollar sus planes eme conduzcan a la emancipación y a la cons-trucción de una sociedad para todos. Lo cual no quiere decir que, en ciertos momentos, no acepten determinadas acciones conjuntas con otras capas sociales, para la consecución de objetivos coincidentes. 6. Aceptada la necesidad de unidad del movimiento obrero y de su independencia , consideramos que el instrumento eficaz ha^ de ser la central sindical única, cuyas bases de construcción deberán ser, libre y democráticamente, acordadas por las a -sambleas de trabajadores, realizadas con la colaboración de las organizaciones sin — dicales obreras representadas en las em -presas. Estas asambleas deberán ser debidamente reglamentadas desde el escalón de empresa.,Podrá acordarse la constitución de una federación de sindicatos de la misma rama de producción, un sindicato único, una cámara sindical, o cualquier otra fór- ' rnula que se acuerde y que responda mejor a la voluntad de los trabajadores. Conside-^ ramos que las actuales organizaciones de encuadra miento real y los movimientos de representación de los trabajadores, debe- ' rán colaborar siempre, y por encima de todo, en esta aspiración unánime de auténtica unidad. 7. La libertad de asociación, el derecho de huelga, la máxima libertad de actuación, de palabra, de escritura, de reunión,han sido siempre la base de todo auténtico sindicalismo. Pero además, consideramos que han de darse en el auténtico sindicalismo o-brero, un respeto para las diversas tendencias que en su seno puedan manifestarse. -Por ello, las asambleas constituyentes de los sindicatos deberán acordar la fórmula que evite la dictadura del grupo más inerte o del mejor organizado, compatible con el respeto a los acuerdos democráticos de las mayorías. Esto seria garantía de unidad. 8. Ningún trabajador puede, mor almenóte, eludir la parte que le corresponde en la lucha de la clase obrera por su libertad y por la construcción de una nueva sociedad para todos. El movimiento obrero español logró, en otros tiempos, que nadie pudiera concertar un contrato de trabajo si no estaba previamente inscrito en un sindicato obrero. La lucha es de todos para todos y nadie puede eludir su responsabilidad, ni puede permitírsele que lo haga? ya que, con ello, perjudica a los demás traba jadores, a la lucha comunitaria desplegada en la que la unidad es imprescindible. Comprendemos que ahora solamente es e-xigible a los trabajadores su vinculación militante, su compromiso en la lucha. Deseamos que algún día, dispongamos del e-lemento legal que garantice la sola posibilidad del encuadramiento en la central sindical única, según la libre y espontánea voluntad de los trabajadores. 9. Nosotros creemos que es obligación de todos los militantes del movimiento o-brero español colaborar: a) En la difusión de estas ideas para hacer frente así a los intentos redoblados de la burguesía capitalista para frustrar, una ¡f vez más, esta oportunidad próxima de organización unida de los trabajadores, que ya se perfila, superando los errores del pasado. bj Colaborar en todos los intentos de cons-w titución de comisiones de enlaces y jurados, así como de militantes obreros, en los di-J versos sectores de trabajo, y abierta a to—2 dos para luchar en forma unitaria por las reivindicado! s inmediatas de derechos y 4 la maduración del movimiento obrero. Las' comisiones obreras, creadas por los pro -pios trabajadores, son un movimiento independiente, sin subordinación a ninguna tendencia ideológica. c) Cooperar a la coordinación de estos esfuerzos y de entendimientos entre ,cuantas n entidades y personas luchan hoy, activa yM sinceramente, en el seno del movimiento o-brero. Nunca el capitalismo ha regalado nada a" los trabajadores. Si actuamos unidos, podremos alcanzar el éxito. Si nos prestamos a las maniobras enemigas, sólo nosotros seremos culpables del mantenimiento de nuestra esclavitud. Los trabajadores sonei único sector de la población española que tiene garantizadas, cara ai futuro, unas organizaciones de masas. La burguesía capita -lista sólo cuenta con la posibilidad de aglutinar grupos minoritarios. Si rechazamos las tentaciones fáciles y luchamos por los objetivos tradicionales y actuales del movimiento obrero, unidos y desde posiciones claras, nadie podrá arrebatarnos el triunfo final. Deseamos fervientemente que núes -tras aspiraciones puedan realizarse por cajj. ees pacíficos, cerrando definitivamente el^ ciclo de violencias que" han ensangrentado en el último siglo a nuestra nación. Madrid, 31 de enero de 1966 Eelación nominal de firmantes por orden al f abé tico de apellidos: Julián Ariza (metal) ; Marcelino Camacho (metal); Manuel Deo-gracias (transporte); José Hernando (electricidad); Diego Cureses (metal); y Ceferino ( Maeztu (prensa y artes gráficas); Víctor Martínez Conde (prensa y artes gráficas); , Serafín Peroul (metal); Juan Rubio (banca)'; Ireneo Santos (banca); Manuel Somoza (metal); Siguen adhesiones de más de cien 4 miembros de las Comisiones Obreras del^ Metal, Prensa y Artes Gráficas, Electri -cidad, Industrias Químicas, Construcción r Banca, Transporte y Combustible. Fuente: Musolini ed., pag.35 DECLARACIÓN DE LAS CCOO DE MADRID Ante la campaña de desorientación desatada en torno a las Comisiones Obreras (CCOO) con el fin de confundir a ciertos sectores de trabajadores y con ello, intentar dividir a nuestra clase, las CCOO de Madrid hemos considerado oportuno difundir la presente Declaración, con los siguientes objetivos: 1. Para que los trabajadores que por diversas circunstancias lo ignoran, conozcan el porqué del nacimiento de las CCOO, lo que son, lo que representan, y lo que pretenden. 2. Para que sepan todos los que aseguran que las CCOO están sujetas a tal o cual grupo político o económico, que no sólo no es cierto sino que además, detrás de este ataque se esconde la siembra de confusiones, de desconfianzas, de atentados contra nuestra unión y sentimientos solidatios,tan vitales para proseguir la lucha por nuestros derechos económicos y sociales. 3. Para definir y concretar una vez más nuestra característica esencial de oposición a las actuales estructuras sindicales, que son lo contrario de un sindicato de clase y están al servicio de las consignas políticas de la Administración y de los intereses económicos de las empresas. 4. Porque queremos hacer, a través de esta declaración, un llamamiento solemne a todos los sectores laborales del país, cual~ quiera que sea su ideología o compromiso político, sindical o religioso para que se sumen a las CCOO como Movimiento Unitario y autónomo de la clase trabajadora en este momento de su evolución. El nacimiento de las Comisiones Obreras ~~ Él día 31 de enero de 1966 se dio a conocer una Declaración de principios titulada "Ante el futuro del sindicalismo" que respondía perfectamente al espíritu de las CC OO y en el que se afirmaba: nEi sistemaos pitaiista genera y condiciona la lucha de clases. En un sistema socio-económico capitalista no hay posibilidad de armonizar los intereses de los dos bandos en pugna situados en posiciones contrapuestas. Los trabajadores deben de comprender claramente que forman un grupo marginado por la sociedad capitalista. Ellos son los desposeídos, los que reciben las migajas de un sistema socio-económico injusto, no sólo en dinero sino también en cultura, en responsabilidad, en participación". Para nosotros, es evidente que España no ha sido ni es una excepción a esta ley-ge neral del capitalismo. Desde que acabó la guerra civ'il, a pesar de las reiteradas a-firmaciones de las autoridades en el senti- do de que habían logrado la "superación de la lucha de clases", "la armonización de los intereses del capital y el trabajo", "la implantación de un sistema ni capitalista ni socialista", el hecho real es que la lucha de clases no na dejado de ser una realidad ni un solo día, que la pugna de inte -reses entre capital y trabajo ha ido ganando cada vez mayor virulencia, que el sis -tema establecido en España es sin duda capitalista, y en su actual forma, monopolista y oligárquico . Durante esu^¡ úilimos 27 años, la iryde -fensióndela ciase obrera la sido total. Nuestras organizaciones destruidas, nuestros militantes perseguidos, nuestros periódicos y locales confiscados. . . en sustitución nos montaron unas estructuras 4(el sindicato vertical) inmovilistas que por no ser independientes están a la merced de la patronal, que por no ser democráticas carecen de toda representatividad (principalmente en los niveles superiores a la empresa, en la llamada nlínea de mando o po-iítiea11, que es donde se toman las decisiones); que por no disponer de medios depresión eficaces (entre ellos el derecho de huelga) nos deja indefensos ante los empre sarios. En realidad estamos excluidos de los centros donde se toman las decisiones que afectan al conjunto de las naciones:ex- ; cluidos de la dirección de los sindicatos y de los órganos de dirección de la empresa (a pesar de la Ley de Coge^tión); excluí- ! dos de la Universidad y de los ministerios; excluidos del control de los medios asis -tenciales y de familia. Aprovechándose largo tiempo de esta situación, la gran burguesía española/itilizan do libremente para su servicio los resortes del Estado, ha reforzado las estructuras monopolistas del capitalismo hasta un grado tal de concentración que hoy en día la mayor y mejor parte de nuestra riqueza está en manos de un puñado de terratenientes, banqueros, grandes industriales y traficantes nacionales y extranjeros. Sin embargo, a pesar de las terribles di- -ficultades de todo tipo, los trabajadores no hemos dejado de luchar ni un solo día por nuestros intereses de clase. Seria intermi nable enumerar los miliares de acciones cabreras desde las simples visitas de unaCo misión al patrono, hasta la huelga, que se han producido en España desde 1939 hasta nuestros días. Nosotros somos concientes de que esta acumulación de esfuerzos y sacrificios obreros han sido el elemento esen. cial que ha posibilitado el nacimiento de las CCGO con las características que hoy tienen. ; Por otra parte, para nadie es un secreto que el capitalismo español, que la Adminis tración, se han visto obligados por la pre- sión de las masas y por sus propios fallos internos a tomar una serie de medidas que han acelerado el proceso de la lucha de ciases. En este sentido no es inútil recordar que hacia el año 1956 la' crisis económica de la burguesía era dramática. La política económica de las autoridades se había manifestado como un fracaso y el país estaba al borde del desastre. La. presión delasma sas (importantes huelgas de 1956-57) aceleraron la crisis al obligar al gobierno a un aumento general de salarios (la famosa subida demagógica patrocinada por ei entonces Ministro del Trabajo). Automáticamente subieron ios precios, y la carrera entre ellos y ios salarios se hizo infernaLAnte es ta situación la oligarquía española optó por cambiar de política, ponerse en manos de los grandes monopolios extranjeros e intentar sanear la economía, es decir, salvar sus negocios a costa, una vez más, de los trabajadores: esto fué el llamado n Plande Estabi lizaciónM. Aún tenemos ios^ obreros vivo en la memoria lo que fueron aquellos años de "estabilización" cuando nuestros sa iarios se vieron reducidos en un 40-50% y muchos de nosotros obligados ai paro o a la emigración. En aquella ocasión, ios trabajadores no tuvimos con qué defendernos e-ficazmente porque estábamos prácticamente inertes o maniatados ante la voracidad de un capitalismo antinacional y sin escrúpu- los . Pero, por otra parte, no todo se presentaba de color rosa para la burguesía. Este cambio en la política económica exigía cie^ tas transformaciones en la legislación la — boral; en las relaciones jurídicas entre patronos y obreros. Para los monopolios españoles era vital, con el fin de no quedar asfixiados por la presión exterior e interior, aumentar la productividad de los o-breros, es decir, aumentar y sistematizar la explotación de los mismos, aplicando las modernas técnicas de racionalización del t trabajo, libertad de despido que tan bienco^ nocemos los operarios industriales. Pero ' esta operación era irrealizable con las viejas Reglamentaciones nacionales del trabajo, dictadas por el Ministro del Trabajo, que si bien congelaban los salarios¿ambién V frenaban la productividad del-trabajador. E-ra pues necesario cambiar y para ello se dictó en 1958 la Ley de Convenios Colectivos. Aunque la literatura oficial presentaba los con/enios como un instrumento efi -caz para elevar el nivel de vida del obrero, la realidad fue que sólo sirvieron, en una 4 primera fase, para aumentar ei rendimien to del trabajador. Pero la maniobra, como todas las maniobras, tenia un doble filo ¡ pues la aplicación de la ley ponía por pri - -mera vez frente a frente a patronos y obreros alrededor de una mesa de deliberación^ para discutir sobre el contrato de trabajo Para el capitalismo la "operación" era a-rriesgada, pero ios monopolios y el Estado confiaban en que el sindicato oficial serviría de intermediario y frenaría cualquier acción de ios trabajadores . Efectivamente , el sindicato vertical, llegada la hora de poder demostrar alguna validez para los trabajadores en la discusión de los convenios colectivos, se quito la careta definitiva men te apareciendo ante la elaso trabajadora como instrumento ineficaz y vendido a la patronal,. Por si fuera poco, todavía les quedaba y ies queda el recurso, en el caso de que la presión trabajadora salte el ostácu-lo del sindicato oficial, de recurrir ai Mi -nisterio de Tr^-Dajo para que, a través de prácticas como la MdeflactaciónfT desvirtuar los convenios y reducir a la nada nuejs tras aspiraciones. Sin embargo el capitalismo y sus servidores no tuvieron en cuenta que están cambiando muchas cosas en España. La vida moderna acrecienta las necesidades de los trabajadores, a la par que los nuevos me -dios de información nos ofrecen a diario u-na imagen o referencia de otros países; la tarea ; realizada ininterrumpidamente por los militantes del movimiento obrero eleva la conciencia de ios obreros; una nueva generación de trabajadores se lanza a la lucha sin los prejuicios del pasado. La uni - ! dad de la propia burguesía se ha hecho añicos, debilitando las posibilidades de reacción y maniobra de las autoridades. En estas condiciones, no se hizo esperar la respuesta de los trabajadores. En las grandes huelgas de la primavera de 1962 en Asturias, Cataluña y el país Vasco, tenemos los primeros ejemplos de la coincidencia de los elementos descritos anteriormente y que están en el origen del nacimiento de las CCOO. En aquellas acciones nacieron las primeras CCOO, con características similares a las que hoy tienen las nuestras. En aquellas acciones los trabajadores rompimos/, sistemáticamente las estructuras sindica -les, eligiendo democráticamente en el mismo centro de trabajo a nuestros auténticos v representantes, obligando ai actual sindicato oficial a recibirnos y obteniendo ios primeros aumentos de salarios importantes, desde 1956. Concretamente en Madrid, estas Comi ~ siones nacían y morían con cada reivindicación hasta que, después de múltiples acciones, los militantes obreros más activos que van formándose a través de ellas comprendieron que no sólo era posible, sino también ^necesario dar vida permanente ;a estas formas nuevas que en las actuales cij: cunstancias toma el movimiento sindical de oposición a las estructuras oficiales. Así nacerían ios primeros contactos entre metalúrgicos de Pegaso, Standard, Max coni, Perkins, CASA, ante ia necesidad de presionar para obtener el 20% de mejora salarial y un mejor convenio colectivo del metal. Así surgió de esta necesidad pero espontáneamente la Comisión Provincial de la Metalurgia madrileña, en una reunión de cerca de 600 obreros del ramo, enlaces, vo cales, jurados y militantes sindicalistas. Esta reunión se celebró en ln sude del Sindicato provincial del Metal y en presencia del vicesecretario provincial de Ordenación Social, el Presidente del citado Sindicato del Metal, el Presidente de la sección social, y otras autoridades del sindicalismo oficial. Sobre esta experiencia nacería la Comi -sión Provincial de Prensa, Papel y Artes Gráficas al calor del convenio colectivo interprovincial de Artes Gráficas y de las A-sambíeas de trabajadores que se celebra -ron en el "Círculo Social de Manuel Mateo" también en este caso con asistencia y par -ticipación de autoridades sindicales ver ti -cales como el Presidente de la Sección Social Central del Sindicato del Papel y Artes Gráficas, el procurador en Cortes señor Zaragoza. Por estos mismos cauces sur -gieron las comisiones de la Construcción, , Química, Transporte, Banca, Enseñanza. ¿Qué son las Comisiones? 1) Las CCOO son una forma de oposición unida de todos los trabajadores, sin distinción de creencias o compromisos religio -sos o políticos, a unas estructuras sindicales que no nos sirven. Nacen como una necesidad de defender nuestras reivindicaciones inmediatas y de preparar un mañana db libertad y unidad sindical, y por ello las . CCOO no son hoy, ni pretenden serlo mañana, un sindicato y menos todavía una a-grupación política . Precisamente luchamos por la conquista de unas libertades básicas que permitan a los trabajadores, reunidos en Asambleas democráticas, decidir sobre su futuro, creando su propia organización sindical como lo estime conveniente la mayoría con absoluto respeto a las mino rías auténticamente representativas de seje tores de trabajadores. 2) Las CCOO son un movimiento independiente de la clase obrera, para la defensa de los intereses de la clase obrera. Rechazamos por ello cualquier clase deTvertica -A lismo' o de sometimiento a las consignas de la Administración o de cualquier grupo político. 3) El principio democrático ( tanto para tomar decisiones como para elegir a nuestros representantes) es la regla de actúa -ción de las CCOO. Cualquiera que haya a-sistido a nuestra Asambleas o reuniones ha podido participar ampliamente, sin corta pisas, con todo el peso de su voz y su voto, en las decisiones y en las discusiones. Prac-camos hoy la democracia porque sabemos que en la autáitica democracia obrera está nuestro futuro. 4)Salvando el principio democrático según el cual seremos los propios trabajadores los que en su día te ndremos que decidir sobre la forma del futuro sindicato españoleas CCOO abogamos y luchamos por la unidad sindical, siempre y cuando e'sta unidad esté basada en la libertadla democracia y el respeto a la diversidad de los grupos ideológicos partici -pantes,Consideramos que la división sería un suicidio de clase en la España de los monopolios cuando tenemos enfrente un capitalismo poderoso con sus organizaciones patronales e industriales unitarias.Si lo que pierde al ski diealismo oficial de hoy es su falta de líber -tad e independencia, el peligro del mañana es caer en la división de diversas centrales sindicales aunque gocemos de teórica libertad . Es necesario luchar ya desde hoy por lograr la síntesis eficaz de un sindicalismo unido en la libertad y la democracia. Por último pare ce claro que todos debemos velar para que ba jo la capa de una libertad mal entendida no se arrebate y dispersen en cien pedazos los me -dios e instrumentos sindicales que se han ido acumulando con nuestras cuotas y nuestros sacrificios hechos de jornadas efe trabajo ago- | tadoras, mantenidas constantemente, de p; j vaciones sin cuento de nuestras familias. j En este sentido ios trabajadores españí j les podemos incluso superar a otros mov : mientos sindicales extranjeros si acerta mos a conjugar la autenticidad sindical co la posesión de ios medios materiales aeu mulados en torno.a la organización sindi cal oficial que hoy controlan el Estado los patronos . 5) Las CCOO representan un avance decisivo pa,ra el . movimiento obrero actual por cuanto han sabido dar el paso necesario de la clandestinidad a la legalidad y licitud. Rechazamos la clandestinidad que las estructuras sindicales (Oficiales y ios grandes capitalistas nos quieren imponer Nos negamos a ser considerados como Lina 'asociación ilícitaf y seguiremos trabajando a la luz del día con nuestros nombres y nuestras señas por delante. El grado de madurez de los trabajadores, puesto de manifiesto últimamente en Madrid, con ocasión de la manifestación del día 28 de junio pasado y la subsiguiente te corriente de solidaridad hacia las CCOO junto a los cambios en las circunstancias socioeconómicas y legales del país, imponen cada vez con mayor fuerza la aparición del movimiento obrero español a la luz del día, reivindicando la licitud de sus fines, y, por lo tanto, la legalidad que le corresponde. 6) Por último, creemos que todo sindicalista honesto que se plantee no sólo arran -car unas mejoras (que casi siempre son e~-iiminadas por las subidas de los precios subsiguientes), sino también emancipar a su clase, tiene que comprender que sólo la unidad de los trabajadores en la acción económica, social y politicapuede obtener eifin deseado. En todo caso una vez creadas las condi -ciones de libertad y democracia en las que los obreros podamos decidir independientemente sobre nuestro destino, las CCOOhabrán cumplido con su misión y el único veredicto que aceptamos será el manifestado libremente por todos los trabajadores. Objetivos de las CCOO. Finalmente, como resumen de todo lo dicho, conviene fijar en general las líneas maestras de la acción de las CCOO: a) Lucha inmediata y diaria, en todos los centros de trabajo a escala de empresa, taller, tajo u oficina, de rama de industria o provincial, por la mejora de todos los puntos que se contienen en el contrato de tra — bajo, sea éste individual o colectivo,Principalmente, por lo que respecta al trabajo , jornada de trabajo, eventualidad, despidos, discriminaciones por razones de edad o de sexo. b) Lucha por las libertades democráticas; especialmente por la conquista de los derechos y libertades sindicales para que los ! trabajadores podamos hacer oir nuestra voz en el concierto general de la sociedad y para participar en las decisiones colecti -vas. De esta forma lucharemos por el pleno derecho de asociación, de reunión, de e-lección, de huelga, de prensa obrera, etc. Madrid, junio de 1966 . Fuente: CRI NQ 25 pag. 22 2. Los acuerdos nacionales (1967) COMUNICADO FINAL DE LA ASAMBLEA NACIONAL DE CCOO En el mes de junio de 1967 se han reunido en Asamblea en Madrid delegados de las CCOO de Vigo, El Ferrol, La Coruña, Mié-res, Sama de Langreo, Gijón, Santander, Bilbao, San Sebastián, Eibar, Vitoria.Pam- í piona, Zaragoza, Barcelona y su comarca, r Valencia, Alicante, Sagunto,' Alcoy,IVÍurcia, ::: Málaga, Córdoba, Sevilla, Cádiz, Huelva, ! Guadalajara y Madrid, en representación^ de las CCOO de Galicia, Asturias, Región Vasco-Navarra, Aragón, Cataluña, Levante, Andalucía y Centro. Cinco provincias. ¡ más han justificado su ausencia. La Asamblea, al analizarla línea gene -ral de actuación de las CCOO ha reafirmado las características que han distinguido a éstas desde su apa'jleion: a) Las CCOO ¿.-o ;:.¡n una organización, si-no una fuerza eo-);-t:l;:.-da, un movimiento a-bierto, tendiente a jj.---. ular a tocios los trabajadores que, ¿i^rup.ndos bajo el denominador común de la no aceptación de la actual organización sindical, estén dispuestos a lu char por sus derechos y reivindicaciones de clase y muy particularmente en el mo -mentó actual por la libertad sindical. b)Su carácter unitario, entendiendo éste no en el sentido de una federación de gru — pos o fuerzas, sino en el de la participa — ción común^ en su movimiento, de los trabajadores en cuanto tales, sin distinción de ideologías políticas, concepciones filosóficas o creencias religiosas. c) Su independencia, en su actuación, de cualquier grupo político, sindical o religioso. Tal actuación estará guiada exclusivamente por la voluntad de los trabajadores^ que participen en su movimiento, y en ge -neral por los sentimientos y aspiraciones de todos los trabajadores españoles. Ello no quiere decir que, en situaciones específicas, las ' CCOO renuncian a mantener, siempre dentro de su independencia, las re- j laciones que crean convenientes con otras fuerzas y grupos de oposición, o a propi -ciar el entendimiento de éstos últimos en -tre sí. d) Su espíritu democrático, que informará toda su actuación; ésta partirá en 'todo momento de la base obrera, muy particular mente a través de ASAMBLEAS DE TRABAJADORES. e) Su actuación abierta y no clandestina que rechace, dentro de las particularidades de cada situación especifica y, en cualquier caso, momentánea, todo intento de impul -sarlas a la clandestinidad. f) Su sentido reivindicativo en lo sindical y en lo social, sin que ello impida que, en determinados momentos, hayan de definir/ su actitud ante aquellas opciones políticas; que afecten directamente a los intereses de la clase trabajadora. La Asamblea ha reafirmado, pues, una v vez más, que las CCOO son un movimiento abierto, unitario, democrático, indepen, — diente y reivindicativo. Seguidamente, la Asamblea ha acordado ¿ recoger como reivindicaciones mínimas de las CCOO en el momento actual, las que se citan a continuación: - Libertad sindical. - Libertad de asociación, reunión, expre - ' sión y manifestación. - Derecho de huelga. -Reforma agraria bajo el lema ff la tierra para el que la trabaja" y democratiza — ción de los circuitos comerciales. -Ingresos mínimos, con escala móvil, de 300 Ptas. en jornada normal para un matrimonio oon dos hijos. - No discriminación en el empleo, contra los trabajadores mayores de 35 años. - Seguro de paro sin excepción ni limita -ción de plazo, y no inferior en ningún caso ai 75% del salario real. - Salario igual a trabajo igual, sin distin -¡ ción de sexo ni ecíad. -Semana laboral de 44 horas, respetando las condiciones más beneficiosas. -Cuatro semanas de vacaciones al año, retribuidas sobre la base del salario. - Integración de ios funcionarios en la vida sindical del país. -Reingreso de todos ios represaliados por acciones en defensa de ios trabajadores. - Libertad de todos ios detenidos por acciones en defensa de ios trabajadores y garantía en el empleo de los mismos. - Enseñanza obligatoria hasta ios 16 años y gratuita a todos tos niveles . - Prohibición absoluta de efectuar contratos de trabajo con ios menores de 16 a-ños. - Viviendas al alcance de todos ios trabajadores y ocupación inmediata de las que se encuentran sin habitar, teniendo pre- sente que los alquileres no deberán exceder nunca del 10% del'salario. -Seguro de enfermedad, accidentes y enfermedades profesionales, con percepcio nes iguales al salario real. - Asistencia eficaz y digna a ios trabajado res enfermos. - Participación real de los trabajadores en la organización, control y vigilancia de. los medios de seguridad e higiene en el trabajo.1 -Remuneración digna a médicos y personal sanitario. - Control efectivo de estos servicios por los propíos trabajadores. - Actualización de las pensiones de vejez y larga enfermedad de acuerdo con las ne cesidades de cada momento. Dichas pen siones no podrán ser nunca inferiores al 75% del salario real. - Control directo de Montepíos y Mutuali -dades por los trabajadores. La Asamblea ha ratificado el propósito de las CCOO de utilizar no sólo todos ios -medios lícitos, sino también cualquier medio legal, que sin implicar un abandono de su independencia, sirva para dar a conocer al país, y especialmente a los trabajadores, sus objetivos y aspiraciones. La Asamblea ha reafirmado acto segui -do la decisión de las CCOO de luchar por crear las condiciones para que, en un mar- \ co democrático, sean los propios trabaja- ; dores quienes decidan soberanamente acarea del futuro sindical de nuestro país. La 'A samblea ha recogido el convencimiento de los trabajadores de que la Ley Sindical re- í dactada por Solís no v:i a aportar ninguna modificación esencial que entrañe una mejora para la clase obrera. Por ello, la Asamblea, reafirmándose en el principio de que la emancipación de los trabajadores solo puede provenir de ios propios trabaja.-- iros, ha ratificado el propósito de las CCOO de dar a conocer, con absoluta independencia, lo que consideran las bases mínimas de una ley sindical democrática. A tal fin, ha acordado adoptar el llamado nAnteproyecto elaborado por las CCOO de Madrid ante la Ley Sindical", como plataforma común de orientación de los trabajadores di toda España. Dicho ante -proyecto, enriquecido con las reivindica^ -ciones sindicales y sociales especificas que respetando su espíritu, pudieran incorporar al mismo tiempo las distintas Comisiones, o con las reivindicaciones nacionales que -sin anteponerse a las de tipo sindical o social ni a la unidad de acción de todos los trabajadores españoles- fuesen decididas unitaria y democráticamente por las CCOO del País Vasco, Cataluña o Galicia , deberá ser difundido y dado a conocer al má ximo entre todos los ámbitos laborales(Sec- j ciones Sociales, Sindicatos, Asambleas, re ; cogidas de firmas, etc.. ) de forma que lie i gue al conocimiento de todos los trabajado -res españoles. Tras comprobar el auge'y desarrollo del : movimiento democrático en nuestro país-como lo, prueban las múltiples acciones de la clase trabajadora, la lucha estudiantil de cuya amplitud da idea la creación y actuación del Sindicato Democrático de Estudiantes las protestas campesinas, las denuncias y manifestaciones de sacerdotes, la toma de posición bada vez más extendida de la intelectualidad ante los problemas del país, etc., la Asamblea ha constatado como, en razón de ello, el sector Trultraf? del Régimen trata, hasta donde le es posible, de ampliar ~ las medidas represivas. Esta represión se refleja en los múltiples casos de encarcelamientos, detenciones, palizas, procesos, postergaciones, destierros y deportaciones , desposesiones de cargos sindicales, despi -dos y otras sanciones en las empresas,nlock outsn, multas de diversas cuantías, regis tros, amenazas, aporreamientos en la vía pública, organización de bandas de pistoleros porristas y somatenes que en alguna acción han llegado incluso hasta el asesinato como ha ocurrido recientemente en Astu —-rías, intimidación a través de los medios de difusión, etc. . . Por lo que respecta partí -cularmente a la clase trabajadora, los en - carceiamientos de dirigentes sindicalistas , como Marcelino Camacho, Valeriano Gó — mez, David Morin, Manuel Otones y Ángel Rozas entre tantos otros. Ante la situación analizada la Asamblea ha adoptado diversas medidas encaminadas-a frenar la ofensiva de la represión desencadenada por el sec -tor ultra del régimen, que, al darse cuenta de su cada vez más profundo aislamiento,intenta resucitar el clima de guerra civil en beneficio de sus exclusivos intereses personales. Ante esta represión, la Asamblea ha a -cordado fortalecer y desarrollar las medidas de solidaridad entre todos los trabajadores'de España, concertando acciones pacíficas encaminadas a denunciarla y déte -nerla, y a apoyar moral y materialmente a los represaliados'. La Asamblea ha acordado igualmente enviar un fraternal saludo de solidaridad a los trabajadores de Lamina -ción de Bandas en Frío de Echévarri, que han sabido mantener una indomable huelga de cinco meses contra las arbitrariedades de la patronal, así como a los valerosos mineros, que, privados de su derecho al tra -bajo, decidieron encerrarse en el pozo de ia Mina Llamas para atraer la atención mun -dial sobre su situación. Asimismo, se ha de cidido hacer extensivos estos saludos de solidaridad, en general, a todos los trabaja -dores de Vizcaya, que sufren las consecuen cias del Estado de Excepción. (. . .) ¿^Informa que se organiza la coordinación a escala nacional, que se impulsan relaciones con todas las centrales internacionales "de carácter democrático" y propicia la creacción de CC de jóvenes, mujeres y campesinos, "llamadas a luchar por los derechos y reivindicaciones del proletariado^ grícola y de los campesinos pobres y me — dios". J La Asamblea saluda a todo el mocimiento de oposición del país -obreros, campesinos, estudiantes, profesionales, etc.- y llama a la unidad para el fortalecimiento de la lucha por la democracia y para la creación de las condiciones que garanticen una situación estable, pacífica y de convivencia ciudadana. VIVA LA UNIDAD DE TODOS LOS TRABAJADORES!!1 Madrid, junio de 1967 Fuente: Delegación Exterior, pag. 13 ANTEPROYECTO DE LEY SINDICAL elaborado por las CCOO de Madrid y adoptado por laPrimeraReuniónNacionaldeCCOO 6 Por qué una Ley Sindical? I. Partimos de la base que nos ofrece la vi da socioeconómica de los países democráti- cos; de la Declaración de ios Derechos Humanos; del contenido del Congenio NQ 87 de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), a probado en San Francisco en el año 1948 suscrito por la mayoría de los gobiernos de nuestro tiempo, entre ellos el de España,o-bligado por lo tanto a climplirlo, y que dice en su art. 2o: ,TLos trabajadores y empleadores, sin ninguna distinción y sin autor!—-zación previa tienen el derecho de constituir asociaciones que estimen convenientes-. . . M, añadiendo el art. 3. 1: ffelegir libremente sus representantes. . .!f, norganizar su administración y sus actividades y el de formular sus programas de acción!f; y complementado por el 3. 2, que dice: "Las autoridades públicas deberán abstenerse de to da intervención que tienda a limitar sus derechos o entorpecer su ejercicio legal". II. Todo ello nos sirve para afirmar que NO ES COMPETENCIA del poder legislati vo ni de ningún otro poder, estructurar la vida asociativa de la clase trabajadora con una "Ley Sindical". III. Los trabajadores tenemos la capaci dad suficiente y el derecho inalienable de crear nuestras organizaciones y darles las estructuras que vengan más de acuerdo con nuestros intereses de clase, para re sistir y sustituir las estructuras capitalis tas que empobrecen nuestras vidas. Ello es razón suficiente para entender que la com - petencia del poder legislativo se reduciría , en un esfuerzo de justicia y honradez, a arbitrar la debida libertad de asociación para todos los hombres de la comunidad política, como base democrática imprescindible de agrupamiento ciudadano según sus responsabilidades y necesidades. IV. Esto supuesto, y sabiendo que pese a nuestro derecho ha de hacerse una " Ley Sindical", las CCOO estudiamos el problema y planteamos una base mínima que haga viable el diálogo, para que la "ley" tenga algún significado. Introducción i, Desde su aparición, el sindicato ha sido el instrumento más idóneo para la defensa de los intereses profesionales de los trabajadores asi como auxiliar muy eficaz para la emancipación total de nuestra clase. II. La sociedad burguesa capitalista se hao-puesto siempre a que los trabajadores creáramos órganos auténticos de encuadramien-to. La conquista del derecho de asociación obrera ha sido el resultado de una larga y a veces sangrienta lucha de los trabajadores, plagada de victorias y derrotas, retrocesos y avances. III. La clase obrera española, pese a todas las propagandas, tiene una historia muy rica en esfuerzo por el logro y la conquista de sus intereses de clase. Aunque nuestra historia fue truncada con el triunfo del capitalismo y la subsiguiente persecu -ción de las organizaciones obreras y sus militantes, la clase obrera se levanta de nuevo para proseguir su tarea al servicio de la promoción de los hombres de trabajo. IV. En el momento actual, la clase obrera está masivamente en movimiento. Los trabajadores hemos encontrado un instru -mentó de acción auténticamente democrático y representativo en todos los niveles.La aparición y desarrollo de las CCOO, como forma de oposición unida de los trabajadores, como movimiento independiente de la clase obrera para la defensa de sus intereses, significa, sin lugar a dudas, el acontecimiento más importante en la historia del movimiento obrero español en el último cuarto de siglo en la lucha por un sindica -lismo obrero y democrático. La capacidad de representación y movilidad demostrada por las CCOO en acciones tan decisivas como la del día 27 en Madrid, las desarrolladas en Asturias, Santander, Vizcaya, Valencia, Guipúzcoa, Sevilla, Cataluña, etc., asi como la acción llevada a cabo durante las recientes elecciones sindicales, han abierto sin posibilidad de re -torno la crisis de las formas sindicales que nos impusieron con las leyes de 1940. Las CCOO luchan por el logro de estas reivin -dicaciones como base fundamental para un intento de convivencia humana. En el momento actual, toda la clase obrera española sabe que ha llegado la hora de que nuestras esperanzas se consumen, por ello es y será, en tanto sea necesario, masiva su po -tencia en la lucha por la promoción del pueblo trabajador. V. El Delegado Nacional de Sindicatos y Ministro Secretario General del Movimien to, además de otras personalidades del Ré gimen, han reconocido públicamente que la estructura sindical está desfasada. Para no sotros, los trabajadores, el montaje sindi cal de 1940 siempre ha estado desfasado; el sindicalismo vertical nació sin apoyo de la base y su supervivencia ha sido posible por la imposición estatal. Ha sido necesario el paso de estos 28 años, y la lucha continua de los trabajadores, para que surgiera un nuevo y potente movimiento obrero que pian teara. sin dilaciones, la necesidad deque se reconozca el derecho de los trabajadores a organizar su propia estructura sindical. VI. Tenemos el derecho a pensar, basán donos en la experiencia de los recientes: Proyectos de Ley que pretende desarrollar la Ley Orgánica, que la nueva MLey Sindi - cal" busca consolidar o por lo menos pro - longar un cierto tiempo la situación actual. VII. Las CCOO plenamente concientes de nuestra responsabilidad como trabajadores y de nuestros objetivos profesionales, de la conveniencia para el país de que se estabiez ca un diálogo constructivo con las fuerzas del trabajo, creemos inaplazable que se nos reconozca legalmente por el Estado alostra bajadores el derecho de estructurar nuestra propia organización sindical. ENTENDEMOS QUE LOS OBJETIVOS Y FINES FUNDAMENTALES DEL SINDICATO O-BRERO DEBEN SUPONER PARA LOS TRABAJADORES: Primero: La defensa de sus intereses materiales y profesionales. Segundo: La conquista de una igualdad real para la mujer y el joven trabajador y la promoción y defensa de los derechos especifi -eos de ambos. Tercero: El acceso a la cultura y a la ense -fianza a todos ios niveles . Cuarto: La'promoción y defensa de un auten tico patrimonio cultural y espiritual. Quinto: Participación en los órganos donde; se toman las decisiones que afectan al con -junto de la sociedad y especialmente de ios trabajadores y sus familias. Sexto: La consecución de una sociedad donde el desarrollo socioeconómico no esté basado en la explotación del trabajo humano. Séptimo: La solidaridad y unidad internacional de los trabajadores, coma es tradicio -lal en la historia del Movimiento Obrero. Para ello consideramos necesario; I. Que se convoque un Congreso Sindical Constituyente donde se establezcan las normas por las que deberá regirse en el futuro la vida sindical de nuestro país. II. Que al efecto se celebren Asambleas a todos los ni vales, de empresa, provincia, etc., donde los trabajadores elevemos pro puestas sobre la futura estructura sindical y elijamos democráticamente los delegados al Congreso Sindical Constituyente. III. Que se nos deje utilizar los instru -:-mentos de información social, prensa, radio y televisión. IV. Que de una vez para siempre queden saldadas, de verdad, las cuentas que dificul tan la presencia entre nosotros de aquellos compañeros, que por luchar por la defensa s de los intereses de nuestra clase se hallan expatriados, encarcelados o reprimidos so-cialmente para que se empiece de una vez el libre juego de la vida democrática. BASES Y PRINCIPIOS QUE CONSIDERAMOS MOS FUNDAMENTALES Y QUE SOMETE -MOS A LA VOLUNTAD DE LOS TRABAJADORES. Las CCOO, fieles a su trayectoria de lucha, consideran que sólo conforme a lo expuesto se podrán fijar en forma definitiva las normas por las que deba regirse la vida sindical española. Como expresión del sentir general del' mundo obrero, las CCOO consideran que di- chas normas deberán recoger las siguien -tes bases o principios que consideramos fun damentales y que sometemos a la voluntad de los trabajadores. - DE SU CONCEPCIÓN DEMOCRÁTICA - DE SU INDEPENDENCIA -DE LA UNIDAD OBI i ERA -DEL DERECHO DE HUELGA - DE LAS GARANTÍAS DE LOS REPRESEN TANTES SINDICALES - DE LA SOLIDARIDAD OBRERA - DE LA INTERVENCIÓN SINDICAL EN LA VIDA SOCIOECONÓMICA. Y POLÍTICA -DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA -DE LA SEGURIDAD SOCIAL, MUTUALIDADES Y MONTEPÍOS. Base primera: DE SU CONCEPCIÓN DEMO CR ÁTICA. 1. I. Declaramos como principio fundamental la igualdad de derechos materiales y sin dicales, basada en la solidaridad de clase, entre los trabajadores de la industria, del campo, del mar, de los servicios y funcionarios de la administración. II. Rechazamos cualquier discrimina — ción por razón de sexo, edad, raza o ideo~ logia, reclamando un profundo respeto a las distintas concepciones filosóficas, políticas y religiosas de cada uno de los trabajadores. III. Entendemos la estructuración demo ~ crática del futuro sindicato obrero español de la siguiente forma: - Que sus dirigentes a todos los niveles sean elegidos libremente por los miembros de los sindicatos. - Que las actitudes y acciones adoptadas respondan y representen el auténtico sentir de sus miembros y no exclusivamente de sus dirigentes o grupos minoritarios. - Que se respete debidamente la opinión de las minorías. - Que todo miembro del sindicato tendrá derecho a voz y voto y a ocupar cargps de responsabilidad. Base segunda: DE SU INDEPENDENCIA. 2.1. Declaramos como deber primario que el futuro sindicato obrero asuma sus responsabilidades con independencia del Estado, los poderes económicos o cualquier o-tro interés ajeno a sus fines, por eso debe desaparecer la llamada linea política o de mando. II. El grave riesgo que para el movimien to obrero entraña la unidad orgánica con los poderes políticos, nos impulsa a declarar la incompatibilidad entre puestos de alta responsabilidad política y sindical en una misma persona. En todo caso, los Congresos Democráticos de Trabajadores serán los que determinen los grados y formas de incompatibilidad de sus dirigentes. III. Las estructuras sindicales que encua dran a los trabajadores serán absolutamente independientes de las que encuadren a los empresarios. IV. Que el futuro sindicato no estará sujeto a disolución, suspensión, absorción ni suplantación de todas o partes de sus fun -ciones por-vía administrativa. Base tercera: DE LA UNIDAD OBRERA. 3. I. La unidad es el mayor bien de la clase trabajadora. II. Ningún trabajador debe eludir la par te que Je corresponde en la lucha de la cia se obrera por su liberación y reforma in - mediata, dado que todos ios trabajadores se benefician de la acción de los sindicatos. El sistema de afiliación y su posible obli gatoriedad, así como la cuantía de la coti zación vendrá determinado por los Congre sos de los. Trabajadores . III. Teniendo en cuenta que 28 años de co tización sindical obligatoria han creado ün patrimonio cuya partición dañaría los inte reses de los trabajadores. Considerando i- gualmente que existe un gran espíritu uni tario en el mundo obrero español, la es — tructura organizativa del futuro sindicato v deberá unir a todas las tendencias dentro del libre juego democrático que garantice en todo momento el cumplimiento de los a- cuerdos de la mayoría. IV. El futuro sindicato acogerá en su seno a todos los trabajadores que participan en la producción, rechazando cualquier división arbitraria entre técnicos y obreros ya que atenta gravemente contra la unidad de los trabajadores. Base cuarta; DEL DERECHO DE HUELGA. 4. I. El derecho de huelga, consustancial con la libertad sindical, acreditado además^ por la creciente madurez de los trabajado res españoles, es instrumento imprescindi ble para la defensa de los intereses de los mismos. v II. La huelga no podrá ser motivo de rescisión del contrato laboral ni dar lugar a ningún tipo de represalias. Base quinta: DE LAS GARANTÍAS DE LOS REPRESENTANTES SINDICALES. 5. I. Los representantes sindicales, fuere cual fuere el cargo que ocupen y el lugar donde lo ejerzan no podrán ser expedienta - dos ni sancionados por las empresas o auto ridades gubernativas, por motivos inheren tes a las misiones que les sean propias.Es ta impunidad se extenderá hasta ios dos a- ños después del cese del cargo sindical. II. Las faltas cometidas en él desempeño del cargo sindical sólo podrán ser sanciona- das en sus respectivos ámbitos, por la A-samblea general de los sindicatos. III. Los poderes públicos- garantizarán ej¡ tos derechos absteniéndose de toda inter -vención que pueda limitarlos o trabarlos. Base sexta; DE LA SOLIDARIDAD OBRERA 6. I. El futuro sindicato obrero deberá pro clamar su adhesión al principio de la soli - daridad y unidad internacional y en su día decidir democráticamente las vinculacio - nes internacionales que procedan. Base séptima: DE LA INTERVENCIÓN SINDICAL EN LA VIDA SOCIOECONÓMICA Y POLÍTICA. 7. I. Es claro el derecho y el deber del fu turo sindicato a adoptar posturas concre - tas ante los problemas fundamentales del pa fs o internacionales; especialmente ante a- quellos que tengan repercusión directa so bre la clase trabajadora. Base octava: LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA. 8. I. Los sindicatos, en sus respectivos ámbitos podrán formalizar con las empre sas industriales, agropecuarias,, de la mar, servicios y funcionarios del Estado, con - venios colectivos. II. La forma de participación obrera y el tipo de convenios a todos los niveles, será materia especial de estudios y acuerdos en los Congresos Obreros. III. Los representantes de los trabajadores negociarán los convenios colectivos manteniendo a los trabajadores permanentemente informados del curso de las negociaciones. IV. Lo que sea aprobado por ambas partes sin otro trámite, entrará en vigor. Base novena: DE LA SEGURIDAD SOCIAL , MUTUALIDADES Y MONTE -PÍOS. 9. I. La seguridad social será financiada por el presupuesto del Estado, interviniendo el sindicato en su administración y con -trol. II. Los montepíos y mutualidades labora les serán administrados directamente por sus adherentes, patronos y trabajadores, a través de sus organizaciones y de acuerdo con sus estatutos. III. En el futuro se tenderá a liquidar la situación actual respecto a los montepíos y mutualidades, sustituyéndolas por organiza ciones puramente obreras. Normas transitorias. Primera: Una vez designados por el Congreso Sindical Constituyente la nueva dirección de los Sindicatos, se constituirá en Comisión Mixta Liquidadora, con representan- tes obreros y patronales. Segunda: La Comisión Mixta Liquidadora tendrá como misión específica levantar un inventario general de bienes de la Organi -zación Sindical (Edificios, Periódicos, dinero liquido, acciones, obligaciones, etc.); determinará la forma y ios plazos para separar la parte obrera y patronal, actual — mente juntas, realizando la vinculación definitiva de los bienes a quienes correspon -de, teniendo ,en cuenta que mientras la cuenta del trabajador ha sido personal, el patrono ha recuperado la suya a través de los costos. Consideración final. Las ComisionesObreras estimamos que: para cumplimentar las bases anteriormente expuestas, es necesario una democratización de la legislación general actual y de la Ley de Asociaciones en particular. Madrid, junio de 1967 Fuente: Delegación Exterior, pag. 8 ANEXO III LA TOMA DE CONCIENCIA A PARTIR DE LA LUCHA 1. La huelga de "Bandas" (1967) A. El sentido del movimiento. Creemos haber dejado en claro que no hemos luchado solamente para comer mejor.A los que -con no poca malicia- nosdicenque ahora vivimos mejor que antes, les contestamos "también las vacas comen ahora pien so, pero siguen siendo vacas". No hemos luchado sólo por mejorar nuestra situación económica, sino para tratar de construir una sociedad donde el pueblo gobierne de verdad en las fábricas, en los ayuntamientos y en todos los niveles de la vida política y social. De no ser así seguiremos explotados en mil formas. pag. 282 En el terreno político -una vez que nos hemos convencido de que en la actualidad la política está manejada por el capitalismo-nuestra misión será boicotear cuantos inten. tos realice el régimen para aparentar que el pueblo participa auténticamente en la vida pública o que ejerce algún control sobre 140 la conducta de las autoridades o sobre la eia -boraciónde las leyes. Tenemos que aumen -tar cada día nuestra conciencia de enfrenta -miento con un gobierno que sabemos obedece a las ódenes de nuestros explotadores y caer en la cuenta de que luchando contra él estamos atacando ai capitalismo en uno de sus instrumentos de opresión más eficaces. pag. 234 B, Las definiciones sobre la sociedad y el Estado. Todo esto lo afirmamos a partir de unos hechos cuya fuerza evidente, que ha quedado recogida en cada página, nos ha libado -sin posibles engaños- al conocimiento profundo de la sociedad burguesa capitalista que controla íntegramente al Estado español. En síntesis podemos resumir así los rasgos principales que caracterizan a esta sociedad y que se han puesto cada vez más de manifiesto en nuestra huelga; - Apropiación de los medios de producción por una minoría que rige -a partir dee-se control de la vida económica- todos los destinos de nuestros pueblos. - Estructuración en clases -explotadoras y explotadas -objetiva y profundamente enfrentadas. - Total interdependencia -en el caso penin ' sular- entre sistema económico capita -lista y forma política dictatorial -fascis- - ta. - Táctica de aniquilamiento de todas las formas de organización de los explotados, y resistencia creciente por parte de éstos. - Degradación del desarrollo económico -tremendamente desigual entre el campo y la ciudad- limitado a unos cuantos bienes de consumo: televisores, neveras,etc, y presentado demagógicamente por la oligarquía para crear un espejismo de "bienestar" y "justicia social"- asi como del cultural y político. Frente a estas estructuras totalitarias em pieza ya a presentarse la "solución" de recambio neocapitalista, patrocinada por ios tecnócratas del Opus Dei y asimilados, tras los cuales se intenta esconder -por cierto con escaso éxito- los intereses del capital monopolista. No tardarán en presentarnos , cuando no les quede otro remedio, un proyecto de "sociedad democrática" ai estilo yanqui con la que distraer nuestras exigencias revolucionarias. Pero estamos atentos a la trampa y no caeremos en ella. Nuestra lucha ha de continuar hasta la consecución -pacifica o no- del poder político y económico para los trabajadores, única forma de dar fin a la explotación del capitalismo. En esa sociedad nueva que queremos crear habrá un lugar para todos, a condición de que nadie pretenda conservar situaciones de privilegio, cualquiera que sea su índole. pag. 283 C. El Sindicato Vertical. Uno de los organismos caracterizados de forma especial por la sutileza de su conducta ha sido la Central Nacional Sindicalista,3 es decir, el Sindicato Falangista, vertical, creado después de la guerra para maniatar a los trabajadores y someternos ai yugo fas -cista. En esta última etapa del régimen aiaCNS se le ha intentado "maquillar" el rostro-aún antes de la nueva Ley Sindical- para tratar de disimular el pasado, de cara a su nueva misión que ya empieza a perfilarse: procurar asimilar a la clase obrera para conducirla -despacio, muy despacio- hacia un sindicalismo no de clase y revolucionario^ ro sí ai menos reivindicativo,, cosa que. podría interesar al gran capital monopolista, deseoso de integrarse plenamente en la Europa Occidental y en el capitalismo internacional. Para ello -dentro de la brutal contradicción que supone el "cobijo" que en el mar -tco de la CNS siguen teniendo patronos yo-breros- se publica a todos los vientos las i-noperantes resoluciones de los Consejos Provinciales de Trabajadores reclamando la elevación del salario mínimo y otras mejoras sociales, sin que nadie les oiga:sepre sentan como triunfos obreros la firma a través del Sindicato, de unos Convenios Colectivos hechos casi exclusivamente en benefi- cio del capitalismo; se hace una gran campaña de cara a las elecciones sindicales con el lema "vota al mejor", aunque después se expulsa mediante expediente a los que actúan como verdaderos líderes obreros; se presume de la defensa sindical con que contamos, cuando todos sabemos muy bien la farsa de su intervención, etc., etc. Realmente es tarea difícil lograr que ios trabajadores aceptemos -con maquillaje o sin él- un Sindicato que sigue y seguirá siendo un títere de los intereses dei capita-lismov Pero aunque ellos mismos comprendan lo imposible de su pretensión, continuarán tratando de imponernos unas estructuras determinadas y para ello intentarán perpetuar la ausencia de libertades que pade -cemos, aunque aparentemente hablen de nuevas leyes, de liberalización. Nuestra afirmación de que el sindicato falangista es y seguirá siendo un instrumento político manejado al servicio de la oligar quía financiera e industrial se ha demostrado una vez más en el transcurso de nuestra huelga. Durante la primera etapa de la misma jugó su pequeño papel demogógico, más órnenos inspirado por las jerarquías Sindicales de Madrid.En esta linea hay que situar las criticas que "entre bastidores" hacían de la conducta de la Dirección de Bandas, la petición hecha al gobernador para que ésta fue- se multada por negarle La entrada en la Empresa a ios funcionarios sindicales ( Gondra consiguió anularla en Madrid), el informe -favorable a los trabajadores- dictado por la Comisión de arbitraje sindical en el asunto de las primas que fue causa inmediata de la huelga, la organización del Cursillo a nuestros Enlaces y Jurados y los sucesivos intentos de mediación entre las dos partes. Fácil es comprobar el triste papel a'sig -nado a una central sindical, papel que nada tiene que ver con el de una auténtica organización obrera destinada a luchar contra el capitalismo y que, en caso de huelga, centra su misión en el sostenimiento económico de los huelguistas afiliados y en la defensa de su causa a todos los niveles. De forma paradójica el fracaso de esta mi sión "conciliadora" asignada a la CMS y de su pretendido apoyo a la causa de los trabajadores, se debe precisamente a la fuerza brutal con que cuenta el capitalismo bajo el régimen fascista. Para Gondra/"Consejero Delegado y Director General de S, A. Basconia y, en tai carácter, responsable de la dirección de Bandas, subsidiaria de Basconia Jy su camarilla no tiene sentido el dialogar o bus -car un arreglo por medio del Sindicato, cuan do sabe perfectamente que la "solución mejor" se la va a dar D. Camilo, como llaman familiarmente ai Ministro de la Goberna —- ción. En un sistema como el capitalista^ fundado en la violencia, sólo una'fuerza de sentir-do contrario les obliga a pactar, a retroceder. De ahí que un sindicato creado por e-lios mismos -aunque se le asigna a veces la misión de jugar a obrerista- sea a la hora de la verdad incapaz de cumplir ese papel precisamente por culpa de sus propios amos, corrompidos por el abuso de poder y por la seguridad que les da el aparato gubernativo de que disponen. El "verticalismo" pasa al ataque. Esta actitud sindical de aparente apoyo a nuestra causa comenzó a cambiar a partir del momento en que anunciamos los nom -bres de los abogados particulares encargados de nuestra defensa. Al fin y ai cabo este hecho era perfectamente lógico con nuestra forma de actuar ya que hacia un año que todas nuestras reclamaciones ante Magistra tura eran defendidas al margen de ios servicios jurídicos de la CNS, después de comprobar hasta, la saciedad su innoble proceder caracterizado por la demagogia y la inope rancia. Indudablemente para ellos hubiera sido u~ na gran baza el hacerse cargo de la defensa de nuestro juicio, puesto que en último extremo la sentencia la dicta Magistratura, y siempre se podría exhibir la "brillante labor" de los abogados del Sindicato y la "con- fianza" depositada en ellos por los trabajadores . Pero a pesar de haber sucedido las cosas de muy distinta manera no lograron encajar con honradez el golpe y utilizando sus voce-ros periodísticos -"Hierro" de Bilbao, "Pue blo" de Madrid, etc. - lanzaron una insidiosa campaña en el momento del juicio. El día 31 de enero, al publicar toda la prensa la sentencia contra nosotros, volvieron a la carga con las siguientes declara -clones; "En un principio ios citados servicios^ju-rídicos de la CNSj7se hicieron cargó de las reclamaciones (.. .) pero, sin explicación alguna por su parte, los productores renunciaron a los servicios de los letrados de los Servicios Técnicos Sindicales, que no han tenido ninguna intervención en estos Juicios sobre los que acaba de dictarse sentencia". Nada les importaba poner en tela de juicio la calidad de la defensa de nuestros abogados o nuestra conducta contal de salirse con la suya. Pero esto no fué i sin duda lo más grave. Ya para entonces se había producido un hecho, señalado anteriormente, en el que la participación del Sindicato confirma el juicio que nos merece. La Dirección, en uno HP SUR multiDles intentos de dividirnos, ian- zó unas hojas a multicopista firmadas por "varios trabajadores de Bandas1'. Como interesaba que fuesen recibidas no sólo por, nosotros sino también por todos los dirigen tes obreros, enlaces y jurados de otras empresas, de cara a tratar de desacreditar nuestra postura, se contó con la ayuda del Sindicato que utilizando sus archivos rea — lizó secretamente el envío de las cartas a numerosos trabajadores que en la actualir-dad o en alguna época habían ocupado cargos sindicales. En el transcurso de la huelga repetirían por tres /eces el mismo trabajo. Al servicio de la represión. Otra faceta importante a destacar es la relación existente entre Sindicato y policía.. La veremos en el siguiente hecho. Pasada una semana después del juicio y ante el retraso de la publicación de la sentencia -esperada con enorme interés en toda la Península- los líderes obreros de Vizcaya trataron de encauzar la solidaridad sentida en esos momentos hacia nuestra causa por los'trabajadores de toda la pro -vincia. Al terminar una de las reuniones de Basauri se pidió que varios representan — tes de cada empresa quedasen en el local pa ra tratar el asunto. La discusión fue acalorada, "Se podían enviar miles de firmas a los Magistrados" - "Yo creo que lo mejor sería trasladarse una Comisión a Madrid"-~ "Cosas de ese tipo hemos hecho en otras o-pasiones pero el momento actual es más grave. Propongo que se realice una manifestación pacífica ante el Sindicato y la Ma gistratura". Después de un largo rato acabó aprobándose esta última propuesta. Todos quedaron en reunirse al día siguiente en el Sindicato ya que la manifestación se pensaba organizar a través de la Junta Social del Metal que había de solicitar permi so al gobernador, aunque de todos era sabido cuál iba a ser su respuesta. La reunión comenzó a las diez de la mañana en los locales de la CNS de Bilbao.No habían transcurrido diez minutos , cuando la Policía de la Brigada Político — Social, llamada por el Delegado Provincial, irrumpió en la sala. Los trabajadores allí pre -sentes se resistieron a salir, exigiendo la presencia del Delegado. Este se negó a a-cudir y la policía de momento se retiró de la sala ante la firme actitud de los presentes. Finalmente varios de ios miembros de la Junta Social fueron detenidos y sometidos a interrogatorios con el fin de desarticular la acción. A pesar de todo, el día 27 de enero unos 5.000 trabajadores llenaron las calles céntricas de Bilbao. La intervención de la policía en este ca-' so no es un hecho aislado. Los locales sindicales están permanentemente contrólalos por "secretas" y es muy frecuente la presencia delante de sus puertas de jeeps y coches patrulla. Para el Régimen fran -quista no hay lugares sagrados: Sindicatos, Universidades, Conventos, Iglesias, todo puede ser pisoteado. Sin duda sólo los Bancos y los Consejos de Administración go -zan de la confianza del Gobierno. Quizás de mayor gravedad aún fué la negativa a dejarnos utilizar los locales sindicales una vez que se nos prohibieron las reuniones en Basauri y Ocharcoaga, el silencio totalvante el Estado de Excepción,las -deportaciones en masa, los encarcelamientos, las torturas y ante el fin de nuestra huelga. En el asunto de las detenciones intervenían tres fuerzas: las empresas, los ficheros de la policía y el propio Sindicato que aportaba también ios nombres de los líderes que consideraba más peligrosos. La negativa del Sindicato a que los trabajadores hiciéramos uso de sus locales contrasta con las facilidades dadas enlodo momento a la Sección Económica o Patronal para tener allí sus reuniones. En la celebrada a mediados de abril en los locales de Bilbao, estuvieron presentes 65 empresarios, Gondra incluido. Después de tratarse sobre la difícil situación industrial de Vizcaya, éste último pasó a informar de la marcha del conflicto de Bandas: -MLos huel -guistas no dan muestras aun de debilidad sino al contrario", "Las medidas tomadas hasta la fecha por la policía no han producido los efectos deseados11, MHe informado varias veces a Madrid sobre la necesidad de incrementar la intervención gubernativa11. A continuación intervino el Conde de Zubiría -miembro de innumerables consejos de administración y Presidente del de Firestone-Hispania, "méritos" éstos que le han encumbrado a la dirección de una organización neocapitaiista de claro e inoperante sentido social como es la Acción Social Patronal- para manifestar la alarma que le producía la actitud de creciente rebeldía de la clase obrera. "Para frenarla -añadía- es necesario que urjamos del Gobierno medidas drásticas que corten a tiempo la posible extensión del conflicto que a-menaza ya con propagarse a otras empresas, siendo por tanto imprevisibles sus consecuencias". Apoyadas unánimemente sus palabras, se pasó sin duda a comunicar esta petición a Madrid. (A la semana siguiente fue decretado el Estado de Excepción). (...) Para resumir se puede decir que toda esta conducta acompaña al Nacional-Sindicalismo desde su creación y se manifiesta por medio de las consignas procedentes de la línea política o de mando que ocupa to -dos los cargos importantes del Sindicato a través de los cuales el Régimen intenta con- trolar -y sofocar cuando es preciso- toda la acción obrera. Una muestra de esto que afirmamos -y que tiene plena validez en nuestros días- a-parece claramente en la circular confidencial del Ministerio del Movimiento de 23 de Julio de 1939 dirigida a las jerarquías del Sindicato y que a continuación citamos; nNo olvidemos que las ciases obreras en su inmensa mayoría eran marxis-tas o anarquistas y si bien el Sindicato ha de disciplinarlas, encuadrarlas y educarlas en el nuevo credo,no hemos de perder de vista su tendencia y su deformación. Por eso los cuadros de dirección del Sindicato han de ser de toda confianza y de probada adhe -sión1'. Hoy sin embargo conviene señalar la presión que contra ese credo fascista se ejerce dentro de la CNS por los Jurados y Enlaces y por las Juntas Sociales a condición, ¡ claro está, de que hayan sido elegidos de -mocráticamenté. Esta presión, en nuestro caso concreto, tuvo gran interés para la marcha de la huelga ya que obligó al Sindicato en algunos momentos a apoyar nuestra causa. Claro que sus intervenciones a favor fueron muy limitadas y, como hemos dicho anteriormente, se pueden clasificar entre las acciones demagógicas destinadas a esconder su verdadero carácter de ins - truniento al servicio del Régimen. (...) El interés de toda esta actuación sindical radicaba principalmente en que al desarrollarse en un terreno legal, impedía que se destacase todo lo que de ilegal había en una situación como la nuestra, ayudando así a frenar la intervención gubernativa. También posibilitó esta labor el encuentro de muchos líderes obreros que a través de su Mcargo.oficial" en la CNS justificaron una constante incorporación a la huelga, a nuestras reuniones, que de otra manera hubiese sido muy difícil de sostener. Al final esta participación comenzó a sufrir también las consecuencias de la represión. El Sindicato se negaba a permitir las reuniones de la Junta Social y la policía tenía orden de no dejarles entrar en nuestras Asambleas desde antes de que fuesen pro -hibidas para todos. Llegado el Estado de Excepción, 6 vocales provinciales y varios comarcales aparecían ¡ante la lista de deportados y otros muchos fueron encarcelados. Durante los meses siguientes bastantes de ellos comenzaron a ser objeto de expe -dientes disciplinarios destinados a despo -seerles de los cargos que ocupaban por e-lección de sus compañeros. Se trataba de or denes superiores y para llevarlas a efecto se utilizaba cualquier argumento. (..) Las expulsiones llevadas a cabo son, sin duda, una prueba de la misión cumplida por estos hombres. Persecución es -bajo el Estado Español- prueba de autenticidad y eficacia. pag. 200 a 212 D. El Ministerio del Trabajo Otro de los Ministerios con más directa participación en nuestra huelga ha sido el del Trabajo, sucursal laboral del Ministerio de la Gobernación, como lo demuestra la presencia en el cargo de Subsecretario -segundo en importancia del Departamento -de Antonio Ibáñez Freyre, uno de los más peligrosos sabuesos del fascismo y que ha desarrollado, antes de llegar a su actual cargo, una larga carrera en puestos policía eos, siempre muy cerca de "Don Camilo", su padre adoptivo, (...) . .. . es interesante reseñar la presencia en Bilbao de Ibáñez Freyre en el mes de abril con motivo del hundimiento parcial de la fábrica Frimotor y la muerte de diecinueve trabajadores de la misma. Dada la sitúa — ción de Vizcaya, un accidente de esa envergadura podía provocar graves incidentes Por tanto había que impedir los momentos propicios para ello. Ibáñez Freyre fué el hombre encargado pa- r^ cumplir tan importante misión. Su presencia fue aireada por la prensa que destacó todas las promesas hechas por el Subsecretario a las familias de las víctimas y a los heridos. Pero los que habían muerto juntos no tenían derecho a que se celebrase un funeral común, con asistencia de sus compañeros. Podí;i provocar los temidos incidentes. Y a-sífué. En contra do Lo obligado, tratándose de una catástroio colectiva, Ibáñez Freyre impidió ei acto, y cada una de las víctimas tuvo sus ceremonias aparte. Solamente pasados unos días -a una hora en que no podía acudir ningún obrero- las autorida -des organizaron un solemne funeral en la Catedral. A pesar de todo, aquel sábado, a las 12 del mediodía, numerosa fuerza pública patrullaba por los alrededores . ( Más adelante el obispo prohibió, por presiones del Gobernador, una Misa que se iba a celebrar en la parroquia de Ariz). Aprovechando su visita investigó la situación de la huelga y marchó a Madrid para informar de la necesidad de nuevas medidas para acabar con nuestra resistencia que no cedía aún, a pesar de tantas presiones y a-tropellos. El Ministerio del Trabajo y la importación de personal" Ya hemos indicado al contar la odisea de los trabajadores traídos de Galicia y de va- rias zonas de España J^ para cubrir los puestos de los huelguistas^/ cómo por sus narraciones tuvimos conocimiento de la intervención del Sindicato y de la Delegación die Trabajo en tan bochornoso asunto. ¿^ ... .Se transcribe un formulario con las condiciones de trabajo,firmado y sellado por el Delegado del Ministerio.. . J Los mismos organismos que no nos peí; mitían disponer, para sostener la huelga, de nuestros fondos sindicales ni de sus locales, servicios de colocación, etc. prestaban su total apoyo al sucio negocio de engañar a unos hombres a los que se intentaba además sobornar con el cebo de 5. 000 pesetas extra . . . si cumplían hasta el 18 de julio - ¡.Fiesta de Exaltación del Trabajo!- su triste papel de esquiroles. Y para colmo se destinaba a su traslado un dinero perteneciente ai llamado ¡Fondo Nacional de Protección al Trabajo! Un detalle especialmente cruel es el que hace referencia ai reconocimiento médico. La empresa no quería que fuese realizado en los lugares de procedencia. De momento solo interesa ba el numero. Depués ya habría tiempo de devolver, con portes pagados, la "mercancía" en mal estado. E. El Ministerio de la Gobernación. Pero realmente ha sido el Ministerio de la Gobernación, como tantas veces, el en- cargado de dar los golpes definitivos a cuan tos intentos se realizan para lograr núes-I tra liberación. No importa que se trate o no ¡ de actuaciones directamente políticas. Todo lo que sirva, al menos, para poner al I descubierto las tremendas lacras del sis -¡ tema debe ser aplastado. Nada digamos de I aquellas acciones que, como nuestra huelga, pongan en funcionamiento todas lap fuei: zas de la resistencia y aumenten la conciencia y la solidaridad, (...) No cabe duda de que desde el primer momento pusieron en marcha el aparato policíaco para controlar nuestros movimientos y fichar a nuestros líderes. Y toda una serie de intervenciones ocultas tuvieron lugar: apoyo a la postura de Gondra respecto a las represalias, presiones al Obispo para que prohibiese nuestras reuniones, informes a la Dirección Nacional de Seguridad, etc. Pero lo cierto es que, o por miedo a provocar un escándalo desproporcionado, o bien sea porque no cayeron en lacuen ta de hasta dónde iban a llegar las cosas, hasta el mes de febrero no empezaron las represiones directas y progresivas. El día primero de este mes se realizó la detención de uno de nuestros Jurados, Moya, a la puerta de la reunión de Basauri. Trasladado a la Jefatura Superior de Bilbao fué golpeado durante cinco horas con el fin de que revelase toda nuestra organización demostrando especial interés por saber el lugar donde se encontraba 1¿ multicopista con que publicábamos nuestra hoja diaria, propósitos que no consiguieron. Por aquellos días se paso también en marcha el expediente para expulsar del país a José Antonio Osaba/abogado - economista que trabajaba como peón en Bandas J . El día 14 del mismo mes el Boletín de la Dirección General de Seguridad insertábala la orden de expulsión ¿^ había nacido en Cuba pero vivía en España desde niño^J7 declarándole "persona no grata?f, ya continua -ción se lanzaba la orden de "caza y captura". Además de su eliminación del conflicto, en aquellos momentos se trataba, por parte de Gondra y de las autoridades, de utilizar el hecho para demostrar el "carácter político" de la huelga. En esa línea Gondra presio -no en Madrid para que se efectuase el Registro del domicilio de Osaba donde esperaba encontrar las pruebas que le hacían falta. Tanta importancia se le dio al asunto que varios inspectores de la Dirección Ge -neral de Seguridad, al frente de un tal Ta -mayo, se trasladaron expresamente de Madrid a Bilbao para realizar la operación que comenzó a las 3 y media de la madrugada del día 25 de febrero. Durante más de 3 ho- ras los 7 policías registraron la casa He -vándose varios paquetes de papeles, publicaciones, etc., que nada tenían que ver con el conflicto de Bandas. Ángel García Sala-zar, que vivía junto con Osaba, fué arrestado. El domingo 26 fué torturado por Ta -mayo y su equipo durante 18 horas seguidas, con el fin de hacerle confesar el paradero de Osaba y tratar de encontrar prue -bas sobre su papel en la huelga. Varias horas las dedicaron a preguntarle sobre supuestas multicopistas, etc. Con las manos vacías, acaso doloridas de tanto golpear,se volvieron a Madrid humillados por su ira -caso. En el mes de marzo sé produjo la prohibición definitiva de nuestras reuniones también por orden expresa de Madrid que daba con ello un paso más en la represión de la resistencia. En abril -cuando la solidaridad obrera aj. canzó su nivel más alto^- la manifestación celebrada en el Arenal para apoyar nuestra causa fué reprimida con especial violencia puesta de manifiesto en el grapo de muje -res que resultaron lesionadas- El Gobernador -descubriendo ya su total apoyo a la empresa- publicó un,a nota leída cada pocos minutos a través de las emisoras locales, en la que atacaba nuestra postura y nos coaccionaba para que volviésemos ai trabajo porque nada íbamos a conseguir en favor de los compañeros que la empresa quería despedir. (..0- Luego vino la conocida declaración del Estado de Excepción, aprobada en el Consejo de Ministros celebrado el 21 de abril,las 50 deportaciones, los encarcelamientos en masa, los interrogatorios, registros, y así el fin de nuestra huelga. Desde su Despacho, Fernando Gondracon ferenció con su empleado de Madrid, Camilo Alonso Vega ¿^ Ministro 'de la Goberna -ción^/ : "Camilo", ¡por fin hemos ganado! !t "Fernando, ¡enhorabuena! ¡Te felicitopor este gran éxito!". . . " ¡Por Dios Camilo, el mérito es tuyo, es to te lo debemos a ti !", . . Quizás sean hechos como esta conversación -absolutamente verídica- los que demuestran con mayor crudeza la realidad del sistema en que vivimos y la exactitud de mu chas de las afirmaciones que hacemos enes te libro sobre el capitalismo y su relación con el régimen franquista. pag. 218 a 225 F. Los huelguistas, ¿Quién organizó nuestra huelga? Nuestra huelga ha sido una huelga obrera hecha por obreros. Nos parece totalmente legitimo que la hubiesen organizado uno o varios grupos sindicales clandestinos que li chan honradamente por la liberación de nuestros pueblos. Pero la realidad es quí ningún grupo concreto organizó y dirigió U huelga. Fuimos todos, con nuestros líderes al frente, en primera fila, los que la he -mos hecho. Ni siquiera creemos que este sea lo mejor, pues sabemos lo importante que es estar organizados a todo piano, ato-do nivel. Pero esta es la verdad. La media de edad entre nosotros no pasa de 30 años. Procedemos la mayor parte de zonas rurales. pag. 231-232 G. El papel de los dirigentes y de las organizaciones políticas. Al final hemos tenido que consentir la injusticia de que un puñado de nuestros líderes sean definitivamente despedidos. Durante estos cinco meses y medio de huelga hemos resistido junto a ellos, enarbolaiidc el lema de TODOS O NINGUNO. Con profundo dolor hemos entrado dejándoles afuera. Pero una vez serenados nuestros áni -mos comprendemos que podemos seguir fieles a nuestro lema si sabemos continuar u-nidos a ellos y ayudándonos mutuamente., Por otra parte se equivocan los que creen que eliminan a unos líderes obreros con un simple despido. A un líder obrero no se le 1 elimina ni con la cárcel o el destierro; ni siquiera con la muerte.Cuanto más perse-I guidos estén, más sirven de estímulo para 1 que los trabajadores no dejemos de luchar , | Un líder sólo se elimina cuando se vende o | se retira de la lucha. Además nuestra causa no está limitada a las estrechas fronte -ras de la fábrica sino que abarca toda la cía se obrera. En Bandas o fuera de ella, lo importante es que todos sigamos luchando contra la explotación económica y la opresión social, cultural y política que padecemos. pag. 9-10 Muchos de nuestros líderes son así: hombres sencillos, entregados sin doblez a la lucha, sin otra meta^que la justicia y la verdad, dispuestos a aceptar el despido,la cárcel. No son muchos los que militan en organizaciones obreras. Pero creemos que é-se es el camino. No es luchando aislada -mente en cada fábrica como hemos princi -pálmente de triunfar, sino con una acción organizada y unida de toda la clase obrera y de todos los grupos. Y hacia esa meta hemos de seguir dedicando nuestros esfuer -zos en el futuro, animados especialmente, después de nuestra experiencia de "Echéva-rritT que ha sido lugar de encuentro, encrucijada donde se ha forjado una unidad como no se había visto antes. Hombres de todas las ideologías, de todos tos grupos y tenden 162 cias, de cerca y de lejos, desmaron por nuestras reuniones, animando, ofreciendoa-poyo, colaboración. Nadie enturbió con maniobras partidistas el agua limpia, la página blanca de nuestra huelga. Quizás porque a simple vista traslucía el sentido popular, u-nánime, que todas nuestras acciones tenían. Quizás también porque era arriesgado el atribuir a unas siglas ei mérito que tan claramente nos pertenecía a todos sin distinción de nombres o apellidos. Algún diseñando la libertad vuelva a brillar, se podrá saber quién es cada uno. Y entonces tendrán más mérito aquellos grupos que más hayan entregado a sus hombres a una lucha limpia y generosa. Pero es para después. Ahora lo importante es que luchemos en todos los terrenos, en la vida sindical y en la política, pág. 233 H. Los triunfos. Si, ha sido un triunfo de consecuencias incalculables el que bajo un régimen capitalista- fascista, 600 familias hayamos sido capaces de resistir 163 días en huelga. . Pág. 9 ... Antes de nuestra huelga ios de Bandas no comprendíamos lo que íbamos a ser capa -ees de hacer, pero con las armas de la unidad y del espíritu de lucha nuestra fuerza ha sido inmensa, despertando energías ignora- das dentro de nosotros mismos y en cientos de miles de trabajadores. Incluso muchas personas que aún no pertenecen totalmente al mundo obrero, han sentido la llamada de la dignidad y han participado en nuestra lucha prestando su valiosa colaboración. pág. 284-285 Aparentemente durante estos meses de huelga estamos perdiendo dinero y en nuestras casas hay m4s estrechez que de costumbre. Pero es necesario qué caigamos en la cuenta de que el valor de nuestra huelga no se puede comprender haciendo números. No están en juego unos miles de pesetas sino ei triunfo de la clase obrera; Estamos poniendo al descubierto toda la podredumbre del sistema en que vivimos.. Cada día que pasa nuestros enemigos se degradan más, descubriendo sus verdaderas intenciones. Por nuestro lado se está pro -dudando un efecto contrario y surgen por todas partes pruebas de honradez y valentía. Si al final nuestra resistencia es destruida por la fuerza, lo más que va a pasarnos es que un grupo de nosotros quedará afuera. Algunos dirán que si esto llega a suceder habremos fracasado y que todo nuestro sacrificio ha sido inútil puesto que ya a los diez días de huelga podíamos haber entrado a trabajar en las mismas condiciones.Yo les digo a esos que pueden pensar así que poco I entienden del Movimiento Obrero y del va-I lor de una lucha como la nuestra.¿ Es acaso lo mismo un paro de 15 días que una huelga I de 4 meses? ¿ Habríamos pasado a la histo-I ria si nos hubiésemos rendido por nuestra | propia voluntad a los pocos días? ¿Quién co-¡ nocía a los obreros de Bandas el 15 de di-1 ciembre? El despertar de la conciencia o~ brera y de la solidaridad que se están pro -duciendo, el poder ofrecer una experiencia de unidad, de coraje y de organización como ésta, el avance dado a la lucha obrera, tienen una importancia extraordinaria.¿Intervención de un dirigente en una Asamblea, en BasauriJ? . pág. 159-160 La lección está dada. La clase obrera de toda la Península ha; vivido con atención lo que pasaba en Echévarri como quien com - prende que el camino iniciado por los obre ros de Bandas conduce a su liberación.Para nosotros esto es un gran motivo de orgullo y esperanza y nos hace creer firmemente que nada de nuestro sufrimiento ha sido inú til. No nos engañan los que intencionada - mente, llenos de miedo ante la clase obre ra que resurge, tratan de minimizar las con secuencias de nuestra lucha. ~" pág. 10 I. Los fracasos. Pero ei destacar que nuestra huelga ha si-r do un paso adelante de trascendental importancia no nos ha de impedir reconocer que no ha sido una victoria total y en ello hay ya -sin duda- una parte de derrota. Y es que por heroica que haya sido nuestra resistencia y nuestra lucha, no hemos conseguido contagiarla suficientemente a toda la clase obrera en un movimiento expansivo de solidaridad capaz de ponerla en pie contra el fascismo. Desde nuestra aún pequeña perspectiva, nos resulta difícil analizar las causas que hicieron imposible la huelga general, al menos en ios núcleos industriales con mayor conciencia obrera y mayores posibilidades de lucha. También es cierto que por haber sido parte tan directa en la bata-lia quizás no seamos los más indicados para realizar un juicio sereno y objetivo sobre todos estos hechos. ¿Planteamos la lucha en el momento oportuno o nos precipi -tamos? ¿Supimos llevar hasta el final las consecuencias de nuestra postura? ¿Cómo reaccionaron las organizaciones obreras ? ¿Se sintieron todas sinceramente compro -metidas en nuestra causa con una verdadera conciencia revolucionaria o se han antepuesto en algunas sus intereses partidistas? ¿ Qué espacios han dedicado sus diversas publicaciones a estudiar nuestro conficto . y con qué espíritu se hacen las críticas?¿Ek taban ios trabajadores dispuestos a seguirnos? Estas y otras cuestiones deben ser planteadas a la clase obrera/y a ios responsa -bies de las organizaciones clandestinas. pág. 10-11 J. Dedicatoria. Lo que hemos vivido -unido a todo lo que de ello surja- queremos ponerlo al servicio de todos los que luchan contra el eapi -talismo y contra su última forma, el imperialismo, y en favor de la liberación de nuestro pueblo, de todos los pueblos de la Península, y de todos los pueblos oprimidos del mundo entero. pág. 12 Fuente: Nuestra Huelga. . . 2. La huelga de "Harry Walker" (1971) MANIFIESTO dirigido a la opinión por la Asamblea de tra bajadores de Harry Walker el 31 de enero de 1971 ENSEÑANZAS DE NUESTRA LUCHA. Nuestra huelga sigue siendo para todos una escuela viva del Movimiento Obrero. Pa samos a explicar brevemente las principa- les enseñanzas que nos aporta esta huelgí para que toda la clase obrera de nuestro p¿ ís pueda aprovechar de esta experiencia. 1. Hemos superado las normas legales c los capitalistas . Iniciamos nuestra lucha realizando asarr bieas, a pesar de la prohibición explicitad la empresa. Y las hemos seguido haciend afuera, a pesar de la represión. Hemos prescindido desde ei primer mo mentó del Sindicato y del Jurado como institución, a pesar de que, individualmente unos han traicionado y otros no.Hemos vis to claramente que el Sindicato es un instrumento de integración y represión en manoi de los capitalistas. Hemos acudido a la Magistratura,concien tes de que es un instrumento igualmente a servicio de los patrones, porque las ieyeí son hechas por ellos, para defender sus in tereses. Finalmente, hemos impulsado nuestras reivindicaciones con las auténticas armas plantes, ocupación de la fábrica y -la principal- LA HUELGA. Si hemos utilizado algún camino legal, no caímos en el error de subordinar a él la lucha, que entonces nc hubiera tenido éxito. 2. Hemos forjado nuestras formas de organización. . A través de las Asambleas han surgido co mi-tés y comisiones, las que ejecutan las i-niciativas. Nuestra unión se ha forjado en las Asambleas. Ya hemos indicado, sin embargo, el papel que han jugado en la lucha los compa -ñeros más concientes y combativos, ESTA VANGUARDIA HA ESTADO EN TODO MOMENTO LIGADA Y COMPROMETÍ-DA CON EL RESTO DE LOS TRABAJADORES. ESTO TAMBIÉN LO HEMOS CONSEGUIDO EN LAS ASAMBLEAS, PORQUE A-LLI ES DONDE SE CONTROLA LA ACTIVIDAD, Y DONDE TODOS LOS TRABAJADORES TIENEN LA DIRECCIÓN DE LA LUCHA. En las Asambleas (órganos de poder y democracia obrera), hemos discutido todos los problemas y hemos elaborado las reivindicaciones; todos pudimos expresarnos, confrontando las opiniones. TODAS LAS DECISIONES IMPORTANTES DE LA LUCHA SE TOMARON EN LA ASAMBLEA, POR MAYORÍA ABSOLUTA: NO A LAS HORAS EXTRA, OCUPACIÓN DE FABRICA, HUELGA, CONTINUAR LA LUCHA FUERA DE LA EMPRESA. .. 3. Hemos servido al movimiento obrero. - Nuestra lucha ha servido de ejemplo y de estimulo a otras empresas. En estos mo ~ mentos hay plantes y huelgas en Pegaso, Ma quinista y Cispalsa, empresas cercanas a Harry Walker. Luchan por sus reivindicaciones, que son las nuestras y las de toda la clase obrera., - Han surgido numerosos militantes nuevos, que se han incorporados la lucha activa y x organizada. - Estamos demostrando que una lucha firme y unida impone obligados retrocesos a los capitalistas, mientras avanza la clase obrera. - Estamos demostrando que una huelga puede durar. Si'vla empresa se hubiera imagina do esta duración, no habría adoptado" esa postura intransigente que fué la suya desde el principio. Los capitalistas aprenderán esta lección. - La lucha nos ha unido, como no podíamos imaginarlo antes. Los más jóvenes se han visto impulsados y animados por el ejemplo de los compañeros de más edad, que a pesar de su situación, especialmente delicada, siguen al pie del cañón con renovada conciencia de clase. 4. La huelga acabará pero estos valores per manee eran. LA SOLIDARIDAD Durante toda esta huelga nos hemos sentido defendidos por la solidaridad de los trabajadores. En numerosas empresas de Barcelona -y algunas de afuera- se han hecho colectas, se han distribuido volantes infor-mativos, se ha explicado nuestra lucha en Asambleas y reuniones. Todos hemos podido observar el interés con que la clase o-brera acogió la huelga. La solidaridad no se ha limitado a nuestra ciudad, sino que se ha extendido al resto de Cataluña y España, Incluso de compañeros de otros países de Europa nos ha llegado la ayuda moral y económica. Un gran ejemplo ha sido dado por las filiales de So-lex de Francia y, en especial, de Italia. También ha habido trabajadores de otras empresas que se han jugado todo para ayudarnos a continuar. Nunca nos ha faltadoa-yuda para confeccionar y distribuir propa -ganda, para acosar y escarmentar a los esquiroles, para apedrear la empresa y las C oficinas centrales, para manifestarse en favor de nuestra huelga. Esta solidaridad de clase nos demuestra que la lucha no es una lucha aislada y espo, radica, sino que surge de la opresión y ex~ plotación de todo un sistema capitalista. NUESTRA LUCHA ES UNA PAGINA MAS i EN LA HISTORIA DEL MOVIMIENTO O-BREJRO. Fuente: La Vaga,,, pág. 103, fragmentos 3, La Huelga General de Navarra, (1973) ,4 A. Llamamiento de las CCOO de Navarra, "VIVA LA JUSTA LUCHA DE LOS TRABAJADORES DE MOTOR IBÉRICA". Nuestros compañeros llevan más de un mes en huelga, de tanto insulto a estos compañeros ejemplares, la dirección ha requerido definitivamente la ayuda de sus perros guardianes: la Policía Armada y la Guardia Civil. Y se la han prestado tan bien, que la Guardia Civil ha expulsado de la empresa a nuestros compañeros. . . a culatazos! Primero les quitaron la Seguridad Social, posteriormente les amenazaron en Comisaria,y ahora les golpean salvajemente. Cuando comprenden que más de 30 días de lucha no son suficientes para desmoralizar a nuestros compañeros y preparar así su derrota, no vacilan en reprimirlos vio -lentamente. De esta forma esperan lograr su triunfo sobx-e los compañeros de Motor Ibérica ! Esta es su forma de acabar con las justas peticiones de la clase obrera y del pueblo! La ayuda de la Guardia Civil les ha servido, a los capitalistas de Motor Ibérica, para llevarse 13 trailers con repuestos (de la fábrica) pero no va a servirles para acabar con la combatividad de esos compañeros ni con la solidaridad activa y en la calle de la clase obrera y otros secta res del pueblo. Que no vana acabar con su combatividad nos lo han demostrado inmediatamente los trabajadores de Motor, encerrándose en la Iglesia de San Salvador. Y todo el pueblo de Pamplona va a seguir aumentando rápidamente la solidaridad de -mostrada ya en numerosos paros, marchas a la salida del trabajosa manifestación del pasado sábado, o la presencia de más de 300 personas acompañando la noche del 12 al 13 a los trabajadores de Motor Ibérica en la puerta de la Empresa. COMPAÑEROS: los trabajadores de Motor Ibérica en la cabeza de la lucha de la clase obrera de Pamplona nos están ense -ñando mucho. Una razón más para apoyarlos hasta la victoria! Estos compañeros nos están demostrando cómo es posible mantener y desarrollar una lucha, una gran combatividad, con una sola condición:QUE ESA COMBATIVIDAD SE ORGANICE LEJOS DEL SINDICATO VERTICAL. Nos están enseñando a no confiar en una prensa legal, que aun en el supuesto de desear enseñar, está totalmente controlada por el Gobernador (representante político de la patronal en Navarra) y nos lo enseñan de la mejor forma que podían hacerlo: INFORMÁNDONOS ELLOS MISMOS. En los barrios, en las empresas, nues- tros valientes compañeros nos informan a menudo y nos estimulan a luchar. Pero no nos enseñan sólo eso, ante la necesidad que los trabajadores y el pueblo tenemos de extender la lucha para enfrentarnos unidos a la patronal y su Estado, nos están enseñando a extender la lucha a otras empresas, a sacarla a la calle, y¿cómo nos lo enseñan?: poniéndose a la cabeza ellos mismos, y no sólo moralmente, sino materialmente a la cabeza, a la hora de organizar y sacar la lucha a la calle, ahí estaban nuestros valientes compañeros, primero en Super Ser y Papelera, posteriormente con los trabajadores de Landabén, el pasado sábado en la manifestación del casco viejo,, y ahora ence -rrados en El Salvador, esperando activamen te, combativamente, la solidaridad de toda su clase, de la clase obrera y de todo el pueblo. En definitiva nos están enseñando que la patronal no regala nada. ¡ Hay que a-rrancárselo con la lucha! Y nosotros, toda la clase obrera, todo el paaeblo de Pamplona, no vamos a abandonar a tan valientes luchadores, a tan excelentes maestros en organización y lucha, en manos de la patronal y su policía. Todo el pueblo vatnos a seguir luchando, más aun que hasta ahora, para a-rrebatar a estos compañeros de las garras de la represión que se celia en ellos. ¡HAGAMOS ASAMBLEAS PARA INFORMAR NOS Y APOYAR A ESTOS VALIENTES! ¡OR "GANICEMOS LA SOLIDARIDAD JUNTO CON LA COMISIÓN OBRERA DE CADA FABRICA! ¡HAGAMOS RECOGIDAS DE DINERO PARA SUS FAMILIAS! ¡LLEVEMOS ALIMENTOS A LA PARROQUIA DEL SALVADOR! ¡PREPARÉMONOS PARA LUCHAR ESTE FIN DE SEMANA! ¡SOLIDARIDAD HASTA LA VICTORIA! 14 de junio de 1973 B. Llamamiento de las CCOO de Navarra. Empezamos nuestro cuarto día de Huelga General y la situación continúa igualmo cede la dirección de Motor Ibérica. Pero la firme decisión de la clase obrera de man -tener el paro indefinido sigue adelante,pues todos hemos comprendido que es la única arma capaz de derrotar a nuestros explotadores y opresores. Las fuerzas de la represión están intentando minar esta firme unidad con detenciones arbitrarias, ataques salvajes, en los que no respetan ni mujeres ni niños, paii -zas en Comisaria y en plena calle, y, sobre todo, como ocurrió el sábado en Landabén, no permitiendo la entrada en las empresas para disgregar fuerzas y dividirnos. Para defendernos de todo ello tenemos que permanecer fuertemente unidos y mantener una firme organización en la que to- | dos debemos colaborar, debemos mantener ! una constante coordinación entre todas las | empresas para que los pasos a dar sean si-j multáneos, debemos aclarar todos los bulos j ¿^rumores^y Que corren y lanzan nuestros j3 nemigos, debemos poner especial atención en las infiltraciones de chivatos y policías en las fábricas, v, sobre todo, todo el mundo tiene que ir ulo.r los días a la fábrica. Por Jo tanto, y para mantener firme esta unidad, CCOO proponernos: EN LA FABRICA: Todo el mundo las ocho horas en sus fá -bricas. Organizar el posible cierre delasfa bricas, quedando en la Asamblea la forma de coordinarse (marcando otro punto o varios, por barrios). Mantenernos en l^s fábricas sin provocar a la policía. Mantener un serio sentido de la disciplina de lo acordado en asambleas. En las asambleas, aclarar primeramente los bulos. Un serio tra -bajo para mantener la unidad de los pequeños talleres y comercios. Revisar las infiltraciones de policías y chivatos. EN LA CALLE: Tras los ataques de la policía no quedarse solos, siempre en grupo. Si las condiciones son favorables repeler el ataque de lapo licia. No permitir más detenciones, a ser posible defender y liberara los detenidos. Boicotear la prensa que es una de las principales armas de nuestros opresores y de la que se sirven para engañarnos. Nuestra prensa es la Asamblea. Boicotear cines, salas de fiestas, espectáculos, etc. EN LA COMISARIA: No conocemos a nadie por el que nos pregunten. No sabemos quién dirige las asambleas en las fábricas. No estábamos en la manifestación, pasábamos por allí. No admitamos nada de lo que se nos culpe. POR LA VICTORIA DE MOTOR IBÉRICA CONTINUEMOS LA HUELGA GENERAL Y EXTENDÁMOSLA! LUCHA UNIDA - VICTORIA 18 de junio de 1973 Fuente: La Huelga General de Navarra, junio 1973 4,Conflicto de la "Naval"de Bilbao (1973). Análisis del conflicto de la Naval de Bilbao realizado por un grupo obrero de la zona A primeros de diciembre del pasado año se hicieron una serie de reuniones de obreros de la Naval para ver la posibilidad de llevar una actuación conjunta de cara a la revisión del Convenio en vigor. A estas reuniones se acudía a nivel individual, como trabajadores^ aunque1 entre ios asistentes había personas comprometidas en grupos políticos y sindicales. No se exigía represen-tatividad; sin embargo participaban indivi -dúos que gozan de gran prestigio entre sus compañeros de trabajo. La asistencia, por tanto, era completamente accesible a cualquier trabajador de la Empresa, pues no e-xistía criterio de selección ni discrimina -ción alguna; no se imponía otra condición que la voluntad de luchar unidos para defender durante la negociación del convenio los intereses de todos los obreros de la Empresa. En síntesis diremos que se trataba de ün encuentro entre trabajadores de la Naval que no se arrogaban ninguna representativi-dad y que estaban dispuestos a luchar enfor-ma organizada y clandestina con el fin de que la actualización del Convenio fuese para los trabajadores lo más favorable pos! -ble. Este planteamiento no era nuevo; en otras ocasiones se habían intentado experiencia^ parecidas. Se habían dado los primeros pasos con objeto de desarrollar una lucha uni--taria en torno al Convenio, que hasidosiem pre el principal elemento de moviliación de los trabajadores, pero existía un muro infranqueable^ A quien corresponde la iniciativa de la lucha? ¡Al jurado! -decían linos- porque los trabajadores, ai elegirle , delegaron en él. i A una Comisión elegida por todos los compañeros! -decían otros - j pues el Jurado no es suficientemente reprer-1 sentativo. El Jurado no ha sido elegido por i la mayoría -contestaban los primeros - pe-! ro sí por una minoría eonciente, que es en j definitiva quien da la cara en todos los Con-í venios. El Jurado no ha sido elegido más 1 que por los esquiroles y falangistas que son los únicos que votan en las elecciones sin -dicales -respondían de nuevo los otros-.De aquí se pasaba a la consabida polémica sobre la eficacia de la utilización de los cauces legales del Sindicato Vertical, Había también otra tendencia que, teóricamente, era la más democrática y que,aun que en la actualidad es aceptada por todos, no quiere decir que respondiese hace tan sólo un año a la situación real del grado de ma durez del movimiento obrero en la Naval Es ta tendencia planteaba la necesidad de promover una Asamblea de todos los trabaja-— dores que, poseyendo la iniciativa de la lucha, decidiese los cauces a utilizar en lañe gociación del Convenio. La determinación de la Asamblea debería ser aceptada por las diversas tendencias. Esto que hoy es tan evidente, pudo haber fracasado ayer y por tanto no ser correcto; podía haber ocurrido como en el Convenio del 71; cuando se planteó la alternativa de aceptar las condiciones de la Empresa o ir al laudo, el enfrentamiento entre obreros fue serio y pudo resultar catastrófico. Por | tanto, no podemos decir cuál era la línea | más justa en ocasiones pasadas, puesto que j no es posible partir de su situación real. \ Las experiencias que dejamos atrás sólo | nos sirven para esclarecer el presente y señalar las forriras.de actuación futura. En esta ocasión se partía del convenci -miento de que la unidad era posible y además; indispensable si se pretendía hacer frente a la empresa. Por tanto, aunque era inevitable que repercutiese en el grupo la lucha de líneas existentes entre las diversas tendencias que integran el movimien -to obrero, se acudía con una disposición muy abierta al diálogo y al respeto de las opiniones discrepantes. Desde ios primeros contactos se hizo palpable el enorme deseo de unidad que movía a los participantes. Ya no se trataba de defen — der un programa, de justificar una forma de actuar, sino de ponerse todos de acuerdo para plantear una acción concreta; el Convenio. La primera decisión conjunta consistió en crear una caja de resistencia única,Has ta entonces, CCOO efectuaba la recogida por su cuenta, y otro tanto hacía Comités. Tras la unificación, únicamente funciona el fondo común que se emplea en cubrir lasne cesidades de las familias de los compañeros sancionados o detenidos, independientemente de que la causa se deba a activída- des dentro o fuera de la fábrica, y tanto si son de tipo sindical como político. Se prescindió de hacer diferenciaciones en este sen tido por considerar que, tanto las acciones dirigidas contra la patronal como las que tienen su objetivo en el derrocamiento de la dictadura, están al servicio de los intereses de la clase obrera. La única condición para tener derecho a esta ayuda es la de trabajar en la Naval, sin tener en cuenta si se pertenece a la plantilla o a la contrata. La ventaja de este fondo común es doble; 1) permite ampliar, planificar, y al mismo tiempo simplificar, la recogida de dinero. 2) Posibilita una distribución más justa de lo recaudado y evita la posibilidad de que individuos no organizados puedan quedar sin recibir ayuda. La problemática de la iniciativa es fácilmente superada en cuanto que se acepta u-nánimemente que la dirección de la lucha, el planteamiento de las reivindicaciones y la difusión de las consignas, tan solo puede corresponder a los trabajadores en su conjunto, cuyo órgano de expresión es la Asam — blea. En consecuencia, el grupo de fábrica no se atribuye ninguna facultad sobre los tra-bajadores^ pero tampoco se la reconoce a ningún otro organismo, sea el Jurado o sea loque sea. Puesto que se acepta que para ser la auténtica expresión de la voluntad de los trabajadores, el poder de decisión ha de partir de la base, la misión del grupo de empresa consistirá en tratar de incidir sobre esa base, persuadiéndola con sus consejos y su ejemplo para orientar correctamente sus actividades. Esta tarea coloca al grupo de fábrica ante la responsabilidad de asumir el papel de vanguardia. Reconocer el carácter vanguardista del grupo no implica presentar a sus componentes como líderes ni atribuirles unas facultades supe -riores a las del resto de los trabajadores. El mérito no está en la capacidad de las personas, sino en la eficacia del trabajo en equipo que posibilita una visión de conjunto y un análisis más real de la situación, inací cesible a la observación individuaL El grupo se convierte así en elemento conciente en oposición a la incertidumbre del espon-taneísmo y al riesgo de la improvisación que es el mayor enemigo de los trabajadores en las circunstancias actuales. El grupo de fábrica comenzó su campaña de agitación en torno a la revisión del convenio lanzando dos hojas en las cuales ya se aprecia cuál va a ser el auténtico caballo de batalla. En la primera de ellas se dice textualmente: nEn nuestra larga experiencia de lucha para conseguir nuestras justas'aspi -raciones como obreros y personas que somos, hemos podido comprobar que nuestra fuerza ha estado en directa correspondencia con el grado de Unidad y Organización del movimiento obreroTT. Además, la consigna que aparece en ambas hojas lo hace evidente: "UNIDAD Y ORGANIZACIÓN EN LA LUCHA". Queda claro que la necesidad de unirse y organizarse ya era patente.en ja quelios momentos, al igual que su objetivo: luchar; es decir, darle un contenido revolucionario a esa unidad organizada. La iniciativa de convocar la primera A-samblea parte e videntemente del grupo de fábrica y en ella se pone a prueba la con -sistencia de la unidad conseguida. Los trabajadores ya están hartos de que una Asam blea convocada para plantear la forma de actuación frente a un Convenio, degenere en pugna entre los partidarios de las di -versas tendencias que se dan en el terreno sindical, pero en esta ocasión recibieron u na grata sorpresa, pues individuos ayer en frentados, defendían hoy las mismas rei -vindicaciones con idénticos argumentos. Si la vanguardia aparece unida, los trabajadores se sienten también hermanados. Al ver el camino despejado, se entregan con ardor a la lucha y no se desalientan en tanto que la vanguardia sea capaz de dar la respuesta adecuada a cada situación concreta. De no existir el grupo unitario, ¿no habría cuajado la lucha en la Naval? La lucha de todas formas se habría dado pues el ma- lestar de la clase obrera ante la carestía de la vida tenía que estallar. Ahora bien, la importancia na está en la lucha en sí, en el perjuicio que supone para el capitalista, sino en la utilidad que tiene para la causa de la emancipación del proletariado. La rebel día frente a la explotación es un acto de fuerza que carece de contenido. La lucha organizada eleva la conciencia de explota -dos de los trabajadores y les hace ver la necesidad de dar a sus problemas una so — lución política. Sí que se habría dado la lucha, pero tampoco habría sido la más larga de las que se han desarrollado en la Naval desde que existe la dictadura; Durante el conflicto el grupo de fábrica se vio desbordado por los acontecimientos en numerosas ocasiones. Esto originó el que el perder el control de la lucha, se fue se haciendo cargo de sus limitaciones or -ganizativas. Mientras se estuvo dentro de la fábrica todo fue relativamente fácil,pues su actividad se canalizaba a través de las Asambleas, pero en la calle hubo de recurrir a la improvisación. El grupo sólo estaba preparado para actuar en la fábrica. En Vigo y Ferrol se demostró que también es posible mantener la lucha en la calle creando Comités de huelga contra los esquiroles, de autodefensa pa. ra rechazar la agresión de la policía, y haciendo partícipe a todo el pueblo de las rei- vindicaciones de los obreros. Al no disponer de una organización capaz de mante -ner en la calle cohesionados a los trabajadores, el espíritu de lucha fué decayendo. La incapacidad del grupo quedó palpable -mente demostrada con la aparición de las solicitudes de anulación de la sanción. Estas empezaron a circular un viernes, y hasta el martes siguiente no salieron las octavillas recomendando la abstención de rellenarlas por las razones que allí se exponían. Fue tal el desconcierto que allí se o-riginó, que incluso varios miembros del grupo de fábrica hicieron la solicitud pensando que era lo más adecuado para, una vez dentro, poder hacer una-Asamblea ya-nalizar entre todos la situación. La octavilla en cuestión tuvo buena acogida; sus razones eran de peso, pero llegaba tarde, pues 1 a mayoría de las solicitudes ya estaban hechas. Si el mismo viernes, o el sábado a la mañana hubieran aparecido los pueblos de la ría regados por estas octavillas, otro gallo habría cantado. Aunque el problema de fondo sea la falta de vínculos -organizados, en la calle- entre el grupo de fábrica y ios trabajadores, no cabe duda de que si la octavilla hubiese llegado a tiempo, habría sido bastante efectiva. Lo ocurrido el 23 de abril también tiene considerabl e importancia. El grupo de fábrica pensó que era conveniente celebrar una Asamblea al incorporarse los últimos sancionados; con esa finalidad se difundieron previamente en la fábrica dos octavi -lias, pero cuando el moderador acabó de hablar de la cuestión del dinero y dijo que ya no había nada más que tratar, sus; miembros deberían haber tomado la pala -bra para contradecirle, pues el auténtico objetivo de la Asamblea era: 1. Cumplir la decisión adoptada en la A-samblea anterior, es decir, volverahacer Asamblea al entrar. 2. Realizar un análisis general de toda la lucha. 3. Ver la posibilidad da mantener una continuidad entre esta lucha y las sucesi -vas, a través de Asambleas periódicas. 4. También, naturalmente, ver la situación económica de ios compañeros que habían estado en la calle hasta el final. No intervinieron porque se encontraron desconcei lados ante lo ocurrido, y la A -samblea fracasó a pesar de contar con per sonal' suficiente para llevarse a cabo. . . Bueno, para qué seguir enumerando insuficiencias y errores. .,. Está claro que fueron abundantes y graves, pero ahora lo que procede es buscar la forma de que no vuelvan a repetirse en lo sucesivo. De todas maneras, insistir ei las limitaciones del grupo no supone acusarle de negativo. En .general sus actuaciones fueron por I completo correctas dentro de las posibüi-| dades que le permitía su escaso nivel orga 1 nizativo, Si no se ha destacado el aspeen i positivo de sus actividades, es por no con siderarlo necesario, pues ahí está el balance de una dura y larga lucha que no se hí dado por casualidad ni ha caído del cielo. E grupo de fábrica estuvo presente en todos los acontecimientos que rodearon el conflicto. Los trabajadores estaban prestos al combate, pero alguien tenía que ir adelante formando la vanguardia de ese ejército. Lo importante es poder llegar a comprender que la labor del grupo y el resultado de la lucha podían haber alcanzado mayor utili -dad. Se trata en consecuencia de demos — trar que la eficacia de la lucha está en función del grado de organización del grupo de fábrica, que es quien la promueve e impulsa. Al principio veíamos que la característica que define al grupo de fábrica es la de la unidad en la acción. Se trata de un grupo formado con una finalidad concreta: la de incidir en el desarrollo del Convenio para que su resultado sea lo más favorable posible para los trabajadores. Según esto, una vez que el conflicto se ha extinguido, tendría que desaparecer para cobrar de nuevo vida en el Convenio del próximo año. El a-nálisis de la lucha señala claramente que el origen de la impotencia manifestada por el grupo y de los errores por él cometidos se encuentra precisamente en su falta de organización, en su ausencia de represen-tatividad, en su carácter esporádico. El grupo, por tanto, no sójo debe seguir funcionando, sino que ha de extender sus tentáculos por toda la fábrica para arraigar entre los compañeros de forma que la base participe en la lucha de una manera organizada y conciente. Tiene que dotarse de lina organización estable y clandestina, capaz de soportar la represión policíaca; poseer una continuidad que le permita man — tener entre los trabajadores una constan -te labor de agitación; disponer de agilidad en el aparato de propaganda, para dar publicidad inmediata a cualquier injusticia de la patronal o de la dictadura. Según esto, su objetivo imnediato con -sistirá en lograr que en cada taller exista al menos un grupo, cada uno de los cuales nombrará a su responsable para formaren tre todos ellos el auténtico grupo de fábrica que coordine todas las actividades y encomiende tareas específicas a los diversos grupos e individuos. La clandestinidad es importante: los militantes del grupo de taller no tienen por qué ser conocidos como tales por sus compañeros del resto del taller, y, a suvez,no tienen necesidad de conocer a los militantes del resto de los grupos de taller ni a J los miembros del grupo de fábrica,a excep-: J ción del responsable de su grupo. | Cada grupo conoce la situación de su ta-| 11er respectivo, los problemas que en él e-| xisten, los deseos de los compañeros y su I disposición para la lucha. Estos datos se ¡ van centralizando a través de los responsables en el grupo de fábrica, el cual los elabora sacando las conclusiones que permi -tan establecer una estrategia para la acción,. Este es el único método correcto de dirección: captar las necesidades reales de los trabajadores, de las masas, para, una vez elaboradas en forma asequible, devolvérselas convertidas en consignas de lucha. En la medidas en que estas respuestas sean adecuadas, respondan de verdad a ios deseos de los trabajadores, el grupo de fábrica i-rá obteniendo representatividad, prestigio , audición y respaldo entre los compañeros r El grupo debe ir asignándose unas tareas tanto a corto como a medio y largo plazo.U-na actividad inmediata podría consistir en plantear una revisión de calificaciones a-provechando el malestar existente por este motivo entre el personal; denunciar a un je- ' fezuelo que hace la vida imposible a sus subordinados, o preparar una Asamblea.Trabajar a plazo medio sería ir estudiando la forma de actuar en el próximo convenio e ir potenciando nuevos grupos de taller. A largo plazo, estaría la consolidación del orga- nismo unitario de lucha y el plantear una ai ternativa al Sindicato Vertical, mediados de 1973 Fuente: original inédito ANEXO IV LAS CCOO REVOLUCIONARIAS Se definen como la organización unitaria y permanente de la clase obrera, construida en la clandestinidad y desarrollada en la lucha, para enfrentar a la patronal capitalista y el Estado fascista en el largo, duro y violento combate por la independencia de la clase y el logro de sus reivindicaciones e -conómiqas y políticas. 1. Las CCOO de Barcelona (1967-1969) A, Las relaciones con la burguesía. Creemos necesario aclarar algunas posiciones referentes a la adhesiónde las CCOO al acto organizado el día 11 de setiembre, que consistió en una manifestación en el cruce de las calles Ronda San Pedro, Ali -Bey, Gerona, donde hasta 1939 se hallaba situado el monumento a Rafael Casanova, y en el cual las CCOO participaronactivamen te, siendo detenidos tres militantes de las mismas. Debido a que la propaganda distribuida por grupos burgueses convocando a dicha manifestación, manifestaba una clara tendencia integradora de la clase en la socie- j dad burguesa, pretendiendo confundir sus ! objetivos con los de la burguesía "naciona -I lista", llamando a la unidad en la n lucha \ por las libertades de Cataluña por encima de los intereses de clase".. Y debido también a que varios dirigentes de CCOO han firmado un escrito, encabezado por personalidades burguesas, en donde se expresan ideas y objetivos semejantes, creemos necesario puntualizar las siguientes cuestiones: La clase obrera es la única clase social insobornablemente democrática. La clase obrera está contra toda injusticia , contra toda opresión, contra toda discriminación , contra todo privilegio. La clase obrera está, pues, consecuentemente, a favor de la autodeterminación de todos los pueblos. Pero eso no quiere decir que nosotros, los obreros de Cataluña, debamos danzar una hipócrita sardana de "solidaridad na -cional" con capitalistas y banqueros, con ex plotadores y fariseos que son los que siem pre han traicionado, por sus mezquinos intereses económicos, la legítima aspiración del pueblo a la libre expresión de su serna -cional. Al pueblo trabajador de Cataluña, a todo el pueblo que además de la explotación capitalista sufre también la opresión de su lengua, de su cultura y de stus justas tra -diciones, nosotros, la clase obrera, debe- 192 mos decirle: ftNo os fiéis una vez más de capitalistas y banqueros que quieren engañaros fingiendo una "comunidad nacional T,fu-na comunidad de intereses entre ellos y vosotros. Vuestra Cataluña no puede ser la Cataluña de los capitalistas ^ que correrán siempre a Madrid a buscar protección cuan do levantéis la voz en defensa de vuestros derechos; vuestra Cataluña será la Cataluña del trabajo, sin explotadores ni burgueses, o no será sino una trampa más de la burguesía para manteneros sumisos y conformados^ Porque la clase obrera es la única garantía democrática del pueblo, porque la clase obrera en su lucha por su emancipación total, lucha también por la libertad de todo el pueblo que trabaja. La lucha contra la burguesía capitalista es la más consecuente lucha por el respeto a la autodeterminación nacional, Pero si la clase obrera marcha a remolque de los capitalistas en sus hipócritas planteamientos nacionalistas, lejos deacer car la hora de la liberación nacional, la retrasa. Ir tras ellos, cayendo en la trampa de los 'Intereses superiores de Cataluña" es negar a la clase obrera, a sus intereses, a los de todo el pueblo trabajador, es negar la posibilidad de una verdadera liber -tad nacional. Por estas razones, las CCOO debemos rechazar ios planteamientos antes mención nados y esgrimidos por algunos antes del 11 de setiembre. Que se queden ellos, los bur gueses, su Cataluña de banqueros y grandes negocios capitalistas. La lucha social, el fortalecimiento délas posiciones de la clase obrera, la elevación de su conciencia de clase, la extensión de su organización es IÍÍ apremiante tarea.de las CCOO. No lo es correr tras objetivos burgueses sin hacer clara distinción de nuestros objetivos contrapuestos . Sólo si la ciase obrera se afirma a si mis ma, se fortalece y se une, existe garan — tía democrática de un futuro de libertad.Pe ro si la clase obrera pierde su fuerza propia en beneficio de las ideas y de los mitos de la burguesía, la democracia, la libertad y la autodeterminación de los pueblos, se perderá otra vez en las falsas promesas de la burguesía, que traicionará una vea más la libertad, anteponiendo a ésta sus "sagrados" intereses económicos de clase explotadora. Comisión Obrera del Metal de Barcelona Setiembre de 1967 Fuente: CRI NQ 20-21 pag. 34 B. Exigencias hacia los Enlaces y Jurados. a) Deber de informar a sus compañeros de trabajo de cuantas gestiones emprendan. b) Beber de recoger e impulsar las iniciativas y sugerencias de la base. c) Deber de cesar en el carga cuando lo exi ja la mayoría de sus compañeros. CCOO de Hispano-Olivetti Barcelona, 1967 Fuente: CBI NQ 20-21 pag.40 C. El carácter de las CCOO Y sus tareas. 1, Origen, desarrollo y perspectiva de las CCOO. Las especiales condiciones en que se ha desarrollado en España la lucha de la clase obrera (que en resumen son las propias de un régimen político de negación de las libertades fundamentales,, instaurado sobre la derrota y el aniquilamiento-físico del movimiento obrero), exigían! la aparición de linas formas organizativas originales y. adecuadas a esas especiales condiciones,Ni los partidos políticos de la elase obrera (reducidos a la más absoluta clandestinidad), ni las organizaciones sindicales históricas, que en cuanto que partícipes también de la guerra civil habían sufrido la persecusióny el aniquilamiento, ni los intentos de nuevas agrupaciones sindicales de base ideológica y consiguientemente clandestinas, podían cumplir la urgente tarea, de dotara la clase obrera de una organización representati va con amplia base real en todos ios países de la península y con clara vocación de agru - ' pación de masas. Tras los primeros y titubeantes intentos de desarrollo capitalista al estilo occidental iniciados por la oligarquía monopolista de España, que entrañaban ciertos retoques liberalizantes a la fachada descaradamente fascista del Estado, una cierta dinámica de las fuerzas sociales se hacía cada vez más sensible en el país. La contratación colectiva (Ley de Convenios Colectivos año 1958) de las condiciones de trabajo ( que aunque esterilizadas por la función del sindicato verticalista, levantaba una creciente con- I ciencia obrera en torno a los intereses más inmediatos de la clase y forzaba a los trabajadores a agruparse y a formar comisiones para discutir las condiciones de trabajo con la dirección de la empresa), el nacimiento de una tímida opinión pública bur -guesa (necesaria para mantener la mínima dialéctica interna imprescindible al siste -ma y medio además de control e influencia' del capital monopolista como director de todos los intereses burgueses sobre el aparato burocrático del Estado en manos de militares y burócratas falangistas), el crecimiento económico dentro de un proceso in-flacionista y desajustado y otras varias consideraciones de diversa índole, favorecían la aparición de la clase obrera en ' forma progresivamente menos espontánea, en forma progresivamente organizada. La clase obrera comenzaba así, a'lo largo de los a-ños 1960, a no ser ya tan sólo "un peligro potencial" para el régimen (que de esta forma venía condicionando siempre los planes de la oligarquía) sino a ser ya una fuerza real que condicionaba dichos planes por su actuación organizada y constante en el país. ^ Superando, los controles y estrecheces' del sindicato oficial, en manos del apara -to burocrático fascista e instrumento de en-cuadramiento represivo de las masas tra -bajadoras, la ciase obrera comenzó a responder, en cada reivindicación, en cada fábrica, taller, con "comisiones espontáne -as" formadas por los trabajadores más con cientes e incluso trabajadores que ocupa — ban cargos electivos del sindicato oficial. Tales trabajadores que contaban de estator ma con la confianza y el respaldo de sus compañeros, podían dirigirse como verdaderos representantes a las direcciones de las empresas e incluso a las autoridades. Por nacer corno una necesidad de expresión de las necesidades de la clase, las"co-misiones" tenían un carácter claramente u-nitario, ya que no nacían sobre una base i-deológica o de partido. Por ser elegidas directamente por los compañeros para la gestión de sus intereses en cada fábrica o taller, esas comisiones eran rigurosamente ¡representativas. Por afrontar todas las ne [cesidades de la clase, en fin de cualquie \ índole que fueran, tales comisiones era] pues órganos de representación y direcciói de las luchas obreras , pues nadie fuera áí | ellas podía encuadrar masivamente a IOÍ | trabajadores y llamarse su representante Desde la existencia masiva de las "comi -siones" a raíz de las huelgas mineras de 1962 y 1963 hasta la primera Asamblea de dichas comisiones en Barcelona (primavera de 1964) y las asambleas de " comisiones" de los metalúrgicos madrileños en los mismos años, un proceso de extensión generalizada convierte a las comisiones espontáneas en una organización estructura -da de "Comisiones obreras" debidamente coordinadas a nivel de ramo, de localidad, de provincia, de región. Las CCOO aparecen así, en estos momentos, como verdaderos órganos unitarios y representativos de dirección de la lucha de la clase obrera en todos sus aspectos. Como objetivo inmediato e imposterga -ble, las CCOO luchan por el Sindicato de clase unitario y democrático, por las libertades fundamentales de asociación, expre -síón, manifestación y huelga, necesarias a la ciase para su fortalecimiento organiza -tivo. Pero ¿las CCOO SCMI un sindicato? Sin duda trascienden hoy los propios objetivos sindicales, ya que como expresión organi-198 zada de la clase obrera, deben dirigir sus luchas en todos sus aspectos. Las CCOO pues, no pueden definirse por sus principios ideológicos. Antes biensedje finen por sus características organizati vas (ser unitarias y representativas ) y por su función (la dirección de la lucha en todos sus aspectos ) ¿Significa esto que las CCOO son apolíticas? . En modo alguno.Nada más claro que su función tiene mucho de poiíti -cay trasciende lo estrictamente sindical. Sucede simplemente que la política que a tra vés de las CCOO se expresa es la política de la clase obrera, expresada libremente en su cauce organizativo por todos los trabajadores sin discriminación de tipo político, ideológico o religioso. La inexistencia de discriminación alguna resulta así la mejor garantía del aspecto unitario de las CC OO. Quienes ven en las CCOO el medio efi caz para la lucha reivindicativa de la cía -se, quienes ven en las CCOO la configuración de los futuros órganos de la democracia obrera, todos ellos encuentran en su cauce organizativo el medio propio para su expresión y su lucha. Pero sería insuficiente explicación del desarrollo de las CCOO poner de relieve tínicamente su carácter organizativo y su función. A estos aciertos hay que sumar los que las CCOO han tenido en la táctica de su lucha y que se concreta especialmente en los siguientes: asambleas de empresa,de ra mo y de localidad, como medio de forzar la clandestinidad y conseguir una legalidad de hecho; ejercicio de ios derechos de huelga y asociación, sin esperar a su reconocimiento, pasando así de una situación de estricta clandestinidad (como era normal antes de su aparición en el movimiento obrero de la península) a una situación de ilegalidad que fuerza el reconocimiento. Combinación por último de las luchas legales e i-legales, participación así en las elecciones sindicales oficiales copando miles de puestos representativos en el seno de la CNS y trabajando desde dentro de ella para su destrucción y constitución consiguiente del Sindicato Unitario y Democrático. 2. El actual marco político y económico de la lucha obrera en España. La actual crisis económica que sufre el país tiene características propias que la diferencian de un simple movimiento de re-cesión cíclica al estilo del que pueden sufrir otros países occidentales. Además de que la circunstancia europea influya desfavorablemente en ia economía españolaba ba se de sus males debe buscarse en causas estructurales, vicios tradicionales que lastran la economía y que la oligarquía domi — nante (terrateniente, financiera, monopolis ta) no puede afrontar en virtud de sus contradicciones internas, sin destruirse ai mis; mo tiempo, esto es: sin abrir un período re-, volucionario. La reforma agraria, que e-j levando el nivel de vida del campo fortalecería el mercado interior (reforma irrealizable dada la vinculación de los intereses terratenientes con el capital financiero); la reforma fiscal (irrealizable de verdad por ir contra los intereses inmediatos de la alta burguesía industrial,, terrateniente y fi -nanciera); las inversiones masivas en in -fraegtructura,, imposibles sin el capital extranjero. .. etc. El bajo nivel de vida de la generalidad del país y el creciente grado de conciencia y combatividad de la clase obrera mostrada a través de su cada vez mayores y coordinadas acciones de masas, hace peligrosas las libertades formales que en un país industrializado y fuertemente desarrollado pueden ser fácilmente neutraliza -das por el capital monopolista; de esta forma la oligarquía monopolista no puede desembarazarse de la burocracia fascista y militar, verdadero freno al desarrollo del país al estilo propio occidental, sin entrar en el peligro de verse rápidamente desborda- -da por las masas. "Ultras11 y "evolucionistas" (expresión política de la burocracia falangista y la tecnocracia al servicio de los monopolios) no pueden romper entre sí ya 3ue no pueden vivir los unos sin los oíros. Es en este marco en el que se sitúa la lu-2ha actual de las CCOO, la lucha de la cía- I se obrera dirigida ^or sus comisiones .Siei j do el mal desarrollo capitalista dirigidopoi ¡ los monopolios el único desarrollo posible ! ya que no es posible resucitar formas superadas del desarrollo capitalista, el futuro se orienta hacia un endurecimiento déla lucha de clases caracterizado por una creciente organización de la clase obrera y capas proletarizadas y una creciente concen -tración capitalista al servicio directo del im perialismo. La creciente entrada del capi -tal extranjero, la dependencia de estas inversiones para salvar el desnivel de la ba -lanza de pagos, el valor estratégico que para el imperialismo tiene el país como clave occidental y mediterránea, incrementan la venta que del país realizan . los monopolios al imperialismo americano, al mismo tiempo que ponen de relieve el escaso papel político y económico de las capas medio y pequeño burguesas que son dominadas, utiliza das y dirigidas por la oligarquía monopolista. En la actual coyuntura de deflación, el capital monopolista y sus representantes vuelven a presentarse con su verdadera faz autoritaria que les es consustancial,frenan la Mevolución liberalizadora" y, valiéndose de sus aliados de la burocracia fascista y militar, emprenden un movimiento de represión contra la clase obrera y consiguientemente contra las CCOO. 1 3. Las tareas inmediatas de las CCOO I a) Dotar a la clase obrera y a las masas j trabajadoras de un alto nivel organizativo y | de conciencia. Pese a la represión subsi -| guiente e inmediata a las últimas eleccio -j nes.sindicales, en las que CCOO habían lo-| grado una importante presencia en el inte -| rior del mismo tinglado verticalista; frente a esta represión (dentro del sindicato,gju bernativa y. penal, también empresarial), continuada y acrecentada durante el último año de crisis económica, las CCOO han ido afirmándose como una organización progresivamente consolidada, progresivamente ea ordinada y madura. El nervio orgánico de las CCOO ha resistido los embates de la re presión gubernamental, lo que acredita el grado de realidad que las CCOO han alcanzado. Sin embargo, en el camino de agru -par, organizar y movilizar masivamente a la clase obrera y capas proletarias queda u-na enorme tarea para realizar. Esta es la más inmediata tarea que sólo puede reali -zar se mediante: b) Definición de las plataformas reivindi-cativas de la clase obrera, así como de sus verdaderos objetivos de clase a fin de ele -var la conciencia política de las masas. La especial situación de deflación que estamos sufriendo, la cada vez mayor reali -dad del despido libre, con la consiguiente a-menaza de paro para los trabajadores, hace difieil las simples tareas reivindicativas ¡ lariales y de condiciones de trabajo. Sin ¡ bandonarlas nunca (lo cual facilitaría h maniobras demagógicas del sindicato ofi cial o las maniobras reformistas y divisic nistas en el seno de la clase obrera)las C OO deben definir las plataformas reivindi cativas de la clase (a todos sus niveles: c taller, de fábrica, de empresa, de ramo generales, de la juventud, etc.). Partienc de estos objetivos impostergables, en cu ya lucha la elast? obrera se eleva progresi vainente en grado de cohesión organizativa al mismo tiempo que la movilización alear za a zonas progresivamente más amplias d los trabajadores, se hace imprescindibl preparar la conciencia política de los trab jadores y elevarla mediante la exposicic de una respuesta de la clase obrera ai dis continuo, contradictorio e inhumano desa rrollo capitalista: la exigencia de la refor ma agraria, la socialización del suelo, d los transportes, de la banca y de los gran des monopolios, etc., verdaderos objeti -vos de fondo de la lucha de la clase obrera deben presentarse como programa a lasmj sas, realizable sólo desde un poder verdaderamente democrático, es decir de los tra bajadores. Sólo mediante esta exposición de los vei daderos objetivos de la clase obrera y mediante la defensa diaria de sus reivindica - teísf^jirSwrtU u^j^J^áAmM^ es posible acceder a grados superiores de movilización y por consiguiente, c) Alcanzar niveles de respuesta eficaz a la represión que ejerce el régimen sobre la clase obrera. Aunque ya son frecuentes las huelgas y manifestaciones de solidaridad en defensa de los dirigentes obreros detenidos ó re -presaliados, acciones que constituyen la ú-nica garantía verdaderamente eficaz para los representantes obreros, es indudable que todavía falta mucho camino que reco -, rrer en este aspecto para que las CCOO tengan la capacidad de respuesta a la represión que se hace necesaria. Sin esta contundente capacidad de respuesta las CC OO no conseguirán mantener su presencia pública diaria en el país, característica fundamental en ellas, y necesaria para su existencia. Solamente cuando el encarcelamiento, despido, multa o represión en cual quier aspecto sobre los dirigentes obreros venga subsiguientemente acompañada de plantes, paros, huelgas, manifestaciones, y otras acciones posiblemente superiores, podremos decir que las CCOO se encuentran completamente consolidadas y en condiciones de dirigir auténticamente la lucha de clases. d) La extensión de la lucha organizada a los barrios y centros de habitación de los trabajadores. Las presentes circunstan -cias de deflación y crisis económica de prcH fundidad imprevisible, las crecientes necesidades y el contradictorio'desarrollo capitalista, crean en las zonas de agrupación urbana y proletaria, ios ingentes proble -— mas, de vivienda, educación, transporte, e incluso abastecimiento-que afectan a am -piias masas de trabajadores. Todo ello pone de relieve la necesidad de ampliar la lucha dirigida por las CCOO con base en las empresas y ramos, a los centros de habitación en donde los trabajadores sufren una segunda explotación y abandono -en su calidad de consumidores. Por otra parte, laor; ganización del creciente número de parados, la incorporación a la lucha obrera de las mujeres y la juventud reclaman con urgencia esta extensión organizativa asi co -mo la definición, exposición y propaganda de las palataformas reivindicativas tam -bien en este campo. Informe presentado en la Conferencia de Europa Occidental por España, celebrada en París en febrero de 1968. Fuente: CRI NQ 20-21, p. 47 D. La propuesta organizativa. Por qué la clase obrera debe estructurar si su propia organización por zona geográfica y no por sector de la producción. La actual organización de las CCOO por zona geográfica es una consecuencia de la linea que la corriente anticapitaiista ha desarrollado a partir de filies de 1967 dentro de las CCOO organizadas por sector. Esta corriente ha definido desde el inicio a las CCOO como Organismos de lucha contra todos los aspectos de la explotación y de la opresión capitalista. Esto significa una crítica total del programa y de la línea de la corriente reformista y sindicalista que limita la lucha obrera a la conquista de un sindicato de clase con las reivindicaciones inmediatas, económicas y político-demo -oráticas, y que necesita, por ello, de una estrecha organización por sectores. Debemos organizamos de acuerdo con los objetivos que nos proponemos alcanzar. Si nos proponemos una lucha solamente j¿ conómica de "tipo salario mínimoM a nivel de fábrica, de sector de producción, una lucha cuya finalidad es el sindicato y las libertades fundamentales necesarias para obtenerlo (libertad de reunión, de expresión, de propaganda), las organizaciones que necesitamos son las CCOO por sector. Pero estas Comisiones, como el Sindica- to, no están en condiciones de desarrollar una política de clase, por varios motivos. a) Porque aceptan reproducir fielmente7 los esquenas impuestos por la estructura capitalista a la clase obrera -manteniéndola en niveles mínimos de conciencia. b) Por su tipo de estructura dentro de la fábrica (las secciones sindicales a las cuales se dirigen los trabajadores) y pc^r el sistema de representación formal que establecen. c) La representación formal y la burocra tización conducen a la pasividad de la base y a un bajo nivel político. d) En un sindicato organizado crece continuamente el ;personal de los ,burócratas?' sindicales, de ios gestores especializados, que hacen de!Ias reivindicaciones salaria-; les la profesión de su vida (y¿ quién se a — rriesga entonces a la gitación, a las acciones de clase?) ¿Cuál es nuestra alternativa organizativa? Son Comisiones Obreras de fábrica co-ordinadas con otros tipos de organización5 proletaria (CC Obreras Juveniles y grupos obreros de barrio) según los criterios de máxima eficacia para nuestra lucha. ;La organización es el funcionamiento de los objetivos ! Los obreros no podemos limitarnos a un determinado tipo de reivindicaciones,a com batir contra un retringido número de aspec- tos de la opresión y de la explotación capitalista, a utilizar ciertas formas de lucha y a no desarrollar nuevas y originales formas de organización. La clase obrera debe combatir contra todos y cada uno de los aspectos de la explotación y de la opresión capitalista: debe dar impulso a las organizaciones de clase de todos y cada uno de los lugares donde la explotación y la opresión se manifiestan, de-be preparar simultáneamente todas las formas de luchan Y todo esto debe comenzar desde el frente principal de la lucha: la fábrica. En ella debemos ver primeramente cuáles son nuestros objetivos reales. Y en ella descubrimos que es necesario partir de las reivindicaciones más elementales, - salario, previsión social, semana laboral, dere -chos obreros, etc.- reivindicaciones que corresponden a nuestras reales necesida -des y que debemos plantear sean cuales sean las posibilidades de los capitalistas. En tal sentido, uno de los objetivos en cuya obtención debemos continuar es la exten -sión del programa reivindicativo mínimo, común a toda la clase obrera, en ei cual cada fábrica debe inscribir sus propias reí — vindicaciones específicas. Sin embargo, no son suficientes las reivindicaciones inmediatas para ile/ar ade -lante la lucha por nuestros objetivos de cla- se, aunque las acompañemos con grande ¡ discusiones anticapitalistas. Esta línea di clase es la única línea capaz de unir la lucha por las reivindicaciones inmediatas z un nuevo tipo de reivindicaciones,, que sil dejar de ser concretas presuponen un ataque a la raíz misma del sistema capitalista, y es así que tenemos que exponerlas 2 medida que se evidencian en el curso de la lucha. Algunos ejemplos de estas reivindicaciones son: - a nivel de fábrica: control, obrero de la producción a cargo de comisiones elegidas por los trabajadores . que se limitarán por el momento a controlar las condiciones 3 la organización del trabajo, las denuncias de crisis y los casos de reconversión. - en el lugar de residencia: punto de partida puede ser la lucha contra la actual sitúa ción de los alojamientos; esta lucha puede consistir en manifestaciones por la reducción de los alquileres^ en acciones contra los alojamientos de lujo vacíos y puede culminar con la ocupación de alojamientos en determinados sectores donde subsisten todavía barrios de viviendas precarias. - las escuelas de formación profesional: en ellas, las CCOO juveniles luchan por el derecho de Asamblea, por la libre forma — ción y por la expulsión de ios profesoresin competentes v reaccionarios. La lucha de- - be tender al control obrero, concretándose finalmente en el derecho al veto de los planes de estudio que no corresponden a las necesidades de la juventud obrera. Tales reivindicaciones que llamamos transitorias comienzan a imponerse a nivel de fábrica, de barrios, del centro de formación profesional, para proyectarse un día, en una fase de lucha y organiza -ción superior, a nivel de toda la sociedad . Elias son la expropiación sin indemniza — ción de ios latifundios, de la banca, de los monopolios, la previsión social financiada por el Estado y controlada por los trabajadores, etc. La organización es lo único que puede permitir afrontar la problemática concreta de cada fábrica, de cada barrio, de cada escuela, etc., teniendo presente la problemática general de toda la clase obrera. La única organización capaz de levantar ej3 tas reivindicaciones debe ser una organiza ción que no ponga tabiques por estar limitada a un solo sector, dado que los capitalistas explotan a todos los obreros, sin preguntarles si pertenecen a ios metalúrgicos o a los albañiles. Una fábrica, una escuela, un barrio, no son grupos aislados, incapaces de solidaridad entre ellos: son un frente de lucha ú-nico contra el capitalismo, y a este nivel debemos coordinar nuestra lucha con la de j toda la clase obrera. | El hecho de que optemos por organizar | nuestra lucha en forma permanente a nivel | territorial no excluye que, frente a un pro-i blema específico y real a nivel de un sec-! tor de la producción debamos realizar a -sambleas, actividad, reuniones, entre ios obreros del sector, en relación con acciones y planes de acción del mismo por todo el tiempo en que el problema permanece no resuelto. La clase obrera, para erigirse en guía de ios otros sectores explotados y oprimidos por el capitalismo -y esta es su función histórica- debe hacer suyos los objetivos anticapitalistas de esos sectores, debe proveer soluciones revolucionarias a la problemática que estos han planteado. Sólo la clase obrera, organizada en forma autónoma por zonas, puede hoy coordinar su propia lucha de modo permanente con la de los docentes, de los estudiantes medios y universitarios, pertenecientes a una misma zona, dirigiendo así toda la lucha anticapitaiista en ella. En las zonas debemos realizar un trabajo de agitación, de propaganda y de orga -nización, partiendo del punto neurálgico que es la fábrica, mediante el cual se crea rá un nuevo poder basado sobre la coordinación de la lucha, sobre la base delasCC OO de fábrica, de las CCOO Juveniles, de o -i n las CCOO de barrio, etc. Partiendo de esta coordinación nacerá u-na auténtica organización que expresará y dirigirá la lucha de clase, y que, abriendo una brecha contra la represión capitalista,; la CNS, etc., se afirmará como el orga --nismd-.de nuestro poder. i TODOS UNIDOS EN LA LUCHA ANTICA-PITALISTA DE LAS CCOO! Artículo del NG 2 del boletín "Comisiones Obre -ras Informan", Barcelona, abril de 1969. Fuente: Musolini ed.,p,l7 0 2. Las CCOO de Sevilla (1973) A. La definición y organización de las CG. OO. Qué son CCOO (. ,.) Para que el Movimiento Obrero lleve adelante su lucha, se aproveche de las experiencias que ella da y no qiaede desarticulado por los zarpazos de la represión, sólo tiene un camino; SU ORGANIZACIÓN. "COMISIONES OBRERAS" es la organiza ción del Movimiento Obrero. Pero no se, trata sólo de que existan CCOO,, sino que funcionen conforme a unos criterios y objetivos políticos que las hagan capaces y den la respuesta que espera la clase trabajadora en todo momento. Un cam mo falso de Comisiones Obreras No podemos estar de acuerdo de ningún modo con aquellos que centran todo el trabajo de CCOO en líderes más o menos ^ prestigiosos y transfieren toda la respon -sabilidad de la lucha a aquellos militantes que ocupan cargos sindicales. Ni con los que fuerzan la legalidad más allá de lo que puede hacerse, poniendo al descubierto todo su aparato organizativo, Esta forma de actuar nos lleva al desmantelamiento de las propias CCOO, a la pérdida de efica -cía en la lucha y a ser víctimas fáciles de la represión. Comisiones Obreras tiene que ser: 4- Una organización en la empresa -t Estable y abierta a todo trabajador con^ cíente, -f Que dirija y oriente a los trabajadores de toda la empresa. -f Que haga posible la unidad de todos en la lucha, -f Que vaya labrando la conciencia de cía se y la solidaridad entre todos loscom pañeros. Estas ideas generales tienen que concretarse en la práctica en dos principios de ac tuación: | Io) CCOO ha de saber guardar su clan -j destinidad . Con la represión de que habla-| bamos antes, es de todo punto necesario que se mantenga, cara a los demás, el secreto de la pertenencia a la Comisión. La razón es clara, si no queremos que la Comisión pierda su carácter de continuidad, 2o) Los miembros de CCOO han de saber actuar abiertamente. El militante de CCOO no es de los que ntira la piedra y esconde la mano". Las luchas han de ir encabeza -das por ellos, pero unidos a los demás.Haciendo oir su voz en las Asambleas, arries gando cuando haya que arriesgar, conven -ciendo cuando ' es necesario, proponiendo las iniciativas correctas para cada caso y problema. Conjugar estos dos principios, a simple vista contradictorios, pero perfectamente compatibles en la práctica, como lo demuestra la experiencia, hará posible la e~-ficacia de la Comisión. B. La Coordinadora de Comisiones La Coordinación de las Comisiones Obreras . Por su misma razón de ser, la Comisión no puede ser una isla, ya que surge en base a estas dos ideas claves: -f La Unidad de la clase obrera. 4- La lucha contra la patronal y su Estado. Por lo primero, la Comisión no puede V permanecer ajena a lo que está sucediendo a sus hermanos de clase. Necesita, por lo tanto, su vinculación con todos los que sufren el yugo de la misma explotación.- Por lo segundo, la lucha contra ia patronal y su Estado, y no contra un patrón en particular solamente, exige ia unión de esfuerzos de todos aquellos que son víctimas de las estructuras capitalistas. La función de coordinación recae sobre la COORDINADORA, que ha de serla auténtica representación de las Comisiones establecidas en las empresas oramos, e~ legidos por los miembros de la Comisión a la que van a representar. La COORDINADORA mo puede caer en dos vicios muy frecuentes en algunos sec -tores de Comisiones Obreras: 4- en dar las "órdenes a cumplir" + ser trasmisores de consignas de gru - pos o partidos políticos. Por el contrario, la necesidad de coordi nación viene dada en función de estos motivos: ± Para servir de intercambio de expe — riencias en la lucha y organización de las comisiones. -t Para ir fijando los criterios válidos de actuación, contrastados por la experiencia de los militantes. -f Para llevar a cabo la información veraz de los problemas d@ la clase trabajadlo ra y difundir sus objetivos de lucha. -f Para que la lucha en un lugar concreto' no quede aislada y conseguir el apoyo solidario que exige la unidad de clase. 4- Para recaudar y distribuir la ayuda e-conómica a los centros en lucha y a los compañeros represaliados. 4- Para unificar y generalizar las reivindicaciones de los trabajadores y hacer posible la coincidencia de esfuerzos para la mejor consecución de las mismas. -f Para desarrollar la formación de dirigentes obreros por medio de cursillos, discusiones y otros medios, pero fundamen -talmente recogiendo y aplicando la expe -riencia que da la participación en la dirección de la lucha diaria. Todos estos motivos hacen ver la necesidad de la COORDINACIÓN, pero partiendo de la base, sin dirigismos ajenos a ios militantes y a las masas, para conseguir ja na forma más amplia de ORGANIZACIÓN que no quede en simple asambleísmo. La COORDINACIÓN hará posible el desarro -lio, la continuidad y el avance en la lucha del Movimiento Obrero. Asimismo irá labrando los cimientos de un FUTURO SINDI CATO DE CLASE que encuadre a todos ios trabajadores para acabar con la explota -ción capitalista. Fuente:Expresión Obrera, CCOOde Sevilla, 1973. 3, Las CCOO de Navarra (1973) Cómo hemos obtenido la victoria j La extraordinaria combatividad de los I trabajadores de Motor Ibérica, su firme j decisión de vencer, ha sido la piedra angu-í lar de este combate y de esta victoria. La victoria de la huelga general no ha sido casual, ni ha sido un "churro", la clave está en un relativo grado de organización, unas comisiones ligadas a los trabajadores de cada fábrica en innumerables luchas paje; ciales. Unas comisiones que se han olvidado de los antiguos métodos de llevar una "acción" al año para cambiarlos por unaac tividad permanente, por la consecución del derecho a Asamblea, haciéndolas en innumerables ocasiones, por la vinculación, cada vez mayor, a los trabajadores y susprjo blemas más sentidos. Nuestra organización, CCOO, es una organización que se ha esforzado por dotarse de una correcta estructura organizativa,en la que participa todo luchador obrero en la más amplia democracia obrera (...) Nuestro método es y debe seguir siendo luchar, sacar enseñanzas de cada lucha, organizar a más y más luchadores que despuntan en cada lucha, para volver a luchar en condiciones más ventajosas. Nuestra organización no se diluye en el Sindicato Vertical. Luchamos al margen de | él para aislarlo; no pretendemos el "copar ! lo" para cuando cambie de fachada, sabe-| mos que su naturaleza es fascista y nos a-partamos de él. Luchamos por destruirlo y la experiencia nos enseña que la mejor forma de luchar contra él es la creación de u-na sólida organización de obreros - CCOO-que sea cauce de las aspiraciones de los mismos. (-..) En contra de los que pretendían la generalización ¿"de la lucfaaj? por medio de consignas, el proletariado navarro se ha lanzado a la lucha generalizada contando con una organización estable y cohesionada y gracias a ello, ha obtenida la dirección de todo el pueblo y la victoria. La Organización Las CCOO son la organización que ios o-breros hemos creado como instrumento para las luchas. (.. .) pasamos a exponer, siquiera breve -mente, las formas organizativas queanuejs tro modo de ver, deben asuimir las CCOO ya existentes y las que el proletariado en lu cha comience a crear allí donde no existen. Nuestras CCOO están organizadas al mar; gen del Sindicato Vertical (. . .) se fortalecen y se vinculan con los trabajadores atra vés de una actividad permanente (. . .) . No obstante, creemos que para la utilización o no de los cargos sindícales, no se debe peí; tíer de vista nunca el grado de conciencia y el nivel de organización de los trabajadores. De cualquier forma, la utilización o no de los cargos sindicales debe estar en función de la tarea central: organizaría Co misión Obrera . No perdemos asimismo de vista la denun cia constante del Sindicato Vertical fascista ante las masas, hablando de su naturaleza conservadora de los intereses de los poderosos y denunciando constantemente sus maniobras. Diferenciamos, y en esto contamos con el beneplácito de las masas, organización de movimiento: la organización debe mantener su justo grado de clandestinidad.Otra cosa diferente es el movimiento, el cual no puede ser en lo más mínimo clandestino, ¿Quién lo duda? Las CCOO creemos no han conseguido su reconocimiento, ni lo conseguirán por muchos luchadores que vayan a la cárcel. El Estado fascista reprime brutalmente a sus miembros, ahora está em -peñado en imponer 162 años de cárcel a 10 luchadores acusados de pertenecer aCCOQ ¿se puede pensar que las CCOO deben actuar a la luz? Sería una práctica suicida y algo que ni los propios trabajadores lo quie ren. Las CCOO serán protegidas en la medida que se vinculen estrechamente a los trabajadores, y a la vez se deben proteger adecuando la organización a la situación con creta (cuidando los métodos en las reuniones, la distribución de la propaganda, separando el trabajo abierto del clandestino, clandestinizando ai máximo la coordina -ción, sin que ésto nos aparte de los trabajadores). Las Comisiones no deben ser unos grupos cerrados que, aisladas de los trabajadores, distribuyan octavillas de cuando en cuando. Esta actitud, comprobada en la práctica, por un período de inactividad en nuestras Comisiones, aisla a las CCOO y las imposibilita para cumplir un papel protagonista en la lucha. Para que las CCOO de Navarra se pusieran al frente de una lucha ge — neral de toda la clase obrera, fue necesaria una seria rectificación que ayudase a las distintas comisiones a crear estrechos vínculos con los trabajadores y ganarse a-sí la confianza y el aprecio de éstos. Ha sido necesario mejorar los métodos, fortalecer la clandestinidad de la organización y compaginar esto audazmente con la lucha permanente en cada empresa. Tareas que se abren después de la victoria. Extender CCOO. (. ..) Debemos crear en todas las empre sas unas CCOO amplias, capaces de orientar la lucha por mejores condiciones de vi^ da y de trabajo y contra la represión de la propia empresa; a la vez que vincular a todos los trabajadores con el más amplio ' combateque contra el fascismo libra cada vez más decididamente todo el proletariado y el pueblo. Este es un buen camino: organizarse en la lucha y para la lucha y nuestras comisiones deben continuar, todavía más decididamente, este proceso que ha de sentar las bases para más amplios y decididos combates, hasta acabar con él monstruo fascista asesino de nuestro pueblo. í ORGANICEMOS COMISIONES OBRERAS EN TODAS LAS EMPRESAS! Coordinarlas. Nuestras CCOO deben acometer con prejs teza la tarea de estrechar lazos con el res to de las CCOO, como forma de insertar el combate del proletariado navarro con la lucha de toda la elase obrera del país. (...) Todo el proletariado debe crear una única organización de corábate y el proletaria do navarro puede aportar grandemente a e-11o con sus CCOO forjadas y desarrolladas en la lucha. Defenderlas. La Oligarquía y el Imperialismo necesitan de su Estado Fascista para continuar su explotación sobre el pueblo; y para la continuación del fascismo se encuentran, tixe los únicos medios de que disponen, es reprimir a todo un pueblo antifascista,que cén el proletariado al frente, se organiza cada vez más. (...) Esto explica el ataque del fascismo a las CCOO (. . .) (proceso 1001). Pero la clase obrera sabrá defender sus CCOO y lo hará de la mejor manera que puede: movilizándose, luchando ampliamente por la defensa de las CCOO. \ LUCHEMOS CONTRA LOS JUICIOS FASCISTAS!1 ¡LIBERTAD PARA EL PUEBLO! ¡DEFENDAMOS MASIVAMENTE A LAS CCOO! ¡ LÍBER TAD PARA LOS PROCESADOS EN EL 1001! Fuente: La Huelga General y las CCOO de Nava-rra, publicación de las CCOO de Navarra, 1973. -4, Las CCOO de Guipúzcoa (1973) Aún no es el momento para hacer un detenido balance de las importantes luchas reivindicativas que nuestra clase, a todo lo largo y ancho de la provincia, está desarrollando. Pero si conviene el que hagamos un pequeño alto en el camino para a- nal izar, aunque sea muy brevemente, algu nos aspectos de la situación, parcialmente nueva, en la que hoy nos encontramos. C.) Io. Situación de la lucha: (. . .) pensamos que es evidente el avance que en muchos aspectos se está produ -ciendo al calor de las luchas. La incorporación decidida de un gran número de nuevas fábricas y talleres al combate obrero, ía simultaneidad con la que estas luchas se están dando, la imposición de métodos más justos al margen del Sindicato Vertical Fascista (asambleas, comi -siones negociadoras) son quizás algunos de los más importantes avances, en buena par te impulsados por nuestras CCOO que han posibilitado alcanzar en muchos casos mejoras apreciables en las condiciones de vida y trabajo de nuestra clase y en todos un aumento de lá UNIDAD, CONCIENCIA, ORGANIZACIÓN Y COMBATIVIDAD de la clase obrera Guipuzcoana. También en el terreno de la lucha contra la represión patronal se han producido algunos avances, primeros frutos de la actitud combativa de muchos luchadores repre-sallados y del trabajo tenaz de los más a-vanzados de nuestra clase con el resto de los compañeros. (En este sentido pensa -mos que una buena ayuda tanto en el terreno de la información como en el de la agita ción y dirección ha sido nuestro BOLET INFORMATIVO) Pero con ser importan tes estos primeros pasos en la lucha con tra las medidas (sanciones, cierres, des pidos. ..) con las que pretenden por la fue za acabar con la lucha obrera, aún nos qi d?i mucho por avanzar, pues sólo la unid¿ y. la lucha, más y más firme, puede hace retroceder a la represión, 2o. Las nuevas medidas fascistas. Todos hemos aprendido en nuestra pro pia carne que en España, toda lucha, cuar do se desarrolla, cuando alcanza cierta ai tura, pasa a ser por fuerza una lucha poli tica. Esta es una historia que de una u o tra forma se repite día a día, pues el Est do Fascista de los grandes capitalista! cuando a la patronal no le basta el Sindica to, la Magistratura. .. para imponer su¡ condiciones a la clase obrera, cuando tod( esto no les basta, el régimen de los gran des capitalistas no puede dejar de salir ei defensa de quienes en su condición de ex -plotadores se encuentran enfrentados a los intereses de la clase obrera y el puebit trabajador. Pero es que además las famosas medi -das contra la inflación que en plata significan el mantenimiento de los superbenefi -cíos para los grandes capitalistas a costa de un nuevo aumento en el costo de la vida y la congelación de salarios para nuestra clase y el pueblo trabajador, estas nuevas medidas que nos tratan de imponer, supondrán que desde ahora nuestras luchas rei-vindicativas, incluso en el terreno económico se han de enfrentar directamente desde el primer momento con la bestia fascista. Y junto a este nuevo frente de lucha con tra el fascismo, ha de estar con singular fuerza la lucha contra los monstruosos juicios políticos que el Estado Fascista de los grandes capitalistas prepara contra comba tivos luchadores de nuestra clase y de nuestro pueblo: como el consejo de guerraalos anarquistas catalanes del M.I.L. ¿sóbrelos que si no lo impedimos con nuestra lucha pueden caer dos penas de muerte; el juicio por el procedimiento militar a los heroi -eos compañeros de MANUEL FERNANDEZ de la lérjxica de San Adrián de Besos, que se celebra uno de estos días en Barcelona; el juicio a los bravos compañeros de El Ferrol; el juicio a los cros. de CCOO del llamado proceso 1001; los juicios a los militantes de las organizaciones obreras He — rriko-Batasuna, USO, UGT, . .. 3o. Por dónde hemos de avanzar. Esta nueva situación pensamos que exige de todos nosotros el poner todos núes -tros esfuerzos en: - Profundizar aún más en la lucha reivin-dicativa. - Avanzar de inmediato en forma decidida en la lucha de toda nuestra ciase, de todo el pueblo trabajador, en contra de la repre sión patronal. - Al calor de estas luchas, saber desper -tar en el seno de la clase obrera y de todo nuestro pueblo los elementos de conciencia y organización que posibiliten afrontar con éxito la lucha, fundamentalmente política , que las nuevas medidas fascistas nos exigen. COMPAÑEROS: para ir consiguiendo nue vas victorias que fortalezcan a nuestra clase es preciso que por nuestro trabajo tenaz y entusiasta, toda la clase obrera y el resto del pueblo avancen poco a poco pero firmemente por el camino señalado. ¡Esforcé monos por alentar nuevas y masivas acciones contra la explotación y el fascismo1. Diciembre de 1973 Fuente: Guipúzcoa Obrera, Órgano de las CCOO,NQ15 5. Las CCOO de La Coruña (1973) ¿^El material que extractamos a continua -c ion consiste entres "Lecciones" impresas por las CCOO de La Coruña, con el fin de a-yudar a la formación de los activistas de ba-sej7 I. INTRODUCCIÓN. La extensión y consolidación de CCOO de pende en muy buena medida de la forma — ción de un cada vez mayor número de comí siones de empresa, así como del fortalecimiento de las ya existentes actualmente, ¿Porqué? Porque las comisiones de empresa son los cimientos sobre los que repo sa el conjunto del movimiento de las CCOO y es sabido que cuando una cosa tiene malos cimientos se suele venir abajo con facilidad. (...) ¿Qué es, en líneas generales, una comisión de empresa? (. ..v.) es una organiza -ción en la que se agrupan los trabajadores más activos y decididos de la fábrica para impulsar y orientar las luchas de todos los trabajadores contra la siempre creciente explotación y opresión que sufrimos, para hacerse portavoces de sus legítimos deseos y aspiraciones, para movilizarlos y or-ganizarlos en pos de la consecución de e-sos justos deseos y aspiraciones. Poner en pie una comisión de empresa no es una tarea del todo fácil y menos aún dar le la necesaria continuidad y estabilidad a lo largo del tiempo. Suele ser relativamente ¿^frecuente^/ que se formen comisiones cuando se plantea alguna lucha importante , y que luego, pasada ¡esa, la comisión se deshaga. Para mantener activa una comisión, tanto en los momentos de lucha aguda como en aquellos en los que reina más o menos la calma, hace falta desplegar un intenso y constante trabajo: hay que estudiar todos los problemas que a diario se plantean en la fábrica (y también fuera de ella), hacer agitación sobre esos problemas entre los trabajadores, estar siempre en primera línea defendiendo sus intereses, llamarlosu-na y otra vez a luchar contra sus enemigos, sacar lecciones de nuestras experiencias para que cada vez hagamos nuestro trabajo mejor. .. II. COMPOSICIÓN Y ORGANIZACIÓN. ¿ Quiénes deben formar parte de la Comi sión de empresa? (. ..) el mayor número posible de trabajadores activos y combativos. "Para entrar en CCOO no se requiebre tener tal o cual ideología, ni pertenecer a una u otra organización po^ nlítica. Pueden y deben encuadrarse, "en CCOO todos aquellos trabajado -"res que, por estar dotados de un mí "nimo de conciencia de clase, están "de acuerdo en que debemos unirnos "en la lucha por la i consecución de "nuestros intereses". (. . .) No hace falta decir que nuestro objetivo debe ser el de lograr que todos los trabajadores ele la empresa que reúnan e-sas características se vayan incorporando a la comisión sin que ni uno solo quede fue ra de ella. La lucha diaria por el mejoramiento de nuestras condiciones de vida, .1a lucha coii tra la represión y el fascismo, nos irán mostrando a esos compañeros que deben estar en la comisión. Es muy importante librarse de todo sectarismo, de todo espíritu estrecho, a la hora de acercar a trabajadores a la comisión. Hay que evitar que miremos sólo a aquellos que tienen linas ideas más o menos parecidas a las nuestras, dejando de lado a otros que, sieii do honrados y combativos, piensan de un modo diferente al nuestro. Esta es una cuestión extremadamente importante so— bre la que hay que insistir mucho: ningún trabajador activo, luchador y antifranquista debe quedar al margen de la comisión de empresa por sus ideas políticas o religiosas . A medida que la comisión de fábrica se vaya ampliando es necesario ir modificando su estructura. Nos explicamos: normal mente una comisión, cuando nace, suele ser relativamente reducida: cuatro, cinco, tal vez seis trabajadores son los que se a-grupan en ella. La estructura de la comisión es simple en ese caso: se reúnen todos juntos y se acabó. Ahora bien, si esos 4, 5 o 6 trabajadores aciertan a trabajar correctamente, se muestran activos y deci didos, y son audaces en la captación, muy pronto la comisión de fábrica crecerá. Al núcleo inicial se irán sumando otros compañeros y llegará un momento en que ya no podrán reunirse todos juntos, ya que su número será demasiado grande para hacerlo sin riesgo de ser descubiertos por ía poli -cía. Una forma de organizar lacomisiór de empresa, cuando ésta tiene ya cierta envergadura, que ha demostrado ser útil, es la siguiente; COMISIÓN DE FABRICA (formada por representantes de las comisiones de sección) com.de secc. com.desece. com.deseco. De esta forma, además de hacer reuniones más seguras, se podrán captar mejor los problemas que existen en las diferentes secciones o talleres de la empresa, al existir un núcleo organizativo atento a captarlos, y la actividad de la comisión de fábrica en su conjunto mejorará notablemente, aumentando la participación de todos los componentes en las reuniones. La experiencia que hemos ido adquiriendo nos ha demostrado que, para que las comisiones puedan defender las intereses de los trabajadores con eficacia, deben orga- nizarse conforme a cuatro puntos: i - UNIDAD J - CLANDESTINIDAD Y ESTABILIDAD j - DEMOCRACIA | -COMBATIVIDAD I UNIDAD: La unidad constituye una de las armas fundamentales de la ciase obrera. (. . .) Y esto es verdad tanto para ios enfren-tamientos de clase más o menos parciales y limitados (como, por ejemplo una huelga por mejoras salariales o una acción contra la represión) como para las grandes luchas -j que TENDREMOS que librar en el futuro pa- i ra acabar para siempre con el fascismo y la explotación. ¿^ Pasa luego a plantear la necesidad de la coordinación de las comisiones Üe empre -sa, por pueblo, zona y provincia, hastafor mar una sola organización que las agrupe a nivel nacional. Sostiene que debe lograrse la unificación de ios diversos núcleos que estén ya funcionando a nivel de empresa, y si esto no es posible en primera instancia, la obligación de coordinar estrechamente las acciones. Luego sostiene que el funcionamiento democrático es garantía de uni — dad, y propone, dentro de la comisión de empresa, la discusión nen un tono de fraternidad proletaria" para llegar a la unanimidad. Si esto no fuera posible,la votación y el derecho de las minorías para, en las cuestiones fundamentales de la táctica , no actuar en la línea de la mayoría y, más aún, combatirla públicamente desde fuera de la comisión, sin in/oear su nombre^ CLANDESTINIDAD: (. . .) tener en cuenta estos dos aspectos: Io: La pervivencia de una comisión depende, en buena medida, de que se sepa cubrir de los golpes que tanto las fuerzas de la represión como la patronal dirigirá, antes o después, contra ella. Para ello tiene que aprender a desarrollar su actividad de un modo oculto, sin aparecer nunca como tai comisión a la luz pública. 2o: Ai mismo tiempo hay que evitar caer en el extremo opuesto, en la "elandestini-tisH, que se suele decir, ya que si no nos desligaríamos del conjunto de los trabajado res sobre los que queremos influir . Para movilizar a ios obreros de una fábrica, para ser portavoces suyos, hace falta M dar la cara" en muchas ocasiones, hablar con unos y con otros, estar en primera fila de combate, captar nuevos camaradas para la comisión, etc. Todo esto no puede hacerse si exajeramos la clandestinidad, si pretendemos pasar por completo desapercibidos. Es necesario, pues, combinar la necesaria clandestinidad con la también necesaria a-pertura. DEMOCRACIA: (.. .) Trabajar democráticamente exije principalmente: - Que todos los miembros de la comisión participen activamente en la vida orgánica de la misma (. . .) - Las decisiones hay que tomarlas siempre por mayoría (. ..) las decisiones de la mayoría son las que adopta la comisión como tal, aunque algunos de sus miembros no las cumplan. - Cuando haya que mandar delegados a coordinadoras de pueblo, zona, etc., esa-consejabie (. ..) que éste sea elegido por todos los miembros de la comisión, de a-cuerdo a la norma de que la minoría acepta las decisiones de la mayoría. - Los delegados que vayan a coordinadoras y reuniones diversas han de informara los miembros de la comisión de fábrica de las decisiones que en esas reuniones sea-dopten (. . .) - Hay que estimular en todo momento la crítica y la autocrítica en el seno de la comisión y, también, hacía los organismos de pueblo, zona, etc. En este sentido, tiene una importancia grande que la prensa de CCOO sea discutida y criticada por tas comisiones de fábrica así como las octavi -lias, llamamientos, campañas, etc. El representante de la comisión tiene la obliga -ción de trasmitir esas críticas hacia arri -ba, y de dar, despiés cuenta de ellas ante los trabajadores que las han hecho. COMBATIVIDAD: (. . ,) nuestras comisiones tienen que ser, ante todo, organizado- nes de combate de nuestra clase. Los obreros no lograremos alcanzar nunca los objetivos que nos propongamos si no es luchando decididamente por ellos. Esto no debe entenderse como un rechazo de cualquier ti po de negociación o acuerdo. Simplemente quiere decir que lo principal debe ser la lucha y lo secundario la negociación. III. LAS TAREAS DE LA COMISIÓN DE EMPRESA. (. . .) Es, pues, de gran importancia que la comisión tenga claro lo que va a hacer a corto y medio ^plazoJ?y cómo lo va a hacer. Las tareas generales de las comisiones de empresa son similares en todas partes : movilizar a ios trabajadores, organizarlos para el combate, elevar su conciencia para que sus luchas sean cada vez más fir -mes y concientes. (. . .) vamos a señalar con cierta ampii -tud las principales tareas concretas con las que normalmente, suelen enfrentarse las comisiones de empresa (,. .) Conocer la empresa: (. . .) En todas las empresas capitalistas ios trabajadores son exprimidos como limones, pero en cada u-na de ellas, la explotación toma formas un tanto particulares (. . .) ¿Enumera detalladamente todos los aspectos que deben conocersej7 -Conocer lak opiniones de los trabajadores; (. . .)¿Qué opiniones de los trabajadores nos interesa conocer? En general, todas las que se refieran a sú situación de ex piotados y oprimidos (. . .) Pero no sólo he mos de limitarnos a los problemas propios de cada fábrica, también nos interesa ente rarnos de lo que opinan sobre temas más generales: la represión, la carestía de la vida, la seguridad social, el Estado fascis ta, el "sindicato" vertical, nuestra propia actividad como Comisión Obrera, etc. Hacer propaganda y agitación: Una vez que hemos adquirido ciertos conocimientos sobre el terreno que pisamos -la fábrica- y sobre las ideas de nuestros compañeros, el paso siguiente a dar es el de dar a conocer nuestros propios puntos de vista sobre los problemas que afectan a los trabajadores . Si queremos que los obreros si gan a la comisión es imprescindible del todo que la comisión se dirija a ellos, les ha ble, les oriente, les anime a luchar. Esto se logra a través de la agitación y la pro -paganda. ¿J"Enumera cada uno de los medios de agitación y propaganda, dando ciaras instrucciones sobre las condiciones que deben cumplir para ser efectivas, e incluso sobre sus contenidos; de ios volantes, por e-jemplo, establece-que no deben contener, T!nada que pueda hacer ^er a los trabajado- res que va a mejorar sustancialmente su si tuación sin antes acabar con el régimen franquista; nada que insinúe que el fascismo se va a hundir sin una lucha ardua y vio lenta" Jf. La agitación y la propaganda orales; En las condiciones en las que vi/imos, sometidos como estamos a una dictadura fascista y asesina, este tipo de agitación y de propaganda ocupa, en relación a la escrita, un lugar asimismo secundario. Ahora bien precisamente porque su uso ha de ser bastante restringido, contiene que aprovechemos al máximo las posibilidades que se -nos ofrezcan para hacerlo (. - .) Por ejemplo, cuando se celebra una asamblea. En una ocasión asi es obligado aprovechar la posibilidad de dirigirnos de ^iva voz a los trabajadores para exponerles nuestros pun tos de vista. Naturalmente qaie no lo haremos en nombre de la comisión ( pues esta es clandestina), pero sí expondremos sus puntos de vista. Durante las huelgas también suele haber momentos en los que algu nos trabajadores exhortan a sus eompañe -ros a adoptar tal o cual postura, a prose -guir la lucha, etc. Los hombres de la co -misión tienen que ser ios primeros en "subirse al bidónn, que dicen esa algunos si -tios, y tomar la palabra en defensa de las posturas de la comisión (com la misma sal vedad que acabamos de hacer) Toda nuestra labor en este terreno,y sobre todo la escrita, conviene que sea bilingüe, es decir, que se haga tanto en castellano como en gallego. Esto no quiere decir que todo lo que publiquemos tiene que hacerse necesariamente en los dos idiomas (. ..) Pero hemos de procurar que todas las octavillas y una parte de los boletines sean publicados, además de en castellano, también en gallego. Original mimeografiado^in fecha Seguramente de 1973 ESPAÑA 1. La República Ayer amaneció et pueblo desnudo y sin qué ponerse, hambriento y sin qué comer, y el día de hoy amanece justamente aborrascado y sangriento justamente Miguel Hernández (muerto en prisión franquista en 1942 ) 4 La crisis mundial de 1930 puso de manifiesto La decadencia absoluta de la monarquía española que, en 1923, había jugado su última carta con la dictadura de Primo de Rivera. Una oligarquía parasitaria, apoi^ada en los latifundios y en la usura, era ya impotente para sostener al Rey y manejar las palancas del Estado. La República fué proclamada el 14 de abril de 1931, como consecuencia del triunfo de los candidatos de la alianza republicano-socialista en las e~ lecciones municipales: aún antes de finalizar el recuento de votos, la multitud salió a la calle, y Alfonso XIII, sin pena ni gloria, tomó el tren para Paris. j De 1931 a 1936 los gobiernos república-! nos se balancean de izquierda a derecha, : llegando a ejercer una represión muy dura ; sobre el movimiento obrero en los dos úl -j timos años de ese periodo, en medio de pro i nunciamientos militares. ; La moderna burguesía española es doble-\ mente débil: porque el capitalismo es todavía primitivo y sus formas de producción a-trasadas, y porque desde su nacimiento e~ lia se entrelaza -por asociaciones finan -cieras y por parentesco- con la oligarquía ya senil. Solamente la metalurgia del país vasco al canza algunas características de la producción moderna: en 1930, 6 empresas side -rúrgicas -en manos de un puñado de familias- concentran el 85% de la producción. La industria textil catalana, que es la rama manufacturera más importante, está estructurada sobre millares de pequeños talleres. Veintitrés millones y medio de españoles viven en 1930 de la producción del suelo y el subsuelo, exportando principalmente alimentos y minerales, e importando la mayor parte de las manufacturas. Ai mismo tiempo el mercado interno es tan estrecho que a-penas alcanza a absorber la producción textil y metalúrgica del país. La inversión extranjera es importante; 500 millones de francos belgas en ferroca- O A í\ rriles y tranvías; 3.000 millones de francos franceses en minas, industria textil y química; capital canadiense en las centrales hidroeléctricas de Cataluña y Levante ; 5.000 millones de libras esterlinas controlan astilleros, la metalurgia vasca y las minas de cobre de Rio Tinto; y, finalmente, la ITT, la Standard Electric, General Motors y General Electric yanquis, en teléfonos, energía eléctrica, maquinarias y arte factos^ ', La agricultura, con las dos lacras del mi nífundio y el latifundio, utiliza todavía los métodos más primitivos. En 1930, de una población activa de 8 mi llones y medio, el 45% trabaja en el sector agrario, el 26, 5% en el industrial, y el 28% en servicios. Los obreros de la industria y el trangpoi; te suman alrededor de 2 millones, con 340 mil metalúrgicos, 300. 000 textiies,430. 000 en la construcción y 176.000 mineros. La desocupación es alta: va del 3, 5% de la población activa en algunas zonas industriales, a más del 12% en el campo' '. La clase obrera, débil en la medida en que es débil la estructura industrial, tiene como contrapartida la fuerza que le da la concentración en tres zonas vitales: Barce (1) Broué y Témime, TQ I, p. 23-26 (2) Tuñón de Lara, p. 745 y 770 lona, Vizcaya y Asturias. ^ ' En ios primeros años de la República, el movimiento huelguístico crece inconteniblemente: de 250,000 huelguistas con 3 millones 700 mil jornadas de trabajo perdidas en 1930, se pasa a 850. 000huelguistas y 14 millones y medio de jornadas perdi -das en 1933'0'. Luego, los movimientos reí vindicativos dejan paso a las huelgas políticas, y aún a los alzamientos armados: en octubre de 1934, ante iá perspectiva del copamiento del gobierno de la República por fuerzas de derecha, las Alianzas O breras de Asturias dirigen la insurrección minera que detenta el poder en to da la región durante dos semanas, hasta que es aplastada por el Ejército a sangre y fuego. También crece la organización sindical: la UGT (socialista) pasa de 277.000 afiliados en 1930 (con sólo 36.000 obreros rurales) a 1. 054. 000 en 1932 (con casi medio millón de obreros rurales). La CNT (anar-co-sindicalista) dobla sus efectivos en un año: de medio millón de afiliados en 1931, a más de un millón en 1932Í4). El Partido Comunista de España ( PCE) por su parte, tenía a principios de la década 100.000 afiliados en su central sindical (3) Id. p. 790 y 909. (4) Id. p. 791, 853, 857, 873, 877. 242 1 (CGTU), cuya afiliación masiva a la UGT ordena en 1935. j | . La FAI (anarquista) contaba con 10. 00O 1 afiliados en 1933 c | Dolléans, en su Historia del Moví-| miento Obrero, calcula que en los a-I ños inmediatamente anteriores a la guerra i civil, sobre 6 millones de asalariados,de 2 ¡ a 3 millones estaban sindicados. A las centrales mencionadas hay que agregar algu -nos sindicatos católicos, sobre todo en el país vasco. 2. La guerra civil Pedro Rojas, asf, después de muerto, se levantó, besó su catafalco ensangrentado, lloró por España v volvió a escribir con el dedo en el aire: " Viban los compañeros! Pedro Hojas". César Vallejo El 16 de febrero de 1936 se realizan elecciones para representantes en las Cortes (Parlamento). El Frente Popular (republicanos de izquierda, socialistas, sindicalistas, comunistas y troskistas) obtiene 4.200.000 votos, 3.783.000 la derecha, y 681.000 el centro. El programa del Frente Popular era tibiamente liberal, más eme un oroe-rama de Frente, la concesión de socialistas y comunistas al programa republicano. Pero contenía un punto que aglutinaba a las clases populares: la amnistía y liberación de todos los condenados por el alzamiento de 1934, su readmisión en el trabajo y el pago de sus salaries El 17 y 18 de febrero las masas se lan— zan a la calle, abren las puertas de las car celes y liberan a ios condenados. Dos días después comienzan en todo el país las huel gas por la reincorporación inmediata de los despedidos y los procesados, por el pago de salarios a todos los detenidos en los años anteriores, y también por aumento de sueldos, mejoramiento en las condiciones de trabajo, despido de alcahuetes y capataces, etc. En muchos casos la respuesta es el lock-out patronal. Pero las masas están en la calle, los obreros se arman, la revolución social se huele en el aire. La burguesía, presa de pánico, conspira con los militares. El 18 de julio, el Ejército se subleva, bajo la dirección de Francisco Franco, comenzando una guerra de tres años, que ter minará con el triunfo de los sediciosos, a-poyados con dinero, armas y tropas, por Hi tler y Mussolini. Una guerra de clases, donde el proletariado revolucionario y los campesinos más pobres -que pelearon con heroísmo- fueron desarmados políticamen te y llevados a la derrota por una direc -ción reformista, que frenó la revolución y entregó los mandos del Estado a la débil burguesía liberal española. La solidaridad del proletariado internacional que fluyó incesantemente hacia España, no pudo con -trapesar la política de no-intervención, cómplice, de Francia e Inglaterra, y el a-porte del fascismo alemán e italiano al e-jército de Franco. La destrucción material fué enorme, y el pueblo español, diezmado por la guerra y la feroz represión posterior, soportó luego un largo período de hambre. Fueron necesarios 17 años para que la clase obrera volviera a levantar la cabeza y se lanzara otra vez a la acción. 3. El desarrollo capitalista Pienso en España, vendida toda efe río a río, de monte a monte, de mar a mar Antonio Machado La desocupación y el hambre empujan a las clases populares hacia el campo; un a-ño después de la terminación de la guerra, el 52% de la población activa estaba en el sector primario, el 24% en la industria ma nufacturera, y el 24% en servicios' \ Has (5) Ricard Soler, CRI NG 26/27. ta 1953 la renta per capita no alcanza los niveles de 1936. f El capitalismo español se lanza a acumular, y transcurre una década de feroz ex -plotación de la mano de obra, hasta que a~ parecen los primeros signos de reactiva -ción económica. Entre 1940 y 1955 ios salarios agrícolas e industriales suben en un 100% y el costo de la vida un 240%: en 15 años, las clases populares han perdido el 50% de su poder adquisitivo,, La fuerte acumulación favorece a la industria: entre 1939 y 1959, los precios industriales suben 677% y la producción au -menta 200%. En tanto, los precios agrícolas sólo alcanzan un aumento del 505% y la producción, del 30%. El incremento de salarios, parejo para los dos sectores, sólo alcanza al 261%. Alrededor de 1950, el crecimiento de la industria provoca la inversión del sentido del movimiento migratorio interno, que a -hora empieza a desplazarse del campo a la ciudad. En la década siguiente el proceso se acelera: entre 1951 y 1958 la tasa anual de crecimiento del Producto Bruto per capita alcanza el 4, 45%, sólo superado en Eju ropa por Alemania Occidental e Italia. En esos años, la media de esa tasa en ios EE. UU. sólo llega al 1, 60%. La totalidad del crecimiento se origina en la industria, ya que la agricultura no había recuperado aun en 1958 los índices del período 1931-35. En la década del 50 al 60, la tasa de inversión alcanza al 15% del PBI, con una tendencia creciente que va a llegar en 1964 al 25%. Para 1958, la distribución del PBI era la siguientes ' ingresos de los asalariados 34, 7% retribución del capital 62,1% impuestos directos pagados por las empresas 3,2% En síntesis: hasta fines de la década del 50 se desarrolla un proceso de acumula -ción autárquica (en los límites en que esto es posible, dada la integración del mercado mundial) y de concentración capitalista, con fuerte desarrollo en la industria, basa do en la superexplotación de la mano deo-bra, asegurada por la represión franquista. La explotación del atraso en el agro es la otra fuente de financiación, a través de la absorción de brazos y capitales (expansión del mercado urbano en reemplazo de la reforma agraria). Contribuye a este pro ceso el tTmilagro europeo", que absorbe mano de obra española, y produce una importante corriente de ingreso de divisas (6) J. Blanc, H.E. 1966 c.on las remesas de los emigrantes para sus familias y con los gastos del turismo. En 1959 se pone bruscamente fin al proceso "autárquico", y España abre sus puertas al capital extranjero. La Ley de Inversiones de ese año arrumba para siempre la política "nacionalista" de los años 40. Se autoriza a invertir libremente, sin trabas, hasta un 50% del capital en las sociedades "españolas", pudiéndose llegar al 100%con la autorización del Consejo de Ministros. Quedan excluidas de las inversiones extran jeras las industrias relacionadas con la defensa, servicios públicos, y empresas periodísticas, de radio y televisión. Tres a-ños más tarde, se autorizan las transieren cias de beneficios al extranjero y el retiro del capital invertido, sin limitación alguna. Actualmente se han suprimido también ios controles que impedían la inversión extran jera en industrias de defensa y servicios públicos. La producción industrial crece aceleradamente. Tomando un índice 1958 = 100,1 le ga a 132 en 1962, a 143 en 1963 y a 152 en setiembre de 1964. Las ramas que más crecen son transporte, química, metalurgia y electricidad. Textiles y extracción de minerales se expanden, pero con un índice inferior a la media, y la minería del carbón se muestra en plena recesión. Entre 1961 y 1964, el PBI crece con una tasa anual del 6 al 8 por ciento. El sector manufacturero ocupa para el a-; ño 1965 al 35% de la población activa, y a-; porta con el 42% al Producto Nacional Bru to. El sector primario, con el 32% de la población activa, sólo aporta con el 18% al PNB. Como dijéramos más arriba,la al ta tasa de inversión (25% del PNB) indica el ritmo de reconversión y ampliación de las plantas. Desde 1939, han surgido dos millones de nuevos, trabajadores industriales,lo que lleva a más de cuatro millones el total. Y más de dos tercios de este proletariado están concentrados en Barcelona, Madrid y Bilbao. Más de un tercio trabaja en empresas de más de 500 obreros. Esto va acompañado de una sensible reducción del campesinado pobre: de ios dos millones y medio de pequeñas explotaciones que había en 1960, sólo quedan un millón setecientas mil en 1965. La mecanización, y los abonos y forrajes llegan recién mediada la década del60, hace muy poco tiempo se inicia la reforejs tac ion y se propicia el mejoramiento del ganado y la explotación avícola de caracte rísticas industriales. ' Las altas cifras de la emigración son un síntoma de las modificaciones que se producen en la estructura. En 1964 emigran casi 300 mil españoles, buscando trabajo en el exterior, y la migración interna pasa de las 250,000 personas. l Estos cambios van acompañados de un al za en el nivel de vida: entre 1958 y 1966, el costo de la vida sube en un 65, 5% y el promedio de aumentos de salarios es ligera -mente superior, a lo que se suma la ocupación casi plena para mejorar objetivamente las condiciones de vida de las familias o-breras. La política de apertura a las inversio — nes extranjeras ha acelerado el proceso de concentración, que presenta toda clase de variantes: O bien un trust internacional absorbe varias empresas nacionales (se forma la Motor Ibérica alrededor de Massey Ferguson). O se reorganizan, concentrándose, los monopolios extranjeros (Saint Go bain, Nestlé, AEG-Telefunken). O una empresa estatal concentra varias privadas,en crisis, se hace cargo de las pérdidas y de la reconversión, y luego cede a los capitales extranjeros su participación mayorita-ria en la nueva empresa. En SEAT,Fiat ha aumentado su participación inicial del 7% a un 36%, EnENASA, Leyland pasa del 7 % primitivo al 25,1%. De todas maneras, las plantas, con un 7 o con un 25 por ciento, ejs tuvieron y están bajo la dirección del capital extranjero. . . Actualmente, de las 100 mayores empresas mundiales, 86 tienen plantas en Espa- ña. La participación yanqui es muy alta: las 300 más importantes empresas norteamericanas tenían, en 1970, 387 filiales españolas. Pero los trusts europeos no se quedan atrás: de ios 100 mayores, 74 poseen importantes intereses en la producción, con 330 empresas subsidiarias o ase; ciadas. De ellas, 42 se encuentran entre las 200 más importantes empresas de España. Por cierto que esta penetración masiva de capital internacional se explica: bajo costo de la mano de obra, explotación de mujeres y jóvenes con salarios diferenciales, facilidades fiscales y para remesarga nancias, gobierno estable y con una trayec; toria de probada fidelidad ¡a los intereses del capitalismo monopolista. Una consecuencia es el saldo deficitario de la balanza de pagos, déficit que aumenta de 383 millones de dólares en 1961 a 2 mil 377 millones en 1966^. Durante el proceso de acumulación f fautár- (7) Para los datos y cifras correspondien -tes al desarrollo económico, ver, además de Tuñón de Lara y Broué y Témime ante -riormente citados, Ricard Soler (CRI , NQ 26/27), Vidal (CRI N0 20/21), J. Blanc (EL E. 1966), G. Nuñez (CRI NQ 20/21) y el articulo de pag. 26 de Panorama, Bs. As. 31- tárquiea" él intervencionismo del Estado fué decisivo, abarcando desde la regula —1 ción del comercio exterior hasta las cuotas de producción. El . Estado se hizo cargo también de parte de los costos de la reconversión industrial, comprando y mantenien do en explotación las empresas obsoletas o invirtiendo en los renglones necesarios para la estructura industrial, pero poco rentables a corto plazo. Su papel se ha reducido a partir de 1959, manteniéndose sin embargo en lo que se re fiere a la reglamentación y control de las contradicciones derivadas del "desarrollo-" capitalista. Es decir, en la resolución de estas contradicciones a favor de la clase poseedora. Por ejemplo, aún hoy, los convenios laborales deben ser obligatoriamente homologados por el Estado, y al hacerlo está facultado incluso para rebajar ios salarios pactados entre las partes. También autoriza los "expedientes de crisis" , que permiten a las empresas cerrar sus puertas sin pagar indemnizaciones, y subsidia a los desocupados por cierre, para dar salida a la transformación empresaria. 4. España hoy: un eslabón débil del capitalismo. Minero pa qué trabajas si pa ti no es el producto; para el inglés la ventaja, para tu familia el luto, y para ti la mortaja. -) Canción popular El proceso de industrialización no se ha detenido: actualmente, con 35 millones de habitantes ,v el 41% de la población activa se ubica en el sector manufacturero y aporta con el 35% del PBI, mientras que el sector de agricultura, ganadería y pesca sigue reduciéndose: con el 25% de la población activa aporta sólo el 12% del PBI; en servicios el 34% de la población aporta el 52% del pro ducto. El crecimiento, en su conjunto, sigue alcanzando altas tasas: casi el 8% a -nual para 1973 (Informe económico delBan co de Bilbao). La inversión extranjera continúa afluyendo: desde 1960 hasta 1972 el saldo neto de las inversiones a largo plazo superó los 3 mil millones de dólares (Informe del Banco de España, 1972). Pero, a pesar de los ingresos de divisas producidos por el turis -mo (que superan el 4 y medio por ciento del Producto Nacional Bruto ), la balanza comercial es fuertemente deficitaria: en 1972 España importó por más de 6.700 millones de dólares y exportó sólo por 3.800, lo que da un déficit de casi 3. 000 millones de dolares (Revista de Información Económica Mundial NG 248, del Banco de Bilbao) La renta nacional per capita aumentó en dos veces y cuarto desde 1955 a 1969, mien tras que el índice de costo de vida sólo subió dos veces en el mismo período ( Agenda Deusto 1971). Este crecimiento notable sólo significa que España há dado un gran salto desde la década del 50. Pero este salto no ha con -seguido, por cierto, ponerla a la altura de sus vecinos de la Europa Occidentahelcuadro de la página 256-257 nos permite hacer algunas comparaciones someras entre España, algunos países "desarrollados" y la Argentina. Aunque el cuadro es ixiuy incompleto , y no presenta cifras estrictamente compara-bies -en la medida en que ios datos consig nados no se refieren al mismo año (cubren un período que va de 1966 a 1973)- lo evidente es que la renta per cápita de España, prácticamente igual a la de la Argentinajes menos de la quinta parte de la que corresponde a los EEUU. Consume el doble dea-cero por persona que Argentina, pero la tercera parte que los EEUU. El consumo de energía por persona, ligeramente inferior al argentino, es la mitad del japonés y poco más que la cuarta parte del de Alemania Occidental. En lo que se refiere aa- limentos básicos, el consumo aparente español es sensiblemente menor que el argentino. Mientras que el índice de salarios industriales por hora es la cuarta pajr te del alemán, ios precios de los alimen -tos al por menor están sólo 50% más bajos que en Alemania. El lector podrá hacer por eu cuenta el resto de las comparaciones, y sacar las conclusiones pertinentes. En general, se puede decir que la España de hoy, con sus modernas plantas de automotores, su industria electrónica y química, su campo donde coexisten el arado de maneera y el tractor, tiene más semejanzas con la Argentina que con cualquier otro país de Europa, no solamente en lo que se refiere a la estructura productiva y a su relativa pobreza y atraso, sino en lo que hace al desarrollo de su industria y a su posición respecto del capital financiero internacional. En efecto, en España, llegada con atraso de más de un siglo al desarrollo industrial, se da, como en la Argentina, un al -to grado de centralización del capital y de concentración monopolista. El capital fi -nanciero internacional es una fuerza pro -ductiva interna, implantada en las ramas más modernas y dinámicas de la industria. La gran burguesía española, relativamente débil -como la nuestra- está asociada en la producción al capital internacional, y, EEUUALEMANIA OCC.FRANCIAITALIAI ESPAÑAARGENTINA! JAPÓN. Wfc.llMI.V Fuen te¡Renta/habitante (pesetas) | 1967228.981105.809120.52342,85542.3001 6.¡iieoíü/ñabiuiüte (dólares) | 19712,9092.5991.5959515 1ÍPNB precios mercado ¡luWhabiUnte 19682.2002.5301.3907704línMice salarios/hora ¡ind.manuíact. 13704022602431003i Índice precios alimentos ipor menor 19701501291481003 Importación mercancías i millones uSs 196820.15013.92610.2533.5024¡Exportación mercancías ¡millones u^s 196824.84212.67210.1831.5894¡ Inmigrac. (±) Emigrac. (-) umiies de personas) 19684-278+100-130-534 I[Has .cultiv. /maq. agrícola | 197027,114,6010,6145,411,41 !1¡Electricidad (millones kwh) [ 1966 1.248,232172.938106.111 37.46615.4006 EEUU 1A-LEMA-] NÍA OCC.FRANCIAITALIA |ESPANAAIICEN- I TINA!JAPÓN jFuH te —-1^¡Energía equivalente a | hulla/kg.por pers. 1969 '10.774)4.8503.5181.3541.5442.828iAcero (miles toneladas) 1966121.654]35.31619.5853.7501.2816¡Acero (kg/persona) l 1969662659443240144'6034 -¡Calorías/per aona por día 19682,9603.1702.8902.7904;¡Consumo aparente cereales (anu.:iU k-r.''habitante(1968) 65(196^ 70(1967) 82(t96S) 88: (15*67) 100(1968) 135i!(Consumo aparente carne i (anual) kg/habitantc1 " 1097383- v 42118142¡Consumo aparente azúcar | (anual) kg/habitante1 " 51: " 35' " 37i " 281 " 40" 222.Fuentes; 1. Rev. de Información Económica Mundial Nw 248. Banco üe tíiioao 2. Informe Económ.del Servicio de Estudios del Banco de Bilbao, 1971 3. Inf. OCDE s/Sit. y Persp.de la Economía Española en 1972.Bco.Vizcaya, 1973 4. El Mercado Común y España. Bco. de Vizcaya. 1970 5. Noticiario Económico del Banco de Vizcaya, 6. Agenda Deusto, 1971., , 2. como socio menor, sus intereses están ligados a los de aquél. Hoy, sus posibiiida-! des de crecimiento están más ligadas a la colocación de mercancías en el exterior que a la expansión del mercado interno, lo que, objetivamente, acentúa sus contradicciones con las clases populares. Del otro lado de la barricada -como en la Argentina - el proletariado industrial constituye el grueso de la clase obrera ¿que sigue pagando el costo del "desarrollo" capitalista. Además de la extracción directa de plusvalía, la clase obrera soporta la inflación de precios en los momentos en qiae se expande la economía. Y cuando la deprecia -ción de la moneda, la fuga de capitales y las dificultades en la balanza de pagos, im— ponen la desaceleración, son la falta de tra bajo y los salarios congelados los que contribuyen en primer término a "estabilizar11 el sistema. Pero, como si todo esto no bastara, ni tampoco que -por falta de las más elementales condiciones de seguridad- el índice de accidentes del trabajo sea el más alto de Europa, la "seguridad social" (asistencia médica, pensiones por incapacidad,etc.), es costeada en proporción abrumadora por la parte obrera, a la que se le descuenta el 16% de su salario total. Y los fondos a-" sí reunidos son utilizados |para financiar' a las empresas industriales! No solamente deficitarias empresas del Estado -comola Red Nacional de Ferrocarriles- sino también empresas privadas, incluso con fuerte participación de capital extranjero. Para 1962, las sumas provenientes de los a~ portes de los trabajadores para "seguri — dad socialn que se habían invertido en empresas industriales llegaban a 120 mil millones de pesetas ( K Además de aportar mensualmente parte da su sueldo para reforzar el capital que la explota, la clase obrera paga obligatoriamente el 2,6% de sus ingresos totales en concepto de cuota sindical. Lo que quiere decir que costea un aparato con una frondo sísima burocracia, cuyo único objeto es frenar sus luchas y entregarla, atada de pies y manos, a la patronal. Cuando su intervención no da resultado, es el propio je^ rarca sindical el que llama a la policía. Como contrapartida, se castiga como falta muy grave el hecho de que los trabajado^ res hagan colectas al margen del sindicato vertical, cualquiera sea su objeto (Regla, mentación Nacional del Trabajo, Reglamentos de Régimen Inte — rior de Empresa). (8) Fuente: Revista Sindicalismo, abril-ma yode 1965, citada por Bulnes, en H. E.de 1966, pág. 323. 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La huelga de "Bandas" (1967). . . 140 2. La huelga de "Harry Walker" (1971) . . . . 167 3. La Huelga General deNavarra(1973) . . . . 172 4. Conflicto de la "Naval", Bilbao (1973) . . . . 177 ANEXO IV: LAS COMISIONES OBRERAS REVOLUCIONARIAS 1. Las CCOO de Barcelona'(1967-1969) .... 191 2. Las CCOO de Sevilla (1973) . . . . 213 3. Las CCOO de Navarra (1973) . . . .:. .. . -. . 218 4. Las CCOO de Guipúzcoa (1973). . . . y . . . . 223 5. Las CCOO de La Coruña (1973) , . . . . . . . 227 ESPAÑA 1. La República , , 239 2. La guerra civil 243 3, El desarrollo capitalista 245 4, España hoy: un eslabón débil del capitalismo .. . . . . . . . 253 BIBLIOGRAFÍA. , . [ . . . . . . 261 PRESENTACIÓN . .. . . 7 EL MOVIMIENTO OBRERO ESPAÑOL BAJO EL FRANQUISMO 1. El intento nacional-sindicalista 18 2. La Verticaiizaeión; los Sindicatos, apéndice del Estado-guardián de la Doctrina Nacional, son la piedra fundamental de la democracia orgánica 24 3. Resurge la lucha obrera: ios primeros forcejeos . . . . . . , . . . 28 4. La clase obrera en pie: crece el movimiento espontáneo . . . . . . , . , . . . . 32 5. En la lucha y para la lucha: nacen las CCOO. . :"; . . . . . . . . . . 37 6. El sindicalismo de integración como respuesta del neo-capitalismo. Las CCOO reformistas y legalistas. . , 45 7. Represión policial, intransigencia empresaria: estncamiento y crisis de las CCOQ . 56 8. El nuevo auge de las luchas obreras : las CCOO se reorganizan en una lí nea revolucionaria . . . . . . . .'.. . 69 DOCUMENTOS ANEXO I: LA PATRONAL Y EL ESTADO 1. El sindicalismo de integración . 87 2. La linea dura de la patronal . - . . . 88 3. La ley sindical de 1971 (fragmentos) . . . . 92